4 de marzo de 2011

A ajustarse el cinturón.......


Marzo suele ser el mes más choto del año, como es sabido, y por otra parte empiezan a emerger los problemas que estuvieron ocultos en la burbuja del verano, como la inflación en los alimentos, el alza de los combustibles, las listas "colectoras" que impulsa el oficialismo para las elecciones, la detención de sindicalistas corruptos y de funcionarios que no pueden justificar su patrimonio con el sueldo que dicen ganar. Suena a historia repetida, verdad?

Tanto a vecinos que se autodenominan oficialistas como a aquellos que se consideran opositores, la presión inflacionaria los afecta por igual. Cuando van a la góndola de supermercado o al estante del almacén, el precio es el mismo para los dos. Los sindicatos reclaman aumentos de hasta un 30 % para recuperar una porción del poder adquisitivo que se perdió en estos últimos dos años. Desde el Gobierno piden "mesura" con las cifras de los aumentos. Pero lo tragicómico es que les piden mesura a los supermercados, para que no sigan subiendo los precios, y a los sindicatos, para que moderen sus pretensiones salariales. Un doble juego que no conduce a nada, en definitiva, dado que no se está haciendo foco en el gasto público, por ejemplo, que implica miles de millones de pesos en subsidios, entre otras cosas. Algunos de dichos subsidios, el propio Estado decidió dejarlos sin efecto de un día para otro, y de esa forma, las tarifas que se encontraban contenidas por el salvavidas oficial, explotaron como el corcho de una botella de sidra. Así surgieron los famosos tarifazos, en transporte público, electricidad y peajes, a los cuales los argentinos nos hemos tenido que acostumbrar.

Mientras todo esto sucede, andan sobrevolando las Cámaras del Congreso frases como "reelección indefinida", o "continuidad del modelo". Muchos de sus impulsores son los mismos que acusaban a Menem de querer perpetuarse en el poder. No es ni más ni menos que una muestra más de la eterna contradicción argentina.

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