28 de agosto de 2014

Barco sin rumbo

Pasó bastante tiempo desde que redacté mi último post, algo inusual para mí. Tengo un amigo "Anti-K", lo cual no me satisface dado que es un fundamentalista, una persona que aprecio pero que no ve nada positivo en la actual gestión de Gobierno. 

Creo que los dos extremos son perjudiciales, en lo personal yo nunca fui kirchnerista ni lo voy a ser, pero tampoco me voy a indignar inútilmente publicando memes o frases en las redes sobre supuestos sueldos que cobran funcionarios de alto rango, o hijos de desaparecidos. Puede ser cierto, pero no hay prueba alguna de ello, más que la imaginación de aquel que no tiene nada mejor que hacer. Lo que yo siento hacia este Gobierno, más que indignación, es resignación: que terminen su mandato en 2015 y que se vayan. Por otra parte, no queda mucho más que hacer. La famosa "década ganada" terminó no siendo tal, y CFK tiene varios frentes de tormenta abiertos. Rápidamente, como sucede en el peronismo, hay varios diputados y otros funcionarios que están saltando al bote de "massismo", y así esperan salvarse del naufragio y de esta manera asegurarse seguir calentando el culo en una banca.

Los sobresueldos, las coimas, los contratos truchos, los negociados, las cuentas en Suiza, los paraísos fiscales, hay existido siempre. Lo cual no significa que deba ser el modo de conducirse en un país que se presume de "serio" y que ya tiene 30 años de democracia. Punto final. 

Antes de apagar la luz

Jueves por la tarde en la ciudad. Si me pagaran por escribir acá, seguramente el resultado sería más provechoso. O en todo caso, me exigiría...