La semana transcurrió tranquila, sin mayores novedades en el plano doméstico. Tengo la sensación de que este mes, que históricamente se pasa volando y es como un sándwich entre enero y marzo, se ha vuelto más “largo” que en años anteriores. Esa percepción, probablemente, tenga que ver con la falta de hechos relevantes. Ante ese escenario se acentúa más aún el marco de mediocridad generalizada.
Muchas veces
somos nosotros quienes proyectamos nuestra falta de iniciativa en una
determinada época, y lo real es que hemos pasado bastante tiempo haciendo la
plancha, creyendo que con esa actitud éramos más previsores y prudentes al tener
que nadar en aguas turbulentas. Pero no puede aplicarse como regla general. Sería
un error vivir de ese modo.
No estoy hablando de ser pusilánimes, como podría pensarse. Hagamos la salvedad de que la cobardía no significa solamente negarse a cagarse a trompadas. Sería un razonamiento bastante básico. Es aferrarse a “lo seguro”, por ínfimo que nos resulte eso que te sostiene.
Como planteé en
algunas notas anteriores, en la vida hay que jugársela, y quizás lo estés
haciendo todo el tiempo, sin darte cuenta de ello, porque implica tomar
decisiones. Pero en cada decisión subyace esa voluntad de ir hacia un camino o
hacia otro. Y es parecido a arrojar una moneda al aire, para ver de qué lado
cae. Si hubiera certezas de todo, careceríamos de todo riesgo, pero también
caeríamos en un aburrimiento fatal. Es bueno que la vida te sorprenda de vez en
cuando.
Si me preguntás
por la actualidad política, y por lo que estamos viendo a nivel país, podría
analizarlo según mi mirada. Sólo diré que me provoca inquietud y zozobra el hecho de ver
que no hay rumbo, no hay plan, no hay nada. Bueno, aquí tenemos un ejemplo
claro de en qué casos tiene que haber previsión, porque se trata de gobernar para millones de
habitantes, de lo contrario, se termina transformando en un experimento, un globo de ensayo.
Estamos atravesando una recesión pocas veces vista. Y nadie sabe por cuánto
tiempo más se prolongará. El final de esta historia no va a ser grato, de eso estoy seguro.
No es posible
incentivar el consumo en esta coyuntura, si tenemos los precios en alza
constante. Hay que cuidar la plata, pero al estar tan devaluada, no podés comprar nada, y conservar dinero tampoco sirve para tener un refugio ante la inflación. El
dólar ha cambiado su tendencia, basta con ver cómo desde hace varias semanas transita una
progresiva baja, es decir que si compraste a $ 1.850, ahora los vas a vender a
$ 1.050, con suerte. A menos que tengas un patrimonio como para “aguantarlo”
unos meses con la esperanza de -al menos- recuperar ese capital, la inversión no habrá dado el resultado esperado, y por lo tanto vas a perder otra vez. Las cotizaciones en
sí son un tema complejo y daría para largo. Aunque no soy un experto en finanzas, seguramente lo abordaré con más
detalle en otro posteo. Nos estamos viendo pronto. Punto final.