En un año electoral cualquiera, resulta difícil abstraerse a lo que sucede en la "rosca política". Sin embargo, todos los discursos, los spots publicitarios, y las puestas en escena que pasaron o que vendrán pasarán a un segundo plano cuando llegue el "filtro" de las PASO. Es una manera en la cual cada espacio político puede medir fuerzas y posicionarse entre las preferencias de los votantes.
Y hoy, que es una fecha patria, uno se pregunta cuándo lograremos salir del letargo y la mediocridad, para continuar modestamente con el legado de nuestros próceres. Con el país que ellos soñaron. Se jugaron la vida para que dejemos de ser una colonia y comenzar a despuntar el anhelo de una República. Me pone muy triste ver cómo todo el ideario de nuestros patriotas hace agua con el egocentrismo y la vanidad. Cada uno debería pensar, cuál es su bandera. Qué ideales enarbola para construir un futuro mejor. En la Argentina abunda la soberbia, por ese motivo nunca llegaremos a ser nada hasta tanto aprendamos a escuchar al otro, a comprender que la construcción de la nación es un proceso colectivo. Importa más el hecho de lucirse y de mostrar superioridad ante el resto, que sacar provecho del talento que cada uno tiene para un proyecto superador. Ya ni me importa si son kirchneristas o macristas, hagan algo, salgan a la calle cuando se termine la campaña, muestren lo que son capaces de hacer, recorran Lobos, vean que la gente está pasando hambre. No hay una excusa valedera para no hacerlo. Una cosa es un frente amplio, otra es una bolsa de gatos donde todos están metidos para asegurarse un lugar en la lista de candidatos. Qué quieren que les diga, la incontrastable realidad me demuestra que a veces no aprendemos más, seguimos creyendo que tomando un café se resuelven las desigualdades e inequidades de 40 millones de compatriotas que no pueden esperar a mañana, porque el tiempo es hoy.
La Bandera es un símbolo patrio que nos identifica y nos distingue ante el mundo, no es una camiseta de fútbol, es la enseña que Belgrano plasmó en su esencia y que traía consigo un aliento de libertad. Esa libertad que hoy ejercemos a medias, porque no podemos hacer todo lo que quisiéramos, y ese es uno de los motivos por los cuales estamos frustrados, de mal humor. Además, somos un país que no aprendió a reconciliarse con su propia historia. Una Argentina que ve al pasado, precisamente, como algo que "ya no es", pero no como una lección aprendida para no volver a lo mismo. Hasta tanto no dejemos de pensar que un líder mesíanico nos va a salvar de la malaria, seguiremos siendo víctimas de nuestra propia trampa. Punto final.
Blog de Lobos, ARG, desde hace 18 años en la Web.
20 de junio de 2019
Un resumen de 20 años
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