19 de agosto de 2016

Mejoremos nuestros vínculos

Siempre sostuve que perdonar es sanador, porque aunque no te olvides de lo que te hicieron, te quitás de encima el rencor. La vida es demasiado corta para desperdiciar tiempo discutiendo o "pasando facturas" que no conducen a nada. Por supuesto, esto no significa pecar de ingenuo o que te tomen por boludo. Cuando vamos conociendo a una persona, tanteamos el terreno hasta estar seguros de si podemos confiar en ella o no. Y aún así, muchas veces nos defraudan. Dicen que la confianza hay que ganársela, pero también hay que concederla, de lo contrario siempre vamos a estar con recelo, nunca vamos a poder contar a nadie nuestra cuestiones más íntimas, pensando que alguien nos va a cagar o traicionar. 

El trato personal implica riesgos, pero a mi modo de ver es la mejor forma de conocer a la gente. Ni Facebook, ni los mensajitos de texto, ni nada parecido puede reemplaza el hecho de verse cara a cara con alguien, de estudiar los gestos, el tono de la voz, la forma de expresarse. Hay temas muy sensibles que no se pueden hablar por teléfono, lo mejor es ir a tomar un café con nuestro interlocutor y destinar el tiempo que sea necesario a conversar tranquilos. Tal vez, lo más atinado es darnos cuenta que no es lo mismo ir a visitar a un amigo que enviarle un mensaje al celular. O saludarlo por el cumpleaños por mera casualidad, ya que Facebook nos envía recordatorios. A veces una lapicera y un papel es más útil que un celular, para recordar cosas y no tener que andar con tantas vueltas para agendar una actividad. La agendas en papel también están en vías de extinción, los únicos que las usan son algunos médicos para anotar los turnos de los pacientes. En fin, será cuestión de elegir entre adaptarse a estas costumbres tan despersonalizadas y alienantes o resistir hasta donde se pueda. Punto final.

Siempre hay una buena excusa

  Cuando pasan varios años sin que te encuentres con alguien y esa persona aparece súbitamente en escena, pueden suceder dos cosas: O que te...