17 de agosto de 2010

La vida como un juego de dominó


Hola amigos, disculpen la demora en actualizar, pero a menudo uno aprovecha el escaso tiempo libre para ponerse al día con otros asuntos. Es martes por la noche, y será una semana "corta" por el feriado de ayer. A veces siento que me preocupo demasiado, al punto que vivo pensando en mañana y por tal motivo el tiempo presente es una mera circunstancia. Creo que si fuera Gerente de una empresa y tuviera personal a mi cargo, no me bancaría la presión, o el hecho de tener que despedir a un tipo porque es un inútil o un incompetente. Pienso que podemos aprender algo hasta del más inepto de los mortales. Como de costumbre, me estoy yendo para el camino de la filosofía barata, pero díganme si no les pasó nunca, que un tipo que transitaba por la vida sin el menor sentido común nos da una verdadera lección de cómo se deben hacer las cosas. Un día cualquiera, se le ocurre una idea y la defiende con tanto entusiasmo y convicción que logra que la gente adhiera a su pensamiento. Y así, va descubriendo que a pesar de su mediocridad no está tan solo como pensaba. Y les pega un cachetazo a los intelectuales que viven subestimando a los demás.

De a poco uno logra encontrar placer en las pequeñas cosas, y capturar esos momentos, saborearlos, aunque sepamos que en algún momento esos instantes felices van a terminar. Y mientras camino por las calles de Lobos, me voy reconociendo en cada esquina, en aquella fachada de un edificio que ya no es la de aquel boliche de mi adolescencia, sino el Banco Santander Río. La transformación es veloz, más vertiginosa de lo que suponemos. Pero quizás lo más irónico, es que siempre terminamos volviendo al punto de partida.

Les aviso que la foto que ilustra este post fue elegida totalmente al azar, simplemente porque me resultó graciosa. Nos vemos!

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