31 de agosto de 2011

Post de fin de mes (escuchando a Tony Bennett)


A medida que vamos creciendo, nos vamos dando cuenta de que no éramos tan inteligentes ni talentosos como nuestros padres o maestros suponían. Descubrimos, además, que las circunstancias nos fuerzan a adaptarnos, a reinventarnos ante un escenario que no preveíamos. Tenemos que convivir con el miedo, la ansiedad y la angustia. El miedo más común es al futuro, y por ende, a lo desconocido. Creo que ni siquiera los gurúes del psicoanálisis se comen ese verso de "vivir el presente", porque todo el tiempo estamos proyectando, sopesando la balanza para analizar los pro y los contra de cada decisión que nos toque tomar. A veces no tengo ganas de escribir, pero siempre trato de poner voluntad para hacerlo. La idea siempre ha sido que el hecho de expresarme por este medio resulte placentero, de lo contrario no tiene sentido publicar algo con la pretensión de que sea leído.  

A menudo escucho a mucha gente hablar de literatura como si fuera algo abstracto, o a lo cual sólo tienen acceso las personas que tienen una biblioteca de nogal y fuman tabaco con una pipa sentados en un sillón de terciopelo. La literatura se construye de un modo muy diferente, y lo que yo hago se sustenta con esa línea de pensamiento. Es decir: esto que estoy redactando puede ser considerado un texto literario o no, pero ha habido un proceso de elaboración y análisis previo. No es que escribo lo primero que me viene a la mente. De hecho, no creo que ningún escritor serio lo haga, salvo que cultive alguna veta literaria surrealista que le dé mayor margen para ese "fluir del pensamiento", una onda Marcel Proust o André Breton. 

 Yo defiendo lo que hago en mi trabajo. En principio, porque si no lo hago yo, nadie lo va a hacer por mí. Y creo que todos deberíamos actuar del mismo modo en cada cosa que hagamos, si realmente consideramos que tiene valor. Y aquí cabe hacer una salvedad: no importa si para los demás tiene valor, mientras que para vos resulte significativo. Por eso, reitero: defendamos todo aquello que hagamos y que nos insuma un esfuerzo intelectual, porque estamos rodeados de idiotas que critican sin hacer nada. Y bien sabemos que, hagas lo que hagas, igual te van a criticar. Punto final.



Siempre hay una buena excusa

  Cuando pasan varios años sin que te encuentres con alguien y esa persona aparece súbitamente en escena, pueden suceder dos cosas: O que te...