Hola gente, como va? Me temo que este mes no será tan
productivo como el anterior en materia de textos para el blog, probablemente
porque la campaña política en ciernes me insuma demasiado tiempo. Por motivos
de trabajo, he llegado demasiado cansado como para garabatear algo sobre el
teclado de la PC. El domingo es, por lejos, el peor día de la semana, aunque es
seguido de cerca por el lunes. Muchas personas de mi entorno con quienes he
abordado temas cotidianos como éste coinciden en mi diagnóstico, y casi todas
admiten sentir esa depresión y melancolía instrínseca de la jornada dominical.
Hay quienes encuentran solaz y esparcimiento en el fútbol, ya sea practicando
este deporte, viendo un partido por TV o escuchándolo por la radio. Como los
lectores saben, en otras oportunidades he confesado mi desencanto con el
fútbol, y con todo acto público que provoque la enfervorización de las masas.
Por supuesto, esto no quiere decir que reniegue de lo popular, pero cuando
algún hecho trae consigo la irracionalidad y el descontrol masivo, a favor o en
contra, es preferible huir del rebaño. No me imagino ovacionando a un político
en un acto partidario, por ejemplo. Pero quizás sí me sienta parte de la
multitud en un recital de rock, donde se supone que todos los concurrentes
están ahí por el mismo motivo.
El invierno llegó anticipadamente desde mediados de abril, y
los bruscos cambios de temperatura siempre terminan pasando factura. Siempre trato de
no pensar en el lunes, en la rutina, en la vorágine, en levantarse
temprano... ¡en fin, en tantas cosas! Sinceramente no pude aprovechar demasiado
mis ratos libres, llega el viernes y uno se imagina un fin de semana distendido
y visitando amigos, pero por distintos motivos a veces no se da de esa manera. Ya
habrá oportunidad, desde luego, de planificar un poco más las cosas para hacer
que ese tiempo libre rinda un poco más.
Los días de frío me dan ganas de quedarme en casa,
acurrucado en la cama, debajo de una capa de frazadas, y escuchando la radio con el volumen bajito. Pero como ustedes saben, los domingos la radio no tiene mucho para ofrecer
que no sea fútbol.
Por supuesto, mi
ánimo y voluntad puede variar en las próximas horas, y nunca hay que descartar
la posibilidad de quedarse en casa escuchando música tirado en la cama en los
momentos de ocio y descanso, hasta que el sueño comience a envolvernos. O
engancharse con una película que pasan en la tele. Como verán, cuando uno va
envejeciendo, las expectativas que se va creando son más modestas. O en todo
caso, son más cercanas a la realidad y alejadas de los ideales. Me parece muy
meritorio que una persona tenga ideales y que los sostenga, siempre que tenga
claro lo que son y el abismo que los separa de la realidad. En fin, para el
próximo posteo prometo recargar las pilas, afinar la puntería y darle forma a
todo el momento que estoy viviendo y que deseo compartir con ustedes. Me siento
satisfecho por varios objetivos que, poco a poco, voy concretando. Un abrazo a
todos lo que visitan (y leen) este humilde espacio, y sigamos manteniendo este blog para
comunicarnos. Punto final.