31 de diciembre de 2013

Risas y lágrimas de un año que se va

Todo llega en esta vida. Hoy, 31 de diciembre, tenía muchas ganas de escribir un post, pero realmente no se me ocurre cómo redactarlo ni qué decir. Hacer un compendio de todo un año en un texto breve es casi imposible. El 2013 no fue uno de mis mejores años, pero hubo un par de hechos que me ayudaron a que "rankeara" un poco en la calificación final. Cada vez que me lo preguntan, digo que mis peores años fueron 2002 y 2012, por lo menos que yo recuerde. Siempre digo lo mismo, pero los motivos los mantengo en reserva.
Pero me estoy yendo de tema: lo que sucede es que, con la vorágine en que vivimos, nos cuesta pensar en lo acontecido en nuestras vidas durante cada mes. En 2013 se cumplieron 10 años de kirchnerismo. Y más allá de los indicadores económicos, de las cifras, de los índices de pobreza, de la inflación, los argentinos tuvimos motivos para pensar que las cosas podían ir mejor. Yo rescato muchas cosas de los primeros años del gobierno de Kirchner, y luego mostré mi desacuerdo con otras al igual que muchas personas. Como no milito en ningún partido político, eso me da la libertad para disentir cuando algo no me "cierra" sin sentirme encorsetado en una ideología política. 

2013 fue un año en el cual se dieron un par de hechos importantes: murió Chávez en Venezuela y Mandela en Sudáfrica, la ciudad de La Plata se inundó ocasionando 80 muertos, Cristina debió ser intervenida quirúrgicamente, el Papa "argentino", Jorge Bergoglio, llegó al Vaticano...y a esta escueta lista cada uno podría sumarle hechos que considera significativos.

Diría que lo más complicado para mí ha sido siempre la transición entre un año y otro, que coincide con el verano, el calor y la falta de entusiasmo. Ya para marzo los melones se acomodan solos y uno se pone las pilas de nuevo, en parte porque no queda otra alternativa que seguirla remando. Ojalá, aunque resulte una utopía, podamos construir entre todos una argentina mejor. Punto final.

28 de diciembre de 2013

Tiempo de cambios

Muchas veces he dicho basta: no compro más discos. Sin embargo, el formato físico, si contiene música que a mi entender vale la pena, lo sigo eligiendo. Pero estoy comprando más CD's usados que nuevos. 
Es evidente la forma descarada en que nos roban la plata las discográficas para acceder a un álbum que a lo sumo tiene 12 tracks (esto cabe también para los vinilos, que entran en un terreno de sofisticación exagerado).  En mi caso concreto, tengo música suficiente como para escuchar varios meses, con todos los CD's que fui comprando a lo largo de mi vida, quitando de la lista aquellos que regalé, tiré o vendí y que por lo tanto que no cuento con ellos.  Pero, hoy por hoy, no estoy dispuesto a pagar 100 pesos o más por un compact. Me parece que se fueron al carajo con los precios. El mp3 no ofrece muchas satisfacciones pero es lo que hay, y lamentablemente tenemos que descargar por Internet como si fuera un delito, porque no queda otra alternativa. Como ya mencioné en otras oportunidades, la calidad de sonido no es la misma, pero qué le vamos a hacer. Con $ 100 prefiero tomarme una cerveza, comerme una pizza, en fin, podríamos mencionar varias cosas por ese valor que también resultan gratificantes, al menos para mí. Recuerdo lo que me costó comprarme un discman, tuve que ahorrar bastante y pagarlo en cuotas porque eran cerca de 300 pesos de ese momento, hablo de 2003.

Hay gente que siempre anda con algún libro por ahí, y hasta puede leer sus páginas en la mesa de un bar, yo creo que no lograría concentrarme en su contenido a menos que sea muy básico. Entre la televisión encendida y el ruido de conversaciones ajenas, lo poco que puedas leer en media hora o 40 minutos te lo vas a olvidar tan pronto como llegues a tu casa. Si estoy solo y voy a un bar a tomar un café quizás me interesa hojear los diarios, pero si por ejemplo querés hacer lo propio La Nación, te ocupa toda la mesa del bar con ese formato sábana, totalmente anacrónico. Clarín es más accesible para una lectura rápida, porque es un tabloide. No obstante, sería bueno que al precio que está el café, por lo menos se tomaran la molestia de comprar otro diario, como Página/12. Punto final.


25 de diciembre de 2013

Una Navidad diferente

Calor que quema, intensa humedad, calor que mata. Con temperaturas que rozaron los 38 grados, se trata de la Navidad más bochornosa que recuerde. Mi amigo patagónico, que vino de visita, no lo podía creer: en Puerto Madryn disfrutaban de unos apacibles 25º C. La cuestión es que hoy, como era previsible, la mayoría de los comercios, por no decir todos cerraron sus puertas. Y  ni hablar de la administración pública, que se tomó varios días de asueto. En fin, siendo aproximadamente las 19 hs., logramos hallar unos bares en la 9 de Julio que comenzaban a abrir. Mi amigo estaba sofocado, no sólo por el calor sino porque me comentó que en la Nochebuena había comido demasiado. El hecho es que ingresamos al interior del bar por la cuestión del aire acondicionado. Pedimos dos cervezas negras Stella Artois, ideales para detenernos a conversar un largo rato. Luego me tomé un helado en Trápani y así transcurrió la tarde, porque como mencioné antes no se podía hacer prácticamente nada sin enjugarse el sudor de la frente. Y como yo transpiro demasiado, trato de beber abundante agua por temor a deshidratarme. 

Al menos para mí, debo decir que se trató de una Navidad totalmente atípica, no sólo por el clima (que influyó bastante), sino por el hecho de que esas temperaturas altísimas me obligaron a recluirme con el ventilador a más no poder hasta que comenzara a caer la tarde. Definitivamente, el verano no es para mí, a menos que tenga acceso a una pileta. Punto final.

23 de diciembre de 2013

Un día de pileta a full

Ayer domingo, me tomé la tarde para disfrutar de la pileta del Aero Club en compañía de unos amigos. La pasé genial, en principio porque me encanta nadar y hacía como dos años que no iba. Lo que para muchos resulta un hecho corriente, como ir a la pileta en verano, en mi caso fue distinto. En primer lugar, porque no tengo los recursos para ir todos los días, y en segundo lugar porque hacía rato que tenía ganas de refrescarme con este calor agobiante. 

Así, entre chapuzones, mates y medialunas, transcurrió la tarde, hasta que a eso de las 19 hs. decidimos regresar porque ya casi no quedaba gente y además tenía que cubrir un par de notas antes de que concluyera el día. Tengo un amigo que viaja con frecuencia a Mar del Plata pero detesta la playa. Y otro que, aunque nunca me lo dijo abiertamente, intuyo que no sabe nadar. De todas maneras, esta última cuestión no impide disfrutar de la pileta, que generalmente tiene un declive el cual permite ingresar por los sectores menos hondos. En síntesis, ojalá que se repita. Visto y considerando que mis chances de irme de vacaciones son escasas, el hecho de nadar en una suerte de mar artificial no deja de ser gratificante. Punto final.

19 de diciembre de 2013

Los carceleros de la humanidad no me atraparán dos veces con la misma red

Me molesta terriblemente el fundamentalismo dogmático, la radicalización de las ideas, el hecho de que con sólo intentar un debate sobre lo que ocurre en el país se produzca un enfrentamiento entre personas que solían tener una buena relación. No se trata solamente de ser K o "Anti K", sino del modo que tenemos los argentinos de no respetar la opinión del otro. Sin embargo, hay algo muy cierto: respetar las opiniones del otro no significa cambiar las propias. Yo creo que vivimos un diciembre convulsionado, con políticos que obviamente buscar sacar rédito de esa situación. No me referiré nuevamente a los saqueos porque ya les dediqué bastantes líneas del blog. Me refiero a cómo somos, fíjense por ejemplo cómo cualquier boludo se cree solidario porque deja un paquete de harina o de polenta en un comedor. Es un gesto, nada más, que no te hace ser mejor persona. Ser solidario implica, entre otras cosas, no hablar por celular en el auto, respetar las reglas de tránsito, no arrojar la basura en cualquier lado, no tomar alcohol en exceso uno sabe que no podrá controlar su comportamiento o reflejos, y la lista sigue.

Cuando estoy debatiendo con alguien (sobre el tema que sea, desde fútbol hasta cine), es casi obvio poner ciertas condiciones: no interrumpir, dejar que el interlocutor pueda argumentar, y no caer en la bajeza del insulto o al agravio, que es el modo más fácil de arruinar todo lo que podría ser una buena conversación entre dos personas "civilizadas". Por supuesto, en el fragor de una discusión, podemos reaccionar con cierta virulencia, pero una de las cosas que aprendí con los años es que primero hay que escuchar y después hablar. Estas consideraciones no las hago por ninguna persona en particular, sino que es algo que me ha sucedido en distintas ocasiones. Entonces es cuando uno se harta de todo y dice: "Ya está, no sigamos más con esto, pensá lo que quieras, monologá todo el tiempo que tengas ganas, no pienso seguir perdiendo el tiempo en una conversación que no va a ningún lado". Punto final. 

15 de diciembre de 2013

Represión, ¿sí o no?

"Están pasando demasiadas cosas raras para que todo pueda seguir tan normal", cantaba con furia Charly García en una canción del álbum de su aclamado disco "Clics Modernos". Y algo parecido es lo que está sucediendo ahora, donde desde el Gobierno se habla de "extorsión policial" tras los robos, destrozos y saqueos que se  multiplicaron en varias provincias. En realidad, ante la ausencia del Estado, se vive en una situación de virtual anarquía, de lucha cuerpo a cuerpo, de pobres contra pobres. De comerciantes con itakas o escopetas subidos a los techos de sus locales y armando trincheras para impedir el acceso de los vándalos. Y pensar que un Presidente nos hizo creer una vez que ya pertenecíamos al "Primer Mundo"...

Que las fuerzasde seguridad reclamen mejoras salariales es atendible, del mismo modo que lo hacen otros trabajadores. El tema es cómo responde el Estado en el "mientras tanto", para que no haya zonas liberadas y los delincuentes puedan actuar con total tranquilidad. También encontramos hechos inaceptables en Capital Federal, donde un puñado de inadaptados que se autoproclaman hinchas de un club de fútbol arrasaron con todo lo que encontraban a su paso en pleno Microcentro. La gestión kirchnerista se ha caracterizado por evitar la represión, y es una manera de entender las cosas. Pero considero que la represión legal, emanada de una autoridad competente, que tenga como propósito disuadir los disturbios y no matar, es necesaria. De lo contrario, le estamos otorgando a los vándalos el derecho de ganar las calles y provocar toda clase de desmanes con total impunindad. "Represión" es una palabra fea quizás, que nos remite a los tiempos de la Dictadura, pero tiene que haber una forma de contener a quienes alteran el orden público y avanzan sobre la propiedad privada. Es una cuestión en la cual nadie quiere comprometerse demasiado, quizás porque nos trae recuerdos de aquel trágico 2001, sin embargo debemos comprender que si el Estado no protege a los ciudadanos, con armas o como sea, estamos a merced de la delincuencia. Y cuando la cosa se pone "heavy", no hay cámaras de seguridad que valgan. Podría extenderme más sobre esta cuestión pero creo que es una buena oportunidad para que reflexionemos acerca de lo que sucedió en los últimos días. La pregunta sería: ¿Quién se hace cargo de todo esto? Punto final.

9 de diciembre de 2013

El efecto contagio ya se está dando con los saqueos

Era previsible que sucediera algo así. El "efecto contagio" de los violentos episodios ocurridos en Córdoba, con la capital provincial casi sitiada y las calles a merced de los vándalos, se empezó a notar en otras provincias del país donde los policías han decidido acuartelarse reclamando mejoras salariales. Sin ir más lejos, los efectivos de la Bonaerense, cuando se enteraron del arreglo al cual habían llegado con la Gobernación sus pares cordobeses, pusieron el grito en el cielo. Si en la provincia de Buenos Aires se llega a producir un acuartalamiento masivo, puede ocurrir una tragedia en cualquier momento. En municipios postergados, como La Matanza o Almirante Brown, la situación es de extrema tensión. Es una locura que los comerciantes tengan que defenderse de los saqueadoras disparando tiros al aire, cuando no en la propia humanidad de los delincuentes. Y da vergüenza ajena escuchar al Ministro de Seguridad de la Provincia, Alejandro Granados, diciendo que está "preparadísimo" para contener el conflicto. Otra cosa que no se puede admitir ni tolerar es que los policías utilicen como forma de presionar sus demandas económicas, sobre todo porque saben que el servicio que prestan es nada menos que garantizar la seguridad de los ciudadanos. Así estamos. Con un diciembre complicado, en el cual un conflicto que parecía reducirse a una sola provincia ha replicado en otras, como Salta, Catamarca y Buenos Aires. Pero claro, como en estas provincias gobiernan "amigos" de la Rosada, no es de extrañar que la Gendarmería llegue presurosa a restaurar el orden. Debemos entender algo de una vez por todas: una cosa es la represión ilegal, que se cometió durante la Dictadura, y otra la represión legal, conforme los principios y garantías constitucionales, con el fin de garantizar la paz interior. Si no entendemos esto, seguiremos estando en el limbo mientras los delincuentes se hacen un "festín" y los policías hacen huelga. Punto final.

4 de diciembre de 2013

Otra vez diciembre, otra vez los saqueos

La Argentina es un eterno Deja Vu. El año pasado, cuando ya todos creíamos que estos hechos se habían superado, se produjeron saqueos en Bariloche. Esta hermosa ciudad parecía una zona liberada: la gente iba y venía llevándose televisores, computadoras, y algunos pocos tenían a los alimentos como codiciado botín. Ahora sucede en Córdoba: según la información que brindan los medios, un grupo de policías se encuentran acuartelados reclamando mejoras salariales. Qué casualidad que hayan elegido diciembre para tomar esta medida que dejó a los comercios de la capital mediterránea sin ningún tipo de protección y a merced de vándalos y delincuentes. Ya van dos días de tensión, y la Gendarmería recién llegará por la tarde. ¿Es una operación política en contra del Gobernador De la Sota, que mantiene una relación distante con el Gobierno Nacional? ¿El Jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, puso cara de póker ante los periodistas que le preguntaron por qué no se enviaban Gendarmes con la mayor premura? Ya hubo un muerto a consecuencia de los saqueos, tendremos que lamentar una tragedia aún mayor? Otro interrogante es quién se hará cargo de las pérdidas económicas de los comerciantes, que todavía permanecen atrincherados en sus negocios mientras De la Sota negocia un acuerdo con los policías. Desde luego, toda esta locura se podría haber evitado, no sé de qué manera, porque no soy político ni funcionario, pero estos policías son absolutamente irresponsables en dejar zonas liberadas a modo de protesta, más allá de que el reclamo sea atendible. Hoy Córdoba es tierra de nadie, y esto se veía venir, pero nadie tuvo la capacidad de anticiparse a los hechos. ¿Cómo es posible que los delincuentes tengan que ser detenidos por los Bomberos porque la Policía se niega a trabajar, y que al saqueador le aten las manos y los pies con cables porque obviamente no pueden portar armas? Este último mes del año empezó mal, y esperemos que no continúe en el mismo sentido. Los saqueadores son ladrones, qué duda cabe, y deben ser castigados con todo el peso de la Ley. No se trata de sobreactuar, sino de ponerle freno urgente a una situación gravísima. Es cierto que la responsabilidad de la seguridad le compete a las provincias, pero también lo es que De la Sota llamó a los funcionarios nacionales solicitando refuerzos y no obtuvo respuesta. Y en el medio, quedaron los cordobeses con sus comercios destruidos y saqueados. Así juegan los políticos: se pasan la pelota para no quedar pegados en ningún quilombo.

1 de diciembre de 2013

Primer post de diciembre

Hola amigos, aquí estoy de regreso con el blog. Empieza hoy un mes en el cual mucha gente tiende a hacer balances, no precisamente contables, sino de las metas y objetivos que se han planteado para este año. Yo trato de evitar ese ejercicio, pero es casi inevitable pensar en aquellas cosas que uno quiso concretar y por determinados motivos no pudo. O bien en aquellos logros que conseguimos y que no esperábamos alcanzar. El 2014 será un año de transición, dado que no habrá elecciones, y la atención pública estará puesta en el Mundial de Fútbol y en los avatares de la economía. Parece que por fin, tardíamente, el Gobierno está reconociendo la inflación. Pero eso no es suficiente: hay que tomar medidas concretas para frenarla. El señor Guillermo Moreno dejó una pesada herencia que costará mucho tiempo mitigar. No obstante, sería ingenuo suponer que el polémico funcionario actuó sin el aval de la Presidenta: de hecho, fue Cristina quien decidió removerlo y lo "premió" con el cargo de agregado comercial en la Embajada Argentina en Italia. En el caso del nuevo Jefe de Gabinete, por lo menos vemos que habla con la prensa y no ostenta el estilo abúlico y condescendiente de su antecesor, Abal Medina. Pero como todos sabemos, a las palabras se las lleva el viento. Habrá que ver si lo que Capitanich declama en público, que es una voluntad de diálogo, se plasma en acciones concretas. 

El país necesita volver a ser creíble para atraer inversiones, sin que esto signifique ser un cipayo o un vendepatria. Fíjense que el Gobierno, cuando expropió YPF, anunció que no compensaría en absoluto a Repsol, y ahora está negociando un acuerdo con la petrolera española. Sucede que Repsol no se quedó de brazos cruzados e hizo lobby entre los países de la Unión Europea para bloquear las exportaciones argentinas de biodiesel, que constituían una importante fuente de ingresos. Por eso sostengo que una cosa es el "relato" y otra la realidad. La mayoría de nosotros celebramos que YPF vuelva a ser del Estado, del mismo modo que los ferrocarriles, pero si ello implica indemnizar a las empresas concesionarias el costo puede ser demasiado alto y los beneficios recién se verán en un largo plazo. 

Tengo visitas en casa, de manera que este post es breve y cortito. Ya habrá oportunidad para reencontrarnos en los días sucesivos, antes de la sidra y el pan dulce. Saludos!!!


A la vuelta de la esquina

  Mitad de semana en la ciudad. No sé qué les pasará a ustedes, pero yo ya no me preocupo tanto como antes respecto a situaciones que aparen...