12 de marzo de 2009

Miércoles rabioso



Llega el miéroles y uno se va dando cuenta de que la semana se consumió sin que sucediera nada extraordinario, como seguramente ocurrirá con el resto de la semana del año y con nuestras vidas. Es ahí cuando uno se pone a pensar en la monotonía, en la rutina, en la "chatura" de lo cotidiano. Esto se ve potenciado por la cuarentena, desde luego. Estamos viviendo una situación excepcional, que de a poco parece dejar algunos resquicios para retomar un modo de vida normal. 

El país parece estar navegando en piloto automático... pero a ras del piso. Además del Presidente, hay varios con ganas de tomar el mando de la nave, a pesar de que públicamente se declaren solidarios y afirmen que el poder no les interesa. No se bancan lo que viene. No quieren tener que gobernar en estas condiciones, seguramente fueron formados políticamente para ser dirigentes en Suiza o en Austria. Hasta hace unos años yo no recordaba a nadie mencionar la frase "costo político". Hoy, en cambio, está en boca de todos: "Fulano de Tal no quiere pagar el costo político de...", y así sucesivamente.
A los inútiles de este Gobierno (y de los anteriores), para sacárselos de encima, los premian con una Embajada. Sin experiencia diplomática alguna, sin el dominio básico de un idioma extranjero, van de misión diplomática a países remotos y su patética figura se convierte en la imagen del país en el exterior. Quizá, esto último sea lo más triste, la fin de cuentas.
Saber ejercer el poder es un arte del cual muy pocos gobernantes en la Argentina moderna pueden jactarse, o exhibir como una virtud. Por el contrario, no tienen un "Plan B" para ninguna situación. ¿Qué le pasó al ahora septuagenario Reutemann con las inundaciones en Santa Fe? ¿Encima, ahora que tiene 70 años y está reventado se acuerda de que quiere ser un dirigente de peso en la opinión pública, cuando en 2003 Duhalde le ofreció la candidatura a Presidente en bandeja antes de inclinarse por Kirchner? Hay varios que deberían llamarse a silencio hace rato, por pusilánimes, por incapaces, y dejar que el Gobierno continúe manejando la contingencia lo mejor que pueda.

Siempre hay una buena excusa

  Cuando pasan varios años sin que te encuentres con alguien y esa persona aparece súbitamente en escena, pueden suceder dos cosas: O que te...