31 de diciembre de 2012

Vísperas de Año Nuevo

Ultimo día de 2012. Un año intenso y complicado, en el cual comencé a estudiar un Profesorado. En fin, resultó que la carrera no es lo que yo pensaba o buscaba, de manera que preferí no continuar porque si seguía adelante, se haría más cuesta arriba. Tengo todo el verano para pensar qué decisión tomaré sobre mi futuro. Este 31 de diciembre nos sorprendió con una fuerte tormenta por la mañana, al igual que hace 7 días atrás, en aquella sofocante Nochebuena con 44º C de sensación térmica. Dicen que la sensación térmica es un invento, pero puedo asegurar que aquel día fue agobiante como pocos que yo recuerde en los últimos años. 

Este 2012 no ha sido fácil para mí, podría decir sin temor a equivocarme que ha sido mi peor año en tiempos recientes. Tuve que lidiar con la ansiedad y el estrés, y quizás sea uno de los motivos (otre varios) por los que iterrumpí esa carrera terciaria que mencioné antes. Mi pequeño sobrino a los pocos días de nacer debió ser internado en una sala de Neonatología a principios de febrero. Me agoté emocionalmente varias veces. No guardo el mejor recuerdo de este ciclo, mientras arranco la última hoja del almanaque. 

Pero, mirando lo que viene, nos espera un año ajetreado, con inflación, aumentos en las tarifas, y una gran presión fiscal. Un año electoral, en el cual aparecerán como por arte de magia fondos destinados a la obra pública para arreglar calles, plazas, cloacas o desagües. Detesto la política, y no creo que aceptara una candidatura a algún cargo si me la ofrecieran. Soy un ciudadano común, no tengo ningún tipo de privilegios, y veo a diario cómo mis ahorros se evaporan cuando tengo que recurrir a ellos para las compras diarias en el supermercado. 

Pero la raza humana se ha caracterizado por su voluntad de superación: Ese es el motor que nos lleva a pensar que el futuro será mejor. Por todo ello, hagamos lo mejor posible para tener un buen 2013, sin odios ni rencores. Porque si algo ha dominado este año es el resentimiento, la envidia hacia el otro, quizás como consecuencia de las desigualdades sociales. Es cierto que estamos mejor que en el 2001, pero no podemos estar eternamente refugiándonos en ese consuelo. Unos de mis anhelos es que no se reforme la Constitución, si es que dicha reforma incluye la reelección indefinida como pretende el oficialismo. Si no respetamos la Constitución actual y vemos cómo constantemente se vulneran nuestros derechos, poco sentido tiene convocar a una nueva reforma. Sólo con queda el camino de hacer oír nuestra voz sin violencia. Y por sobre todas las cosas, tengamos un 2013 en paz. Punto final.

¿Quiénes son los próceres del siglo XXI?

  La mañana se presentó tranquila, sin mayores sobresaltos. Me levanté temprano para hacer las cobranzas de los avisos publicitarios y estim...