9 de diciembre de 2006

PERSONAS INSUFRIBLES (PARTE 2)

1) Los matrimonios cuyos cónyuges se llaman recíprocamente “mami” y “papi”.

2) Los que cuando atienden el teléfono no dicen “hola”, sino “aló” (han vivido demasiado tiempo en México o Venezuela, evidentemente). O más repulsivo aún, los que a modo de saludo, te dicen secamente “hable”.

3) Los se exceden en las fórmulas de cortesía creando un anquilosamiento desagradable, en un discurso repleto de lugares comunes y frases hechas, como así también una dosis innecesaria de “gracias”, “por favor”, “faltaba más”, “si no es molestia”, y expresiones semejantes.

4) Las morochas que se tiñen el pelo de rubio de forma tal que lo desafortunado de la operación queda en evidencia con unas notorias raíces negras en el cabello. No obstante, ellas juran que el rubio es su color natural.

5) Los que te preguntan por el chat de qué signo sos, e intentan justificar –o incluso fundamentar- rasgos de tu personalidad en base a la figura del zodíaco que te corresponde. Lo mismo cabe para el horóscopo chino.

6) Los que tienen la soberbia de quien ha leído dos páginas de una enciclopedia y se creen con derecho a opinar de todo.

7) Los que van por la vida dando lástima y llorando miseria a cada paso.

8) Los que son incapaces de tomar una decisión por sí mismos y todo el tiempo andan buscando complicidad para llevar a cabo tal o cual acción, por ínfima que resulte. Ejemplo: “¿Me acompañás al kiosco?; ¿Me acompañás a elegirme una camisa?; ¿Me acompañás a devolver este libro?”, etc.

9) Los que se creen dotados de una inteligencia superior por pertenecer a un taller literario.

10) Los que utilizan para escribir cuadernos con hojas amarillas, porque supuestamente esa tonalidad “disminuye la fatiga visual”.

11) Los que argumentan, con una especie de orgullo incomprensible, “yo siempre digo lo que pienso”, “yo digo las cosas de frente”, etc.

12) Los que comienzan una frase cualquiera diciendo: “yo siempre digo que…” (el sujeto se cree portador de una verdad que no ha sido revelada al resto de los mortales).

13) Los que son incapaces de guardar un secreto y luego se quejan a viva voz de que uno no les tiene confianza.

14) Los que se pesan en la balanza cada vez que van a la farmacia y permanecen varios segundos contemplando el movimiento de la aguja que oscila de un lado a otro hasta que se aseguran de conocer su peso exacto y se retiran con una mezcla de autosuficiencia y resignación.

Siempre hay una buena excusa

  Cuando pasan varios años sin que te encuentres con alguien y esa persona aparece súbitamente en escena, pueden suceder dos cosas: O que te...