Me acuerdo de que, en una fecha aproximada a la de hoy, hace 10 años, ocurrió en Lobos el más feroz temporal del que tenga memoria. Algunos medios de aquel momento sostenían que se trataba de una "cola de tornado", pero en las crónicas que yo hice al respecto preferí titular simplemente, que había ocurrido un "temporal". De más está decir, elegí denominarlo así, sin ánimo de restarle gravedad a lo que estaba pasando. Por eso, esta suerte de efeméride la voy escribiendo sin apelar al archivo, porque sería una tentación en la cual intento no incurrir, y lo que da origen a este relato es tratar de comprender cómo lo viví. Ahora que lo pienso bien, creo que fue el año en que más fumé (comprar un atado te salía 4 pesos).
Creo que fue el 8 de febrero de 2012. Con mi familia, habíamos salido de una visita que hicimos al Asilo donde entonces se encontraba mi abuela. Aunque estaba atardeciendo, el cielo se puso negro en cuestión de minutos. El aire era pesadísimo, y todo presagiaba una fuerte tormenta. Nada nos hacía imaginar, o suponer, lo que sucedió. Creo que fue la colisión entre dos masas de aire de diferente temperatura la que produjo un estallido y un estruendo tal, cuando nos disponíamos a subir al auto. Pensé ingenuamente que se trataba de un explosivo y solté un grito al verme sobresaltado. Casi de inmediato comenzó a llover, y tratamos llegar lo más pronto posible a casa. El silbido de esas ráfagas de viento, realmente daba miedo. Por no mencionar relámpagos, truenos, rayos, y todo lo que se les ocurra imaginar. Estas condiciones climáticas continuaron durante toda la noche, y al día siguiente nos dio la impresión de que habían amainado un poco, pero lo peor estaba por venir. Lobos era tierra arrasada. Hubo muchísimas voladuras de techos en los B° Celeste y Blanco. En la zona urbana, los árboles parecían escarbadientes, por la facilidad con la cual se desplomaban, y habían arrancados de cuajo, quedado tirados en la calle (por suerte, ningún peatón o automovilista resultó aplastado en ese momento). Cables tirados por todos lados y un escenario desolador (obviamente, se cortó la luz, pero no recuerdo durante cúanto tiempo).
Hace 10 años, si bien entiendo "en los papeles" existía, Defensa Civil tenía escasa operatividad y protagonismo ante este tipo de siniestros. El Gobierno municipal se desentendía del organismo y básicamente sólo se acordaba de su existencia cuando acontecían emergencias meteorológicas. En fin, el Gobierno de turno estableció un plan de asistencia y ayuda social a las víctimas; el Intendente estaba de licencia y por lo tanto un familiar suyo, que era concejal, había asumido interinamente la titularidad del Ejecutivo porque es lo que corresponde según lo que establece en la Carta Orgánica. Cuando el Intendente se toma vacaciones, lo reemplaza quien fue candidato a primer concejal de la lista de su partido.
Sepan disculpar la digresión. Les estaba diciendo que todo lo que vino después sí lo tengo presente, porque convocaron a una conferencia de prensa, en la cual desmintieron que una persona haya resultado electrocutada (un rumor que no sé de dónde salió, pero probablemente el medio que lo publicó ni se molestó en chequear). Más allá de todo eso, 2012 no fue, ni por asomo, mi mejor año: hubo una sucesión de hechos que me pusieron mal, algunos que fueron responsabilidad mía o otros que me afectaron pese a que no tenía nada que ver con ellos. Pero eso es otra historia.
Retomo el relato: Por supuesto que, con el transcurso de los días la situación se fue normalizando, pero llevó bastante tiempo volver a foja cero y reparar, en los casos que se podía hacerlo, los daños de aquel temporal. Se me confunden un poco dos episodios parecidos: uno, el tornado de 2012. Y otro, más reciente, la inundación de agosto de 2015, que comenzó el mismo día en que se disputaban las elecciones PASO. Pero hay un común denominador: mientras muchos festejaban o hacían la plancha, la ciudad había sido víctima de un fenómeno devastador. Lo único "bueno" es que el reloj de la Iglesia, cuyas campanadas repicaban cada hora, fue atacado por un rayo y dejó de funcionar para siempre. Vivo relativamente cerca del Centro, y cuando no podés dormir y das vueltas en la cama, escuchar esas campanadas de mierda te pone del peor humor posible. Ojalá a nadie se le ocurra la idea de volver a repararlas. Actualmente, las únicas veces que las campanas suenan son cuando hay un responso en el Templo Parroquial, pero -desde luego- no cada hora.
Hace 10 años, aunque no es un lapso considerable, todavía no se había consolidado buena parte de la tecnología con la que contamos ahora. Transmitir en vivo, o en "tiempo real" por las redes, era bastante difícil, por las limitaciones que una cámara estándar de cualquier celular de esa época tenía Por ese motivo, las cámaras digitales "pocket", por así llamarlas, aún no eran casi obsoletas como en la actualidad. Por lo general, hay determinados hechos "bisagra" en la vida de una persona que suelen calar tan hondo, que podemos recordar con precisión qué estábamos haciendo en ese momento. Y no hablo ya del atentado a la Torres Gemelas o cosas por el estilo, sino que hago foco en un plano más doméstico.
Por otra parte, hablando de lo doméstico, de lo cotidiano o de lo mundano, nuestros padres (los míos o los tuyos, si tenés la suerte de que aún permanezcan con vida), no solamente se han privado de muchas cosas para evitar vernos sufrir, si han sido gente de bien. Han pasado apremios económicos para que podamos estudiar, no nos exponían a situaciones shockeantes o que herían nuestra sensibilidad, nunca nos faltó un plato de comida ni aún en la peor de las crisis que te quieras imaginar (que han sido muchas). Sobre esto último, tratá de darte cuenta de lo que hacen o hicieron por vos mientras todavía los tenés contigo, porque después, ir a llorar a sesiones de terapia diciendo una y otra vez "pobre Papá", o "pobre Mamá", probablemente te llene de culpa al comprobar lo desagradecido que fuiste ante aquellas pequeñas cosas, pequeños gestos, que te hicieron la persona que sos hoy.
Por supuesto que hay progenitores que toda la vida te boicotearon ante cada proyecto o te hicieron sentir como una mierda. Gracias a Dios o a la Providencia, sin ponerme demasiado místico porque no me nace hacerlo, ese no ha sido mi caso, ni el de la mayoría de mis amigos de la infancia con quienes me sigo relacionando esporádicamente. Bueno, no sé por qué motivo en un momento dado, cuando esta por cerra nota he "pegado el volantazo" y cambié de tema. Procuraré enmendarlo, afirmando que todo tiene que ver con todo, como alguien dijo alguna vez. Nos estamos viendo pronto. Punto final.
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