Me di cuenta de algo, que en realidad creo haberlo comentado antes. Y fue después de ver la extraordinaria película "Desayuno en Tiffany's", con las actuaciones de Audrey Hepburn (una belleza de mujer, fallecida en 1993), George Peppard (el mismo de "Brigada A"), y Mickey Rooney. Ah, y casi me olvido de lo más importante: está basada en la novela homónima de Truman Capote. La cuestión es la siguiente: todos compramos cosas truchas cuando no nos alcanza el bolsillo, o porque queremos ahorrar. Y no voy a polemizar sobre eso porque cada uno hace con su plata lo que quiere. Pero cuando comprás algo "posta", llamémosle "original", es como que sentís la obligación de ver esa película, leer ese libro, o escuchar ese disco, por la guita que pagaste y el esfuerzo económico que hiciste.
"Desayuno en Tiffany's" es un film de 1961, y no se consigue en cualquier parte, del mismo modo que otros clásicos del cine como "El gato sobre el tejado de zinc caliente", o "Un tranvía llamado deseo". Muchos pibes no conocen en la pantalla a Elizabeth Taylor, Marlon Brando, Audrey Hepburn, James Dean, o Natalie Wood. Los chicos no tienen la culpa de nada, lo único que pretendo expresar es que, antes de ver "Rápido y furioso 7", estaría bueno que alguien les dé un DVD con los largometrajes que acabo de mencionar para que puedan apreciar el cine auténtico, el cine que conmueve por sus buenas actuaciones y no por su artificios. Me han recomendado (pero todavía yo no me acostumbro), ver películas por Internet. Es una opción interesante, pero necesitás una buena compu, que no se "cuelgue" en medio de la película, una buena conexión, y carezco de todos esos requerimientos. En fin, todavía satisfecho por haber visto la película con la que di comienzo a este post, y les sugiero a mis estimados lectores no desestimar los clásicos, que son la génesis del cine contemporáneo. Por lo demás, siempre sostuve algo que me hace reflexionar más de una vez cuando alguien escucha música chota (por ejemplo): el gusto no se discute. Aunque a veces haya cierto margen para la discusión. Punto final.