Jueves 2 de abril. A mi modo de ver, los únicos dos Cancilleres post-dictadura que estuvieron a la altura de las circunstancias, fueron Dante Caputo y Adalberto Rodríguez Giavarini. Dos tipos de una lucidez admirable, que supieron defender, cada uno de su modo, el reclamo de soberanía sobre Malvinas en la Asamblea de la ONU. El problema con Argentina, es que la Política Exterior ha sido errática e incoherente, no sólo respecto a la causa Malvinas sino a otros diferendos internacionales. Un Canciller no puede ser un improvisado ni un tipo al que "se le salga la cadena". Debe ser mesurado en sus apreciaciones, mostrar firmeza cuando sea necesario pero actuar con diplomacia porque ni es ni más ni menos que eso: un diplomático.
Algún día, llegará a ser Canciller una persona que deje de ejercer demagogia, de dar conferencias de prensa para "la tribuna", y que se dedique a establecer los vínculos entre la Argentina y el resto del mundo. Y no se trata de "volver a los 90", o a "las recetas del FMI". Es evidente que eso no resultó. Pero del mismo modo, cualquier argentino debería saber que Bolivia o Venezuela no nos van a "salvar" de un colapso financiero, porque ya bastantes problemas tienen ellos por resolver. Punto final.
