29 de enero de 2010

Un viernes muy caluroso para pensar...

Transitamos los últimos días de enero, y uno de los temas recurrentes es el calor. Resulta imposible de soslayar, aunque uno trate de abordar otras cuestiones. Sucede que las temperaturas se han vuelto tan sofocantes que afectan nuestra vida cotidiana. No se puede dormir bien, y durante el día estar a la intemperie es una actitud casi suicida. La gente que tiene la posibilidad de hacerlo se recluye en sus casas, y sale a hacer las compras diarias temprano por la mañana, o bien cuando cae el sol (lo que se conoce como "la tardecita").
Sinceramente, ese mismo sopor, ese agobio que provoca el calor, fue uno de los motivos por los cuales no actualicé el blog con anterioridad. Además, tuve que cambiar varios muebles de lugar, entre ellos el escritorio donde se aloja la PC, para poder trabajar en un lugar que no pareciera un baño sauna.
Sin embargo, sigo con la premisa que me ha guiado desde siempre, y que ustedes ya conocen: mañana puede ser mejor. Si hoy no fue un buen día, si algo nos salió mal, tenemos la oportunidad de tomarnos revancha mañana. Claro está que nuestro tiempo es limitado, y no podemos proyectarnos eternamente hacia el futuro. Son dos visiones que no se contradicen: en primer lugar, nuestro tiempo es hoy. El presente es lo que cuenta, aunque no se vislumbre muy alentador. Pero tampoco es bueno dejarnos ganar por la frustración cuando algo no nos sale bien. Suele decirse que hay que estar atento a las oportunidades. Lo único que puedo agregar es que muchas veces nos sentimos tan mal que no es extraño que las "oportunidades" se nos pasen de largo. Lo importante es mirar en el corto plazo. Está muy bien planificar para todo el año, pero a la menor contingencia es probable que nuestros planes se desmoronen como un castillo de naipes.

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