Lunes por la tarde en la ciudad. Cómo no sentir cariño o apego hacia este blog, si fue una creación mía y buena parte de mi vida está plasmada en lo que fui escribiendo aquí (por supuesto que hay cuestiones privadas que elijo mantener en reserva). Han pasado varios modelos de computadoras y teclados, sin embargo, aquí estoy, sigo dándole continuidad desde hace 19 años, lo cual es un lapso considerable en la era digital, donde los cambios se dan vertiginosamente. Tengo una notebook, y empecé a escribir las primeras notas del blog desde un vetusto CPU, que sumado al monitor y otros periféricos, era un mamotreto absoluto.
Estos últimos días
en los cuales no publiqué ningún posteo nuevo, los dediqué a afrontar otros compromisos.
Y además, a tratar de descansar y dormir mejor, nada del otro mundo. Pero, aun
así, consideré necesario “regalarme” ese tiempo, ya que no me tomo vacaciones
en todo el año. Mi ánimo se estabilizó
bastante luego de que transcurriera el extenso fin de semana de Semana Santa.
Toda esa zozobra apareció debido a que no podía cobrarles a los clientes un
feriado, de manera que recién a partir del 3 de abril sentí podía contar con
alguna moneda en el bolsillo. Y tan pronto como tenés algún ingreso, te toca
alguna cuenta por pagar, por supuesto. Tenía dos o tres deudas que pude saldar
enseguida, sumado al monotributo, que es lo primero que elijo pagar, porque si
no lo hago me cortan la cobertura de la obra social. Como verán, la plata va y
viene. Pero se va más seguido de lo que vuelve.
Para mí, comenzar
una nueva semana significa que todo está por delante, que existe un amplio horizonte
hacia el cual dirigirse. En este intervalo, lo mismo que me ha sucedido en el
blog se trasladó a las notas periodísticas: No les encontraba la vuelta. Aunque
tengo 22 años de profesión, me hastía la idea de que todo deba salir del mismo
molde. El solo hecho de pensar en desgrabar discursos o palabras que no aportan nada ya me sumergía en el tedio, pero a su vez me paralizaba un poco. Es probable
que todo ello continúe siendo así, pero lo voy a encarar con otra actitud.
Durante el fin de
semana, cumplí con casi todo lo que tenía en agenda, pero me demandó más
esfuerzo que en otras ocasiones trabajar sobre ese material. Redactar una
crónica puede ser una tarea sencilla, y uno ya no debería albergar la
pretensión de ser muy creativo u original. A eso me refiero, cuando en el
párrafo anterior mencioné que todo sale del mismo “molde”.
Es verdad que, en todo caso, te podés correr de lo convencional si se trata de una nota editorial
o una columna de opinión. Pero quizás no sirva de mucho polemizar al pedo, al
menos para mí. No se va a ningún lado de esa forma, y ni siquiera es atrayente
para los lectores. Yo diría que hasta puede jugarte en contra si no sabés medir
el impacto de la opinión pública, y la viralización de los videos o imágenes
que circulan de un celular a otro. Si te
mandaste una cagada, y publicaste una nota apresuradamente, ese contenido se
replica miles de veces y te deja en ridículo en cuestión de minutos. Es el lado
más cuestionable de la inmediatez en la que vivimos. Pensá que Facebook tiene
ya 20 años desde su irrupción a escala global, que hoy los paradigmas han
cambiado, que si no tenés Instagram no sos nadie, que todo se publicita o
promociona por ahí… pero yo le podría agregar el famoso WhatsApp: Cuando el servicio
presenta alguna falla o “se cae”, como suele decir, enseguida es noticia. Nadie
usa un teléfono de línea, pero tampoco se usa el celular para efectuar una
llamada común y corriente. Todo es por WhatsApp, y así nos va, porque eso
genera malos entendidos de todo tipo, y artimañas que son la delicia de los
hackers. Habría bastante para hablar sobre cómo estamos parados ante esta nueva
era, posterior a la masificación de Internet, que ahora va destinada a
conquistar la voluntad de cada uno de nosotros basándose a complejos algoritmos
o en Inteligencia Artificial. Nada es gratis en la Web, de eso podés estar
seguro. Pero, a modo de consuelo, podés leer gratis este blog todas las veces
que quieras. Nos estamos viendo pronto. Punto final.
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