18 de mayo de 2021

Por culpa de los inoperantes, Lobos naufraga sin rumbo en la pandemia

 La semana comenzó sin sobresaltos, la verdad es que no puedo quejarme, porque da a poco las piezas se van acomodando y ello hace que el tiempo fluya de otra manera. El devenir de los días se vuelve más auténtico y genuino. A cada día hay que disfrutarlo, sacarle el jugo, exprimirlo a fondo como si fuera una naranja. 

Ahora bien, ¿Qué pasó hoy, martes 18? Pasó lo que venía pronosticando, una decisión que debió tomarse mucho antes pero que, por la inoperancia del Municipio, recién empezará a regir a partir de hoy. Me refiero a las restricciones de circulación y horarios de comercios. Hoy, que se reportaron oficialmente 49 casos positivos de COVID, la reacción de los lobenses fue de indignación y estupor. Esto se veía venir, pero desde Salgado 40 prefirieron actuar con los hechos consumados, como un boxeador que está al borde del nocaut y tira la toalla antes de que suene la campana. Los casi 50 casos, 50 vecinos, informados hoy, no se van a curar por arte de magia. Ayer se conoció la noticia de que la Guardia "Vieja" del Hospital es un sector que está saturado. Hacía tiempo que esta situación no daba para más. Si lo querés ver desde un punto de vista pragmático, el Ejecutivo se vio superado por la realidad y además perdió la iniciativa política. Optaron por tomar estas medidas con los números sobre la mesa. Señores, sepan que si retrocedemos de fase nuevamente y si ustedes peticionan ante la Provincia ese cambio de foco, la mayoría de la población los va a acompañar. Lo que hicieron hoy fue un mamarracho que tiene sabor a poco, porque fue comunicado a través de un mensaje de WhatsApp, en lugar de hacerlo por una conferencia de prensa. El Intendente hace 3 meses que no habla en público (sin contar el discurso de apertura de sesiones del HCD y otro discurso breve por el Día del Veterano). Al parecer, las preguntas de la prensa crítica lo incomodan. Reaccionaron tardíamente, a la vista está, mientras otros municipios vecinos asumieron el costo político de retroceder de fase porque entendieron que por encima de ello está la salud de la población. Conclusión: Ahora estamos en Fase 3, no porque las autoridades lo solicitaran a la Gobernación, sino porque ya era imposible continuar tapando el sol con una mano.

Cuando hablamos de la responsabilidad individual, todos estamos de acuerdo. Es decir, que cada uno cumpla con los protocolos, y que tome los recaudos necesarios. Eso funcionaría en una sociedad idealizada, que dista mucho del espejo en que nos miramos todos los días. Las restricciones anunciadas hoy son, además, insuficientes. Hay que retomar el esquema anterior: toque de sirena de Bomberos, y a partir de las 18 hs que no ande nadie en la calle sin un motivo válido que justifique la circulación. 

Por otra parte, debemos comprender que ninguna restricción, ni esta ni cualquiera por más estricta que sea, tendrá efectos en el corto plazo. Y por lo tanto llevará un tiempo evaluar su efectividad. Por eso es que yo sostuve de un principio que, cuanto antes se implementen, más margen tenés para ir regulando, es decir, ampliar la franja horaria o ir concediendo nuevos permisos. Al no haberse hecho esto y cortar el chorro de un tirón, quedamos en una posición que naturalmente no va a desconcertar en los primeros días. Pero es lo que hay. Ni siquiera hice un análisis del impacto que traerá en mi economía, ya que tengo clientes cuya mayor facturación es en horas de la noche, y van a tener que ajustarse quizás dando de baja sus avisos o publicidades. Recién ahora estoy pensando en esto, pero aunque lo hiciera antes o después, el resultado será el mismo. Ya lo padecí hace casi un año, de manera que si algo parecido sucede me tendré que acostumbrar.  

Seguramente habrá comerciantes de determinados rubros que se verán perjudicados, pero es imperioso tomar el toro por las astas. Cuando vos reaccionás con "delay", lo hacés por la presión que te genera despertarte de la siesta con determinadas estadísticas o hechos concretos en los cuales no reparaste antes. Vale decir, que hiciste la vista gorda durante los últimos dos meses (como mínimo), y ahora no te queda otra que cerrar el grifo. Eso se llama improvisación, ni más ni menos. 

Como mencionaba en otra nota de 2020, este es el mayor desastre de la historia de la humanidad. Desde luego, me refería a aquellos no provocados por guerras y conflictos armados. Ni siquiera la famosa "gripe española" tiene un parangón con esto, aunque las cifras de muertes hayan sido superiores. Es una crisis global, que algunos países están afrontando con más responsabilidad que otros. Y con varias vacunas de distintos laboratorios que ya están disponibles. Es una gran esperanza, pero todavía falta un largo trecho por recorrer.

Puede suceder, además, que si se forma un cuello de botella en esta maraña de decretos y resoluciones que nos van cambiando de la vida, que cuando no haya un mango en el bolsillo la gente salga a reclamar para poder parar la olla. No sé si calificarlo de estallido social. Probablemente suene exagerado, pero dénme unos meses y hablamos. Es inconcebible que en plena pandemia seamos testigos de episodios insólitos como lo ocurrido en la Estación de Constitución, con cientos de personas pugnando por llegar a su lugar de trabajo, totalmente amontonados y hacinados, a causa de un grupo minúsculo que no tuvo mejor idea que realizar una medidaa de fuerza cortando las vías. 

Vemos que el Presidente viaja por Europa con su comitiva para sumar apoyos y renegociar la deuda externa, y está bien. Lo que pasa es que para el bolsillo del ciudadano promedio, cuando no tenés guita para las necesidades mínimas o te contagiaste del virus a causa de la negligencia de otro, está en juego mucho más que la pandemia. Lo que se impone es reforzar la asistencia ante la contingencia, porque la que se viene brindando, será insuficiente cuando a la clase media se le acaben pocos ahorros que tenga. 

Está todo atado con alambre y es más delicado de lo que parece. Vivir el "día a día" en términos económicos es angustiante, y la recuperación de industrias y fábricas no se dará de un día para otro.  Entre marzo de 2020 e igual período de 2021, el desplome que se produjo fue descomunal. ¿Quién va a pedir un crédito al banco si no sabe cuándo lo va a poder pagar? Sería irresponsable, casi suicida, hacer algo semejante. Aunque me tilden de lo que sea, no me importa: tienen que volver a implementar el IFE o una ayuda de similares características. Si me califican de "planero", me tiene sin cuidado porque ni siquiera tengo acceso a ese beneficio. Y si analizamos el precio de los alimentos, el bono de $ 10.000 alcanzaría para que una familia coma 15 o 20 días, no más. No es un regalo de Papá Noel. Es un paliativo, que algunos podrán administrar de mejor manera que otros.

Resignación y decepción son los términos que prevalecen en el argentino promedio. Y la amenaza de que esto se agudice y profundice hasta límites insospechados, como la vieja función de una película que ya vimos. Punto final.


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