Diálogo que se repite en innumerables oportunidades, con pequeñas variantes, en la vasta geografía lobense.
Persona X: ¡Felicitaciones por la página!
Yo (gratamente sorprendido, halagado, y demás adjetivos propios de la ocasión): Gracias... pudiste visitarla [a la página] ?
Persona X: No... ehhmmm... (pausa) bueno, la estuve mirando un poquito, le eché un vistazo a la pasada, pero me gusta mucho.
Yo: Sí, sí, claro... pero (insisto, ante la imprecisión que ha expresado el sujeto en el inciso anterior), de lo poco que pudiste ver, ¿que artículo te gustó más?
Persona X: Ehhhmmm... ése, el primero (?).
Yo (totalmente frustrado): Ah...
Versión II
Persona X: ¡Felicitaciones por la página!
Yo: Gracias.... Contame, ¿pudiste visitarla? ¿Qué te pareció?
Persona X: Bueno, en realidad, no... porque:
Y aquí, emulando al más eficiente "multiple choice", a mi interlocutor se le presentan varias posibilidades:
- No tengo Internet en mi casa.(Desconoce la existencia de los cybercafés, y sus módicas tarifas que oscilan entre $ 1 y $ 1,50 en promedio, la hora).
- No he tenido tiempo (nótese que nunca dicen "no tengo tiempo", prefieren el más elegante "no he tenido tiempo").
- No tengo ganas (¡La sinceridad, al fin! Ante esta respuesta, no tengo objeción alguna).
- Me acabo de enterar recién (!!!)
En fin... lo único que puedo agregar a los expuesto precedentemente es que siempre resulta un hecho gratificante recibir las felicitaciones de rigor, pero si en algún momento los susodichos se atreven a visitar esta modesta página -aunque más no sea por mera curiosidad- , me sentiría mucho mejor. Es una pérdida de tiempo, se me ocurre pensar, ver crecer mi ego con gente que no está a la altura de la situación.