Comienza un nuevo mes, y es momento de pensar en lo que vendrá. Sin miedos, sin pánico, sin psicosis colectiva. Yo ya me he quejado y renegado bastante por la situación de público conocimiento, sin embargo tengo que seguir trabajando como hace 20 años. Hay que organizar la economía doméstica acorde con las circunstancias, otra cosa no queda por hacer. La mayor gratificación en la vida es el cariño de tu familia y amigos, porque son los que van a estar siempre con vos. Lo único que me preocupa es que se me rompa algún insumo, porque está todo dolarizado y los precios cambian de un momento a otro. Mi esperanza es que la transición hasta el próximo Presidente sea lo más ordenada posible, y para ello es necesario aguantar los meses que restan hasta diciembre. Medios como C5N o Crónica TV tienen un tono entre dramático y apocalíptico, y te hacen sentir en un estado de tensión y alerta permanente. Al final de cuentas, no dicen nada nuevo que nosotros no estemos padeciendo con el bolsillo. Si desde el gobierno nos quieren optimistas, que nos den motivos para estarlo. De lo contrario, se vuelve un mero capricho de la imaginación.
En la crisis de 2001, obviamente era más joven y estaba bastante ajeno a lo que sucedía. No entendía lo que estaba pasando, pero la devaluación afectó muchísimo a mi familia, yo todavía no tenía un trabajo consolidado y me pagaban con los famosos "patacones", que eran un papel pintado, una cuasimoneda. Hoy el escenario es distinto, pero eso no quita que se agudice la conflictividad social. Yo gano lo mismo que hace cuatro meses, por poner un ejemplo al azar, pero los productos y medicamentos que consumo aumentaron más de un 70 %. El gran drama de los argentinos es la incapacidad de tener reglas claras y de ser previsibles. Mientras estuvo vigente el "1 a 1", hubo estabilidad, pero el remedio resultó peor que la enfermedad. Llama la atención que los ministros de Economía que tuvimos y que se graduaron en las mejores universidades del mundo, no comprendan lo que está pasando, o no lo sepan resolver. Costará tiempo y sacrificio de todos los sectores, recomponer esto. Por supuesto, el sacrificio siempre lo hacemos los ciudadanos de a a pie, que vivimos el "día a día", porque como mencioné antes, tratamos de no mirar al futuro tan aciago que se nos presenta. Punto final.
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