30 de agosto de 2020

Ultimos días del mes: Un fin de semana con bolsillos flacos

Fin de semana en Lobos. En el marco de la "nueva normalidad", es la primera vez que fui a un bar un sábado por la noche, acompañado de mi primo. Debo decir que había pocos clientes, lo cual refuerza mi hipótesis de que quizás les conviene más seguir con el delivery. Pero hay que tener en cuenta que estamos a fin de mes, tiempo de bolsillos flacos, por ello tal vez sea el próximo finde el que tenga una concurrencia aceptable de parroquianos. Hecha la salvedad de que no hay guita circulante, fue una experiencia interesante tomar contacto con la noche lobense totalmente despojada de la famosas "previas", puesto no hay boliches funcionando. Igual, yo hace rato que estoy alejado de las pistas y no lo extraño para nada. Nosotros no fuimos a probar ni demostrar nada, sino a tomar un par de cervezas y nada más.

Comenzó a hacer frío nuevamente, es lo que constituyen los últimos coletazos del invierno. Aunque el cambio de temporada o estación resulta algo meramente anecdótico. Detrás de estos cinco meses y pico han quedado relegados cumpleaños, celebraciones religiosas, fechas patrias, feriados, sin que hayamos reparado demasiado en ellos. Todos los días son iguales, a decir verdad. Esa es la sensación que tenemos.

Estoy harto de ver y escuchar, en los grandes medios, sólo noticias sobre la cotización del dólar blue. Ya está, dejemos que estalle todo por los aires y listo, no podemos vivir pendientes de la especulación aquellos que tenemos que parar la olla todos los días. Nosotros cobramos lo que ganamos en pesos, y gastamos en la misma moneda, no tenemos margen para salir a comprar dólares. Ya bastante cuesta intentar mantener aquel estilo de vida que solíamos tener, darnos algún gusto como todos nos merecemos, porque no vinimos a este mundo solamente a trabajar y pagar deudas. Tenemos una familia, por lo cual necesitamos dedicarle tiempo y descansar lo necesario para recuperar "pilas". 

La presión impositiva es cada vez más fuerte y buena parte de nuestros ingresos se va en pagar impuestos cuyo destino nadie sabe cuál es, una suerte de agujero negro. Mientras, tanto nuestros diputados y senadores cobran dietas altísimas y canjean pasajes de avión que no usan (obviamente por la pandemia, pero ya lo hacían desde antes) por guita en efectivo. ¿Por qué no vuelven a reducir o eliminar el IVA a los alimentos esenciales? Creo que esa fue una de las pocas medidas adecuadas que tomó el macrismo.


Si lo vuelven a implementar, van a recaudar menos, pero es una forma de incentivar el consumo y de que esos productos estén al alcance de los sectores más postergados. Bajen el IVA a la harina, al pan, a la leche. Todos los países desarrollados están proponiéndose como meta reducir impuestos, y acá hacemos todo lo contrario. Y encima con el gobierno anterior nos endeudamos cada vez más para tapar parches. Podría decir, como planteo utópico, que todos los dirigentes deberían sentarse en la misma mesa para establecer acuerdos e intentar cerrar la grieta, porque estamos ante una situación de carácter excepcional que va más allá de posturas políticas. Algo imposible, claro está, si cada uno sale con una chicana o monta una operación de espionaje barato para cagarse en los demás. Punto final.

29 de agosto de 2020

Es la última vez que te lo digo

Sábado por la tarde en la ciudad. Estoy redactando estas líneas a los ponchazos, porque la computadora no me está funcionando bien, y el técnico me avisó que recién podría venir a revisarla el martes. Razón por la cual me las estoy arreglando como puedo, gracias a la ayuda de mi viejo que conoce un poco más que yo. Como estamos observando con estupor día tras días, el riesgo de las tomas de terrenos es real y concreto, ya dejó de ser una posibilidad remota. Cada día hay más predios que son víctimas fáciles de los usurpadores. Los vecinos tienen que estar avisando a la Policía casi constantemente porque una vez que esta gente se mete y empieza a construir, la sensación que uno tiene es que no los sacás más. Por ejemplo, en el terreno de la calle Belgrano, ya se está construyendo una casa de material, y los okupas se engancharon de la luz. Esto último, sin medir las consecuencias del peligro que significa para ellos mismos sufrir una descarga eléctrica subiéndose a un poste. Me la impresión, de que todavía no tomamos dimensión de la gravedad de lo que está pasando. Y de la inoperancia del Estado Municipal para poner fin a esta escalada. Las fuerzas de seguridad están actuando correctamente, desalentando o disuadiendo a los usurpadores hasta tanto la Justicia se expida y permita desalojar los predios que aún se encuentran ocupados. Si bien es cierto que en 2014 hubo una toma de terrenos en Las Tosquitas, si mal no recuerdo, fue a partir de este año que empezaron a crecer exponencialmente. 

Esto puede terminar de la peor manera, si no se acciona con un consenso de todos los partidos políticos de nuestra ciudad. Si el oficialismo quiere atenuar el costo político de una medida que supone inpopular, el único atajo que le queda es crear una mesa de diálogo para emitir un documento conjunto que fije posición sobre lo que está ocurriendo. Esto es posible de realizar, pero dudo que lo vayan a hacer. 

Las autoridades deben saber que la represión dentro de los marcos legales debe ser aplicada como única forma de restituir las tierras a sus legítimos dueños. De más está decir que debe ser el último recurso, agotadas otras instancias. Sin embargo, no hay que rasgarse las vestiduras por esto, ni perder tiempo en acusaciones sin fundamento. Esta es la última nota que dedicaré a referirme a las usurpaciones, porque creo haber expresado mi punto de vista, que puede ser compartido (o no) con los lectores. El COVID en Lobos quedó relegado a un segundo plano ante el avance de las tomas, que como mencioné antes, no creo que sean de manera espontánea. 


Ahora bien, hablando a nivel “macro”, los diarios de mayor circulación (especialmente Clarín y  La Nación) fueron muy complacientes con el gobierno de Macri, y recurrieron a miles de eufemismos para ocultar la realidad. Lo que más me preocupa, es que tengo la sensación de que no hemos aprendido nada. Pasamos por la peor crisis de la historia, pero seguimos equivocándonos, esperando que el Estado nos brinde todo, no esforzándonos por alcanzar metas propias. Ojo, el Estado NO puede estar ausente y debe asistir a quien lo necesita, pero ello conforme a un diagnóstico preciso de la realidad, y atendiendo a la coyuntura, que es de carácter excepcional.

La mentalidad del argentino promedio sigue siendo la misma que en 2001. Como escribí en un post anterior, no nos importa demasiado del otro, mientras estemos bien nosotros. Toleramos la corrupción y sólo reaccionamos cuando nos tocan el bolsillo. Somos el país más "anti-americano", pero en secreto más de uno desearía irse a vivir a EE. UU. Y, por supuesto, añoramos los tiempos del "uno a uno", de la plata dulce, muchos gozaron de los viajes al exterior, las boludeces importadas, y tantas otras cosas que nos hicieron creer que pertenecíamos al Primer Mundo. No tenemos humildad para reconocer que somos un país pobre, uno más del montón, dentro de América Latina. Todavía nos creemos superiores en varios aspectos, y no nos damos cuenta de que eso nos hace ignorantes. Por supuesto, hoy estamos mejor que en 2001, pero el precio que tuvimos que pagar fue demasiado alto. Ojalá algún día nos demos cuenta de que nosotros somos artífices de nuestro propio destino, y que todo lo que ocurrió tuvo que ver con nuestras decisiones. Punto final.

27 de agosto de 2020

Alguien debe decir basta

Jueves 27. Esta tarde me disponía a ir al gimnasio como hago habitualmente, pero los planes cambiaron en forma abrupta cuando me enteré de una nueva toma de terrenos en Lobos. Fui hasta el lugar, que es el predio de ADAL lindero al Hipódromo, y me dediqué a hacer mi trabajo, que no tiene horario, como podrán comprobar. Mucha presencia policial intentando disuadir a los intrusos, y mientras estaba en el predio viendo cómo la situación parecía irse de las manos, pensaba en que esto ya resulta una práctica habitual, a la cual los lobenses no estábamos acostumbrados. No me caben dudas de que esta gente no actúa espontáneamente. 80 personas no se meten todas a la vez en un terreno porque sí. "Alguien" está operando detrás de esto: no tengo certezas, pero sí sospechas. Toda usurpación es inadmisible, sean cuales fueren los motivos que los okupas pretendan esgrimir. 

Después de un largo "silencio de radio", hoy hubo una funcionaria municipal que se hizo presente, la Secretaria Fabiana Belardi. Está bien que lo haya hecho, pero debió haberse actuado en tal sentido antes, mucho antes. Porque esto dejó de ser una novedad para convertirse en un modus operandi. Hubo "candidatos" que en 2019 hicieron promesas propias de la campaña basadas en las necesidades de los que menos tienen, sobre todo en cuanto a viviendas. Ahora bien, la pregunta es por qué estas tomas de terrenos estallaron en el lapso del último mes de un modo casi sistemático. Y es válido el planteo que se hacen muchos vecinos: Esta gente, ¿Dónde vivía antes? Porque está claro que no permanecían a la intemperie o en situación de calle. Para mí, que suelo analizar los hechos antes de verter una opinión, me resulta bastante confuso. Y además, preocupante, porque lo que va a pasar es que como un grupo lo hizo, el resto se creerá con derecho a actuar de la misma manera. El delito de usurpación es excarcelable, por lo cual nadie irá preso, y quienes hacen estas tomas lo saben. 

Por supuesto que tengo sensibilidad social y sé que muchos vecinos tienen una familia numerosa con hijos muy pequeños. La prioridad deben ser esos chicos, que son los que más derecho tienen a transitar una infancia sin carencias. Pero hay cosas que no cierran: un pibe (20-25 años), con la pala de punta en el Barrio San Roque, intentando cavar un poste para construir una casilla. No fue necesario siquiera un gran despliegue judicial, tuvo que sacar del predio las cosas que tenía y retirarse. ¿Pero quien garantiza que no lo vuelva a hacer? Es una realidad muy dolorosa para todos. 

Próximamente voy a indagar más en esta cuestión. Tengo un par de entrevistas para hacer a algunos referentes políticos. Por supuesto, la más probable es que deslinden rotundamente cualquier responsabilidad, pero yo hace 20 años que hago periodismo y no me van a salir con la vaina. Tampoco busco chivos expiatorios. Yo tengo una versión de los hechos que todavía no la puedo dar a conocer porque no tengo pruebas. Lo que puedo afirmar es lo que dije al principio: esto no fue espontáneo. Sería de una gran candidez e ingenuidad suponerlo. Lo más importante es que el Municipio asuma un rol activo ante las usurpaciones, sean de particulares o no. Esto último es irrelevante, porque lo que está en juego es la calidad de vida de todos, inclusive la de los propios usurpadores que merecen una solución habitacional, porque son lobenses como vos y yo. Pero nunca por la violencia. Si vos actuás agresivamente, el otro redobla la apuesta. Vale decir, que la violencia sólo genera más violencia. A la vista está lo que vimos hoy por la tarde, y lo que puede estar por venir. Punto final.  

25 de agosto de 2020

La bajeza de buscar un rédito político de una pandemia

No todo lo que se dice en las redes es cierto. En realidad, es al revés: casi nada de lo que vemos está chequeado o merece la pena detenerse a leerlo. Hoy estaba viendo un video de una entrevista que le hicieron a Duhalde hace unos días, un tipo nefasto, que sale a decir que no va a haber elecciones y que se viene un gobierno paramilitar. No es un novato de la política: sabe bien cómo alarmar a quienes se dejan posar mansamente en las teorías conspirativas.  Las Fuerzas Armadas ni siquiera tienen un cuchillo Tramontina como para intentar algo semejante. Pero esta sarta de estupideces, al parecer, "vende" en términos de rating. Porque no es que Duhalde fue de prepo al programa de Novaresio, sino que lo invitaron. Vos le estás dando lugar a un tipo para que diga cualquier disparate. Eso no es tener responsabilidad social, aunque se trate de un ex Presidente (que no fue elegido por el pueblo). Te digo más, no sólo habrá elecciones, sino que volverá a ganar el peronismo en la Provincia. No estoy afirmando si es bueno o malo que así sea, no es un juicio de valor. Estoy diciendo lo que va a pasar, a menos que ocurra algo todavía peor al Coronavirus. Como el ejercicio de la política suele verse teñido de actitudes miserables, es probable que estén especulando con el rédito que les otorga haberse calzado el traje de "pilotos de tormenta", en esta pandemia. Digamos, ver como "garpa" en términos políticos compararse con Macri y decir que si el Gato hubiera sido Presidente, hubiera pasado esto o aquello. Pura cháchara para los giles que buscan que les den todo masticado y no ejercen un espíritu crítico.

El escenario que vemos hoy es de una Argentina económicamente destrozada, crecimiento de casos de COVID, desempleo, negocios que cierran porque no han podido soportar 5 meses de inactividad...y acá no hay estampita de santo que nos salve. Esto va a continuar, no sé hasta cuándo, creo que ni el Presidente lo sabe. Cuando deje de ser redituable y las encuestas lo muestren como lo que realmente es, ahí puede haber un cambio de dirección, porque no por inoperantes son necios. Estos no dan puntada sin hilo, no te la van a dejar pasar así nomás. Y los macristas siguen con sus boludeces de siempre, creyendo que la sociedad los va a volver a votar con las gansadas que escriben en Twitter con mucha ayuda de sus punteros cybermilitantes. La grieta se ensancha por culpa de estos personajes. Los que no reconocen que perdieron en 2019, y los que no toman el toro por las astas al haber ganado.

En el común de la gente existe un desencanto que está plenamente justificado por las frustraciones de los últimos 30 años. Sentimos que no hay salida, que estamos atrapados en un sistema que no va a ningún lado, como el hámster que no para de correr por la ruedita de la jaula. El que zafó del virus, se va a enfermar de estrés, hipertensión, colesterol, o lo que fuere. Porque esta cuarentena no es gratis para nadie. Jamás puse en duda su efectividad, simplemente digo que las secuelas que este proceso está dejando, perdurarán por años. Además, como no somos un país desarrollado, no tenemos espaldas para bancar esto por mucho tiempo más. Por eso, hasta que las autoridades que nos gobiernan salgan del desconcierto en que aparentan estar, debemos evitar dentro de lo posible hablar todo el tiempo del virus, llegó para quedarse y hasta que la vacuna no esté al alcance de todos, continuaremos así. Algún día, quizás, podremos barajar y dar de nuevo. Punto final. 

Una realidad que nos supera: las usurpaciones en Lobos

La toma y usurpación de terrenos en Lobos ha despertado comentarios de todo tipo: hay quienes son más contemplativos con los usurpadores y otros que, por poco, no los mandan a la hoguera. No deja de llamarme la atención que 50 personas o más, casi simultáneamente, hayan ocupado un predio y días después hayan quedado pocos rastros de su presencia. Puede haber aquí un fin político, "alguien" que arengó a los instrusos a instalarse. En tiempos donde las transmisiones en vivo por Facebook y otras redes se han vuelto muy comunes, este hecho tuvo un impacto notable para un fin de semana que languidecía y no presumía aportar mayores novedades. 

También cayeron en la volteada, aquellos que se dedican a realizar negocios inmobiliarios espurios o turbios y que supuestamente "venden" terrenos pese a que los mismos tienen un propietario que los está reclamando. Por otra parte, es difícil agregar algo que aporte claridad cuando ya se ha dicho casi todo sobre este hecho. Puede repetirse? Sí, claro que sí. A menos que se apliquen medidas legales que desalienten las tomas. De lo contrario, cualquiera se creerá en el derecho a hacer lo mismo sin que caiga consecuencia alguna ante la inacción de las autoridades municipales, y de la Justicia. El silencio en Salgado 40 tiene un peso terrible: son los funcionarios quienes deberían haber desbaratado rápidamente este absurdo, aunque sea repudiando públicamente las usurpaciones. Pasaron dos días y aún no lo hicieron, y todo hace pensar que tampoco lo harán. Si es una estrategia, sepan que no les está dando resultado. Y si sospechan de alguna agrupación o puntero político, que lo denuncien, porque hay varias filmaciones que dan cuenta de lo sucedido. Señores, sepan que si desde el Estado se denuncia con hechos fehacientes, el pueblo los va a apoyar. Porque además, Cambiemos se jacta de "decir la verdad". Sepan que para los funcionarios de cualquier rango, decir la verdad no es un mérito, sino un deber. Como lo es el hecho de defender el patrimonio municipal. Basta con citar como ejemplo el intento de toma del Hipódromo, en dos ocasiones.

Tomar esta situación a la ligera o como un hecho aislado, es peligroso y carente de sentido común. Y con respecto a los residentes bolivianos, que son quienes al parecer tienen alguna documentación que acredita el pago de dinero, hay que adoptar una actitud diferente, y resolver con rapidez si fueron estafados en su buena fe o no. 


Tema 2: A medida que uno va creciendo, aparecen las canas y se esfuman los ideales. Perdemos la ingenuidad porque la mayoría de nosotros alguna vez ha sido engañada por chantas y oportunistas que se dedican al chamuyo. Todo lo que podemos hacer es conformarnos con vivir una vida tranquila, y además deberíamos sentirnos privilegiados si lo logramos en el contexto de una pandemia. La mayoría de la gente vive alterada, presionada y maltratada por sus empleadores, con sueldos miserables que no alcanzan para invertir, fijarse metas y proyectar una realidad distinta.
Mi escepticismo hacia la política (y los políticos) es absoluto, por supuesto que cuando vienen las elecciones todos podemos tener simpatía por algún candidato que nos demuestra que está más preparado que el resto argumentando con solidez y convicción en los debates.
En lo que a mí respecta, fuera de mi familia y mis amigos, no me importa nadie más. Quiero que esto se entienda bien. Por supuesto, hay personas que por distintos motivos me caen bien y tenemos un trato cordial, como pueden ser los compañeros de trabajo o ex compañeros de estudios. Pero hoy por hoy, me concentro en mi círculo íntimo, porque sé que son los únicos que van a estar a mi lado cuando me suceda algo ingrato.

Pienso que, al focalizar nuestro afecto hacia quienes realmente valen la pena, evitamos el sufrimiento y el desgastes de aquellos vínculos que no conducen a nada, además de que nos sentimos contenidos emocionalmente por gente que nos conoce y nos quiere de verdad. Porque exponer nuestros sentimientos ante terceros, o adoptar una actitud más reservada, también se vuelve una elección. Punto final. 

23 de agosto de 2020

Cinco meses no es tiempo perdido

Suele decirse que la confianza hay que ganársela, y de hecho está muy ligada a la credibilidad. Pero lo más importante es que tengas confianza en vos mismo, sentir que podés. Que estás a la altura de los desafíos que se te presenten en la vida, que son muchísimos. Seguramente en el futuro me tocará atravesar por momentos duros y difíciles, cuanto más vas creciendo, más se complejiza todo. Y hay veces que no hay manera de prepararse para algo que te sacude el bocho de un día para otro, o peor aún, en un instante. Es así, tu vida puede dar un vuelco en apenas segundos. Si tomáramos conciencia plena de esto, sería una carga abrumadora e imposible de sobrellevar. Cuando te separás, cuando muere un ser querido, tenés que elaborar el famoso "duelo" con un psicólogo o un profesional de la salud mental que te contenga en esas situaciones. Ese proceso puede llevar varios meses, pero va a llegar un punto en el cual lo podrás superar. Como lo hemos hecho todos. 

Esta noche de domingo me disponía a escribir un cuento, pero al final decidí cambiar de planes y redactar unas líneas en este espacio, tratando de salir de la estricta actualidad. Porque además de los cuidados que nos aconsejan los sanitaristas, hay que cuidar la mente. Sin un cerebro sano, poco podemos hacer. Y vos te ponés a pensar, hace cinco meses que estamos así, cuándo va a terminar esto, por qué la guita no me alcanza para nada...yo te digo cómo termina la historia: te terminás enfermando. De estrés, de depresión, de angustia, o llamalo como quieras. Y salir del pozo cuesta demasiado esfuerzo como para derrumbarse anímicamente por tiempo indefinido. Ni vos ni yo estamos preparados para vivir encerrados, casi en cautiverio, porque somos seres gregarios, que interactúan en una sociedad. Por eso, romantizar la soledad es muy peligroso. No dejes que se te haga un hábito, sino una elección. Elegís estar solo? Yo en este momento estoy solo frente a la pantalla de la computadora. Necesito esa soledad para concentrarme y no escribir cualquier pavada. Ahora bien, finalice de hacer esto, yo sigo con mi familia o mis amigos, tratando de ponerle pilas a algo que le llaman nueva normalidad. Como mencioné en otra nota, me parece un fraude total. En estos últimos días no he podido dormir bien por las noches, y es algo que me quita un poco de energía. Pienso que cada uno está transitando la cuarentena lo mejor que puede, estará aquel que se le da por comer o cocinar, el que se queda despierto de madrugada viendo televisión, y podría seguir enumerando. Sólo me resta decirles que no voy a claudicar, puedo bajar la guardia en alguna ocasión pero la rueda sigue girando. Entonces, si hacemos que estos cinco meses cobren sentido, no nos resultará tiempo perdido. Un desafío para todos, es dotar al tiempo de significado. Punto final. 

21 de agosto de 2020

Fin de semana con dudas y certezas en el medio del barro

Viernes por la noche en la ciudad. Cuando vuelvo a leer notas de este blog que escribí hace cinco o diez años, siento que muchas de ellas hablaban de frivolidades, o de cuestiones que no eran realmente importantes. Lo tomaba más como una distensión, que como un espacio en el cual analizar lo que nos pasa. Pero es un ejercicio interesante ver cuáles eran tus preocupaciones o tu forma de pensar 5 o 10 años atrás. Siempre he tratado de mantener una coherencia en mi pensamiento, pero puedo cambiar, como todos lo hacemos, en base a las experiencias que nos toca vivir y a nuestra relación con el entorno. La mayoría teníamos expectativas de que Macri pudiera hacer un buen gobierno, pero fue una decepción y un cachetazo para todos ver cómo la economía se derrumbaba y la plata no alcanzaba para nada. Algo parecido está pasando ahora, pero por otros motivos más atendibles. Saltamos de una crisis a otra, y lo único seguro para muchos parece ser comprar dólares. Quienes compran, lo hacen porque tienen cierto margen, obviamente no viven "al día" como para que gastes lo poco que tengas en comprar comida. Puede haber algo de especulación en eso, en pensar que vas a obtener una ganancia si el precio de la divisa sube, siempre ha funcionado de esa manera. Hace unos días el Banco Central cerró más de 4.000 cuentas truchas, de gente que tenía una cuenta en dólares para ir sacando los U$S 200 mensuales, que en su mayoría eran "coleros virtuales". Lamentablemente, eso tampoco es nuevo. Yo sólo compraría dólares si los necesitara con un motivo fundado, como viajar al exterior o adquirir algún producto importado. Por lo demás, está lejos de mis ambiciones. 

También sabemos que en la Argentina muchas veces se ponen empresas o sociedades anónimas a nombre de un testaferro, el cual suele ser un indigente que ni siquiera está enterado de la situación. Para "blanquear plata", las estrategias son innumerables y los argentinos se han mostrado como verdaderos expertos en evadir al Fisco. Por lo general, estos tipos no van presos, podrán tener alguna causa penal por defraudación o estafa, pero consiguen un abogado tan corrupto como ellos que les sacan el problema de encima. Pero atención, porque los que pagamos impuestos tampoco podemos creernos con derecho a todo. Digo esto, porque es muy común escuchar "yo pago mis impuestos", como pretexto para reclamar cualquier cosa. Es verdad que la carga impositiva en este país es muy alta, y hay algunos gravámenes que deberían ser reformulados, como el Impuesto a las Ganancias. Pero no soy un especialista en la materia, ni tampoco sé cuánto recauda el Estado por ese concepto. 


Lobos es una ciudad de contrastes, de ambivalencias, de dualidades permanentes. Se me haría difícil describir la idiosincrasia lobense para quien no es de aquí. Ultimamente me he "reconciliado" un poco con Lobos, he tratado de tener una mirada más componedora sobre determinadas cosas, porque considero que no es honesto renegar sistemáticamente del lugar donde he pasado toda mi vida. No sólo no es bueno; tampoco sería justo, porque en esta ciudad me he posicionado laboralmente, algo que me ha costado bastante por cierto, y ahora que conquisté ese lugar después de bregar más de 20 años, no estoy dispuesto a cedérselo a otro alegremente. Sin embargo, no creo en esas estupideces de "pagar derecho de piso", o apreciaciones similares.  No me interesa ser una persona popular ni un referente social (de hecho no lo soy), simplemente pienso que es bueno saber que aquello que uno hace llega a alguien y produce un efecto, es decir, que tantas palabras tipeadas en la compu no han sido en vano. En fin, podría hablarles de los 26 casos de coronavirus que hubo hoy, pero ya me está provocando hartazgo y cansancio darle vueltas a la cuarentena intentando analizarla de todas las maneras posibles. Ya que faltan tres meses para que termine el año, trato de volcar mis esperanzas en lo que puede venir, que es la vacuna y que quizás para el primer trimestre de 2021 ya esté disponible. Ves, eso sí genera algo de orgullo en medio de tantas pálidas, el hecho de que la Argentina haya sido elegida para producir la vacuna del virus más letal del siglo XXI. Sólo queda tener una dosis de paciencia, hasta que lleguen las dosis farmacológicas. Espero que esto no se convierta en un "bluff" o en un anuncio hecho a las apuradas para conseguir la aceptación popular en medio de la zozobra. Por eso, no descuidemos lo que resta del año, pero vayamos poniéndole algunas fichas a 2021. Punto final. 

18 de agosto de 2020

Cómo se vive la "nueva normalidad" en Lobos

Desde que empezó la pandemia y la cuarentena, siempre me resistí un poco a hablar de "nueva normalidad". Porque me parece un giro lingüístico ficticio: algo es "normal", o no lo es. Muy sencillo. En fin, la cuestión es que hoy reabrieron bares, restaurantes y bibliotecas, por ser el primer día es entendible que no haya habido una afluencia masiva de clientes, además de que un día hábil es distinto a un fin de semana. El protocolo es bastante estricto, con el correr de los días seguramente podremos hacer un análisis más detallado para ver si realmente les conviene a los dueños de los bares abrir en estas condiciones. Porque tenés que pagar empleados, desinfectar periódicamente, establecer turnos..lo cual me parece bien, pero quizás los que le encontraron la vuelta al delivery descubrirán que estaban facturando mejor bajo esa modalidad.

Todo está por verse, y deberá transcurrir un tiempo prudencial para ver cómo evoluciona esto. No obstante, me veo en la obligación de ratificar que Lobos está en fase 4, con lo cual este tipo de aperturas no estarían permitidas. Pero sabemos que para el Municipio esta segmentación por fases no tiene demasiada importancia, los propios funcionarios ya han hecho público ese pensamiento. Pasar por encima de lo que la Provincia establece, es una forma de "puentear" el intrincado laberinto de prohibiciones y permisos. Ahora bien, yo te digo lo que puede llegar a pasar: si dentro de 15 días, más o menos, se registra un nuevo pico de casos en Lobos (ojalá que nunca ocurra), va a haber que dar marcha atrás y pagar el costo político de esta decisión. Si en ese lapso se registra un incremento razonable de casos positivos, o dentro de las previsiones, obviamente es más probable que se pueda seguir avanzando. A mayor cantidad de hisopados, mayor es la probabilidad de que aparezcan nuevos contagios, entre ellos los denominados "asintomáticos". Creo que hay que empezar a mirar el criterio adoptado por municipios vecinos conforme la fase en la que se encuentran, tan simple como eso. Sólo basta con levantar el teléfono y llamar a los otros intendentes, escuchar otras opiniones, si bien la realidad que ellos viven no se pueda replicar exactamente con la nuestra. Si las autoridades han hecho esto y yo no me he enterado, bien por ellos.  

Claramente se ve que la mirada de los funcionarios locales está más orientada a lo que sucede en CABA que en la Provincia. Lo cual es un error, porque no se puede transpolar las medidas tomadas en una ciudad de 3 millones de habitantes, que a una de 40.000. El argumento de que en el Conurbano la gente no respeta la cuarentena, no resiste ningún análisis. Acá hay que hacer las cosas como corresponde, y punto. Pero vamos a verlo desde un lado positivo: hoy por hoy, muchos comerciantes tienen la posibilidad de trabajar casi como lo venían haciendo antes. Irresponsables (gente sin barbijo, etc), habrá siempre, aquí o en cualquier parte del país. Desde el principio, vengo diciendo que esta pandemia nos ha puesto a prueba a todos, porque se requiere una conciencia colectiva. Mucha gente perdió guita o tuvo que cerrar en los últimos cinco meses, no caben dudas de ello. No es momento de buscar culpables o chivos expiatorios, y tampoco es momento para que Macri nos quiera dar lecciones de civismo desde Europa tras haber terminado su mandato con un endeudamiento externo feroz. Punto final.  

16 de agosto de 2020

Declaración de principios versión 2020


Fin de semana largo en la ciudad. Sé que mucha gente tiene una posición tomada a nivel ideológico sobre determinadas cuestiones, y no me interesa en absoluto que cambien de parecer, o convencerlas de lo contrario. No puedo perder tiempo en discusiones que no conducen a ningún lado, lo que sí me molesta es que, a la inversa, pretendan cambiar mi forma de pensar. Puedo aceptar consejos de amigos y o de mi familia, no de cualquier persona que persigue otro fin para lograr persuadirme.

Me informo de lo que sucede a través de medios que considero confiables, ya sea desde el celular o la computadora. No creo que vuelva a comprar un diario en papel. Trato de dirigir mi atención hacia la literatura, y asumo el desafío de leer libros complejos o que no son fáciles de digerir. La vida va colocando a cada uno en su lugar, me refiero a que es normal que aquello que hacías hace 10 años ya carezca de todo interés y ahora tengas otras afinidades. Me preocupo en cuidar mi salud, en verme bien para sentirme mejor yo, no para el elogio de terceros. No quiero que los achaques de la edad empiecen a aparecer antes de la vejez, si es que llego a esa etapa.

Mantengo una forma de vivir sencilla, sin lujos ni vanidades, y aun si tuviera más plata eso no me cambiaría. De hecho, hubo un tiempo  que supe ganar bastante bien y pese a ello continué actuando de la misma manera. Quizás viajaría más, es un tema pendiente, cuando se levante todo esto. 

Le doy al celular la importancia que considero necesaria, que es básicamente para estar comunicado, no estoy todo el tiempo con la pantallita en las redes sociales. Sin embargo, en este contexto, la conectividad no deja de jugar un rol preponderante. Ya no se puede visitar a los amigos como antes, o celebrar un cumpleaños a todo trapo. No hay lugar para ningún tipo de reuniones presenciales. 

Me he vuelto más abierto a otras opiniones. Hay momentos cruciales en los cuales eso te puede ayudar mucho. No soy el dueño de la verdad, nadie lo es. Hay fenómenos que la ciencia no puede explicar, pero las religiones tampoco. Cuando algo no me “cierra”, pienso que es parte de nuestra naturaleza humana el hecho de vivir ante cosas que carecen de explicación.
Pienso que esta pandemia sirve para replantearse aquello que consideramos realmente importante, y es otorgar un orden de prioridad distinto a lo que veníamos haciendo. Ese sería el principal aprendizaje.

Cuando se habla de “ser auténtico”, yo lo tomo como una manera de ser fiel a vos mismo, así lo he entendido siempre. Aunque sé que a veces nos traicionamos casi sin darnos cuenta. Vamos cediendo terreno y un día cualquiera, ves cómo te cargaste encima un montón de prejuicios o posturas extremista que en realidad no te pertenecen. Otro te fue pasando toda esa bosta, la famosa gente tóxica. Estar media hora tomando mate con ellos es terrible, sólo siembran odio y rencor. Pero uno elige de quién rodearse, y si hay compañeros de trabajo, de oficina o de lo que fuere que son detestables, hay que procurar pasar el menor tiempo posible con ellos.

Recuerdo la vieja sentencia que repetían mis abuelos: "este país no cambia más". Es algo que se va haciendo carne con dolorosa convicción. ¿Tendré que cederles la posta a mis futuros hijos, y demostrarles que nuestra generación también fracasó y que no pudo, o no quiso, cambiar este sistema corrupto e ineficiente? ¿Con qué con qué argumentos les vamos a explicar que les dejamos un país al borde de la fragmentación social, con fuerzas de choque, legisladores inoperantes, saqueadores, coimeros, asesinos a sueldo y estafadores de la peor calaña? ¿Desde cuándo los intelectuales o pensadores de medio pelo se definen como “anticuarentena” y asumen el rol de defensores de la República?

¿Es que nadie se da cuenta, o a nadie le importa, que en la Argentina se vive de prestado y que el "sálvese quien pueda" sigue más vigente que nunca"? El que busca “salvarse”, se caga en el resto, pese a que quiera disfrazar ese anhelo individual bajo una causa colectiva. No es así.

En estos años de democracia no hemos demasiado. Llevamos casi 37 años de democracia y no hemos sido capaces de aprender la lección, de darnos cuenta de que el enfrentamiento y la maldita grieta nos condujo a la página más negra de la historia argentina. Las cartas están echadas y en definitiva no somos más que un engranaje de la máquina de "Argentina S.A", que podría ser una empresa que se declaró en cesación de pagos en 2001 y que ahora cree ingenuamente que por haber zafado de un nuevo default ya estamos en camino a la normalidad. Por supuesto, dejando de lado la situación sanitaria, que podría haberle tocado en suerte a cualquier gobierno. Como diría un amigo, "esta película ya la vimos". Punto final. 

14 de agosto de 2020

Los muertos invisibles

Arranco este fin de semana tomando unos mates, escuchando las noticias por la radio, y preparándome de la mejor manera para comenzar el día. No me desvela la apertura de bares y otros comercios, antes quizás eran lugares que yo frecuentaba más asiduamente, pero esto me cambió la rutina. Hay hábitos que llegaron para quedarse, y otros que no volverán. Hay gente que ya no podrá recuperarse más del quebranto económico por más incentivos que brinden, y otros que todavía tienen un margen para resistir. Está claro que Lobos quiere implementar el mismo criterio que Capital, lo cual no es casualidad porque ambos territorios son de "dominio PRO". Es necesario buscar un equilibrio, porque puede suceder que haya un nuevo pico de contagios y las mismas autoridades que autorizan las habilitaciones van a ser responsables de esto. Veámoslo de este modo: ya no será la gente que "se relaja", sino ellos que están permitiendo este relajamiento.

Tengo muchos amigos y conocidos ligados a la gastronomía, y sé que necesitan abrir. El tema es cómo hacerlo, y cuándo. La mirada del Ejecutivo está más puesta en lo que hace Larreta que en los lineamientos del Ministerio de Salud. Si hay que retroceder en los permisos (ojalá que no ocurra), será exclusiva responsabilidad de las autoridades municipales. También es cierto que, transcurridos más de 150 días, no hay economía que aguante. Pero hay cosas que pueden esperar: espectáculos masivos, boliches, fútbol, y apertura de shoppings de CABA. Creo que modalidades como del delivery y el "take away" también llegaron para quedarse, aun cuando haya mayor apertura. Son alternativas más seguras.

Ironías de la vida: Sebreli, un intelectual anticuarentena que llamó a la desobediencia civil, ahora tiene COVID. ¿Qué va a decir ahora?

Por otra parte, de a poco Lobos va recuperando el movimiento que supo tener, si lo comparamos con fines de marzo cuando la ciudad era un páramo. En particular, marzo y abril fueron los peores meses que viví en casi 20 años de dedicarme a mi profesión, que se sustenta con los anunciantes y clientes. Económicamente, me destruyó, lo cual me hizo trabajar con la mitad de mis ingresos habituales. Pero lo que me haya pasado a mí no interesa, no pretendo "dar lástima", cuando aun puedo subsistir de otra manera. Lo más irónico es que en los barrios más postergados, la gente vive hacinada porque en una casa hay una familia numerosa que no puede cumplir en su totalidad con las medidas sanitarias, que no tiene calefacción, ni cloacas, y nunca nadie se preocupó por ellos. Son los muertos invisibles, no salen en televisión porque viven en una villa miseria. 

Hay pocos programas periodísticos serios en la TV abierta, y parece que estamos demasiado pendientes acerca de "en que lado está" cada uno. Nos fijamos mucho si Fulano es anticuarentena, si es provida, abortista, y no nos damos un tiempo para escuchar qué tiene para decir el periodista en cuestión. Cada uno puede hacer la lectura que desee de un determinado mensaje, pero no nos quedemos en la mezquindad, y no renunciemos a nuestros derecho a pensar la realidad. Cuando dejamos que los demás piensen por nosotros, también estamos permitiendo que decidan por nosotros. Recuerdo, por ejemplo, cuando el cofundador de Apple, Steve Jobs, fue noticia con motivo de su fallecimiento. Nadie se preocupó por explicar cómo llegó a manejar una de las empresas más exitosas del mundo, y tardíamente se difundieron imágenes de su célebre discurso en la Universidad de Stanford. Fue un emprendedor, un tipo bastante autoritario, pero que era exigente consigo mismo y con los demás. Parece que en Argentina no "vende" ese tipo de modelos, nos inclinamos a hacer las cosas "a medias", al facilismo. Vivimos sometidos por los dictados de un grupo de "iluminados" que deciden qué se muestra y qué no en los medios. Me pregunto si Steve Jobs hubiera triunfado de haber nacido en Argentina, donde la mayoría busca pisarte la cabeza cuando ven que tenés talento y capacidad para algo que el resto envidia o ve como una competencia. Punto final. 

12 de agosto de 2020

No se puede dejar conformes a todos en medio de la tormenta

Estamos a mitad de semana, y en este trajín seguimos haciendo nuestra vida dentro de las limitaciones ya conocidas. No estoy ajeno al hartazgo y cansancio que todo esto nos produce, pero trato de buscar alternativas para que los días no parezcan todos iguales. Si nos detenemos un momento y podemos mirar por encima de la nariz, accedemos a una realidad superadora, porque nos damos cuenta de que el mundo sigue girando, salimos de las cuatro paredes para ver que el resto de la gente está en la misma situación, peléandola como puede. Algunos ya han podido retomar plenamente su actividad laboral y otros están a la espera de las autorizaciones o permisos que sean requeridos. El periodismo asume un rol preponderante en este contexto, donde hay muchos intereses en juego y uno debe brindar información confiable y que provenga de fuentes oficiales. Ya es habitual que muchas personas que contraen COVID lo hagan saber por las redes sociales, inclusive en Lobos, pero dar a conocer el contagio de un virus es un decisión que va en cada uno. A veces, pienso que es positivo para no alimentar falsos rumores, yo no sé cómo reaccionaría en caso de ver víctima de un contagio, probablemente yo también lo haría público y tendría que mantenerme aislado el tiempo que sea necesario. La esperanza de la vacuna es grande, creo que fue una de las noticias más alentadoras de los últimos tiempos. Hasta que pueda desarrollarse y estar disponible, habrá que continuar como hasta ahora. 

Semanas atrás, estaba leyendo una nota de un periodista de Clarín, que trabajaba desde su casa, casi ni salía a la calle y sin embargo dio positivo. Nadie está exento, entendamos esto, para no estigmatizar a la víctima del virus. La tasa de mortalidad es inferior a otras enfermedades, y si no tenés una patología de base, más chances tenés de recuperarte. Los hisopados llevan tiempo y la carga de datos también, por eso es que a veces en los informes de Coronavirus en Lobos aparezcan más casos confirmados. Pero ojo, esto lo menciono no como una excusa para el relajamiento colectivo, que sería lo peor, sino como un hecho normal que se da en el sistema de salud. No seamos tan necios de escupir para arriba y de seguir pensando que somos Superman, porque la realidad te puede dar un cachetazo en cualquier momento. Es tan peligroso romantizar la cuarentena, como negar que exista. 

Podemos hacer conjeturas respecto a cómo hubiera actuado otro gobierno, pero lo que tenemos hoy es el aquí y el ahora, lo demás no aporta demasiado. Y comparar a la Argentina con otros países, no siempre es valedero. Por supuesto que nos llama la atención a todos cómo han evolucionado España, Francia, y otros países europeos después de los estragos que produjo la pandemia. Esto quedará en la historia de la humanidad como un hito acerca de nuestra vulnerabilidad. De lo frágiles que son, incluso las grandes potencias, ante una amenaza que algunos califican de guerra biológica. 

Esto es muy fácil: vos, siendo gobierno, abrís la economía, y sabés a qué riesgos exponés a la población. Si no lo hacés habrá muchos que te critiquen, porque realmente necesitan laburar, es por ello que hay que hilar muy fino y analizar caso por caso, priorizando los rubros esenciales. De más está decir que no se podrá dejar conformes a todos. Y nadie sabe tampoco cuánto tiempo se necesita para ir levantando restricciones. Hay que bajar un cambio a la ansiedad, y pensar que si llevamos 150 días, esperar un mes más no hará una diferencia significativa. Ojalá que la tan ansiada vacuna pueda comenzar a producirse en el país cuanto antes. Punto final. 

11 de agosto de 2020

Andá a echarle la culpa a Kicillof

A esta altura de los acontecimientos, cada uno le ha ido buscando la vuelta al tiempo libre para hacerlo rendir lo más posible. No habrá cambios en lo inmediato, ya que los cálculos más optimistas hablan de que recién en primer semestre de 2021 podría estar disponible la vacuna a nivel mundial. Todo lo que podamos leer al respecto, por ahora es mera especulación. Por supuesto, todo esto provoca un agotamiento emocional considerable. Un día nos permiten hacer determinadas cosas, pasa una semana y se decide dar marcha atrás, por lo cual ese "permitido" es revocado. Y así estamos. Sin embargo, no estoy de acuerdo con que en Lobos se autorice la apertura de bares o restaurantes, al menos por ahora. Todo me hace pensar que ello provocará un excesivo relajamiento y una falsa sensación de "normalidad". Lo que ya es evidente, es que el Municipio no tiene el mismo criterio que Provincia o Nación, pese a que está subordinado a ellos. Todo esto hace que la gente se ponga a discutir o polemizar en base a su propia opinión o a sus propios intereses. Es positivo que las bibliotecas públicas puedan abrir, porque muchos vecinos buscan refugio en la lectura durante este período de ocio forzado. Es un modo de promover la cultura y el acceso a los libros, que algunos no considerarán importante pero para mí lo es tanto o más que las actividades con fines de lucro. 


Esa pasión tan argentina por perder tiempo en trámites o anuncios que no van a ninguna parte, esa voluntad de declarar rápidamente obsoleto tal o cual cosa, definitivamente no conduce a nada. En Lobos gobierna Cambiemos, por lo tanto no es del mismo color político que los estamentos superiores. Y esa puja se nota demasiado. 

Sin memoria, no podremos aprender las lecciones del pasado. Y todos somos conscientes de que esta pandemia dejará una huella, dado que atraviesa a toda la sociedad. Mientras en otras partes del mundo se preservan los testimonios de nuestros antecesores para que permanezcan en la historia y nuestros hijos los puedan juzgar, aquí eso no sucede. Simplemente porque, como suele decirse, "nadie resiste un archivo". Actores, periodistas, deportistas, viven en permanente contradicción. Son incapaces de sostener un discurso, una idea. Y no hablo ya de una ideología política, sino de fijar posición ante un determinado hecho.

Todos podemos cambiar de parecer, y no está mal que así sea. Lo que no podemos es renegar aquello que dijimos o hicimos. Podés arrepentirte o lamentarte de un error, lo necio es negar que hayas dicho eso, como si no hubiera existido. No es cierto que "las palabras se las lleva el viento". Yo tengo memoria y no me olvido de lo que me dijeron, o con qué intención lo hicieron. No podemos seguir creyendo en la buena fe de las personas, ni pecar de ingenuos. A uno le gustaría hacerlo, pero no es posible. Cuando alguien hace o dice algo, tiene una intención determinada, busca provocar un efecto en el otro. Y las políticas de Estado no son la excepción. Kicillof probablemente esté concentrado en el AMBA y poco le importe un municipio perdido en el mapa como Lobos, no lo sé. Pero el tema de las "fases" fue establecido por el Gobierno, no es algo meramente administrativo como se lo quiere mostrar acá. Hay que bancarse lo que venga, sabiendo que esto, como mínimo, nos llevará todo el año. Yo me encuentro dentro de los sectores más perjudicados económicamente por la cuarentena, pero no puedo mirarme el ombligo. No por nada, la Constitución habla del "bienestar general". Punto final.  

9 de agosto de 2020

Cuando ya no estés acá

Hay un momento en la vida, en el cual comprendés casi todo lo que va a venir. Y es entonces cuando tenés la oportunidad de torcer un destino que en el común de los casos no parece muy prometedor. 

Tengo 41 años, lo cual representa casi la mitad de mi vida si tengo la suerte de llegar a los 82. No me gustaría convertirme en un viejo decrépito que pasa sus últimos días recluido en un asilo porque se ha vuelto en una carga para su familia. No me gustaría en el futuro darme cuenta de que, por la vejez, todos mis amigos han muerto y me encuentro solo con otros ancianos que no reciben visitas de nadie, porque ya no le importan a nadie. Los humanos somos objetos de descarte. Estudiás, empezás a trabajar, tenés hijos, te comprás o alquilás una casa, y listo. No queda mucho más. Llega la jubilación cuando el sistema te considera obsoleto. Así funciona el capitalismo, y se manifiesta en el rostro más cínico hacia quienes reciben dos monedas luego de 30 años o más dedicados a cumplir con el ideario del burgués occidental. 

La plata no te va a alcanzar y si no tenés a tus hijos o nietos para que te den una mano, estás en el horno. Si vivís solo, es probable que en un accidente doméstico un día te  fractures un brazo o una pierna, porque tus huesos no son los mismos de cuando te bancabas las patadas de los partidos de fútbol con los muchachos de la oficina. Es la fase previa al bastón o la silla de ruedas. Ahora te mirás al espejo y ves lo que sos: un viejo. Una persona inútil para lo que la sociedad demanda, que es una población económicamente activa. Si la pegaste con algún emprendimiento y supiste invertir bien la guita, puede que tengas un buen pasar. Eso sí, de las enfermedades no te vas a salvar. Los médicos te van a recetar pastillas de todo tipo, PAMI te las va a pagar porque ya sos un tipo que no tiene mucho para perder, y vas a estar tomando remedios para dormir, para la hipertensión, diabetes, o lo que te toque en suerte. Obviamente, vas a tener que usar anteojos, quizás dos pares, porque tu capacidad visual se redujo con la presbicia. Ves que la gente, poca o mucha, te saluda para tu cumpleaños y te sentís un dinosaurio, un sobreviviente. Te van a dar un celular y no vas a saber cómo usarlo. Vas a empezar a decir que se perdió el respeto por los mayores, cuando vos te cagabas de risa de los viejos siendo un pibe de 20 años.

Año 2061: Los diarios en papel no van a existir más, entrarás a un bar y la gente estará embobada con las pantallas de los celulares o dispositivos táctiles mientras espera que el café se enfríe. Puede suceder que nunca entiendas a tus nietos, o por qué los padres no quieren que pases tiempo con ellos. Si no tenés tarjeta no podés hacer ningún trámite. Vas a ser un testigo pasivo de todo tipo de guerras con armas nucleares o químicas: el rifle y la bayoneta ya no existen tampoco. 


Sobrevienen recuerdos de distinta índole, inconexos, que no guardan un orden cronológico. Son como flashes que surgen de alguna situación reciente que actúa como "disparador". Muchas personas buscan un modo de permanecer "flotando en el aire" después de fallecer escribiendo libros de memorias o autobiografías. Algunos reúnen méritos suficientes para escribir un texto que quizás en el futuro pueda ser objeto de estudio. A otros, en cambio, sólo los mueve la vanidad de dejar un legado antes del fin. Todos abrigamos, aunque no nos guste reconocerlo, el deseo de trascender, y es una de las grandes fuerzas movilizadoras de la historia de la humanidad. Si no hubiera la aspiración de dejar algo antes de abandonar este mundo, el hombre no se embarcaría en epopeyas, hazañas, en desafiar a la naturaleza, en luchar contra lo establecido para construir nuevos paradigmas.

Mi principal lucha es vencer mis propias limitaciones y permanecer al margen de la mediocridad. Poco me importa cómo me recuerden en el futuro, si yo ya no estaré aquí. No me gustaría ser recordado como un mal tipo, porque no lo soy. Pero todo lo que quieran hablar o decir sobre mi persona, queda en un segundo plano. No persigo poder ni gloria, soy uno más del montón que trata de cumplir con sus compromisos laborales y familiares lo mejor posible. Por supuesto, siempre es grato que alguien nos elogie o nos felicite en el diario trajín, es una pequeña caricia en pos de un objetivo que depara varias dificultades: ni más ni menos que crecer y reinventarse en todo sentido, siguiendo el pulso de la sociedad pero sin ser esclavos de rebaño. Punto final.

8 de agosto de 2020

Arriesgarse en una crisis es aprender a vivir

Noche de sábado/domingo en la ciudad. No se escucha bullicio en las calles, tampoco el rumor de los motores de autos y motos con ese prodigio del "escape libre". Podría ser cualquier otro día de la semana y ni nos daríamos cuenta, dadas las circunstancias.
Una cosa es quejarse, y otra es reclamar. Una cosa es resignarse, y otra indignarse. Todas estas reacciones aparecen con mayor frecuencia en tiempos de crisis. El ser humano, que creyó haber controlado todo, se vuelve insignificante e incapaz ante un virus que lo obliga a adoptar usos y costumbres que nos eran totalmente impensados. El COVID es bastante igualitario: no hace distinción de raza, sexo, o religión. Cualquiera puede contraerlo con relativa facilidad. 

Debo admitir que muchas veces me he quejado por hechos que no lo ameritaban, pero del mismo modo, lo que yo noto ahora es que nos lamentamos ante aquello que no está a nuestro alcance resolver, y los líderes mundiales parecen tan desconcertados como nosotros. Por lo tanto, poco podemos esperar de ellos en un corto plazo. Se habla de drogas y vacunas, pero hasta ahora no he leído que ninguna de ellas vaya a estar disponible para uso masivo en breve, y más aún, que esté garantizada su eficacia para todo tipo de cuadros clínicos. Otra cosa que me harta bastante es que la gente me pregunte "quiénes son" los nuevos pacientes contagiados en Lobos, como si yo tuviera acceso a esa información. Yo recibo el comunicado diario, en el cual no se revela la identidad. Y aunque sí se hiciera, yo no compartiría datos personales de nadie porque empezaría a generarse una paranoia entre quienes tuvieron contacto con la paciente infectado. Además, se aísla a todos quienes tuvieron contacto estrecho, no al kiosquero de la esquina que te vendió cigarrillos. 

Se dice que el COVID es un virus "fabricado" en un laboratorio militar de China (así lo afirmó una científica que se exilió en EE. UU.) , pero así fuera no se explica cómo los propios chinos se contagiaron, con cientos de miles de víctimas fatales. En cierta forma, y pese a que no queramos reconocerlo, 2020 ya está perdido. Tanto los diarios como los noticieros muestran lo peor de la sociedad, y si son hechos reales es legítimo que lo hagan, pero ¿acaso nunca sucede nada bueno o ponderable en este país? Gente que hace grandes esfuerzos para estudiar a distancia y trabajar a la vez, personas de mediana edad que bien podrían estar sentados en el sofá y todavía tienen las ganas y la voluntad de acceder a un título, de superarse. Por otra parte, también abundan los emprendedores, gente que tuvo un proyecto y lo pudo hacer exitoso porque le encontró la vuelta a la pandemia confeccionando barbijos, vendiendo comidas por delivery o haciendo cadetería. Creo que la mejor manera de que la queja no se convierta en un mantra, es darnos cuenta de cambiar el "chip" ante las boludeces que debemos soportar a diario. No es fácil para mí, se los aseguro, sobre todo cuando los problemas se acumulan como las piezas del Tetris y tenés el agua al cuello. 

Hay que hacerse cargo y afrontarlo, porque el resto de la sociedad no tiene la culpa de que a mí me moleste tal o cual cosa. Por supuesto, hay reglas elementales de convivencia, y cuando se transgrede ese límite, ya estamos hablando de otra cuestión, porque alguien está vulnerando nuestros derechos como ciudadanos. No nos queda otra alternativa (pacífica) que recurrir a este librito llamado Constitución que nos garantiza el derecho de "peticionar ante las autoridades", so pretexto de caer en saco roto. Punto final.

7 de agosto de 2020

Cómo se vive un finde en cuarentena?

Una de las cosas que te permite este "exceso de tiempo", es el ejercicio del pensamiento con espíritu crítico. Cuestionar, indagar, meter el dedo en la llaga. Hay estructuras que quedarán en pie luego de la pandemia, y otras que ya perderán su razón de ser. Algo de eso estábamos hablando con mi último invitado al programa de tele que hago. Hay que declinar toda pretensión de ser original, porque lo que podemos expresar ya se ha dicho varias veces y de distintas maneras. El oficio de escribir, es algo que me demanda tiempo pero me complace hacer. Es tragicómico escuchar los programas deportivos en la radio: al no haber fútbol, terminan hablando de cualquier gansada, o a despotricar contra esto y aquello. La verdad es que no debe ser fácil llenar dos horas en el aire de una radio de alcance nacional cuando no tenés material y querés salir del agobio colectivo que la gente lleva consigo.

 Yo todavía no he utilizado las aplicaciones "top" de la cuarentena, como el famoso Zoom, lo que sí hago son videollamadas por WhatsApp con algunos amigos. Probé de grabar un video con el celular y lo transmití por Instragram, pero hubo dos contratiempos: primero, no me gustó el resultado, y en segundo lugar, la subida del mismo me consumió todos los gigas que tenía disponibles en mi plan del celular. De manera que hasta que se inicie el nuevo ciclo de facturación, sólo puedo usar el teléfono con Wi Fi. Es bastante frecuente ver cómo se está explotando la veta de hacer transmisiones online, que es producto de la necesidad que tenemos por expresarnos y manifestarnos, por compartir el buen gusto por un libro, o bien realizar un monólogo sin filtro ni anestesia, total todos somos un poco "impunes" en medio de esta coyuntura. 

Nunca me gustaron las posturas radicalizadas, porque entiendo que la vida tiene matices, no todo es blanco o negro. Pensar distinto enriquece el debate. De hecho, no tener una mirada diferente a la de tu interlocutor hace que la posibilidad de arribar a conocer otras opiniones se neutralice. Y en tal sentido, siempre consideré que se puede debatir sin caer en la insensatez de la "grieta". Lo que debe prevalecer son los fundamentos, es decir: "yo pienso así, por tal o cual cosa". De lo contrario, tu forma de ver la realidad se transforma en un mero capricho, o en repetir lo que nos dicen sin darnos cuenta de que carece de toda coherencia. Como bien me dijo un amigo hace varios años, el gusto no se discute. Lo que sí puede ser cuestionable, son las actitudes de quienes ocuparon posiciones de privilegio y quieren dar cátedra de lo que ellos no pudieron hacer antes, algo que abunda demasiado en la clase política argentina. 


La publicidad nos invade, sobre todo por la TV, y si los grandes están buscando el último smartphone o miran con ambición el último modelo de un auto, ¿cómo pedirles a los chicos que se comporten de un modo diferente? Sólo algunos adultos se dan cuenta de la importancia de tener sólo lo esencial, de vivir con la mayor comodidad posible pero sin ser esclavos de la tecnología o de una publicidad de Mc Donald's. Yo aprendí eso hace bastante ya, por supuesto que compro cosas que me gustan dentro de mi presupuesto, pero no me importa un carajo que haya aparecido algo nuevo. Si se me rompe el celular, lo reemplazo por otro, pero sólo en ese caso, para mantenerme comunicado, no busco la sofisticación de tener un chiche nuevo. Los discos que tengo son quizás mi mayor tesoro, los tengo y los escucho, pero no soy coleccionista, no los pongo en una vitrina para que la gente los vea, me gusta disfrutar de la música. Y del mismo modo podemos hacerlo extensivo a otros órdenes de la vida. La ropa no me quita el sueño, me gusta andar vestido de una forma prolija o casual según las circunstancias pero no dejo que me impongan una moda, ni voy a pagar fortunas por una marca equis. Son maneras de entender la vida que uno va aprendiendo, y justo ahora, en estos últimos 130 días, venimos a darnos cuenta de que lo que más debemos cuidar es nuestra salud. Todo lo demás va y viene. Punto final.

6 de agosto de 2020

Estamos en emergencia, pero la vida siempre da revancha

Hay gente que anhela ocupar una posición de poder, y cuando lo tiene, no sabe qué hacer con él. Años haciendo carrera en una empresa para ascender a un puesto gerencial. Varios procesos electorales hasta que finalmente la gente los votó. Llegaron. Y una vez en funciones, no sirven para nada, no pueden delegar ni tomar decisiones por su propia ineptitud. Eso sería lo de menos, lo peor es que esos desaciertos perjudican al resto, al pueblo o a sus subordinados. Insisto, hay gente que ostenta un cargo importante y que uno no se explica cómo, más allá del acomodo y esas cosas, llegaron a esa posición. Los cuatro años del macrismo nos destruyeron y nos enfrentaron a los argentinos entre sí, incluso más que durante el gobierno de CFK. Porque Macri y sus acólitos son "niños bien" que se hicieron cargo de un país con la lógica de una empresa, según la cual los pobres son sólo números, la inflación se dispara y nadie sabe cómo contenerla, todo lo que vino antes fue populismo y ellos eran los salvadores de la Patria. Tuvieron una oportunidad histórica para dar vuelta de página, para demostrar que podían estar a la altura de las expectativas de la sociedad. Todo terminó en una decepción colectiva, en un fracaso de un proyecto que ni siquiera merece tal denominación, y lo más triste de todo, apoyado por los radicales, un partido con sesgo progresista y gran vocación democrática. Esto lo hablé con varios militantes de Lobos, algunos estuvieron de acuerdo con mi planteo y otros no, pero no viene al caso. Las alianzas de esta índole suelen terminar siempre de la misma manera, como sucedió en 2001. Gracias a que aprendimos algo de la historia, Macri terminó su mandato y no hubo ningún estallido social, pero podría haber ocurrido. No será recordado como un gran Presidente, como tampoco De la Rúa. Si ambos pusieron a Patricia Bullrich como Ministro....bueno, está todo dicho. Hasta en eso la pifiaron.

El peronismo tiene varias mutaciones desde sus inicios, pero lo que veo es que ejecuta (actúa) con mayor rapidez, ya sea para ajustes o desbarajustes. Los tipos se van al mazo enseguida. En dos años, Menem privatizó casi todas las empresas. Kirchner también actuó con rapidez para ganar poder y popularidad. Alberto Fernández se vistió de extintor de incendios al haberse concretado el canje de la deuda, aunque el mérito no sea exclusivamente suyo. Cuando gobiernan los peronistas hay menos cambios de gabinete, los ministros duran más tiempo en sus cargos. Pero la justicia social y la redistribución de la riqueza son slogans demodé, ya que los que más guita se llevan son ellos, con escándalos de corrupción que parecen dignos de una película como "Buenos Muchachos". Sostener el apoyo de la gente en tiempos de pandemia no debe ser nada fácil, no caben dudas de eso, es algo que ningún gobierno en la historia argentina reciente ha tenido que lograr porque es un fenómeno nuevo. Implementar medidas rigurosas de carácter sanitario es una decisión donde a veces la política mete la cola, pero hasta tanto no desaparezca este riesgo, hay que hacerlo. Lo tiene que hacer Fernández, como lo hubieran hecho sus antecesores. Es lo que hay, y aceptar esto no implica que todo este proceso deba estar exento de críticas. Porque en el afán de ganarle al virus, se pueden cometer torpezas que nos hagan retroceder varios casilleros, como si se tratara de un juego de mesa. Punto final. 

5 de agosto de 2020

Hagamos un intento de salir del rebaño

Miércoles por la mañana en la ciudad. Estamos viviendo un fenómeno completamente inusual: 26 grados de temperatura en pleno invierno. Hoy, en circunstancias normales, se hubiera prestado para salir a dar un paseo, meternos en una pileta climatizada como la que posee el Club Rivadavia, sentarnos a la mesa de un bar a tomar una cerveza, en fin...el lector podrá añadir otras opciones. Lo concreto es que la mayoría de esas cosas no son posibles hoy por hoy, o están restringidas. Pese a todo, y a que la humedad empieza a notarse como un insecto pegajoso, trato de sacarle el mayor provecho al día. Ayer retomé el gimnasio luego de casi dos años sin frecuentar ese tipo de reductos y con todas las medidas de precaución que la situación requiere. El tiempo dirá si tengo constancia para continuar, por lo pronto las clases son más breves y hay que reservar turno, además de respetar una serie de protocolos que son propios del contacto físico en tiempos de COVID. Por otra parte, estoy llevando un mayor control de mis ingresos y gastos, teniendo en cuenta que la plata que me entra al bolsillo no es la misma de principios de año. No voy a descubrir nada nuevo con esto, a la mayoría nos sucede lo mismo. Pero hoy me siento optimista como para pensar que hay que seguir aguantando lo que venga sin hacer de ello un eterno lamento. 

Las fronteras del tiempo se desdibujan. Por eso es frecuente que no sepamos qué fecha es hoy, o que las celebraciones patrias o religiosas pasen completamente desapercibidas. La desmemoria post-cuarentena hace esos estragos. 

Si yo tuviera una familia a cargo, o hijos pequeños, seguramente estaría mucho más preocupado, y con sobrados motivos. Pero eso aún no ha ocurrido, y no creo que pase en el corto plazo. Me imagino que debe ser difícil tener a los chicos recluidos en la casa, en especial aquellos que estaban acostumbrados a jugar al fútbol o a hacer deporte en algún club. Hay otros que se enganchan con "la Play" y pueden pasar horas casi sin darse cuenta, algo que no sé si está bueno,  porque tampoco es cuestión de que tu hijo esté tres o cuatro horas con los jueguitos como si le dieras un chupete. Ya casi nadie ve televisión, por lo menos los adolescentes y jóvenes no le dan bola, y a decir verdad yo también perdí todo interés, enciendo el aparato a la noche unos 15 minutos, hago un poco de zapping para interiorizarme de las noticias, pero nada más. Es probable que el tema del día sean los atentados en Beirut, y que mañana ya nadie se acuerde del asunto y volvamos a cuestiones más domésticas.

Los intereses de las empresas periodísticas de gran envergadura son meramente económicos, y si en un programa hacen "lobby" por un determinado espacio político, es porque buscan una compensación. Nada es gratis. Nunca fui muy afecto a hablar de corporaciones o medios hegemónicos (no me gusta esa terminología), pero no se puede negar que concentran una cuota de poder que les permite influir en la opinión pública. El hecho de ser periodista me ayuda o me permite detectar con más facilidad que otros los intentos de manipulación que puede tener TN, por ejemplo. Reitero, es un ejemplo, hay más medios de la vereda de enfrente como C5N que operan de otra manera. En lo personal, no me gusta que me den todo masticado o que quieran influir en mi forma de pensar. Lo que pasa es que, aunque no digas abiertamente un hecho falso o que nunca ocurrió, tergiversar también es una forma distorsionar la realidad, y es algo bastante burdo. Sobre todo cuando estamos viviendo un momento muy particular donde el periodismo ha adquirido una relevancia que nunca tuvo como canal de comunicación. Pero aunque no no comulgue demasiado con TN o el medio que fuere, por encima de todo ello está la libertad de expresión. Que hablen y digan lo que quieran, yo sé dónde buscar información confiable. Y los lectores o televidentes deberán hacer la misma tarea. Hagamos el intento, no es tan difícil. Hay millones de diarios digitales (además del que tengo yo) que ejercen la labor de informar con la responsabilidad y el rigor que ello requiere. Sólo hace falta salir un poco del rebaño y empezar a interpretar lo que leemos, vemos o escuchamos. Punto final.


3 de agosto de 2020

El rock nacional necesita reinventarse, o de lo contrario sucumbirá

El rock, como expresión cultural, hace rato que dejó de ser un gesto de rebeldía contra lo establecido. Supo serlo a fines de los '50, con Elvis, o a comienzos de los '60. Cuando las discográficas descubrieron que fichar músicos de rock resultaba rentable, terminó absorbido por el mercado, también en Argentina. No puede haber mucha rebeldía o espíritu de quebrantar a una sociedad conservadora y autista, entre músicos que se hicieron millonarios. Desde luego, esto no quita que todas las bandas que se enriquecieron con los shows y la venta de discos renuncien a sus fuentes. Los Rolling Stones, si por el dinero fuera, podrían haberse retirado hace 30 años. Sin embargo, cada tanto aparecen con algún material nuevo, aunque pueda sonar a "más de lo mismo". En el último disco (de 2016), los tipos empezaron desde cero: una impecable selección de covers de blues, de aquellas canciones que los influenciaron. 

En el caso de Los Beatles, sabemos que no se separaron por diferencias económicas, sino porque ya la convivencia entre ellos era insostenible. Paul McCartney también es otro ejemplo de un tipo que podría no haber grabado más nada, y disfrutar de la gloria que consiguió como parte de la banda más famosa del mundo. Aún así, vos lo ves sobre el escenario y te da la impresión que realmente disfruta lo que está haciendo, caso contrario no lo haría. Tiene guita suficiente como para siete vidas, pero sigue de gira. El público no es el mismo: ya no hay jovencitas extasiadas que aparecían por doquier como cuando era un beatle, ahora van a sus conciertos gente de la edad de él y algún que otro nostálgico que busca la quinta esencia del rock inglés clásico, que siempre se distinguió del americano (o más precisamene, de EE. UU.)

Podemos concluir que el rock es funcional al sistema, aún cuando luche contra él en casos minoritarios. Qué es lo primero que ansía una banda que ensaya en un garage? Obtener un buen contrato, trascender, alcanzar la fama. Antes no había tanto merchandising, de modo que Eric Clapton, Jimi Hendrix, Janis Joplin, por citar escasos nombres, lograron estar en lo más alto porque la gente que los iba a ver tenía grabaciones caseras, porque funcionaba más el "boca a boca" o la difusión radial, que otros medios más contemporáneos. Se impusieron por su talento, no por haber surgido de un reality show al estilo de "American Idol" o "Operación Triunfo". Creo que ahí está la clave para comprender cómo el negocio de la música fue mutando y cualquiera se considera "estrella del rock" en base a supuestos méritos que poco tienen que ver con lo artístico. Punto final.

Disco recomendado del día: 

Horcas, "La maldición continúa" (grabado en vivo. Sony, 2010)

La eterna lucha entre el poder y la gloria

Martes por la noche en la ciudad. Hoy habló el Intendente en un mensaje grabado a los vecinos, y a decir verdad no dijo demasiado. Convengamos que el mismo duró menos de 2 minutos y tiene una edición con varios cortes, lo cual le resta espontaneidad. Insisto que debería haber acompañado, el sábado, a los médicos que dieron la conferencia de prensa en el Hospital, pero él sabrá por qué lo hace o no, quiero suponer. Hay muchas cuestiones sobre las cuales no hay respuesta oficial, por ejemplo, por qué se quema basura en la Planta de Residuos, y si ello contribuye al medio ambiente. Las casas linderas al predio, obviamente, se llenan de humo, y a  nadie le gustaría vivir así. Si lo que se pretende es proteger al personal que allí trabaja para evitar la separación de la basura, debería haber un "Plan B", y tomar a la incineración como último recurso. Para quienes ejercemos periodismo independiente en Lobos, hay más interrogantes que certezas. No voy a explayarme en la pésima manera de comunicar, porque ya lo  hice antes. No se puede llevar tranquilidad y mesura cuando los propios gobernantes no la transmiten, y esto es válido para todos los estamentos. Digo esto, porque la pandemia le podría haber tocado en suerte a cualquier político atravesarla (conforme los resultados electorales de 2019), y sabemos que es algo nuevo e inédito para todos. Hay que hablar claro, como lo hicieron los médicos, y decir que la situación en Lobos es alarmante. Porque esa es la posta. Podemos tomarlo como un búmeran, es decir: al vos afirmar que "algo" es alarmante, estás alarmando a la población. Pero es necesario despertarse de la siesta de una vez por todas.  

"El tiempo nos ayuda a olvidar..." dice Fito Páez en uno de los versos de sus canciones más celebradas cuando todavía era un gran artista. Y es cierto. Qué bueno es que podamos olvidarnos de las personas que nos hicieron daño, dejar de lado viejos rencores, vivir tranquilos de nuestra conciencia, y comenzar a renacer. Quizás éste sea el momento propicio, ante una coyuntura que nos obliga a cuestionar viejas creencias y poner en duda el rol de los grande medios de comunicación.

Estamos muy intoxicados de los "realities" de la TV, los videos de Internet, las malas noticias de los diarios. Es hora de que aprendamos que nosotros debemos hacer algo para que las cosas cambien. No esperar a que nos llame un amigo por WhatsApp, sino hacerlo nosotros, que es una de las formas de estar en contacto en tiempos de cuarentena. Pero en líneas generales, no hay que esperar nada de los demás. Como diría Jorge Bucay, iniciar el camino a la autodependencia. Que no es fácil, desde luego. Para los que ya  tenemos más de 40 cada vez cuesta más conseguir un techo propio, un auto, o bienes que nos garanticen cierta autonomía. Pero no pasa sólo por eso, sino por pensar en que no está en nuestras manos que cambie la cotización del dólar o los índices de inflación. A lo que me refiero es que debemos tratar de cambiar las cosas que están a nuestro alcance. Yo trabajo desde los 20 años, y si no lo hice antes fue porque me propuse terminar de estudiar Periodismo. En Lobos todo se vuelve más difícil, y tuve que esperar demasiado para ganarme un lugar por mi actividad laboral. Nunca me interesó obtener un reconocimiento universal o acceder a un público masivo, muchas cosas se fueron dado con el paso del tiempo, y con los pasos que yo fui dando. 

Es bueno reconciliarnos un poco con nuestro ego, darnos cuenta de lo que valemos, de las capacidades que tenemos y que durante mucho tiempo desaprovechamos. Cada día me convenzo más de que todos tenemos algo que aprender y no nos va a alcanzar la vida para seguir aprendiendo a mejorar. Es bueno pedir perdón cuando sentimos que ofendimos a alguien. Sinceramente, estoy convencido de que no podemos lograr caerle bien a todo el mundo, o que todos se sientan a gusto con nuestra presencia. Pero eso, en última instancia, es problema de los otros, no de nosotros. Porque en realidad, si obramos en consecuencia, y si somos coherentes con nuestros actos, no le debemos explicaciones a nadie, más allá de lo que nos dicte nuestra propia conciencia. Punto final.

1 de agosto de 2020

Demasiado tarde para lágrimas

Si las autoridades del Hospital de Lobos te dicen que, debido al COVID, la situación es "alarmante" y "casi caótica", ¿qué parte no entendés? Hay ser muy necio para hacer oídos sordos a un mensaje tan claro. Hicieron foco, además, en las reuniones sociales, que nunca se debieron haber permitido, si para 10 ni para 2 personas. Es cierto que en su casa, puertas adentro, cada uno hace lo que quiere. Es decir, el Estado no te puede controlar, de lo contrario sería un régimen totalitario, como la Gestapo de la Alemania nazi. Pero es evidente que la seguimos pifiando. Ningún funcionario municipal estuvo acompañando a los médicos en la conferencia de hoy. Respaldándolos en un momento tan difícil para todos. No podemos ser tan ingenuos como para suponer que no sabían. Y uno sigue sospechando que se oculta información, quién sabe con qué fines, pero es probable que lo estén haciendo. Inclusive, podemos afirmar que si vos das información incompleta, también estás ocultando algo. Creo que es esto lo que está pasando.

Bares y restaurantes, olvídense sus dueños por un buen tiempo de abrir sus puertas, es inviable en este contexto. Quizá no sea el principal foco de contagio, pero yo no iría a comer o tomar un café en un lugar cerrado aun cuando estuviera permitido. Hoy, por ejemplo, se vio mucha gente en el Centro, y colas interminables para todo: para ir a la carnicería, al supermercado, al kiosco, y podría seguir enumerando. Hay gente que ya cobró su sueldo y puede gastar, no obstante el fin de semana pasada también noté bastante movimiento. Uno puede recrearse o salir a caminar, pero con responsabilidad, a menos que queramos vivir en una ciudad sitiada. Es normal que haya habido una suerte de "relajamiento colectivo", si nos ponemos a pensar que vamos más de 120 días. Pero ahora es cuando, números en mano, aparecen las consecuencia. En realidad, son mucho más que números: son vecinos de Lobos, como vos y yo, que en diferentes circunstancias se contagiaron el virus, lo cual pone a prueba el sistema de salud público que está a punto de verse desbordado. 

Realizarse un hisopado en un laboratorio privado cuesta más de $ 4.000, y no todos tienen acceso a abonar ese monto. Si tenés síntomas sospechosos, el mejor recurso continúa siendo ir al Hospital, que cuenta con profesionales de excelencia. Ojalá las autoridades políticas hubieran informado con la claridad y elocuencia que nuestros médicos lo hicieron hoy. Dicen que "la letra con la sangre entra", y tal vez haya algo de cierto en eso. Expusieron lo que está pasando sin anestesia, con la crudeza de la información epidemiológica que llega día tras día y que pone a Lobos en un contexto de extrema vulnerabilidad. Los estúpidos anticuarentena deberían ofrecerse como voluntarios para colaborar con el nosocomio, en lugar de seguir alentando teorías conspirativas. Es momento de tener una dosis de razón, porque si no lo hacemos ahora, después será demasiado tarde para lágrimas. Punto final. 


A la vuelta de la esquina

  Mitad de semana en la ciudad. No sé qué les pasará a ustedes, pero yo ya no me preocupo tanto como antes respecto a situaciones que aparen...