9 de marzo de 2011

Otra vuelta de tuerca?


Primeros minutos del miércoles post-fin de semana largo. Iba a decir que dentro de unas horas, cuando todos los que se fueron a celebrar quién sabe qué cosa vuelvan a laburar, la ciudad recuperará su ritmo normal. Pero luego comprendí que la definición de "normal" es tan abarcativa como discutible. Les doy un ejemplo: hace unos días se me rompieron los auriculares del MP3, por ejemplo, y no encontré un p**to negocio abierto para comprar otros. Por supuesto, eso no me impide seguir viviendo, y hasta puede parecer intrascendente. Pero algo funciona mal cuando se pondera el turismo y la boludez en lugar de la cultura del trabajo. Esto implica, entre otras cosas, que los comercios estén abiertos en horarios razonables, que no esclavicen a sus empleados pero que tampoco los tengan como maniquíes inútiles detrás de un mostrador, y finalmente, que todos aprendamos a hacernos cargo de cuestiones básicas. No podés decir que no te alcanza la guita y acto seguido aprovechar un feriado para desaparecer por cuatro días. Es común ese doble discurso, porque detrás del escapismo hay una mirada a corto plazo. No tenemos prioridades, y yo quizás tampoco las tenga demasiado definidas, pero al menos me muestro preocupado al respecto. Suena muy lindo "vivir el presente", y todas esas frases que suelen decorar cada párrafo de los libros de autoayuda. Pero tenemos que abrir el paraguas, sobre todo si nos tocó nacer en un país tan imprevisible. Hay gente que vive porque el aire es gratis, no registra lo que va pasando a su alrededor. Pero quizás lo peor, es que no entiende que (a diferencia de lo que decía Celia Cruz), la vida no es un carnaval. Si sos un tipo decente y no tuviste la suerte de ganarte la lotería o heredar algo, vas a tener que romperte el c... para conseguir unos pesos y poder comer. Y para concluir, hay algo que les quiero decir: no siempre lo normal es lo común, y no siempre lo común es lo habitual. Cada uno tiene su cable a tierra, sus momentos de ocio o descanso, y yo trato de darle a esas horas o minutos, el valor de un tiempo que dedico para mí, para mi propio regocijo o satisfacción. Hay que aprovechar esa burbuja que te da la vida, porque el resto del devenir cotidiano es trabajo mal pagado, o a veces poco reconocido. Punto final. 

Siempre hay una buena excusa

  Cuando pasan varios años sin que te encuentres con alguien y esa persona aparece súbitamente en escena, pueden suceder dos cosas: O que te...