8 de enero de 2012

Reflexiones de domingo...

Antes, no sé precisar cuánto tiempo atrás, tus amigos se tomaban el trabajo de ir a tu casa y saludarte por tu cumpleaños. Así, todos pasaban un grato momento, comiendo torta, sandwiches o tomando unos mates. Pero parece que el contacto personal ya no se considera necesario, y entonces esos amigos comenzaron a mandar mensajes de texto o e-mails para la fecha en cuestión. Pensé que ya con ese modo tan frío y distante no habría marcha atrás, pero me equivoqué. Con la aparición de Facebook, los contactos (mal llamados "amigos") reciben una notificación del cumpleaños de sus otros amigos de la burbuja social. Entonces, ya ni siquiera hay que gastar, te mandan un saludo por Facebook y listo. Para qué molestarse en llamar por teléfono, visitar al cumpleañero o elegir un regalo.

Estamos perdiendo muchos hábitos y costumbres con los que supimos crecer, pero parece que a nadie le importa. Y hay algo más que está vinculado a esto: las nuevas generaciones no le dan valor a las cosas. Por ejemplo, cuando yo era adolescente tenía que ahorrar para comprarme un disco que me gustaba. Hoy, cualquier pendejo con acceso Internet puede bajar las canciones que desee gratuitamente. ¿Qué ocurre entonces? Los chicos bajan 300 temas, por decir una cifra, pero escuchan menos de la mitad. No soy capaces de sentarse a escuchar 12 canciones de un disco, porque se la pasan boludeando con la computadora y saltando de un track a otro.

Lo mismo está sucediendo con los autos. Hace 30 años, comprarse un cero kilómetro no era para cualquiera. Las cuotas y los requisitos eran infinitos, y además quienes accedían a un auto nuevo tenían un estilo de vida acorde con el valor del vehículo. Hoy, hay gente que vive al día, que alquila una casa que se cae a pedazos, y sin embargo ya está pagando un crédito para un cero kilómetro, o para un televisor LCD. No estoy juzgando a quienes actúan de ese modo, porque cada uno hace con su plata lo que quiere. Solamente me detuve a pensar en cómo hemos cambiado las prioridades y las cosas que cada uno considera importantes. Punto final.

No hay comentarios.:

Siempre hay una buena excusa

  Cuando pasan varios años sin que te encuentres con alguien y esa persona aparece súbitamente en escena, pueden suceder dos cosas: O que te...