Hubo un tiempo en que entrar a una disquería me provocaba una sensación parecida a la de ir a un parque de diversiones. Desde mi adolescencia he sido un melómano, pero ahora que hay otras opciones disponibles también bajo música en formato mp3 para poder escucharla cuando estoy descansando en la cama o salgo a caminar. Recuerdo haber comprado un Discman Sony a mediados de 2003, que funcionaba a pilas. El aparato me costó carísimo, pero era un poco incómodo y justo lo compré en plena transición entre los compacts y los reproductores de mp3. Con el paso de los años terminé sucumbiendo al mp3 (ya he comentado varias veces la baja calidad de sonido), y me compré un reproductor que se carga vía USB. Pensé que con una capacidad de 4 GB iba a ser suficiente. Y en su momento lo fue, pero ya me está quedando chico. Por eso selecciono bien las canciones para aprovechar al máximo el espacio, hasta que pueda juntar unos pesos y comprarme un símil I Pod de 8 GB que me libere un poco. En fin, es hora de cenar y tengo a mi sobrino de visita. Otro día les sigo comentando. Punto final.
Blog de Lobos, ARG, desde hace 18 años en la Web.
28 de julio de 2013
Escuchando a Fleetwood Mac
Domingo por la noche en la ciudad. Para quienes pertenecemos a otra generación, realmente da pena entrar a un local de Musimundo, que supo ser la cadena de disquerías más importante del país. Las bateas de CD's han quedado reducidas a su mínima expresión, y la mayor parte del espacio de cada sucursal es ocupado por notebooks, televisores o equipos de aire acondicionado. El último sábado fui a un shopping de Lomas de Zamora y me encontré con un local de Musimundo. Tenía la intención de comprarme algún "disquito", a pesar de que se están volviendo cada vez más obsoletos para los estándares actuales. Lo cierto es que comprar música (siempre que no sea a valores exorbitantes) para mí siempre ha sido un placer, y aún en los "Musimundos" más pequeños persiste una variedad que no se puede encontrar en Lobos o en ciudades vecinas. Al final, me traje un disco doble de Fleetwood Mac ("The Very Best Of"), y uno de los últimos que grabó el Flaco Spinetta. Unos días antes de viajar había estado visitando el sitio Web para ver qué discos que me gustaban podía conseguir dentro de mi limitado presupuesto. Hacía rato que quería tener un compilado de Fleetwood Mac: si tuviéramos que trazar un paralelo con el estilo de otra banda sería difícil, porque fueron mutando el sonido. Me fascina la voz de Stevie Nicks cuando interpreta clásicos del grupo como "Dreams" o "Gypsy". Como suele suceder, hay temas del disco que no me convencen del todo, pero es imposible dejar satisfechos a todos los fans en sus preferencias. Lo que me parece interesante es el cuidado con el que se ha realizado esta compilación, con los tracks remasterizados, un booklet muy interesante y una presentación que vale la pena en relación al precio.
Hubo un tiempo en que entrar a una disquería me provocaba una sensación parecida a la de ir a un parque de diversiones. Desde mi adolescencia he sido un melómano, pero ahora que hay otras opciones disponibles también bajo música en formato mp3 para poder escucharla cuando estoy descansando en la cama o salgo a caminar. Recuerdo haber comprado un Discman Sony a mediados de 2003, que funcionaba a pilas. El aparato me costó carísimo, pero era un poco incómodo y justo lo compré en plena transición entre los compacts y los reproductores de mp3. Con el paso de los años terminé sucumbiendo al mp3 (ya he comentado varias veces la baja calidad de sonido), y me compré un reproductor que se carga vía USB. Pensé que con una capacidad de 4 GB iba a ser suficiente. Y en su momento lo fue, pero ya me está quedando chico. Por eso selecciono bien las canciones para aprovechar al máximo el espacio, hasta que pueda juntar unos pesos y comprarme un símil I Pod de 8 GB que me libere un poco. En fin, es hora de cenar y tengo a mi sobrino de visita. Otro día les sigo comentando. Punto final.
Hubo un tiempo en que entrar a una disquería me provocaba una sensación parecida a la de ir a un parque de diversiones. Desde mi adolescencia he sido un melómano, pero ahora que hay otras opciones disponibles también bajo música en formato mp3 para poder escucharla cuando estoy descansando en la cama o salgo a caminar. Recuerdo haber comprado un Discman Sony a mediados de 2003, que funcionaba a pilas. El aparato me costó carísimo, pero era un poco incómodo y justo lo compré en plena transición entre los compacts y los reproductores de mp3. Con el paso de los años terminé sucumbiendo al mp3 (ya he comentado varias veces la baja calidad de sonido), y me compré un reproductor que se carga vía USB. Pensé que con una capacidad de 4 GB iba a ser suficiente. Y en su momento lo fue, pero ya me está quedando chico. Por eso selecciono bien las canciones para aprovechar al máximo el espacio, hasta que pueda juntar unos pesos y comprarme un símil I Pod de 8 GB que me libere un poco. En fin, es hora de cenar y tengo a mi sobrino de visita. Otro día les sigo comentando. Punto final.
Un resumen de 20 años
Al cabo de casi 20 años, puedo afirmar que estoy conforme con las notas que he escrito en este blog. Este año ha sido muy particular para ...
-
El gobierno exageró alevosamente el diagnóstico para justificar el despojo. La Ley Bases que se encaminan a aprobar no hace más que trazar...
-
Cada uno alcanza la felicidad a su modo. Son episodios fugaces que nos otorga la vida y que hay que aprender a disfrutarlos, a degustarlos...
-
Que si se disculpa, que si no… Que uno saca al embajador, el otro lo deja… Todas estas idas y vueltas entre Milei y el presidente de Españ...