16 de abril de 2024

Crónica de una sociedad en ataque de nervios

Comenzamos la semana. Ayer saltó la térmica y media casa permaneció a oscuras mientras intentaba escribir estas líneas. Así que tuve que interrumpir esta nota hasta que pudiera resolver cuestiones más urgentes: Hubiera sido una insensatez dejar que la notebook se quedara sin batería, sin tener ninguna precisión de cuando regresaría la electricidad. 

Hoy ya es martes. Tengo que recuperar el impulso, el envión, lo cual implica no buscar excusas estúpidas para dejar en stand by las acciones propias de un día común. Debería reanudar la actividad física, y ser más voluntarioso conmigo mismo, pero ya habrá novedades positivas. Es curioso, porque hace como 2 meses que dejé de ir al gimnasio y sin embargo mi peso se mantiene estable: 92 kilos. En fin, debo haber perdido masa muscular, eso sí. Estimo que durante el transcurso semana volveré, y me pondré al día con todo aquello que me quedó pendiente. 

Tantos días de lluvia nos han contagiado de algo peor que el dengue. Y es el malhumor: Hoy nos dio un leve respiro, pese a que cayó una garúa intensa pasado el mediodía. Mientras tanto, leo los portales de la Web e intento buscar alguna información interesante. Siempre algo se consigue. Lo único provechoso de los 100 mm. que marcó el pluviómetro, es que la Laguna se haya recuperado como hacía meses que no se veía. 

Sigo pensando que los K hacen una lectura errónea de la voluntad del electorado. Se resisten a efectuar una autocrítica pública, a reconocer que fueron un desastre. Y no es que Milei fuera un As de espadas con garantía de gobernabilidad, sino que Massita nos iba a hundir sin siquiera haber zarpado del barco. El balotaje se dirimió entre dos impresentables, eso lo tenemos claro. Los peronistas dejaron crecer al Peluca para debilitar a JXC, pero la jugada, a juzgar por los resultados, les salió mal. Sería bueno que, aunque sea, se hagan cargo de haber diseñado una pésima estrategia. La gente que votó a LLA no es culpable de nada: Se hartó de años de despilfarro y de joda. Me parecen nefastos los libertarios que nos están gobernando, pero si nos quedamos sólo con eso como ínfima conclusión, no nos lleva a ningún lado. 

Milei es profundamente intolerante y agresivo, del mismo modo que lo son hacia él aquellos que no lo votaron y que se quedaron con las manos vacías.  
A mí no me molesta lo que digan esos kamikazes, pero sí es incomprensible la soberbia de algunos, que no aceptan que perdieron y nos quieren dar cátedra de "buen ciudadano". Ya estudiamos Educación Cívica, muchachos. Ahí está el problema medular: Si les preocupa recuperar la aceptación de la sociedad en términos de sufragios, deberán cambiar de manual, porque así como van, no les auguro mucho futuro. Sí, es verdad que LLA está provocando un terrible agujero en las instituciones, a todo nivel, y degradando la función del Estado. Eso está fuera de discusión, es evidente y palpable. Pero ahora ya es tarde para hacer conjeturas del tipo "qué hubiera pasado si...". El año que viene habrá que volver a votar, y el pueblo decidirá si quiere darle continuidad a este modelo o volver a lo ya conocido. Bueno, llamarle "modelo" al esperpento que estamos presenciando ahora (abril 2024) suena un poco pretencioso, ya que sólo hay dos o tres ejes como política pública, que son bastante endebles de implementar en la práctica. 

Siempre queda la sensación de que uno podría haberle sacado más provecho al día. Como me comentaba un amigo: "Cuando quiero hacer las cosas que me gustan, no tengo tiempo. Y cuando tengo tiempo, estoy tan cansado que no me quedan ganas". Y así se acumulan libros, diarios y revistas sin leer, quién sabe por cuánto tiempo, hasta que alguien las rescata del olvido cuando ya hayan perdido toda actualidad. ¿Por qué hago esta digresión? Pues bien, porque retomando el párrafo anterior, no se puede salir a rasgarse las vestiduras con "el diario del lunes". No es serio. Punto final. 

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