30 de octubre de 2019

Estoy de regreso

Hace rato que no escribía nada por aquí, decidí dejar pasar los días posteriores a las elecciones para analizar los hechos con mayor claridad. Se dijeron muchas cosas antes de los comicios aquí en Lobos, pero lo real y verdadero es que Etcheverry ganó por casi 3.000 votos. En el supuesto de que haya habido dávivas y compra de voluntades del oficialismo, todo ello no alcanza para explicar la categórica brecha que obtuvo Cambiemos. Fui a cubrir las elecciones y me encontré con que, pasadas las 20 hs, el resultado estaba casi definido, la tendencia era irreversible y no había posibilidad de que Sobrero o cualquier candidato pudiera aproximarse en cantidad de sufragios. Si tenemos en cuenta que en las PASO se peleó "voto a voto" hasta casi las once de la noche, el escenario de las elecciones generales fue muy distinto. Sólo era cuestión de minutos que el ocasional adversario reconociera la derrota, y así fue, por lo cual obviamente hubo mucha desazón en la sede del PJ lobense.

Ahora bien, lo que nos convoca es lo que se viene. En Lobos, en la provincia y en el país. Aunque desde el Municipio digan lo contrario, siempre es difícil gestionar cuando no tenés arriba alguien del mismo signo político. Alberto Fernández es toda una incógnita, pues deberá resolver una aguda crisis y un endeudamiento considerable. Tengo confianza en que logrará encauzar las cosas, del mismo modo que uno tiene optimismo ante un nuevo mandatario que está pronto a asumir. Las relaciones con los países vecinos son un punto que no se puede soslayar. Fernández es un peronista que presume de "progre", pero no sé cuánto hay de real en ello. El macrismo dejará como legado cuatro años para el olvido, con un ajuste que pulverizó a la clase media y un gabinete dominado por empresarios.

Todo presidente tiene un período de gracia de 90 o 100 días, pasado ese lapso, la gente ya espera soluciones concretas. Macri se jactó de haber eliminado el cepo al dólar y terminó implementando uno similar al de los K, por lo cual no veo coherencia alguna en las políticas públicas. No se puede dolarizar la economía otra vez como en los años de Menem. Esa película ya la vimos, y el final distó de ser provechoso. Los globitos amarillos se van desinflando y es el turno de una nueve etapa, con futuro incierto. Pero se ha dado un paso importante al acordar una transición lo más ordenada posible, para no dejarle al que está por venir una papa caliente. El neo-kirchnerismo asoma como una versión más tolerante y menos radicalizada que su germen en 2003. Punto final. 


26 de octubre de 2019

Crónica de un día distinto

Sábado con tormenta en la ciudad. Hoy me propuse tener un buen día, y creo que lo logré. Porque en definitiva, mucho depende de nosotros. Me levanté a una hora razonable, tomé unos mates, me puse a escribir una nota que tenía pendiente...después del almuerzo se cortó la luz, no había demasiado por hacer, de manera que dormí una siesta reparadora. La verdad es que me hacía falta, venía de muchos días de estrés, masticando bronca. Recuperé las energías, luego de varias noches de mal dormir porque me agobiaban los problemas y me enroscaba en ello más de lo aconsejable. Hay muchas cosas que en lo cotidiano no tenemos en cuenta. Disfrutar de la comida casera de mi vieja no tiene precio, recorrer los párrafos olvidados de un libro, tomar un café, o todo aquello que ustedes implementen en sus vidas. Existen momentos que nos provocan un shock emocional, sentimos que no hay salida,  y probablemente no la haya. En esos casos hacer terapia siempre es un alivio, si lográs dar con el profesional adecuado. Hoy en día existen varias terapias complementarias para alcanzar la plenitud, aunque yo me inclino por la psicología. Es rigurosamente cierto que si andás mal del bocho, el cuerpo te pasa factura. Mente sana en cuerpo sano.

Siento que hoy fue un día provechoso para mí, porque si bien no hice ninguna proeza o algo extraordinario, conseguí la estabilidad emocional que necesitaba y que, de no tenerla, nos lleva a tomar pésimas decisiones, porque estamos actuando bajo presión y ello nos nubla la razón. Hay mucho por mejorar, pero lo más importante es hacerte cargo de tu propia vida. Punto final. 

24 de octubre de 2019

La ciudad que nunca aprendió a crecer

Cada vez que hay elecciones y nos toca votar, lo hacemos avalando o "castigando" al actual gobierno. Es la única manera que tenemos de manifestarnos. Y hay muchas cosas en juego, como las variables económicas, la corrupción, el clientelismo, la inseguridad...pero lo que suele prevalecer es el bolsillo. No vas a votar a aquel que te despojó de la plata que ganabas antes. Yo ya tengo varias elecciones encima y estoy cansado de los discursos mesiánicos de algunos candidatos. Me parece difícil de creer que todo lo que no hicieron en casi cuatro años, lo vayan a hacer después. También me resulta obscena la ambición de poder de la oposición, que por poco no toma por asalto la Casa Rosada para demostrar que ellos ya están sentados en el trono. Son tiempos de aguas turbulentas, y en los días previos a los comicios quienes más trabajan son los punteros, movilizando gente, comprando voluntades...siempre ha sido así. Y eso no va a cambiar hasta que se implemente el voto electrónico, aunque digan que se puede hackear o lo que fuere. Con más de 35 años de democracia, habrá que volver a empezar de cero. Las nuevas autoridades políticas deberán tender puentes para lograr consensos, acuerdos, y que de una vez se termine la grieta que crispa a la sociedad. Porque la grieta, es un síntoma de irracionalidad, de no comprender que el que piensa distinto no es tu enemigo.

La campaña que estamos viviendo en Lobos es una de las más sucias de los últimos años. Sobran los motivos y todos los conocemos. Y todos NOS conocemos. Todo vale con tal de conseguir un voto. Yo pienso en el día después, el 28 de octubre. ¿Con qué escenario nos encontraremos? ¿El dólar llegará a $ 100 para diciembre, como prevén la mayoría de los analistas? No es casualidad que haya tanta gente haciendo colas en las "cuevas" en busca  del codiciado billete. 

A veces, es necesario tropezar no sólo una, sino infinitas veces con la misma piedra para corregir los errores y para mejorar. Vivimos en una ciudad chica, en la cual la gente se entretiene hablando mal de los demás o sembrando rumores sobre hechos inexistentes. Lo que se conoce comúnmente como chusmerío. No sé cómo será la situación en otros pueblos chicos, pero no creo que cambie demasiado. Quienes vivimos en Lobos desde siempre debemos aceptar que esto es así, que estamos expuestos a la calumnia, a la difamación, a la falsedad. Es más fácil hacer conjeturas y formarse prejuicios sobre una persona que tomarse el trabajo de conocerla. Por supuesto, esto no significa que no suceda en las grandes urbes. En Capital, si no estás atento, siempre va a haber alguien dispuesto a cagarte o a pasarte por arriba. Claro, es difícil mirarse el ombligo y hablar del lugar donde vive uno, porque hay muchos afectos involucrados, lugares en los que crecimos, personas que valoramos. Pero resultaría absurdo negar que nos vamos contagiando de los peores vicios de las grandes metrópolis en lugar de mantener una identidad propia, que implica gestos solidarios, sentirnos más libres de decir lo que pensamos, y por sobre todas las cosas, participar más. Ser participativos en comisiones, Juntas de Fomento, espacios culturales, círculos literarios, o lo que fuere. En mi caso, debo admitir que he perdido el espíritu de participación y que me cuesta mucho involucrarme con un grupo de desconocidos aunque los fines sean nobles. El hecho de que nos invada la desconfianza y el recelo, que seamos cada vez más suspicaces, es una señal de que no estamos del todo bien como ciudadanos, ¿no les parece?

21 de octubre de 2019

El agujero negro de la corrupción: ¿Alguna vez saldremos adelante?

Trato de sacarme de la cabeza por un momento la "rosca política", los debates presidenciales, y pensar que quizás las cosas no cambien tanto, gane quien gane en la Rosada. La pobreza, la caída en las ventas, las tarifas de los servicios, son indicadores que no se modificarán sustancialmente en el corto plazo. Tanto los que apoyan a Fernández como a Macri tienen muchas contradicciones, y en el último debate se vio cómo buscan sacar provecho de ellas para chicanear al adversario. La verdad es que hemos sido un pueblo bastante manso. Si nos rebeláramos contra los aumentos del subte o de la nafta (como sucedió en Chile y Ecuador), a quienes nos gobiernan no les hubiera quedado alternativa que dar marcha atrás con estas medidas que te destruyen el bolsillo. No estoy avalando la violencia, hay diferentes maneras de protestar. Creo que una de ellas la veremos en estas elecciones, ya que el peronismo volverá al poder aunque sus candidatos sean impresentables. Si vuelven, no es por méritos propios, sino por la incapacidad de los otros. Siempre fui respetuoso de la voluntad popular, aun cuando yo haya votado distinto. Y lo seguiré siendo, porque así funciona la democracia, es meramente representativa. 

Algunos ya hablan de la posibilidad de dolarizar la economía y tomar como moneda de curso legal el billete verde. Ciertamente los países que adoptaron esa política monetaria no son ejemplos de desarrollo: Ecuador, Panamá, El Salvador. Por lo tanto, en lugar de hacer la más fácil, el que sea Presidente deberá acordar con todos los actores sociales, que estén todas las patas de la mesa: industriales, empresarios, sindicatos, delegados de gremios, etc. Necesitamos gente capacitada, que pueda sacar el país adelante, y hasta que eso no suceda no vamos a poder despegar. Cuando un gobernante toma una decisión, debe saber que está afectando o beneficiando a millones de personas. No estoy de acuerdo a que valga todo con tal de que "los números cierren", porque somos ciudadanos, no cifras. Si hay un déficit, por supuesto que hay que sanear la economía y no seguir perdiendo guita, pero no a cualquier costo. Hace tiempo ya que estoy desencantado de la dirigencia política, sobre todo porque muchas veces no me siento representado. Si no se despilfarraran tantos recursos y los bolsos y sobres de la corrupción, seguramente no habría que lamentar la falta de obra pública, y el estado lamentable de la educación. No es ni más ni menos que un gran "agujero negro" donde se pierden miles de millones por la inmoralidad de quien roba es juez y parte, porque formar parte del Estado pero le roba a él. Punto final.

18 de octubre de 2019

Cuenta regresiva a las elecciones: ¿Ya está todo dicho?

En el plano personal, hay diferentes maneras de medir el éxito, que no siempre tienen que ver con la plata. Formar una familia, poder darles una buena educación a tus hijos, son anhelos de muchas personas que finalmente logran concretarse. Si hablamos de guita, conozco gente que tuvo mucha plata y hoy está arruinada, porque no supo administrarse y derrochó el capital que poseía. Yo nunca tuve mucho dinero, más que para mis gastos y comprarme algo que me gusta ocasionalmente. Y si alguna vez se encontré más holgado de bolsillo, todo eso fue destinado a pagar gastos o a invertir en lo que vengo haciendo. Me pasó hace unos meses, que debí pagar para renovar el "hosting" de mi diario digital. Podría haberlo postergado, pero como es mi fuente de ingresos, no puedo arriesgarme a que se "caiga" o desaparezca la página, por respeto a los lectores y anunciantes.

También me encuentro en una etapa en la cual estoy escuchando música que años atrás me provocaba cierto recelo. Por ejemplo, Leonardo Favio. Yo no juzgo a los artistas por su militancia política, tal es así que tengo discos de León Gieco (comunista/socialista), y a veces me conmueve el virtuosismo de Jairo (radical). Los músicos pueden plasmar en sus canciones su modo de ver la realidad basados en sus convicciones. Lo que sí me molesta, es cuando cobran jugosos cachets para dar un show en actos partidarios. Pero bueno, lo que importa es la música, esa obra grabada que persiste a través de los discos o de Spotify. Los grandes cantantes que mencioné no alimentan la "grieta", el material que dan a conocer a su público tiene que ver con sus miradas políticas y es totalmente respetable. 

Ya pasamos holgadamente la mitad del año (nos quedan dos meses para 2020), y espero varias cosas: que no se produzcan incidentes alentados por punteros políticos, que algún "iluminado"encuentre la forma de controlar la economía que definitivamente se ha salido de cauce, que se aplique la Ley de Abastecimiento, entre otras cosas. Yo estoy de acuerdo con que se modifique la Ley de Abastecimiento, no sé si lo mencioné en una nota anterior. La empresas, que son formadoras de precios, acaparan mercadería y no la entregan a los mayoristas hasta que se produce una faltante y aprovechan para "remarcar". Esta historia es harto conocida, y lo curioso es que el texto original de la Ley de Abastecimiento data de 1974, cuando todavía gobernaba Juan Domingo Perón en su efímera tercera Presidencia. 

Definitivamente, las cosas no están funcionando bien, y yo no quiero estar allí cuando todo vuele por los aires. Se puede dar un golpe de timón, se puede cambiar el rumbo, se pueden buscar inversiones. Pero ¿quién va a invertir en nosotros? Es como cuando vos prestás plata: ¿le prestarías plata a un completo desconocido que te prometa que la va a usar para tal o cual emprendimiento? Creo que es cuestión de sentido común. El acuerdo comercial con China  que firmaron los K en su momento parecía cumplir con el declamado propósito de "abrirse al mundo", pero pasó más de una década y los resultados de aquella negociación no arrojaron ningún resultado palpable. Todo sea por que aprendamos a recordar que la "lluvia de inversiones", no fue más que una leve garúa. Punto final. 

16 de octubre de 2019

El país, en piloto automático

Cuesta trazar un diagnóstico de la situación del país al día de hoy. Muchas cifras aparecen maquilladas en tiempos de campaña. Hay un "festival de inauguraciones" de obras que durarán en pie menos que un suspiro, porque la intención es meramente electoralista. Todo viene bien para mostrar que el político es un ser humano con supuesta sensibilidad social.

Y más difícil aún, es pensar cómo será el día después de las elecciones. Si gana Fernández, no podrá reinventar al kirchnerismo ortodoxo porque el escenario es otro al de 2003. Si suma a Lavagna al equipo económico, puede haber alguna chance de recuperación porque es un tipo idóneo. Pero además hay otras necesidades y prioridades, el precio de los commodities del campo quizás no tenga el viento de cola de hace 16 años. Si no tenemos en cuenta eso, no podemos comprender cómo prosperaron los K, que se encontraron con precios récord en los valores de la soja y los cereales que cualquir gobierno posterior envidiaría. A partir de ahí fueron "haciendo caja", aplicando retenciones de hasta el 30 %. Ojo, no estoy diciendo necesariamente que haya estado mal hacerlo, lo vergonzoso es que toda esa guita fuera a parar a un agujero negro o al enriquecimiento de los recién llegados en aquel momento. Como dije antes, Lavagna está muy lejos en la intención de voto a Presidente. Si gana Alberto y lo invita a sumarse al gabinete, será el primer acierto, porque es el tipo que nos sacó del pozo en 2002. No hay recetas mágicas, porque de nada sirve subir los salarios o las jubilaciones un 20 % si la inflación es superior a esa cifra y te desgasta el poder adquisitivo. En la Provincia, Kicillof puede ser un "mono con navaja" si es que triunfa como marcan los números, no le veo capacidad de gestión alguna y creo que ganó por el hartazgo general contra el macrismo, más que por méritos propios. Además, fueron hábiles en poner como compañero de fórmula a Magario, que gobierna La Matanza, el distrito más poblado del país. 

Quien resulte electo va a tener que pagar la fiesta de Macri y sus amigos, con un endeudamiento externo descomunal y el riesgo de caer en default. Trump, el amigo rico de Mauricio, ya le soltó la mano hace rato y está más concentrado en los países de Oriente, o en Venezuela. No tiene ningún interés en facilitar un refinanciamiento del FMI con Argentina.

Más allá de la magnitud del descalabro en el cual nos encontramos, lo que más me importa es que mi familia y mis amigos no deban pasar privaciones porque laburan todo el día, como yo, y realmente no se lo merecen. Aunque parezca que no hay nada nuevo en el horizonte, siento que estoy en una etapa de cambios, muchos debidos al contexto actual que te obliga a ajustarte el cinturón. Es decir, a veces no es uno el que cambia porque lo desea, sino que hay circunstancias que te fuerzan a hacerlo (esto ya lo hablamos en otro post). Yo, en esencia, por supuesto que seré siempre el mismo. Pero quiero adoptar una forma de vida que me permita lograr más motivación en el trabajo diario. Me parece saludable que ocurra en la medida que me permita romper con la rutina. Estar encerrado entre cuatro paredes porque estás enfermo es horrible, y cuando por fin te recuperás pensás que el mundo se detuvo por tu convalecencia y en rigor de verdad todo sigue igual. Nadie es imprescindible, ya lo hemos afirmado desde aquí, y el lugar que hoy ocupo yo mañana lo ocupará otro sin ninguna dificultad. Sí es cierto que hay personas más talentosas que otras, y son esas personas las que dejan un vacío cuando mueren o deciden retirarse. Quizá habría un par de casos en los que podríamos hacer una excepción. Quiero decir: Maradona y Charly García, por ejemplo, no son sustituibles ni reemplazables. Actualmente atraviesan una etapa de decadencia más que evidente pero atesoran un pasado glorioso. Creo que aquí hay un punto importante, y es que realmente nos cuesta distinguir lo imprescindible de lo superfluo, lo necesario de lo accesorio, lo genuino del refrito.
Y en ese darnos cuenta, quizás se nos va la vida, hasta que en algún momento descubrimos lo realmente importante, eso que nos hace valer y nos convierte en personas con iniciativa y voluntad. Punto final. 



12 de octubre de 2019

Lluvia furiosa y un momento de distensión


Después de la tormenta siempre llega la calma. Esa calma que tanto necesitamos en los tiempos que corren, esos momentos de ocio y distensión que muchas veces tenemos que postergar. A todos nos hace falta un cable a tierra:  dejamos de pensar del laburo por un momento y nos disponemos a disfrutar de lo que más nos gusta: ver una película, leer un libro, escuchar tu disco preferido…cada uno a su modo. Por lo general aprovecho las horas libres para limpiar la casa, o para cortar el pasto del patio. Esto último me tranquiliza bastante, porque tenés que concentrarte en dejar el césped prolijo y te olvidás del resto. Y si te das maña, no te lleva mucho tiempo. Todo depende de la superficie que debas cortar.  

Estuve bastante fatigado estos últimos días porque no podía dormir bien, me despertaba demasiado temprano y luego no podía volver a conciliar el sueño. Ayer dormí una siesta reparadora que me vino bien para recuperar energías y aquellas horas que permanecí desvelado, mientras el resto de mi familia dormía plácidamente.

La semana pasada, debí pagar una suma importante para renovar el hosting y el dominio de mi diario digital. Para ser más claros, se trata de la plata que uno debe pagar todo los años para renovar ante los entes reguladores que la página pueda seguir estando disponible en la Web. Si no, desaparece. Podría haberme gastado la guita en otra cosa, pero hubiera sido irresponsable de mi parte haberlo hecho. Sería arriesgarse a quedarme sin mi principal fuente de ingresos. Ningún auspiciante me abonaría la publicidad por una página que no se puede ver o que despareció de repente del ciberespacio.

“Cambiar el chip”, la forma de pensar, lleva tiempo. Hay que entrenar el bocho para que podamos otorgarle a cada hecho la dimensión necesaria y no ahogarnos en un vaso de agua. Descubrir aquellos hábitos que no te hacen bien, y que repetís sin tomar conciencia de que lo único que lograr es estresarte más y sumirte en un estado de alteración constante. Total interferencia, como decía Charly en una de sus más logradas canciones. Es común que nos cueste aceptar que el tiempo ha pasado, que no podemos hacer las mismas cosas que antes, que hemos envejecido. 

Es inútil pensar en aquello que no hiciste, seguramente esos proyectos no se pudieron concretar por algún motivo y no fue por una decisión caprichosa tuya. Pero lo que hay que tratar de mantener es la capacidad de mirar hacia adelante, y de actuar evaluando causas y consecuencias. Digo esto aun cuando el contexto que estamos viviendo no sea el más favorable. Por eso, debemos agradecer tener un techo y un trabajo, ya que muchos compatriotas nuestros no tienen ninguna de las dos cosas. Quienes han sacado un crédito UVA o hipotecario se encuentran con que las cuotas cada vez son más altas, por el ajuste de la inflación. Si las condiciones económicas se tornan más previsibles, de más está decir que será un alivio para todos, y el acceso al crédito dejará de ser la vergüenza que es hoy de tener que obtener un préstamo a tasas de usura. Punto final.

10 de octubre de 2019

Hombres de hierro

Un día raro en la ciudad, con mucho calor y humedad. Por momentos parece que se va a desplomar el cielo y a llover a baldes, el pronóstico indica mucha agua para los próximos días. La cuestión es no dejar que la "máquina" se detenga. Hay que seguir laburando, y no quejarse tanto como lo vengo haciendo. Lo que pasa es que a menudo nos vemos superados por la realidad. No agobia ver los noticieros y los titulares de los diarios. Estamos en un período de transición, porque más allá de que todavía debemos votar en octubre, a nivel nacional y provincial el resultado no se va a revertir. Puede achicarse la brecha entre el kirchnerismo y Cambiemos, pero no lo suficiente para forzar un balotaje. Lo que debemos tener en claro, es que nuestra vida continúa cualquiera sea el ganador de los comicios, y que no debemos esperar demasiado de la clase política. Cuando comprendés esto, te das cuenta de que hay más cosas que podés manejar que las que realmente creés.

Por supuesto que, como mencionaba en una nota anterior, la inestabilidad económica se traduce en un desiquilibrio emocional, porque obviamente nadie se siente a gusto viviendo sin guita y sin poder satisfacer las necesidades básicas. Pero hay gente que siempre tiene un patrimonio que le permite vivir bien, y que aun así pareciera no estar conforme con nada. La clase media y los sectores medio-altos son los que en su mayoría votaron a Macri, y estarían dispuestos a volverlo a hacer. Para ellos el dinero no es un problema, se rasgan las vestiduras por otras gansadas que tienen más que ver con contaminar las redes sociales de mensajes con consignas falsas. 

Cada cosa que te pasa, te obliga a tomar una decisión. Pero todo es recurrente, porque... precisamente, cambiando la forma de pensar, vas a poder tomar decisiones acertadas. Le vas a dar bola a lo que es realmente importante, y vas a pasar por alto las cosas que son un mero estorbo. Le vas a dar valor a la gente que te quiere, y vas a darte cuenta en quién podés confiar. Y sin ser irrespetuoso, vas a aprender a reclamar por lo que te corresponde, porque para eso laburás, para que te paguen y te reconozcan lo que hacés. Cuanta más confianza tengas en lo que vos podés lograr, mejor te va a ir. No siempre 2 + 2 son 4, porque lo emocional suele imponerse sobre lo racional. Lo que sí es cierto es que si vos mismo no te das cuenta de tus aptitudes, difícilmente otra persona te lo haga saber. En mi vida, he cambiado muchas veces la forma de pensar. En principio, porque fui creciendo, y me tuve que acostumbrar a las nuevas experiencias que trae aparejado cada ciclo. Un adolescente no piensa igual que un adulto, por ejemplo. Y tampoco sería bueno, porque cuando sos pendejo tenés que aprovechar esa etapa de libertad y descontrol. Ya que, a los pocos años, tendrás que buscarte un trabajo y ser un engranaje más de la máquina capitalista. Punto final. 

8 de octubre de 2019

Escenario de crisis

Estamos en el fragor de la campaña, y se escuchan propuestas de todo tipo, algunas de ellas que son inviables y que persiguen fines meramente electoralistas. Para combatir el hambre en la Argentina, hace falta un plan serio. Esto implica un acuerdo con todos los sectores de la cadena productiva, para que los alimentos sean al alcance de la mesa familiar, y además una recomposición de los salarios. Todos los días veo por las redes sociales, publicaciones de gente de Lobos que busca trabajo. Chicos más jóvenes que yo, inclusive, que necesitan de una oportunidad. Esta situación no se va a revertir fácilmente. Las empresas, en lugar de tomar empleados, están reduciendo personal. ¿Cómo salir de ese "cuello de botella"?

Todos sabemos que es casi un hecho que el dólar pegue un nuevo salto hasta límites insospechados, por la incertidumbre que hay y la especulación financiera. Eso no sería mayor problema si la suba de la divisa no se trasladara a los precios minoristas. El Gobierno es conscientes de que "quemar" reservas para contener la escalada de la divisa no es la mejor solución, es un recurso inútil y agotado.

La mayoría de la gente apuesta a ganar, o a salir lo mejor parada posible, ante un panorama poco alentador. Pero hay muchísimos factores que escapan a tu alcance y que ni siquiera merece la pena mencionarlos. Cuando apostás, como sucede en los juegos de azar, hay dos alternativas, ganar o perder. Y el problema es que interpretamos algo que nos llevó mucho esfuerzo y no nos salió bien, como una derrota o un fracaso. ¿A quién no le ocurrió alguna vez? No existen los triunfadores natos. La vida es prueba y error, así de simple. 
Por ese motivo, no podés pensar que todo el mundo está en contra tuyo y que el dueño de la verdad sos vos. 

Hay momentos en que hay de jugársela, cualquier sea el resultado. Tenés que saber que vos estás siendo tu propio enemigo si no actuás de una vez. Si no te "activás", como se acostumbra decir ahora. Y no voy a negarlo, no es nada fácil encontrar un estímulo, un incentivo. Al principio te va a costar empezar de nuevo, pero tenés dos opciones: o salís a la calle y te involucrás a lo que pasa en la sociedad, en tu propia comunidad, o te quedás encerrado entre cuatro paredes. Una vez más, la decisión es tuya. Punto final.

Todos tenemos un día de furia

Hay días en que nada parece salir bien. Uno no se explica cómo se pueden acumular tantos problemas en 24 horas, cuando tiempo atrás todo estaba en calma. Ayer tuve que gastar más de $ 1.000 para reparar mi bici, ya que la cubierta estaba totalmente desgastada y se reventó en el intento por inflarla. Ese fue el comienzo. Después el malhumor me llevó a discutir con algunos allegados, al pedo, aunque yo tenía razón. Digamos que lo que fue al pedo, es haber perdido tiempo en eso. La computadora dejó de funcionar, se tildó varias veces,  y recién ahora parece que se encaminó nuevamente. 
Tuve muchos gastos imprevistos, se me rompió el mouse, y se me rompió la paciencia. No sé si me levanté con el pie izquierdo o qué, pero yo sé que a quien lea esto quizás le parecerá una tontería. La cuestión es que las dos cosas que más uso para mi trabajo (la bici y la compu), no funcionaban. Si tuviera un auto, no quiero ni pensar cuánto hubiera tenido que desembolsar por cualquier repuesto. Pese a todo, hice mi rutina laboral como corresponde, porque la rueda sigue girando y no podés quedarte lamentándote por lo que ya pasó.

La vida siempre da revancha, porque es en vano quedarte detenido en la guita que tuviste que gastar, o en el mal momento que pasaste. Es cuestión de dar vuelta de página, recuperar el buen humor, y darte cuenta que en muchos casos, son episodios que el resto de la gente no tiene la culpa de que hayan sucedido, por lo cual descargar tu bronca hacia ellos no tiene sentido, tampoco corresponde hacerlo. Pero somos humanos, y necesitamos hacer catarsis por algún lado. 

Recuperar el bienestar emocional es mucho más importante que cualquier campaña política, o conferencia de prensa que fuere. A veces hay que aprender a parar la pelota para que de ese modo, bajándose del caballo, uno pueda tomar mejores decisiones. Punto final.

5 de octubre de 2019

Jugando la última carta antes del naufragio

La inoperancia de Cambiemos para medir el pulso de una sociedad es asombrosa y no deja de sorprender. La ciudadanía les otorgó un "cheque en blanco" en 2015 para que rompieran con los desaciertos de los K. Ganaron en 2015 y en 2017. Dilapidaron el capital político que obtuvieron en las urnas, implementando un ajuste económico sin precedentes para reducir el déficit fiscal. Por supuesto, reducir el déficit es un objetivo que cualquier gobierno debe tener en cuenta, pero no a costa de eliminar subsidios y emprender una reforma previsional que condena a nuestros jubilados a la miseria. Creyeron que el electorado los acompañaría incondicionalmente esta vez, pero en las PASO perdieron de un modo tan rotundo, que pensar en un escenario distinto para octubre parece una utopía. Ellos siguen convencidos, o tratan de convencerse, de que podrán revertir un resultado, algo que sería digno del Guiness. Consumada la derrota, empezaron a hacer algo, parece que se despertaron de la siesta y se acordaron de gobernar, con el famoso "plan alivio" de Macri que caducará en breve, una suerte de paraguas para contener una inundación. Vale decir: totalmente insuficiente. Tuvieron condiciones inmejorables para hacer una buena gestión, pero en su afán de diferenciarse del denominado "populismo", castigaron a la clase media con tarifas exorbitantes, aumentos de peaje y combustible, alimentos, y cualquier rubro que a usted se le ocurra mencionar. Es sorprendente que todavía haya gente que los apoya y que se ilusiona con "dar vuelta" la elección. Sobre todo, si hablamos de personas que padecieron la crisis y que están dispuestas a quemar las naves porque les vendieron el verso de la obra pública. Como sostengo siempre, la gente no come hormigón de las cuadras de asfalto. Los índices de pobreza e indigencia son alarmantes, lo que pasa es que la mayoría no reacciona porque todavía no se considera pobre, aunque no llegue a fin de mes. La típica hipocresía argentina.

Si el neo-kirchnerismo vuelve al poder, será consecuencia de que Cambiemos no colmó las expectativas del electorado, que ve cómo se deteriora su calidad de vida. Lamentablemente, hay cierto sector reaccionario y fascista que sigue calificando a compatriotas suyos de "negros", "vagos", y "planeros", entre otros calificativos. Pues bien, la gente que se expresa de esa manera es la que volverá a votar a Macri, porque cree que el Presidente va a eliminar la ayuda social cuando lo que ha hecho en los últimos meses no es más que incrementarla. No es causalidad que la política argentina se parezca al reino del revés, sino que se justifica por todo lo que son capaces de hacer nuestros dirigentes con tal de conseguir un voto. Punto final. 

3 de octubre de 2019

Viajando a la velocidad de la luz

Jueves por la noche en la ciudad, con un clima destemplado. Lluvia, viento, frío y un escenario inusual para esta primavera que hace pocos días nos había obsequiado días ideales para disfrutar al aire libre. La verdad es que esta semana se me hizo más larga que lo habitual, en parte porque tuve que comenzar a hacer algunas cobranzas que me insumieron tiempo. No siempre el cliente paga enseguida, a veces hay que insistir, siempre con cortesía y procurando que no lo tome como una carga al bolsillo.

Siempre consideré que para ser "recompensado" económicamente por los anunciantes, es fundamental brindar un buen producto. Yo "vendo" información a través de un medio. Hay que jerarquizar la profesión, porque es la única manera de que sea puesta en valor. El periodismo no es para cualquiera, del mismo modo que si yo quisiera ser albañil o plomero. Este laburo me ha dado muchas satisfacciones que exceden lo monetario, como poder entrevistar a cientos de personas que no solo son de Lobos, y que me inspiraron con sus historias de vida. No me dedico a vender publicidad, no soy bueno para eso, por lo tanto estoy pensando en delegar tal tarea en un promotor y brindarle un porcentaje en concepto de comisión por cada aviso que me consiga. 

  La corrupción, el nepotismo, la malversación de fondos, no sólo merecen ser repudiados por la sociedad, sino por quienes tenemos una responsabilidad como informar. Denunciar cualquier cosa no es “periodismo de investigación”, porque dicha denuncia debe estar sustentada y fundamentada con pruebas y documentación que deben ser presentadas a la Justicia antes de la difusión por los medios. Los periodistas no tenemos el poder de encarcelar ni condenar a nadie. Y por lo que puedo ver en medios que se dicen “serios”, se condena al imputado por televisión, no se respeta el principio de presunción de inocencia, dado que toda persona es considerada inocente hasta que la Justicia le aplique una condena por un delito. No es del todo cierto que somos “formadores de opinión”, porque la gente opina lo que se le da la gana y no necesita que nadie le marque agenda. Lo hace según sus principios o su escala de valores. La prensa va adaptándose a una nueva realidad en la cual la gente lee cada vez menos, los diarios en papel están en crisis, y toda esta histeria  de Facebook y Twitter le puede hacer pasar un mal momento a cualquiera.

Ya hubo una transición importante, de la máquina de escribir a la computadora, o de ésta al celular, pero debo decir que a mí me ayudó aprender mecanografía en el colegio porque puedo escribir sin mirar el teclado. Eran clases un poco aburridas, donde el profesor iba dictando y uno escribiendo con la máquina, y por supuesto las letras de las teclas debían estar tapadas con cinta o algún elemento adhesivo, de lo contrario no tendría sentido escribir mirando la composición del teclado. Y lo más tedioso, después, escribir por duplicado, con el papel carbónico, otra antigüedad que aprendí. Todavía conservo la vieja máquina Olivetti en algún lado, ya para esa época (1996), eran modelos livianos y portátiles, que venían en un bolso similar a una mochila. Muchos conocimientos que fui incorporando y que en aquel momento me parecían inútiles, a posteriori me terminaron sirviendo para algo. Claro está que dependía mucho del profesor y de su capacidad para enseñar. Eramos pendejos, jodíamos en clase como lo hace cualquier adolescente, pero no al nivel de lo que se puede ver en un aula hoy. Es complicado poner orden y disciplina en el salón cuando los chicos ven que fuera de la escuela “vale todo”, entonces no entienden que hay un ámbito en el cual ciertas cosas no están permitidas, desde emplear un lenguaje apropiado para un espacio aúlico, hasta comprender que no es un ámbito de agresión verbal o física. Por eso, como me dijeron con gran sentido común alguna vez, “la escuela es un espejo de la sociedad”. Punto final.

1 de octubre de 2019

En la recta final hacia 2020: quemando los últimos cartuchos

Estamos a dos meses del fin de un año que, para la mayoría, no será recordado de la mejor manera, al igual que su antecesor. Sin embargo los logros personales que hemos podido alcanzar no deben soslayarse, porque han sido el fruto de nuestros esfuerzo y de aprovechar las oportunidades. Dentro de lo positivo, puedo mencionar que este año, por primera vez, conduje un programa de TV por RSO (todavía sigo con ello), algo a lo cual le puse mucha garra porque sentía que era lo que me faltaba para despegar profesionalmente. No soy una celebridad ni mucho menos, pero me sirvió para acceder a un público más amplio. Y lo más importante: sin subestimar al espectador. Pensé que me iba a costar más hablar frente a una cámara, pero creo que salió mejor que lo esperado. 

Por otra parte, todo lo negativo tiene que ver con la pérdida de rentabilidad o ganancia que debí afrontar, con las deudas que todos tenemos y que estoy honrando pagando siempre al día aunque me cueste. Pensándolo bien, como venía la mano, nadie podía esperar de 2019 otra cosa que lo que estamos viviendo. Al ser un año electoral, uno deposita las expectativas en determinados candidatos, y es importante que el voto de cada uno de nosotros tenga peso, que sirva para algo, que no dejemos pasar la única oportunidad que tenemos para expresarnos como pueblo en democracia. Una democracia que sigue siendo frágil, imperfecta, pero que costó mucho conseguir. 

Ser conscientes de que sólo quedan 60 días para decir adiós a 2019, nos hace reflexionar en el tiempo transcurrido, en los avatares que tiene toda familia, en cómo hemos sobrellevado estos 10 meses, en la psicosis colectiva por el dólar, en las sonrisas de dentífrico de los candidatos para posar en los afiches de campaña. Seguramente, el 1° de enero, como suele suceder, nos propusimos metas que no pudimos cumplir, por falta de perseverancia o porque se nos tornó económicamente inviable. Pero a no claudicar: estoy convencido de que el año que viene será mejor, quizás con cierta ingenuidad y sesgo utópico. No obstante, ese convencimiento me pone pilas para redoblar los esfuerzos, para lograr todo aquello que no pude concretar, y para seguir progresando, porque si hay algo que tengo en claro, es que la vida siempre da revancha. Punto final. 

A la vuelta de la esquina

  Mitad de semana en la ciudad. No sé qué les pasará a ustedes, pero yo ya no me preocupo tanto como antes respecto a situaciones que aparen...