21 de agosto de 2019

Resistir hasta diciembre por un futuro mejor

A veces nos comportamos como cerdos que se revuelcan en su propio chiquero y no logramos salir de ahí. No podemos despegar. Y las noticias que se difunden a diario, o que uno como periodista debe difundir, distan mucho de ser alentadoras. Vemos cómo se deteriora nuestra calidad de vida y lo poco que está a nuestro alcance decidir, o resolver. 

Sin embargo, ser perseverante y tenaz continúa siendo el único camino, al igual que darnos un tiempo para ir al encuentro de nosotros mismos. Comencé a recuperar algo de la tranquilidad que nunca debí haber perdido, aprovechando esta jornada de frío intenso. Sólo salí de mi casa para cumplir trámites, y el resto del día lo dediqué al ocio. Siempre procurando aprender algo nuevo de los momentos de distensión, con la lectura de algún libro olvidado, sin darle lugar a la nostalgia que no conduce a nada. Cuando lográs romper con el pasado, te sentís libre. Vale decir, dejar que aquello que te avergüenza o te pone mal resulte una carga en los años que te quedan por vivir. No me voy a dejar amedrentar por la crisis, si hay que ajustarse porque el bolsillo te obliga, lo voy a hacer. No será la primera ni la última vez. Por suerte la comida no me falta, y con lo demás me arreglaré de alguna manera. No podemos estar lamentándonos por todo, ya bastante deprimida está la calle como para añadirle un condimento extra de desazón. 

Será una tarea ardua del próximo Presidente, intentar aliviar este trance que nos toca afrontar, esta debacle que no parece tener fondo. Pero hasta tanto eso no suceda, deberemos seguir como se pueda. De eso se trata, de resistir hasta diciembre, con la esperanza que tengamos un porvenir mejor. Punto final. 

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