1) La cuarentena se extendería hasta mayo.
2) Habrá un colapso económico (mayor al actual), lo cual traerá como inmediata consecuencia que las empresas deban despedir personal.
3) La gente sin trabajo, en medio de la crisis, no encontrará manera de buscar otro.
Ahora vamos a analizar esta situación: Todos estamos de acuerdo en que la salud es el principal bien que hay que cuidar, pero la prolongación excesiva de la cuarentena nos secará los bolsillos, algo que ya está ocurriendo y que cada familia lo sufre para poner el plato en la mesa. La ayuda económica que pueda brindar el Gobierno es insuficiente, no ya por mala voluntad de los funcionarios de turno, sino porque entramos en default. Ningún acreedor sensato aceptará que le paguen dentro de tres años y con una quita superior al 60 %. ¿Usted lo haría? Seguramente no. Por otra parte, en varios hogares aparecen conflictos familiares en esta suerte de "casa de Gran Hermano". Convivir las 24 horas hace que muchas actitudes que antes tolerábamos porque los miembros del grupo familiar no estaban todo el tiempo en casa, se vuelvan intolerables. Y también sobreviene el tema del sexo. El Ministerio de Salud aconseja el "sexo virtual", que no está claro bien en qué consiste, pero podríamos resumir diciendo que es sin contacto físico con otra persona. Pero hay tanta pálida, tanto descontento, que muchos argentinos en lo último que piensan es en eso.
Las noticias son confusas, nos informan que se aplanó la curva de contagios, sin embargo dudo que el Gobierno termine con el aislamiento el 26/4. Las facturas de los servicios siguen llegando, se multiplican las colas en los Rapipago o Pago Fácil, son escasos aquellos que cobran en efectivo, y la gente que ya se gastó lo poco que tenía en la tarjeta de débito, queda "en bolas". Demasiado frustrante para ser real.
Cumplimos un mes de cuarentena, período que muchos especialistas consideran suficiente, pero habrá que ver quiénes son aquellos que aconsejan o asesoran al Presidente. Es fácil criticar que la gente haga cola para tomar un colectivo en GBA, pero no tienen otra manera de viajar si es que todavía tienen laburo. Hay que sacar turno por Internet para poder ir al banco, pero pese a ello las colas que se forman son interminables, por más barbijo y profilaxis que haya.
Cuando mencionaba en otra nota, que éste es el mayor desastre de la historia de la humanidad, me refería a aquellos no provocados por guerras y conflictos armados. Ni siquiera la famosa "gripe española" tiene un parangón con esto, aunque las cifras de muertes hayan sido superiores. Es una crisis global, que algunos países están afrontando con más responsabilidad que otros. Puede haber riesgo de un estallido social (en determinadas áreas del país) cuando no haya un mango en el bolsillo y la gente salga a reclamar para poder parar la olla. Esto no es joda, puede suceder, porque si bien la mayoría de la sociedad apoya al Presidente, cuando no tenés guita para las necesidades mínimas y no podés trabajar, está en juego mucho más que la pandemia. Lo que se impone es reforzar la asistencia ante la contingencia, porque la que se viene brindando, será insuficiente cuando a la clase media se le acaben pocos ahorros que tenga. Está todo atado con alambre y es más delicado de lo que parece. Vivir el "día a día" en términos económicos es angustiante, y la recuperación de industrias y fábricas no se dará de un día para otro. ¿Quién va a pedir un crédito al banco si no sabe cuándo lo va a poder pagar? Sería irresponsable, casi suicida, hacer algo semejante. Si analizamos el precio de los alimentos, el bono de $ 10.000 alcanzaría para que una familia coma 15 o 20 días, no más. No es un regalo de Papá Noel. Es un paliativo, que algunos podrán administrar de mejor manera que otros.
Resignación y decepción son los términos que prevalecen en el argentino promedio. Y la amenaza de que esto se agudice y profundice hasta límites insospechados. Punto final.