Este mes que está próximo a concluir se me ha hecho largo y tedioso, aunque tuvo algunos buenos momentos, siempre los hay, como el hecho conversar con amigos que hacía tiempo que no veía. A veces siento que este blog, es un espacio donde he logrado muchas cosas por más que nunca busqué que tenga una veta comercial. Básicamente, porque lo que hago es explorar temas que quizás no encajarían dentro de un portal de noticias.
Acá mismo, donde ustedes están leyendo, fui contando de un modo inconsciente la historia de mi vida desde 2005 a esta parte. Desde hace un par de meses tomé la decisión de "bajar un cambio" y de tomarme las cosas con más calma, aunque no consiga lograrlo del todo. A cualquiera de nosotros, nos suceden cosas que nos superan, porque no sabemos cómo actuar ni cómo reaccionar. Y es un aprendizaje, que nos pone a prueba y que dura todo el tiempo que estás acá, hasta que te morís. Si tenés hijos, tratás de transmitirles a ellos tu experiencia para que se vayan preparando a lo que vendrá. Pero la mayoría de las veces no hacen caso, yo tampoco escuché a mis padres cuando me dieron un consejo alguna vez.
Las oportunidades llegan cuando uno menos se lo espera, y no te recrimines excesivamente si no pudiste alcanzar alguna de ellas, porque la vida siempre da revancha, y no sabés lo que te puede esperar a la vuelta de la esquina.
Cuando la gente te critica porque estás haciendo algo nuevo, generalmente actúa de esa manera porque envidia tu esfuerzo y no puede seguirte el tren. Yo cuando apuesto fuerte, lo hago, y me he jugado por causas o por proyectos en los que nadie ponía un mango. Puede salirte mal, pero es una entre dos alternativas posibles.
No se puede dejar conforme a todo el mundo y no está bueno tampoco intentarlo, porque en tal caso estaríamos cayendo en la hipocresía y la falsedad de palmearle la espalda a todo el mundo y sonreír, esa sonrisa calcada de un afiche publicitario. Conozco mucha gente así acá en Lobos, y lo que puedan decirme a favor o en contra no me interesa. En realidad, a ellos también les importa un pito lo que yo haga, entonces dejemos las cosas como están y listo.
Nos queda poco de ciudad de antaño como la tranquilidad y los amigos de la infancia. Cada uno está con sus propios quilombos y no hay tiempo ni guita para juntarse de vez en cuando. Pero quienes hemos vivido en Buenos Aires alguna vez sabemos que hay que tratar de rescatar un poco de todo para darle un sentido al lugar donde vivimos e interactuar con los demás de un modo inteligente. Esto último es especialmente válido para el laburo que vayas a encarar, porque hay que aprender un poco de relaciones públicas, del buen trato, el respeto, y todos los sinónimos que deseen sumarles.
Hoy está todo tan radicalizado, que no se admite que un periodista reconozca logros de este Gobierno y al mismo tiempo marque sus puntos débiles. O se es obsecuente, o si estás en la vereda de enfrente pasás a ser considerados opositor, cipayo, gorila, destituyente. Los periodistas se enfrentan entre sí buscando posicionarse ante la opinión pública en lugar de subirse al ring con los funcionarios, para cuestionarlos, pedirles explicaciones, ser esclarecedores en medio de la polémica. Explicar lo que está sucediendo con palabras sencillas, de forma tal que lo comprenda cualquier vecino, ha dejado de ser la misión del periodista, porque es evidente que en muchos casos donde lo que predomina es arrimarse a un lado de la balanza para obtener una supuesta cuota de poder o privilegios.
No voy a utilizar este espacio para hablar de principios o convicciones, yo sigo mi camino a cada paso que doy, y cada uno hará lo propio por su cuente. Podés perder muchas cosas, pero lo que menos debe sucederte, es perder credibilidad ante tu audiencia o tus lectores. Pero el público no es estúpido, a más de uno que sale por la tele se le ha caído la careta cuando sorpresivamente "se dio vuelta" para caer parado, como los gatos. Nos estamos viendo pronto. Punto final.