“Están pasando demasiadas cosas raras para que todo pueda
seguir tan normal”, cantaba Charly García en una célebre canción, allá por
1983. Pues bien, lo mismo sucede ahora, 35 años después. No es normal la
situación que estamos viviendo, ni mucho menos, pero los grandes medios de
comunicación permanecen ajenos a los padecimientos del común de los argentinos.
Yo a la crisis de 2001 no la viví tan de cerca porque en aquel momento no tenía
las responsabilidades que tengo hoy, pero puedo afirmar sin temor a equivocarme
que esta crisis me está afectando de modo significativo mi economía doméstica.
La mayoría de ustedes sabe que soy periodista y vivo de mi trabajo, desde hace
casi 15 años. Hoy, estoy pensando seriamente en dedicarme a otra cosa, sin
dejar de lado el periodismo, pero buscando un "plus" que me resulte más rentable. No
tengo ningún problema en hacerlo, siempre que me sienta capacitado para un nuevo empleo. Y si hay que ajustarse, me ajustaré, no me
queda opción. Parece que en los últimos dos días el dólar tiende a bajar, no
obstante ya hubo una remarcación de precios que no se sabe cuándo va a
terminar. Desde el retorno de la
democracia hasta ahora, todos los gobiernos tuvieron “primaveras” (períodos de
prosperidad), excepto éste. Alfonsín, Menem, Kirchner… son lapsos efímeros de
un par de años en los cuales las cosas parecen acomodarse hasta que sobreviene
otro descalabro financiero.
Pero yo siempre voy a resistir, como pueda y como se pueda.
La gente de más edad me suele comentar de momentos aún más críticos que
debieron atravesar, que trajeron consigo cambios abruptos, y que sin embargo salieron adelante. Y es rigurosamente
cierto, que desde hace años venimos cargando con una pesada mochila, llena de
frustraciones, falta de motivación, o como quieran llamarlo. No me voy a
permitir darme por vencido, quizás si estuviera en una situación más
comprometida pensaría distinto, pero hoy por hoy digo que voy a seguir
realizando mi laburo lo mejor posible. No es para alimentar el ego, sino porque
un emprendimiento para el cual invertí bastante plata realmente merece la pena.
Si hay que adaptarse a la coyuntura, no se me va a caer el sombrero por eso.
Por suerte mis seres queridos están bien y gozan de buena salud, que es lo más
importante. Y tengo amigos en los cuales puedo confiar. Sé aceptar un consejo o
una sugerencia si proviene de una persona que me aprecia. Creo que ahí está la
clave, en la aceptación, más aún en estos tiempos donde tendemos a
cuestionarnos todo, en aceptar lo que está pasando y esperar que vengan tiempos
mejores. Punto final.