Es
inadmisible comprobar cómo una noticia que nunca nos hubiera gustado escuchar,
el asesinato de un joven en Villa Gesell a manos de rugbiers, se haya
convertido en un fenómeno social sin precedentes, al punto tal que la ciudad
balnearia ha cobrado pésima fama no sólo
por ese crimen aberrante, si no por otros que ocurrieron con anterioridad pero
que recién ahora se dan a conocer. TN abusó el boicot a Villa Gesell, hablando
de “violencia y descontrol en la playa”, y difundiendo videos filmados con
celulares de hechos similares que –sospechosamente, como decíamos al comienzo-
salieron del ostracismo o del desinterés que había por lo que pasa en la salida
de los boliches NO SOLO de Gesell, sino de la mayoría de la Costa Atlántica.
Podríamos
decir que la violencia se produce por un exceso de alcohol antes de ingresar a
los boliches, sumado a lo que se consume en dichos locales. Lo importante es no
descuidar la mirada y darnos cuenta de que estigmatizar a una ciudad de la
Costa es de un reduccionismo evidente. En Mar del Plata se suelen dar peleas
peores, y más frecuentes, a la salida de bares y discotecas. Por no mencionar
los robos de pungas y carteristas, que son una constante en “La Feliz” pero se
incrementan en la temporada turística. Sin embargo, no deja de ser desolador
para el alma que un chico de 19 años, con toda la vida por delante, haya sido
golpeado salvajemente por una patota que vuelve a poner sobre la lupa el
comportamiento violento de los rugbiers. Porque estas lacras que lo mataron a
golpes, flaco favor le hacen al deporte que practican, el cual inculca muchos
valores como el compañerismo y la solidaridad.
Prima más
el acto (escupir, pegar, romper, robar), que la palabra. El habla es lo que nos
distingue del resto de los animales y nos permite dirimir las diferencias que
podamos tener sin necesidad de comportarnos con brutalidad. Parece ser que no podemos evitar ir al choque con el otro. Pero esto, en un
sentido amplio, ha sido una constante de la Argentina siglo XXI: la falta de
diálogo y la incapacidad de resolver nuestros problemas sentándonos a la misma
mesa. Punto final.