9 de noviembre de 2014

La verdad sobre el pueblo chico

Domingo al mediodía. Pasaron algunos días desde mi último post, pero no pienso claudicar: me refiero a que, mientras me la salud me lo permita, no voy a dejar este blog. Es difícil vivir en Lobos por su condición de "pueblo chico" y todo eso, pero creo que no podría vivir en otro lugar. Mis amigos y mi familia están aquí, y lo mejor de la vida es estar cerca de tus afectos. Entonces, poco importa  la difamación del chusmerío barato, cuando tenés cerca a la gente que te quiere. Vivimos en una etapa de cambios: los niños aprenden con una rapidez inusitada, y al lado de ellos nosotros nos sentimos verdaderos "opas" que no les podemos seguir el tren. Tengo muchos recuerdos de los lejanos años 80, cuando transitaba mi primera infancia, y las cosas eran muy diferentes: no había Internet, TV por cable, la televisión a colores era un aparato de lujo, no existían los celulares...en fin, podría continuar enumerando hechos más obvios (hoy existe esto, antes no existía aquello, etc), pero el punto al que quiero llegar es que vivimos en una voragine que nosotros mismos nos creamos al "querer todo ya", al buscar subir la fotito a Internet lo más rápido posible, a una especie de "competencia" para ver quien escribe la boludez más grande en Facebook, y ya no importa cómo sos o quién sos, porque con relativa facilidad te haces un perfil trucho de FB y listo, escribís lo que quieras con total impunidad. Podría seguir, pero se me enfría en almuerzo. Luego volveré, gente. Un abrazo y punto final.

A la vuelta de la esquina

  Mitad de semana en la ciudad. No sé qué les pasará a ustedes, pero yo ya no me preocupo tanto como antes respecto a situaciones que aparen...