Casi dos días consecutivos, que pueden ser tres. Es como si el Barba hubiera dicho: “¿Así que ustedes me rompían las b… con la lluvia? Acá la tienen”. Buen punto para pensar en lo inconformistas que somos: Parece ser que nada nos viene bien, y que estamos dando vueltas en el medio de un “gataflorismo” constante. Y eso que no estoy hablando de política o economía, donde la valoración o la percepción de cada uno es tan dispar que bordea lo insólito.
En fin, lo concreto es que las pocas veces que salí de mi casa este sábado, al igual que en ocasiones anteriores, parecía que la garúa había cesado, o que era muy tenue. Ayer se notó más. Todo cambió cuando, a poco de caminar un par de cuadras, el agua empezó a caer cada vez con más fuerza e intensidad. El paraguas me permitió que no me pasara como la última vez, en la que quedé totalmente expuesto ante el chaparrón. El tema son las zapatillas, sin importar su marca o calidad. Cruzar la calle debe hacerse con mucho cuidado, evitando apoyar el pie donde se van formando los charcos, algo que en apariencia es sencillo y que hasta un niño entendería, pero que se complica a medida que el agua no escurre como debería ser y el asfalto (peor aún si es calle de tierra) se inunda en su totalidad.
Si usás zapatos, tenés la chance zafar bastante, porque el cuero resiste las mojaduras. Claro que luego deberás secarlos lo antes posible, de lo contrario te arriesgás a que se arruinen. Pero lo rescatable, sin duda, es que se disipó el calor. Una temperatura de 30° C, en promedio, es normal, y podés salir de tu casa sin grandes sobresaltos, incluso si el cielo se presenta totalmente despejado. No hay peligro de golpe de calor con esos valores.
Pero, yendo al meollo del asunto, estamos en el fin de semana largo de Carnaval, que debería ser removido, pero es una discusión que ya planteé muchas veces sin grandes avances. Habrá que ver qué pasa en Lobos con la oposición.
Previo a las elecciones, a un grupo de amigos y gente de confianza les anticipé que un tercer mandato del actual Intendente iba a ser un desastre. Creo que hay varios hechos que me han dado la razón, y esto recién empieza. Ojalá me equivocara y pueda ver a Lobos como un faro para toda la Región. Pero no lo es, ni lo será al cabo de 4 años.
Hablemos ahora de la Multisectorial que se está gestando en nuestra ciudad: Es posible que, si
se dejan diferencias menores de lado, el proyecto de llegar a acuerdos dentro de la oposición prospere. No hay cargos en juego, ya que no estamos en un año electoral. Y
tampoco tendría que existir una jerarquía, o una Comisión: Que concurran a las
reuniones aquellos que realmente tienen voluntad de participar, que a nadie
se le pida la ficha de afiliación, y que no se caiga en ninguna estupidez de
ese tipo que terminaría por desvirtuar el sentido de un espacio que, en
principio, debe presentarse ante la sociedad con una estrategia en común, una señal
de unidad. Y por sobre todas las cosas: Un mensaje claro.
Esas “señales” deben ser genuinas y palpables, porque la gente no es estúpida, y lo primero que se va a pensar (reitero) es que están disputándose un cargo o una determinada posición. Lamentablemente, aunque resulte malicioso, es comprensible el razonamiento, a juzgar por lo que ha pasado con las alianzas o coaliciones en nuestro país. Tienen todo un año para ponerse de acuerdo y arribar a conclusiones que sean útiles a los lobenses. El año próximo, si quieren ir a elecciones juntos o cada cual por su lado, será otra historia. El peronismo, por sí solo, todavía no lograría ocupar la oficina de Salgado 40. Pero sí hay sectores filoperonistas que si se procede con inteligencia, pueden dar vuelta la historia.
Obviamente, hay que tener espíritu crítico, porque si vos estás alineado con el gobierno actual, ¿para qué vas a ser oposición? No tiene sentido. Pero recuerden: Esto no significa cuestionar todo, sino poner en la mira aquello que el vecino promedio padece a diario. Si siguen ese rumbo, podrán consolidarse, pero aún falta mucho: Por lo que tengo entendido, recién se están gestando las primeras conversaciones.
Sé de dirigentes que se han reunido, son
personas de bien, y por ahora no tengo ninguna objeción que hacer, así que eso refuerza mi teoría de que sólo hace falta actuar
con sensatez. Como digo siempre, sólo resta sentarse a esperar: Lo demás lo
veremos con el curso de los acontecimientos. Punto final.
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