(Última revisión: Mayo de 2023)
La vida es corta, nuestro tiempo es limitado, y bla, bla, blá. Eso sí, más allá de dogmas religiosos, o de pensar que cuando muramos alguien nos recordará, hay que activar la mente, como si fuera un aparato. Apelar a la sencillez. Ponerla en modo "ON", y no en "Stand by". Lleva todo un proceso lograrlo, y en mi caso trato de conseguirlo con lo que tengo a mano. La ambición es un estímulo para avanzar pero a su vez si se vuelve desmedida está muy ligada a la insatisfacción y la codicia. Cuando dejás de juzgar al otro e indagás en tu interior, la cosa cambia. A veces aprendo más cosas de mi sobrino de 8 años que de un adulto de 45. Los chicos de hoy piensan distinto, la tienen re clara, razonan distinto, tienen una gran intuición y rapidez que nosotros cuando teníamos esa edad. Y no es porque fuéramos boludos o ingenuos, sino porque la sociedad cambió y cada uno es hijo de su tiempo. Entonces te va a pasar que un día te despertás, vas al baño, te mirás al espejo y sentís que envejeciste 20 años. El tiempo se te vino encima. Ayer fuiste joven, hoy eso no existe más, te convertiste en una persona con canas, ojeras, y el rostro bajo la sombra del cansancio cotidiano.
Vivir con una eterna sonrisa sería un engaño que sólo nos volvería más bobos. La existencia consciente tiene una carga de sufrimiento que es necesario aceptar para darle valor a todo lo bueno que estará por venir luego de atravesar ese lapso de inestabilidad. El sentido de la vida está ligado a la experiencia de aceptación del sufrimiento como parte de nuestro ciclo biológico. Cuando ese período pasa, y nos toca una buena racha, tiene un sabor que de otra manera no hubiéramos sido capaces de apreciar.
Vivir con una eterna sonrisa sería un engaño que sólo nos volvería más bobos. La existencia consciente tiene una carga de sufrimiento que es necesario aceptar para darle valor a todo lo bueno que estará por venir luego de atravesar ese lapso de inestabilidad. El sentido de la vida está ligado a la experiencia de aceptación del sufrimiento como parte de nuestro ciclo biológico. Cuando ese período pasa, y nos toca una buena racha, tiene un sabor que de otra manera no hubiéramos sido capaces de apreciar.
A veces los hechos te sorprenden de tal manera que no sabés cómo reaccionar. Te pegaron tal cachetazo, que te preguntás qué hacer, cómo seguir. Porque cuando tenés una angustia, una situación realmente apremiante, por lo general no hay muchas alternativas para decidir. Lo que estoy diciendo no es nada original, pero me nace expresarlo porque comparto este sentimiento con mucha gente que me lee. No sabés si continuar en tus proyectos, sobre todo cuando lo que hiciste hasta ese momento parece irse a la mierda. No estás seguro de si estás haciendo las cosas bien, porque no vislumbrás un resultado que te sirva como compensación ante tanto esfuerzo. Sentís la presión de caerle bien a todo el mundo y de mostrarte como un ser sociable. ¿No es demasiado? ¿Tan difícil se nos hace vivir como seres humanos plenos? Si se fijan bien, la "gente tóxica" (título del libro de Bernardo Stamateas) está por todas partes. Hay que tamizar, hay que filtrar, no queda otra, porque si no tu salud mental se ve afectada por el entorno.
De mi parte, esta breve nota pretende, simplemente, poner sobre la mesa esto, en pocas líneas, sin que nadie pretenda victimizarse, porque a decir verdad me disgusta la gente que lo hace. Estoy harto, podrido, de muchas situaciones cotidianas, pero la sigo peleando como puedo, desde cada lugar, desde distintos espacios donde encuentro un poco de paz. Escuchando música que me lleve hacia un viaje sónico, procurando encontrar algo interesante en la tele, leyendo a Miguel de Unamuno, a Paul Auster... es decir, buscando la verdad de la milanesa en la gente que realmente no te contamina y no te enferma. Los artistas y escritores no se proponen revelar ninguna verdad, pero se interpelan sobre lo que pasa. Ellos también son (o fueron) hijos de su tiempo. Este señor Stamateas no descubrió nada nuevo, de hecho sus libros son mediocres, pero le puso un nombre a algo que hoy se utiliza ampliamente para describir conductas de las personas jodidas.
Les sugiero que busquen su propio bienestar y que sigan aquello que les dé placer o satisfacción, porque la sociedad está plagada de gente que te quiere arruinar el día, de una forma o de otra. Desde la más obvia y alevosa, hasta el que te quiere usar (porque necesita algo de vos, claro está) y busca colgarse las medallas del laburo ajeno. Cuidado con esas personas, no sé si hay que alejarse, pero tampoco les den el menor margen de confianza, porque el resultado puede derivar en una enorme frustración. Punto final.