31 de diciembre de 2020

Querido 2021

 Estimado 2021: quiero que sepas que tengo muchas expectativas puestas en vos. Muchas de ellas no las he podido cumplir a causa de tu nefasto antecesor. Pese a todo, llegué a concluir el ciclo pasado sin enfermarme, haciendo frente a muchos momentos de angustia en los cuales no sabía bien qué hacer. Por supuesto, para la mayoría de los argentinos ha sido de la misma manera. 

2021, vas a ser impredecible como todo año, pero con toda seguridad, mejor que el anterior. Espero que me permitas ver a mis amigos, que la mateada vuelva a brindar la ocasión propicia para una charla, que el barbijo paulatinamente se convierta en un mal recuerdo, que aquellos más jóvenes que yo puedan ir a bailar o a tomar algo si lo desean en lugares seguros. Que todos tengamos o recuperemos el trabajo, que la vida se aproxime lentamente a la normalidad. Que la inflación no haga estragos con nuestros ahorros, y que se termine la especulación de los parásitos que viven de la timba financiera. Que, de una vez por todas, podamos ponernos de acuerdo en algo, por pequeño que sea, que se dejen de joder con la grieta. Al ser un año electoral, querido '21, te pido también que surja una nueva generación de dirigentes que no estén contaminados con los vicios de la vieja política. Que las plazas y los parques se llenen de gente, que podamos volver a abrazarnos o darnos un beso, que volvamos a creer en nosotros mismos. Que incentivemos el turismo interno, que ha sido uno de los sectores más golpeados. Que volvamos a recuperar la confianza, sentir que podemos. Que la gente consuma menos ansiolíticos y que todos podamos tener un espacio, por mínimo que sea, para la distensión. Olvidé mencionar que en tus primeros meses no hagas que salir a la calle se convierta una caldera, tratá de evitar hacernos padecer una ola de calor. Que las fábricas vuelvan a funcionar a pleno, y que todos tengamos guita para poder comprar lo que producen (planteo utópico). Que la vacuna, sea del laboratorio que fuere, se distribuya en todo el país lo más rápido posible y que la gente acepte aplicarse la dosis sin temor a efectos adversos. 

Podría seguir enumerando mis deseos y anhelos más profundos, pero con que logremos vivir como lo solíamos hacer antes de 2020, todo mejorará. Sé que será un proceso de demandará tiempo, un tiempo que podrá ser largo. Pero no me defraudes, 2021. Nunca en la historia de la humanidad la gente te puso tantas fichas, y yo apuesto a ganador. Punto final.

 

29 de diciembre de 2020

¿Nos espera un "verano cruel"?

 Calor extremo. Calor que quema. Probablemente éste ha sido el día más agobiante de 2020. Anoche cayeron unas tímidas gotas, que solamente sirvieron para que se levante más humedad y que el día siguiente (o sea hoy) resultara insufrible. Intenté dormir una siesta (otra cosa no se podía hacer a las tres de la tarde), pero di vueltas en la cama sin éxito. Eso aumentó muy malhumor, y cuando eso ocurre, me pongo bastante hinchapelotas, más de lo normal. No sé si me levanté con el pie izquierdo o qué, pero a ello se sumó que no teníamos una gota de agua corriente. Esto último lo sabía por un comunicado que envió Obras Sanitarias. Hay gente que no tiene agua desde el sábado, la verdad es que me pondría histérico si padeciera algo así. En fin, tuve que recurrir a un balde para higienizarme como pude, hasta que a últimas horas de la tarde este vital elemento volvió a brotar de las canillas. Olvidé mencionar que hoy por la mañana me caí de la bicicleta cuando me disponía a volver a casa, de la forma más estúpida. En consecuencia, me lastimé la rodilla y tuve que gastar en gasas, pomadas y antisépticos para la piel. A raíz de esto pienso que por un tiempo no es aconsejable que me meta a la pileta hasta tanto se cure la herida.  

Hoy fue el primer día en el cual padecí el calor y el sol calcinantes como pocas veces en este año que se va. Como transpiro demasiado y pierdo mucho líquido con el sudor, trato de hidratarme lo más posible. Debido a que el Ministerio de Salud no permite el uso del aire acondicionado en los comercios (o en la mayoría de ellos), cada vez que entrás a un negocio (sobre todo si hay aglomeración de clientes), terminás empapado. En este momento estoy tomando unos mates, pero con el agua a una temperatura menor a la habitual por ese mismo motivo. 

¿Nos espera un "verano cruel"? No lo sé, todo parece indicar que sí. Pero no queda otra que hacerle frente, aunque sea con un modesto ventilador. Y procurar dormir una siestita reparadora, que te permite descansar el cuerpo, desconectarte por unas horas de todos los pensamientos inútiles y encarar el resto de la tarde un poco mejor. Nos estamos viendo pronto. Punto final. 

27 de diciembre de 2020

Cortocircuitos en medio de la pandemia

Me parece una canallada que desde medios como TN o La Nación + se siga boicoteando la vacuna rusa, sobre todo el opinólogo estrella Nelson Castro, que por ser médico además de periodista es considerado una eminencia para dar su parecer cualquier enfermedad o pandemia. En primer lugar, una voz autorizada sería la de un infectólogo, que exponga con argumentos sólidos y sencillos sus objeciones (o no) a la Sputnik V. Hay muchísimas críticas para hacerle al Gobierno, pero ahora que están llegando las dosis hay que acompañar el esfuerzo y no sembrar la desconfianza sobre los resultados. En el peor de los casos, la vacuna puede ser inocua, pero de ninguna manera es perjudicial para la salud. Además, su aplicación es optativa. Por supuesto que hay muchos intereses en juego, no vamos a ser necios. Ni la salud pública se salva del juego político. Los canales de noticias que están en la grilla de cualquier abono de cable son los mismos. Sabemos que C5N es abiertamente oficialista, pero al menos los conductores y cronistas no ocultan esa condición. Llamalo "periodismo militante" o como quieras, pero está claro de qué lado están. Y se nota que el canal ha crecido en audiencia, porque el resto tienen todos el mismo discurso. No sé si quieren que vuelva Macri o qué, pero veo poco probable que el Gato vuelva a postularse. Probablemente lo hagan Vidal o Bullrich, que representan el mismo pensamiento. El problema de Macri fue, paradójicamente, comunicacional. Nunca logró convencer a la sociedad de que era necesario el ajuste descomunal que hizo. Y a decir verdad, uno puede hablar de déficit fiscal o de lo que fuere, pero el bolsillo de la gente es el termómetro que olvidaron tener a mano. No pudieron controlar ni la inflación, ni la estampida del dólar. Tomaron medidas con un sesgo más social ya con los hechos consumados, como la eliminación del IVA para alimentos esenciales. Hay una oposición que surge cuando las cosas no van bien, y otra que existen siempre porque pertenece a la fuerza política opuesta que fue derrotada, en este caso el kirchnerismo. Macri desperdició una oportunidad histórica cuando la gente le otorgó el voto en las urnas. Resultó ser un inepto, que en lugar de escuchar a la calle, lo hacía con Durán Barba o sus amigotes ministros. Endeudó al Estado con una suma exorbitante que nadie sabe dónde fue a parar, lo que está claro es que la calidad de vida de los argentinos no mejoró en absoluto. 

Pero atención, porque el kirchnerismo volvió al poder "recargado", con sed de revancha y un doble comando evidente entre el Presidente y Cristina. Alberto no puede romper con Cristina, porque sería un suicidio político. Fue ella quien lo puso donde está. Se mostró como un moderado durante la campaña, un tipo conciliador, y quizás lo sea, pero no puede ejercer ese perfil porque el kirchnerismo duro le está pidiendo otra cosa. Como nadie resiste un archivo, basta con indagar en You Tube para ver las duras críticas que Fernández le hizo a Cristina. Ella lo sabe, desde luego, pero eligió a alguien que ponga la cara para inmolarse al "proyecto", que al día de hoy no sabemos cuál es. En un punto, son tan ignorantes los oficialistas chupamedias como los opositores sistemáticos. No pueden sacarse ese chip de la cabeza. No abundan voces críticas dentro del peronismo, están todos alineados detrás de "la conducción". No sorprende, ya que esto ha sido así en los años de apogeo de Menem. Yo no apoyo incondicionalmente a nadie, ni le doy un cheque en blanco. La pelea está en el seno del oficialismo, mientras las sociedad espera que esta tensión constante cese algún día para encarar políticas públicas de fondo. Punto final. 

 

26 de diciembre de 2020

Tratando de vencer el miedo a lo desconocido

¿Cómo afrontar el 2021 de la mejor manera? Imposible saberlo. Podría decir que hay que ir "tanteando el terreno" y mantener la tranquilidad, pero como estamos hablando de un ciclo que todavía no empezó y nadie tiene la bola de cristal para analizar el futuro, se nos abre un escenario desconocido. Si tengo que recapitular acerca de todo lo positivo que pude hacer o concretar este año, diría que son logros modestos, como haber leído mucho más, dedicarme a actividades recreativas entre cuatro paredes que ya creía olvidadas, mejorar sustancialmente mi desempeño en la tele. Cuando empecé con ese proyecto, en 2019, recién pude manejarme con soltura a mitad del año. Y cuando arrancamos la segunda temporada, pude manejar mejor los tiempos de la entrevista, realizar más preguntas polémicas sobre lo que la sociedad quería saber. Habíamos lanzado la temporada 2020 en la segunda quincena de enero, y tuvimos que hacer un parate forzoso por la pandemia. Retomamos en abril o mayo (no recuerdo bien), con todas las medidas sanitarias para no arriesgar mi salud ni la del invitado en cuestión. Precisamente, elegir los invitados siempre es una tarea compleja, no por falta de voluntad de ellos sino porque hay que coordinar horarios, que son los horarios de grabación del programa. Surgieron charlas tan interesantes que no me di cuenta del tiempo transcurrido mientras estábamos en el estudio. Así, hubo programas que duraron más de una hora y yo como periodista me sentí a gusto, de lo contrario le hubiera dado un cierre con menos minutos al aire. Fue (y es) una experiencia gratificante, y siempre tuve como premisa que el entrevistado se sintiera cómodo, no que estuviera mirando el reloj a ver cuánto faltaba para irse. Eso nunca pasó, gracias a Dios. 

Cuando esté disponible la vacuna rusa en Lobos y pueda aplicármela, no tendré ningún tapujo en hacerlo. Hay mucha gente que, influenciada por los medios de posición dominante, exhiben una suerte de "gataflorismo": primero pedían la pronta llegada de la vacuna; ahora, como es rusa y existen algunas falsas dudas sobre su efectividad, manifiestan que no se la colocarán. La Argentina ha dado un paso adelante muy significativo al ir a buscar las dosis a Moscú. Por supuesto, no serán suficientes para abastecer a toda la población, dado que la prioridad la tienen el personal de salud, fuerzas de seguridad y grupos de riesgo. Como toda vacuna, puede presentar algunas reacciones adversas mínimas, pero el saldo sigue siendo a favor ya que estás inmunizado del virus una vez que te administren la dosis.

 En mi caso, la Navidad 2020 transcurrió tranquila, creo que la mayoría pudo compartir la mesa familiar con un círculo social más amplio después de mucho tiempo. En lo que a mí respecta, estuvimos solamente los mismos cuatro que vivimos aquí, que son las personas con las que realmente me interesaba estar.  

 Hay una sensación de cansancio y hastío ante un año que nos puso contra las cuerdas. Si viene una segunda oleada, el año próximo será diferente, pero no de un modo significativo. A medida que se otorguen nuevas habilitaciones y permisos, las cosas irán cambiando. Estos doce meses sirvieron para replantearnos prioridades, y darnos cuenta de que el sistema de creencias que teníamos se vino abajo tan pronto como el pulso de la realidad empezó a apretar. Si durante esta burbuja temporal no hemos logrado valorar más a nuestros seres queridos y a quienes estuvieron en contacto con nosotros pese a todo, no hemos aprendido nada. Cuando arranquemos la última hoja del almanaque, nos va a "caer la ficha" a más de uno. Y todo lo vivido este año será difícil de olvidar: tampoco tendría sentido hacerlo, en rigor de verdad. Sería renegar de las vivencias y de la historia personal de cada uno ante un momento de quiebre en la historia. Siempre se habló demasiado de la globalización como un fenómeno del siglo XXI, pero no reparamos en sus consecuencias. Les dejo a los sociólogos y a quienes saben más que yo la tarea de hacerlo. Nos estamos viendo pronto. Punto final. 




El desafío de recuperar la pasión por lo que hacemos

Sábado por la tarde en la ciudad. En esta vida hace falta dedicación, gente que tenga pasión por lo que hace y que los mediocres se hagan a un lado para darles lugar. El facilismo y la estupidez se ven a diario por televisión y por las redes sociales. Pero tener la capacidad de conmover o movilizar a otra persona, es otra cosa. No todos pueden lograrlo: los escritores, cineastas, fotógrafos, pintores… aunque también es cierto que no todos nos conmovemos o emocionamos ante lo mismo. Profesionalmente, siento que puedo dar un salto hacia una instancia superadora. No es fácil pero creo que puedo hacerlo, quizás si me preguntaban hace dos o tres años hubiera dicho que no era el momento. Informar en medio de una pandemia procurando que la gente no caiga en una psicosis colectiva es un desafío y una responsabilidad. Me banqué muchas cosas durante esta crisis que en circunstancias normales no hubiera vivido. Tuve que renegociar las tarifas publicitarias, porque siempre es mejor acordar con un cliente antes que perderlo. Resigné un margen de ganancias importante, y al mismo tiempo percibí que la exigencia del público lector era mayor. No sólo conmigo, sino con todos los medios que hay en Lobos. En los meses de cuarentena, la gente consumió mucha información a través de las redes.

En un pueblo chico como el nuestro, el primer caso de COVID generó un gran revuelo, todos querían saber el nombre de esa persona, lo recuerdo muy bien. Todo se terminó cuando el vecino en cuestión tuvo el gesto de dar la cara y admitir ser portador del virus. Yo no sé qué hubiera hecho en su lugar, porque ese lobense no era ni un delincuente ni un criminal. Buscar víctimas y victimarios en una coyuntura tan delicada es un grave error.  Cuando los contagios crecieron, vimos a muchos necios que creían que nunca les iba a tocar, tener que estar aislados e impedidos de poder desarrollar su trabajo. Es posible que la vacuna haya estado lista desde hace varios meses, y que recién ahora se está empezando a distribuir entre distintos países que negociaron con los laboratorios. Pfizer es un gigante de la industria farmacéutica, y seguramente todas las fases de desarrollo de esta vacuna han costado guita. Nadie hace beneficencia con esto.

 Puedo entender el deseo que tienen los chicos por festejar, pero de ninguna manera pienso avalar las fiestas clandestinas que se están haciendo en Lobos, últimamente eligiendo espacios abiertos al aire libre. Mientras esto acontece, los DJ, los empleados de seguridad privada, los sonidistas, y un gran número de personas vinculadas al rubro siguen sin poder trabajar. Las autoridades municipales deben disuadir y desalentar estas juntadas, porque si las veo yo que soy un ciudadano más, obviamente que ellos están al tanto de lo que está pasando. Quizás estos encuentros al aire libre representen un riesgo menor, pero es cuestión de sentido común pensar en el esfuerzo de tantos meses y cómo se ve dilapidado en una noche de festejos. Mucha gente no pudo recibir visitas para su cumpleaños por este motivo. Por eso, insisto en que es hora de poner las cosas en su lugar, y que los adolescentes busquen otra forma de distensión. Ya habrá tiempo para que vuelvan a funcionar los boliches. Punto final.


20 de diciembre de 2020

Un agujero negro

Me cuesta mucho poner en palabras lo que este año ha representado para mí. No hay adjetivos que alcancen, por más vueltas que uno intente darle al asunto. Es obvio que nadie estaba preparado para esto, es un fenómeno único que en un futuro los sociólogos se encargarán de analizar con mayor propiedad. Vivenciar lo que nos pasa "en caliente", no da resultados útiles. Cuando transcurra un tiempo se verán las secuelas, aunque algunas ya son evidentes. 

Puedo sentirme afortunado de que no ha fallecido ningún amigo o familiar cercano, ni tengo a una persona en un geriátrico. Pienso que no lo hubiera podido soportar. Pero, en realidad, quienes sí pasaron por ese trance tampoco pensaban en poder soportarlo. El dolor es único e intransferible. Al igual que el sufrimiento o la tristeza. No todos sufren por lo mismo, ni con la misma magnitud. Lo que ha ocurrido, es que ante una pandemia y una crisis global, se potencian los sentimientos. Se mezclan, se confunden entre sí. La vida cobra otro significado ante la fragilidad. Dejaron de importarnos ciertas cosas. Hubo amigos que no aparecieron más porque nunca nos llamaron ni lo harán. El sexo se reinventó a la vieja usanza. Hasta no hace mucho, todos los días parecían un letargo, era yendo de la cama al living, porque mucha gente durante el confinamiento no se preocupaba por cambiarse de ropa o por lucir bien. El espejo nos devolvía la imagen de un rostro ojeroso y desaliñado, algo que poco nos importaba. Estando en casa, supuestamente, no teníamos nada que perder, pero tampoco mucho por ganar. Comenzamos a fumar más, y padecimos cuando en abril los atados empezaron a faltar en los kioscos. Comimos en exceso aunque no tuviéramos hambre. Sentimos miedo sin saber a qué. No había iglesias, bibliotecas, colegios, bares, canchas de fútbol, gimnasios, nada. Sin embargo sobrevivimos, no sé cómo porque es una experiencia totalmente nueva para mí y para todos.  

Trato de no quedarme quieto, si bien en esta coyuntura, hoy más que nunca, hay factores que condicionan (y postergan) los proyectos personales de cada uno. El último año malo que tuve fue 2012, por motivos que sería largo enumerar. Pasaron ocho primaveras hasta llegar a 2020. Miren, yo no puedo decir si este espacio, este blog, ha evolucionado o no: se ha ido adaptando a quien soy yo hoy. Como periodista, siempre tuve el deseo de tratar de entender la realidad. Como ustedes saben, yo no milito en ningún partido político, y en consecuencia mis opiniones son las de un ciudadano más que ejerce su derecho a la libertad de expresión. Ojalá en el futuro florezcan nuevos blogs o páginas en Lobos donde todos nos animemos a decir lo que pensamos, sin tapujos. Dejemos de lado la boludez y el chicaneo constante de Facebook y Twitter para esbozar un texto con argumentos, con fundamentos, que podrá ser objeto de debate o no, pero que define nuestra posición sobre los asuntos que nos preocupan. Y otro aspecto importante: defender nuestra opinión, no significa de la que los otros no merezca ser escuchada y atendida. Nos estamos viendo pronto. Punto final. 

 


19 de diciembre de 2020

Pateando basura en el callejón

 Fin de semana en la ciudad. La verdad es que los últimos 7 días transcurrieron rápido, o al menos es la percepción que uno tiene del tiempo. Voy decidiendo y planificando sobre la marcha, porque comprendí que proyectar demasiado no es bueno. Además, si no podés conseguir aquello que te propusiste hacer, inevitablemente te vas a frustrar. Es normal padecer una decepción o frustración, que muchas veces se da por motivos ajenos a lo que uno pueda realizar: amigos que nos fallan en el momento más difícil, expectativas económicas que se ven devastadas por la inflación, seguir consejos sin advertir su intencionalidad. Por ejemplo, mientras escribo estas líneas, no estoy pensando en la semana que viene. Pienso en las próximas 48 horas como máximo. Cuando hay que hacer una consulta médica y te dan un turno, sabés que vas a tener que esperar hasta que llegue la fecha. Y si te sentís mal antes de que eso ocurra, te la vas a tener que bancar a menos que sea una emergencia. La plazos que la gente maneja no son para todos por igual. Y lo que nosotros consideramos urgente o importante, para el otro puede parecer una boludez.

Cuando voy a presenciar una función de teatro, cine, o lo que fuere, me gusta que sean puntuales con el horario. Puede haber unos minutos de tolerancia, obviamente. Pero poco me importa si están aguardando a que llegue más gente para llenar la sala. Eso se llama respeto al público. Lo mismo podría mencionar de las conferencias de prensa, si por algún motivo he llegado tarde me la tuve que comer, pero esperar a otros, aunque sean colegas, no corresponden. Si trabajás para un medio grande de CABA, te pisan la cabeza. Cada cual hace su juego, y así debe ser porque la audiencia busca lo urgente, la inmediatez, y si le podés ganar al otro, mejor. Claro está que no estoy de acuerdo con las formas, pero fuera de ello siempre ha sido así. Cuando hago el programa de tele, soy el primero en llegar y el último en irme del estudio, por respeto al invitado. Pero bueno, cada uno tiene su "librito" con el cual manejarse. Buen sábado para todos. Punto final. 


17 de diciembre de 2020

Vuelta de página para un año terrible: Cuando llegue 2021 festejaremos todos

Jueves de calor extremo en la ciudad. Pese a ello, el día transitó tranquilo, parece que seguimos con idas y vueltas en torno al tema de la vacuna cuando ya muchos países la están aplicando, sobre todo la de Pfizer. Por supuesto, esto también es un gran negocio para los laboratorios, pero da la impresión de que un país como el nuestro no está dentro de las prioridades de éstos. El Gobierno se apuró a hacer el anuncio, luego de una serie de viajes de incógnito que la Viceministra de Salud hizo a Rusia. Hasta se barajaron cifras de cuántas dosis estarían disponibles, es decir que parecía todo bien encaminado. Pero pasan los meses y aún no tenemos nada. Lo ideal sería empezar a vacunar antes del comienzo del ciclo lectivo para que las clases puedan comenzar con normalidad. El problema es que hay varios frentes abiertos, muchos agujeros sin cubrir, y este tipo de políticas sanitarias no pueden quedar libradas a la improvisación. 

Mientras me cebo unos mates, pienso que ya entramos en la segunda quincena de diciembre, que por motivos obvios suele ser la más caótica y frenética. Sin embargo, he notado que mucha gente le da poca importancia a las Fiestas, y a decir verdad yo tampoco tengo espíritu de celebrar, prefiero una cena tranquila y listo en lugar de los atracones de comida y alcohol que son frecuentes en estas ocasiones. Distinta era la cosa cuando uno era un niño y recibía regalos, cuando venían los parientes que viven en Buenos Aires y se armaba una mesa larga, cuando había tantas botellas que las metíamos todas en un gran tacho con hielo, cuando el lechón o el manjar en cuestión se hacía despacio mientras el asador y sus ayudantes bebían un vermut. Nada de eso existe ya: ahora soy yo el que debe hacer regalos, los preparativos para la cena de Nochebuena o vísperas de Año Nuevo son mínimos. Quizás lo vea de ese modo porque hasta ahora siempre se ha encargado mi madre de hacerlo y yo no me percataba del esfuerzo que implica tener que estar varias horas en la cocina en un día promedio con 30 grado de temperatura. Lo que suele ocurrir es que al día siguiente, es decir en la Navidad o Año Nuevo propiamente dichos, los festejantes más entusiastas terminan con una terrible resaca y probablemente descompuestos. Como alguna vez padecí algo parecido, tomo mis recaudos. Al fin y al cabo, hay infinitas situaciones para beber o comer algo diferente al menú de todos los días. Seguramente el fin de 2020 nos encontrará agotados, exhaustos, con mucho estrés, y no es aconsejable añadirle a eso la carga extra de hacer un evento social multitudinario, además de que no está permitido. Menos aún gastar guita en pirotecnia, con la malaria económica que hay. Y ya que estamos, le hacemos un favor a la salud de nuestras mascotas. 

Cuando se levante el telón de 2021, festejaremos todos, tal vez insensatamente, porque nada cambia de un día para el otro. Pero todos lo tomamos como el fin de un año opresivo y que puso en jaque la salud de muchos seres queridos. Nos estamos viendo pronto. Punto final. 

14 de diciembre de 2020

Buscá tu propio camino, nadie lo hará por vos

 Este año, más que nunca, hay que desapegarse del futuro. Ese futuro que (obviamente) en algún momento será presente, pero que hasta eso no ocurra hoy nos llena de dudas y de miedos. Ya no tenemos motivos para pensar que vamos a estar mejor; tampoco peor. Lo más aconsejable es dejarnos llevar por lo que vaya sucediendo y actuar en consecuencia. Hay indicios de que 2021 traerá consigo un mayor bienestar, pero si hay un rebrote del virus volveremos a foja cero. Todos teníamos expectativas, ilusiones y deseos para este año, pero por los hechos de público conocimiento en su mayoría se vieron truncos. Recuerdo que a fines de 2019, había hecho ese ejercicio mental respecto a cómo iba a encarar este año siguiente. Pues bien: la realidad nos sorprendió y nos superó a todos. Cuando vos estás tranquilo y podés manejar tus emociones, estás más preparado para lo que venga. Pero la vida no es un estado de ánimo lineal, es un subibaja, de lo contrario nada nos afectaría. Y está bien que nos afecten cosas que nos provocan dolor y angustia, porque si no, no seríamos humanos. 

Siempre rescato los momentos felices, de ayer y de hoy, lo que pasa es que nos cuesta un poco dimensionarlos y valorarlos hasta que transcurre un tiempo. Si te la jugaste por un proyecto y te fue bien, es un punto a favor. Si esperabas un hijo y nació sin complicaciones, también. No voy a seguir dando ejemplos porque creo que se entiende hacia dónde estoy apuntando. Cultivar la amistad es otro aspecto que se volvió arduo, por el confinamiento y las llamadas de WhatsApp ante la imposibilidad de vernos personalmente. Conversar con la gente, sean amigos o no, es parte de mi trabajo, y realmente durante este ciclo me costó, tuve que apelar a alternativas que no siempre salieron bien. Me considero un "sobreviviente", porque pese a todo la peleé, al igual que mucha gente que tuvo que salir a parar la olla. 

No puedo menos que sentir gratitud, ante la vida y ante quienes me ayudaron cuando lo necesitaba. Muchas veces la ansiedad por concretar algo me juega una mala pasada, y por si todo esto fuera poco, estuve al borde del quebranto económico entre marzo y abril de 2020. Pese a que no tenía deudas, el comienzo de la pandemia me destruyó mis finanzas. Ya pasó, vuelta de página. De a poco me fui recuperando, y falta desandar más caminos todavía, un proceso que nunca termina porque quizás te lleve toda la vida sentirte pleno. La plenitud es lo más difícil de alcanzar, hay momentos en que lo conseguís, pero el objetivo es lograr una continuidad. En fin, no pretendo que esta nota sea un libro de autoayuda, lo único de lo que estoy seguro es que tendremos que barajar y dar de nuevo, y no sobredimensionar boludeces. Después de todo lo que hemos pasado, me parece que esa es la mejor lección. Punto final. 

 


    

11 de diciembre de 2020

¿Y ahora qué?

Viernes en la ciudad. Si es como venimos sosteniendo, el pasado suele quedar inexorablemente sepultado por el paso del tiempo. Pero el pasado no cuenta con que existe algo que lo preserva: la memoria. Sin embargo, podemos advertir cambios en la cultura "vintage": ya nadie quiere escuchar música de los '70 o '80, ni siquiera en un intento de apelar a la nostalgia. Puede dar buen resultado por un determinado período, pero terminan siendo intentos fallidos, porque las generaciones han cambiado y sólo quienes eran jóvenes en décadas anteriores pueden sentirse identificados. Pero lo que yo he notado, es que la mayoría de la gente de 60 o 70 años está concentrada en lo que pasa hoy y en los usos y costumbres actuales, no vive de recuerdos. Me pasa con mi viejo, que cuando hacemos un viaje en el auto y pongo música retro en el stereo, me dice que no le interesa escuchar nada de eso, porque ya lo hizo en su momento. Sentimos nostalgia por una Argentina que fue "el granero del mundo", y no me canso de decir que pasaron dos siglos y lo único que podemos exportar son cereales y materias primas. No se ha avanzado en un proceso de industrialización orientado hacia el mercado externo. Y como el Estado recauda con los productores que liquidan dólares, estableció nuevamente las retenciones porque es el único sector que aporta algo de guita al tremendo agujero fiscal que tenemos. 

Perdón, me estoy yendo de tema. Volviendo al comienzo de esta nota, hay expresiones del arte que envejecen mejor que otras, como el cine: la saga de El Padrino tiene más de 30 años, sin embargo el común de la gente (incluido yo), no se cansa de verla. Podríamos seguir enumerando a títulos que marcaron un hito en las artes audiovisuales, como "Un tranvía llamado deseo", "Casablanca", "Rebelde sin causa", y tantas otras. Incluso, otros filmes más recientes como Forrest Gump (1994) tienen buena aceptación. Pero pienso que, en realidad, tiene que ver con el impacto que provoque en vos, en cuán representativa haya sido esa película, o esas canciones que la gente suele ver (y escuchar) por You Tube.

Hace unos años, Quilmes hizo una publicidad de cerveza con un tema de Laura Branigan ("Gloria"), circa 1982. La cuestión es que se convirtió en un furor, la pasaban en los boliches, en las FM de target post adolescente...sin embargo no es frecuente que se dé. Debo reconocer que yo también soy un dinosaurio, porque no me gusta nada de esta gente que copa los rankings como Bad Bunny, Maluma, Post Malone, y no se cuántos más cuyo nombre no recuerdo. Lo que veo es que el sonido no es "limpio", está lleno de artificios en el estudio de grabación, hay muchas "capas", pero no al estilo de la Pared de Sonido que inventó Phil Spector, ni mucho menos. Para mí, el futuro está en artistas como Lana Del Rey, Taylor Swift, o Billie Eilish. Pero es totalmente subjetivo. Antes me fascinaba Phil Colllins y en la actualidad hace años que no escucho un disco o un compilado suyo. Las canciones que le dieron fama están tan "quemadas" y tuvieron tanta rotación radial, que ya te queda el sabor a algo archiconocido. Punto final. 


10 de diciembre de 2020

Crónica del primer año de gobierno de Fernández

Mientras me cebo unos mates y me dispongo a comenzar el día, trato de trazar una reseña del primer año de gobierno de Fernández. Cada vez es más evidente la influencia de CFK en la toma de decisiones, y los conflictos que existen entre los funcionarios albertistas y cristinistas. Es cierto, también, que el proyecto de legalización del aborto es un debate que debe darse.  Pero podría haber esperado, por lo menos, hasta el año que viene. Hoy tenemos otras prioridades muy claras: poder salir de la pandemia y avanzar en la llegada de la vacuna. Recuperar la economía, revertir los índices de pobreza que son alarmantes, generar puestos de trabajo... ¿Acaso nadie piensa hacer nada al respecto? Los peronistas repiten como un mantra que este año fue malo para la Argentina por el coronavirus, y que el Presidente por ese motivo no pudo hacer todo lo que había proyectado. Eso ya lo sabemos, más allá de que el argumento resulte creíble o no. La mayoría cree que la cuarentena fue excesivamente larga, sin embargo también la mayoría de los argentinos trataron de respetarla y cumplirla, al menos en los primeros meses. Luego, claro está, se produjo un hartazgo general y por ello cada uno vio las consecuencias que traía seguir estando en este status quo: comercios cerrados, pérdida de fuentes de trabajo, secuelas psicológicas. En fin, nada que no se haya dicho antes. 

De Fernández podemos decir que es un político que, al igual que sus antecesores, prometió cosas que quizás sabía que no iba a poder cumplir. No hablemos ya del asadito y la heladera llena, que quedarán para el anecdotario de la infamia. Hablemos de "cerrar la grieta". Lejos de ir en esa dirección, se dedica a ensancharla quitándole fondos a CABA y echando mano a cualquier recurso para cubrir parches. Una muestra de ello fue la protesta de los policías bonaerenses, que el Presidente decidió desactivar quitando puntos de coparticipación a la Capital. Aclaro que Larreta y los porteños en general no son santos de mi devoción, pero el árbol no me impide ver el bosque. Habría que analizar los indicadores económicos para ver cómo estábamos en diciembre de 2019, sin tener en cuenta como única variable el valor del dólar. 

El macrismo, en su afán por reducir el déficit fiscal, no conoció límites a la hora de castigar a la clase media, su principal fuente de votos, con tarifazos sistemáticos y una inflación alta, y aquí está clara otra mentira del ex Presidente y "el segundo semestre" (de supuesta recuperación). No hubo segundo, tercer, ni cuarto semestre: arrasaron con todo y los funcionarios de Hacienda no parecían tener mucha capacidad de reacción. Además, pergeñaron un endeudamiento descomunal con el FMI. ¿Por qué digo esto? Porque el kirchnerismo actual, que saca chapa de progresista con sensibilidad social, está llevando al país a una situación igual o peor que la que dejó Macri. Si vos no marcás la cancha para ganar territorio, otro lo va a hacer, y eso es lo que está pasando. Crece la intención de voto de Cambiemos no porque ellos sean brillantes, sino porque los que están ahora son ineptos, parafraseando a Perón. Bullrich es impresentable, y sin embargo es la Presidenta del PRO mientras Macri queda en un segundo plano. Este gobierno no es abiertamente populista como hace 10 años: sabe que no puede gastar en hacer demagogia sin antes pagar a los acreedores. Pero siguen con la misma retórica que seduce a algunos desde lo discursivo más que desde los hechos concretos. Punto final.  

8 de diciembre de 2020

Demasiados feriados para una sola flor

Los findes largos no son de mi agrado. Antes tenían mayor satisfacción porque en los feriados no teníamos que ir a la escuela, pero en la actualidad esos días no me sirven para mi trabajo. Se complica hacer notas o entrevistas, no se les puede cobrar a los clientes, y en consecuencia se gasta más plata de lo habitual. Por supuesto, en el resto de la semana eso se compensa un poco. El manejo del dinero no es mi principal virtud, pese a que no tengo deuda alguna. Como les decía, estos tres o cuatro días a media máquina no es que los padecí (sería exagerado afirmarlo), pero prefiero mantenerme ocupado con el laburo, me da satisfacción hacer una nota y que sea bien recibida por el público. O que despierte polémica. Yo nunca juzgo las reacciones que los lectores tienen: simplemente publico un texto que considero que vale la pena y dejo que los demás se formen su propia opinión. Si se arma la rosca en las redes, yo no me meto, salvo que haya insultos o agresiones mutuas, porque eso demuestra la incapacidad para sostener un debate. 

Siempre que te mantenés ocupado haciendo algo que te gusta, el tiempo parece transcurrir más rápidamente. Pero hay veces que, aunque estés a gusto con tu trabajo, la jornada se te hace agotadora y terminás "fusilado". Es normal que suceda y que llegues de pésimo humor a tu casa.

Si bien, como ustedes saben, me fascina la música, también aprendí a disfrutar del silencio. El común de la gente prende la tele o la radio para despejarse de sus problemas o de haber tenido un mal día. Pero probablemente apagues la pantalla y ese problema siga sin resolverse y te sigas maquinando. 

Entonces vos dejás que los segundos transcurran sin sonido alguno, escuchando únicamente el ladrido de algún perro vecino o la sirena de una ambulancia. En lo que solemos llamar "la hora de la siesta", me complace tirarme en la cama mirando el cielorraso e ir pensando ideas para escribir una futura nota. Es mi cable a tierra cuando me siento un poco agotado. Le estoy agradecido a la vida, porque me dio unos padres que me apoyan en todo. Y que no soy condescendientes, porque son los primeros en marcarme mis errores. Pero por sobre todas las cosas, nunca me faltó nada: ni comida, ni ropa, ni educación. Y todo eso se lo debo a ellos.

 Luego llega el momento de empezar a recorrer el propio camino, hay que buscar trabajo, y es entonces cuando nos enfrentamos al mundo "de verdad". Es cuando descubrimos que hay gente que se especializar en cagar a otros, que se aprovecha de tu necesidad, o que hace todo para que no progreses. Y es entonces cuando tenemos que imponernos poco a poco, no en base a la violencia, sino mostrando que hacemos un laburo de calidad.  Es difícil conseguir trabajo hoy en día. Yo tengo 41 años y mi generación es muy diferente a la actual, lo cual no quiere decir que sea mejor o peor. En 1996 o 1997, los índices de desocupación eran altos. Pero es un subibaja porque en el primer kirchnerismo descendió y ahora está otra vez en la cresta de la ola. 

Por lo general, los chicos que recién empiezan tienen empleos de mierda, y reciben malos tratos (a mí me pasó). No me vengan con esa gansada de "pagar derecho de piso".  Antes por ahí podías meterte en un estudio contable, o trabajar en una oficina. Es la percepción que yo tengo, no estoy seguro de que sea así. Lo que sí puedo afirmar es que soy Perito Mercantil y nunca me dediqué a nada relacionado con los números o la contabilidad. Ironías de la vida, pero los compañeros que tuve en el Secundario (y sobre todo en la escuela primaria) hicieron que todo planteo en ese sentido haya sido relegado a un segundo plano. Nos estamos viendo pronto. Punto final. 



6 de diciembre de 2020

Buscando respuestas frente al espejo

Si una familia o un grupo de amigos no logran ponerse de acuerdo, menos aún se podrá alcanzar ese objetivo para la sociedad en su conjunto. Esto es así porque cada cual cuida su "quintita" y no hay una visión amplia de lo que nos pasa. Creemos que somos víctimas individuales de algo que afecta a todos, aunque de distinta manera. 

Permanecemos demasiado tiempo oprimidos por una maraña de prejuicios que nos bloquea, y cuando finalmente intentamos derribar esa muralla, no sabemos qué hacer con la libertad. Ir a un determinado lugar, vestirse de determinada manera… es un proceso que implica despojarse de la “obligación” de caerles bien a los demás. Te sacás una mochila de encima, porque aprendés que una dosis de egoísmo no viene mal y que tenés que pensar en vos mismo, de lo contrario nadie lo hará en tu lugar. Las grandes creaciones de la historia de la humanidad comenzaron siendo resistidas hasta que la mayoría las asimiló. Entre ellas, el rock, que ya lleva más de 50 años y por ello se reinventa constantemente. Me podrán decir que si nos dejamos llevar por las olas, terminaremos en el medio del mar sin saber cómo salir. Pero es un riesgo que hay que correr, aventurarse a lo nuevo.

Más de una vez tenemos la sensación de que está todo inventado, y de que lo que tiene apariencia de “nuevo” ya alguien lo pensó antes. Internet nos cambió la vida y la forma de comunicarnos, pero antes lo hizo el teléfono. El impacto de Internet y de las redes sociales sólo es comparable con la televisión. La cantidad de gente que mira TV se ha reducido notablemente, porque han surgido otras formas de distensión y entretenimiento. En lugar de ir al cine, te quedás en tu casa viendo una serie por Netflix. El streaming, o transmisiones en tiempo real, también son una novedad porque permiten que cualquier persona con un celular sea protagonista de una noticia periodística.

Todos estos cambios nos ponen a los periodistas ante nuevos desafíos. La exigencia es mayor, y tiene que ver con pensar nuevas estrategias que sean atractivas para el lector. Yo me enteré de la noticia de la muerte de Maradona por Twitter, por ejemplo. Claramente, un signo de los tiempos que corren: un tema se vuelve tendencia y todos los demás siguen al rebaño. Sentarse a escribir una columna de opinión, ya sea en papel o en la computadora, parece un hábito olvidado. Pero los que nos resistimos a que nos den todo "masticado" y buscamos saber por qué pasan las cosas, continuamos eligiendo ese camino de analizar la realidad, además de que la crónica de un hecho cualquiera se vio superada por la inmediatez de las redes. Nos estamos viendo pronto. Punto final. 




 


4 de diciembre de 2020

Se agotó la paciencia, y se agotó el bolsillo

Somos animales de costumbre, como suele decirse. Por eso nos cuesta tanto adaptarnos cuando las cosas cambian. A veces tendemos demasiado a pensar "qué hubiera pasado si...", pero lo concreto es lo que tenemos: las autoridades que nos gobiernan, el poder judicial, y el Congreso. Nadie nos va a explicar cómo es posible que la Argentina tenga un 40 % de pobres. Porque uno lo que ve es un número, un porcentaje, sin embargo cada familia que cayó en la pobreza tiene una historia distinta. Son casi 20 millones de personas. Este gobierno se dice progresista, enarbola una serie de banderas y eslóganes que caen bien en cierto sector de la población. Pero cuando las estadísticas dicen lo contrario, es momento de pensar los límites de lo que comúnmente se denomina "relato". Pensé que después del desastre del macrismo, estos tipos venían a mejorar algo, pero encorsetaron la economía de tal modo que producir o fabricar cualquier cosas trae consigo innumerables dificultades. Suena bien para los oídos de la centroizquierda demonizar al empresariado, sin tener en cuenta que las empresas son las que más puestos de trabajo generan. Por supuesto, esto no significa encubrir o permitir los abusos en los precios de quienes ejercen una posición dominante. Cuando vos te despojás de las ideologías, ves todo con mayor claridad. Que eliminen el IVA a los alimentos esenciales como hizo Macri, no importa quién haya implementado tal o cual medida, porque lo que ha hecho Fernández y su séquito es incrementar los impuestos y crear otros nuevos. Lo ves cuando te llega la factura de luz o de gas, y en el importe está discriminado el costo del consumo y todos los anexos que son tasas e impuestos. Yo no digo que a esto lo puedan eliminar de un día para otro, pero ni siquiera tienen la voluntad política de hacerlo. Hay mucha gente que hubiera necesitado un cuarto IFE, y ni hablar de los jubilados a quienes tuvieron la caradurez de aumentarles un 5 %. Yo puedo entender que atravesamos una pandemia, que fue una situación excepcional, todo lo que vos me quieras argumentar. Pero se agota la paciencia, y se agota el bolsillo. 

Si yo respondiera al ideario de un determinado partido político, mi pensamiento estaría direccionado y sería tendencioso. Lo que está bien hecho, no merece ningún mérito porque para eso los votamos. Y lo que hay que corregir, es muchísimo. Fernández cae en la trampa de compararse con Macri para obtener un rédito político. Este recurso puede ser efectivo para sus seguidores incondicionales, pero al común de la gente no le interesa, lo que importa es que mejore la calidad de vida, que haya igualdad de oportunidades, reducir el enorme gasto público de asesores y funcionarios de segunda o tercera línea que están ahí pero nadie los conoce. La emisión monetaria es todo un tema, no debe ser fácil sin duda, porque la gente necesita efectivo y al no haber financiamiento externo, le dan a la maquinita de la Casa de Moneda. Esto en algún momento va a terminar de la peor manera, con inflación aún más alta, y no existe un "manual" para paliarla. Son una serie de medidas que se deben implementar y que ninguno de los economistas que quieren arreglar el país por televisión pueden atinar a resolver. En este gobierno hay personas capaces e idóneas, además de los eternos inoperantes. Pues bien, que aquellos que saben tomen las riendas de las decisiones que nos afectan a todos, más allá de la interna entre Fernández y CFK que flaco favor hace a los argentinos. Punto final. 

 

2 de diciembre de 2020

Quemando los últimos cartuchos de 2020

Cuando perdemos la inocencia o la ingenuidad, perdemos también la capacidad de asombro. Hay un momento de quiebre en cada uno de nosotros, en el cual ya no somos tan crédulos, y ese "clic" se da por lo general cuando sos adolescente. Digo esto, sin ser psicólogo ni mucho menos. Es una etapa en la que ansiás tener 18 años para poder hacer un montón de cosas que te están vedadas, y luego comprendés que no era nada realmente importante, excepto votar, por citar un caso (ahora los chicos pueden emitir su voto a partir de los 16). Acá no es tan estricto como en otros países el acceso a películas pornográficas, pero recuerdo que años atrás uno tenía que recurrir al favor de un amigo o hermano mayor para conseguir el ansiado videocassette. Hoy todo pasa por Internet: para quien le interese, hay infinitos videos de sexo explícito que ni siquiera se sabe quién los ha ido subiendo a la red.

La cuestión es que estamos quemando los últimos cartuchos de 2020, siempre con la esperanza de un futuro mejor. Una esperanza que no está fundada en nada en concreto, tal vez en ese anhelo colectivo de dar vuelta de página e ir recuperando paulatinamente nuestra vida normal. Pero ojo, porque tal vez aquello que nos era "normal" tampoco nos daba satisfacciones. Idealizamos cosas o hábitos por el solo hecho de no poder llevarlos a cabo. Jugar un picadito de fútbol no parece ser nada extraordinario, hasta que lo prohibieron como sucedió con otras tantas actividades por razones ya conocidas. 

Aprendiendo de los que tenían más experiencia que yo, y de mi formación académica, hace casi 20 años pude lograr lo que siempre quise ser: periodista. Y también uno aprende de los tropezones o de aquellos que tienen una concepción errónea de un medio de comunicación. No somos jueces ni pretendemos serlo, al menos en mi caso. 

 Pero van surgiendo nuevas generaciones y es natural que, como yo lo hice en su momento, peleen por un lugar en la profesión. Eso te obliga (me obliga) a superarme. A dar lo mejor que pueda, a corregir una y mil veces un texto hasta darle a la nota la forma que yo quiero. A reinvertir en mis insumos: pilas, grabadores, cámaras de fotos. A buscar nuevos anunciantes. A darle preponderancia a la parte fotográfica para que el lector tenga la mejor imagen ilustrativa, la que se merece, con nitidez y calidad. La superación excede largamente lo laboral, y es -debe ser-  personal. Cuando lográs que menos estupideces te irriten, te indignen y te saquen de foco de lo realmente importante, te estás superando (a mi modo de ver). Ahora lo llaman "soltar", no sé cómo le decíamos antes. La satisfacción del trabajo bien hecho es lo más valioso, aunque no se traduzca en el juicio de valor de los demás. A veces pierdo 25 minutos desgrabando una nota que ya sé de antemano que no tiene ningún gancho, es una aburrida conferencia de prensa para anunciar temas que no son más que boludeces o publicidad encubierta. Y en otros casos, con mucho menos esfuerzo, conseguís 500 o 600 visitas. Estoy hablando de cómo se maneja el tráfico de usuarios por Internet, que se incrementó notablemente en la pandemia con las redes sociales, sobre todo en las transmisiones en vivo por Instagram. Y también del comportamiento del lector.

 No se puede complacer a todo el mundo, ni escribir notas que sean del agrado de todos. Los hechos son como son y tenemos el deber de informar. Aun cuando sea de escaso interés. Se escribe "por" el lector, no "para" el lector. Es subestimar a la gente darle todo masticado, las cosas que son complejas se explican con la mayor claridad posible para que el mensaje llegue a un público amplio, pero esto me hace acordar a aquella vieja anécdota de Ernesto Sabato, cuando le pedían que explicara más fácil la Teoría de la Relatividad. Punto final. 

 

A la vuelta de la esquina

  Mitad de semana en la ciudad. No sé qué les pasará a ustedes, pero yo ya no me preocupo tanto como antes respecto a situaciones que aparen...