Domingo por la
tarde en la ciudad. No recuerdo fin de semana "largo" más
desagradable que éste, en mucho tiempo. Quizás hubo alguno, pero en este
momento no lo registro mentalmente. Creo que ya varias veces di a conocer mi
opinión sobre los feriados carnaval, por lo cual no seré redundante. Además del
mal tiempo, con tormenta eléctrica incluida, y cortes de luz, por supuesto, el
pueblo estuvo a media máquina. Nunca fuimos Nueva York, es verdad, pero tampoco
esto. Ayer, sábado por la tarde, noté un poco más de movimiento en las
librerías y comercios similares, por el comienzo de las clases, pero no hubo
mucho más. Desde el Municipio, ya han reprogramado tantas veces los
"festejos" por carnaval, que el común de la gente no tiene ni idea, y
a los medios de prensa también nos cuesta un poco seguirles el tren. Yo
suspendería todo lisa y llanamente, pero bueno, es lo que hay, si tuviera un
puesto político tal vez pensaría distinto, tendría en cuenta la actividad
comercial, u otro tipo de variables.
Cambio de tema: En la Argentina, la obra pública es un intrincado laberinto de burocracia, sobreprecios y corrupción. Y esto viene desde mucho antes del ascenso de los K al poder. La coima está tan naturalizada, que en los mismos pliegos licitatorios ya está incluido un "plus" encubierto. Por ejemplo, para repavimentar una ruta cualquiera, los materiales suelen ser de una calidad muy inferior a la que debería utilizarse. Por lo tanto, no es extraño que esa porquería termine rompiéndose, y luego (por arte de magia), la misma empresa sale ganadora en otra licitación posterior para su reconstrucción, bacheo o lo que sea. Reconstrucción bien "argentina", como reza el slogan de la publicidad oficial. Toda estas maniobras son tan groseras y evidentes, que ni siquiera son "prolijos" tratando de ocultar lo obvio. En el Mundial '78, se gastó a manos llenas guita que supuestamente estaba destinada a construir nuevos estadios y remodelar otros. Esto quedó en evidencia porque la Copa del Mundo siguiente (España '82), terminó costándole a las arcas estatales de ese país menos de la mitad del despilfarro que significó ese agujero negro que llamaron EAM 78 (Ente Autárquico Mundial '78). Empecemos por ahí: Decir que los militares eran "honestos" en el manejo de los fondos públicos, ya es una falacia. Los gobiernos democráticos sólo perfeccionaron las prácticas para que los empresarios amigos siguieran llenándose los bolsillos. Pero esos tipos, los cómplices por un lado y los corruptos por otro, nunca van en cana. Ahora, si vos te quedás con un vuelto y sos un pobre perejil, te escrachan en todos lados. Ojo: Que no se tome esto como una defensa hacia esos sujetos, ni como una justificación para un delito menor. No es ese el punto.
Por eso, lo que estoy planteando en esta nota, es que la condena social no suele ser igualmente proporcional a la cantidad de fondos que se fugaron. Por eso tenemos hospitales y escuelas hechas pedazos, porque a nadie le importa invertir, salvo para hacer un corte de cintas o descubrir una placa en tiempos de campaña. En una empresa privada, el que chorea es despedido, y no es casualidad que encuentre abrigo en la teta del Estado "bobo", el mismo que sostenemos vos y yo desde hace años. Somos tan giles que creemos que, porque alguien tiene un buen patrimonio, no va a robar. Con ese argumento, Macri o Donald Trump serían monjes franciscanos.
El anarquismo es una utopía que insólitamente aún cosecha seguidores, porque plantea la ausencia de una autoridad. Pero entonces, ¿Quién conduce los destinos de una provincia, o de un país? No funciona en ningún lado. Ahora vemos cómo los grandes medios están dedicando una amplia cobertura a Rusia y Ucrania. Loco, seamos coherentes, ¿Cuánta gente sabe dónde queda Ucrania en el mapa? Y yo me incluyo dentro de los ignorantes, realmente no lo sabía. No hay que dejar que otros nos marquen la agenda: Ya no se habla más de Corrientes, porque supuestamente la lluvia fue suficiente para aliviar a esta provincia y los incendios cesaron. La lluvia!! O sea, inversión cero del Estado, vamos a esperar si llueve a ver qué onda, pobre gente, hay que ayudarla, hagamos una colecta, porque son argentinos, ¿No? Claro que si vivís en CABA, tu radar termina en la General Paz, de manera que tampoco tenés idea de dónde queda Corrientes, y estarías más preocupado si se incendiara la Avenida homónima... porque sí, Buenos Aires es cosmopolita... Ah, no pará un poco, ¿No somos un país federal? ¿No hay un librito que se llama Constitución que dice eso? Sí, pero nadie le da bola, excepto algunos abogados o jueces... Los mismos que avalan los aumentos de tarifas de luz, gas, nafta, y peajes. No vino alguien, que se creía Dios, a decirnos que las rutas iban a mejorar concesionando su administración a los peajes? Sí, me acuerdo de uno, que se decía peronista, pero ustedes eran muy chicos, si no saben del caudillo de La Rioja, para qué hablar de Perón... ¿No te acordás, que se sacó una foto con los Rolling, que aparecía en las revistas de la farándula como un playboy? Ah, es verdad que ya no se leen más revistas... Bueno, entonces googléalo, no lo voy a nombrar porque dicen que este finado es mufa...
La gente habla, dice, comenta, opina. Estos verbos parece sinónimos, pero no lo son. El intelectual desprecia a "la gente", o "el vulgo" (entendido esto por todo el resto de la sociedad excepto él y otro grupo de iluminados). Filósofos, sociólogos, y otros de la misma categoría, son quienes rankean más alto. En principio, se creen la autoridad a imponer una verdad absoluta sobre un tema cualquiera, y a no aceptar otro punto de vista. Honestamente, a mí no me gusta que me digan cómo tengo que pensar.
Los filósofos K son particularmente difíciles de entender. Pocos lo recuerdan, aunque no haya mucho para recordar: Ricardo Forster es un impresentable que ocupó un cargo inventado, dentro del Ministerio de Cultura (también inventado), y de esta manera se le pretendió dar al kirchenrismo cierto andamiaje ligado con la razón y no con la emoción. Para empezar, la antigua Secretaría de Cultura era totalmente inoperante y llena de "ñoquis", y luego, cuando le dieron el rango de Ministerio, no se hubo cambios significativos. Y no me canso de repetir la frase del fallecido ex Secretario de Cultura, Torcuato Di Tella, que se sinceró diciendo: "La cultura no es una prioridad ni para el Gobierno ni para mí". Por supuesto, sabía que tras esa declaración lo iban a rajar enseguida, lo cual poco le importó porque el tipo supo tener un prestigio que hizo que no necesitara ocupar función pública alguna.
Ya pasó el veranito, muchachos. Y los acreedores del Fondo Monetario, serán unos HDP, buitres, especuladores o como les guste llamarlos, pero tarde o temprano habrá que pagar. A nadie le importa ya quién contrajo la deuda, porque quienes ocupan los sillones de la Casa Rosada son ustedes. Nos estamos viendo pronto. Punto final.