Cuando uno hace el ejercicio mental de pensar cómo ha ido desandando este camino llamado 2018, aparecen sentimientos encontrados. Un éxito fortuito puede opacar meses de frustración, o a la inversa, un gran logro resultó eclipsado por la debacle posterior. Me resisto a hacer "balances" y ese tipo de cosas, creo que de algún modo en mis publicaciones de todo este año he reflejado mis reacciones ante hechos de actualidad que me motivaron a escribir. Trato de evitar hablar de mi vida privada, que por otra parte no es demasiado interesante. Siempre busqué una manera de analizar la realidad, mi entorno, despojándome de todo aquello que me resultara ajeno. El paso del tiempo nos permite aceptar ciertas cosas, resignarnos a que muchas personas o momentos memorables ya no volverán. Hace unos meses, leía un artículo en Infobae muy bien escrito, que decía que el país, en la última corrida del dólar, estuvo al borde de la hiperinflación. La economía estaba totalmente desquiciada y debo decir que sentí temor e incertidumbre cuando se produjo la megadevaluación, el aumento sostenido de los precios, y todo lo que ello trae aparejado. Ahora bien, no es que estamos mucho mejor que en septiembre, sólo se ha controlado la cotización de la moneda, y tapar algunos parches, pero el slogan "pobreza cero" quedará en la memoria como un canto al cinismo argentino. Hace poco se cumplieron 3 años del debate presidencial, y escuchar las soluciones mágicas de Macri ante lo que se avecinaba era un análisis simplista, con preguntas y respuestas guionadas, casi inofensivo, pensado para que llegara a la mayor cantidad de gente en base a las preocupaciones de la sociedad en aquel 2015.
Hoy, no sólo seguimos pensando que estábamos mal hace tres años, sino que ese lapso ha servido para empobrecernos aún más, excepto un reducido grupo de privilegiados que siempre se mantiene a salvo de cualquier crisis. Con la clase media hecha trizas, fábricas e industrias devastadas, cuesta imaginar un escenario alentador. Claro está que como 2019 es un año electoral, acá y en todo el país habrá medidas populistas y de corto plazo que buscarán dar una señal de repunte a los flacos bolsillos, esto siempre ha sido así. Macri va a apostar a todo o nada, y hasta es posible que gane en el caso de que la oposición siga fragmentada. Con un discurso mesiánico y el famoso "sí, se puede", iremos transitando el devenir de los meses escuchando toda clase de boludeces y gansadas, que distan totalmente de la realidad pero que sirven para conseguir votos. Por eso, mejor disfrutar estos 45 días que restan de 2018 y no hacer conjeturas acerca de un futuro apocalíptico. Punto final.
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