31 de octubre de 2020

Ultimo día del mes: en la recta final hacia 2021

Hola amigos! Hoy damos cierre a un mes bastante convulsionado, pero no muy distinto a sus antecesores. Creo que la idea hacia donde debemos proyectar la mirada, es tratar de terminar el año de la mejor manera posible. Con objetivos modestos pero firmes. No se puede hacer mucho más. Seguramente, si rebobinamos la película, habrá algo bueno para rescatar. Siempre lo hay. Tener una visión negacionista de aquellas pequeñas cosas que pudimos lograr sería demasiado mezquino para con nosotros mismos. 

Hoy dediqué buena parte de la tarde a cortar el pasto del patio del fondo, y durante el tiempo que me insumió dicha tarea traté de no pensar nada más que en eso. Además de mi trabajo profesional, debo realizar otras tareas que hacen a la vida hogareña como cualquier persona. Por otra parte, de esta manera le sumo horas de actividad física a las que ya invierto en el gimnasio. Cuando no te gusta cómo te ves, físicamente o lo que fuere, es el momento de hacer algo. Claro que no sale de un día para el otro, es un proceso porque nada se consigue en un corto plazo. No es que voy a bajar 10 kilos por tres meses de gimnasio con dos clases de 45 minutos. Pero al menos no asumo una actitud pasiva, me involucro en lo que me pasa. 

Por curiosidad, por nostalgia, o quizás para ver qué pensaba yo hace casi 10 años, también me puse a repasar mis viejas notas en este blog. Debo reconocer que muchos de esos textos estaban más logrados que los actuales, pero hablaban de temas livianos y que no me preocupaban demasiado.  Ojo, hay que tener cuidado en abusar de las comparaciones entre el ayer y el hoy no me preocupan el absoluto, en lo que a calidad editorial respecta, y más aún si tenemos en cuenta que el entorno social influye: quienes eran tus amigos, quienes dejaron de serlo, y aquellos que lo son en la actualidad. . Sí considero que, en muchos aspectos, he cambiado mis hábitos, mis costumbres, mi fisonomía, mi forma de pensar, mis gustos, y podría seguir enumerando cosas. Y la veo positivo que así sea, porque si seguís siendo el mismo boludo que hace 10 años, estás en problemas. El paso de los años va forjando distintos comportamientos, usos y costumbres, que no son buenos ni malos, sino parte de otra etapa de la vida. 

Yo ya tengo 41 y hay determinadas situaciones que no me banco, y que hace una década podía llegar a tolerar. En parte, creo que cuando uno se vuelve más viejo, también se vuelve más intolerante. Pero intolerante ante la estupidez, ante la falta de talento de algunos "artistas", etc. Te vas dando cuenta de quién la tiene clara y quién es un gil. Vas perdiendo la ingenuidad, lo cual representa un tránsito agridulce. Desde luego, todo lo expuesto no quita que en el futuro te puedan volver a cagar o estafar, pero vas aprendiendo que tu trabajo vale, que tiene un precio, y que aquel que no esté dispuesto a pagarlo, que se vaya por donde vino. Son los famosos "aprendizajes". Ya  no vuelvo a 2010, estoy en 2020 y preparado para  a vivir lo que queda hasta que todo estalle. Punto final. 


28 de octubre de 2020

No seremos los mismos: 2020 va diciendo adiós, pero dejará huellas profundas

A casi un mes para terminar 2020, creo que, al menos en este año, no tiene sentido hacer "balance" alguno. Este período ha sido duro para todos, ni siquiera hace falta mencionar los motivos. Con el correr de los meses, me la fui rebuscando, porque los humanos tenemos esa capacidad de adaptarnos a lo que nos va pasando. Algunos más, otros menos. La torta no se reparte para todos por igual. Pero esto no es nuevo, durante los primeros años K se pregonó la redistribución de la riqueza y resulta que los que más se enriquecieron fueron ellos. Por supuesto, no es privativo de este engendro político. Los negociados con el Estado y las licitaciones han sido una constante. Es así como la obra pública, lo poco que se hace, es de pésima calidad dado que suele licitarse a dedo a un empresario militante político. Los efectos no tardan en notarse, ya sea en cuadras de asfalto llenas de baches y pozos, falta de drenaje y desagües adecuados, por no mencionar proyectos faraónicos de campaña que no van a ningún lado. Precisamente, la campaña electoral de 2021 tendrá rasgos muy particulares, porque estará atravesada por la pandemia y los numerosos desaciertos que hubo en el manejo de ella. Pero como todo puede cambiar en cuestión de meses, todavía resulta apresurado pensar en el escenario político local, donde se advierte que muchos medios quieren "instalar" candidatos dedicándoles un espacio desmesurado según sus intereses. A Lobos no va a venir ninguna figura política de rango provincial y nacional porque son "de otro palo". Mientras Cambiemos fue gobierno, la cuestión fue diferente. Es en este rompecabezas donde se pone a prueba la capacidad de un Intendente para gestionar aunque los estamentos superiores sean de otro partido. 

También es cierto que los futuros candidatos deberán diseñar estrategias diferentes para seducir al electorado. La prioridad número uno para cualquiera de ellos debe ser generar trabajo y reactivar la economía. Pero las elecciones del año próximo son de medio término, no están en juego cargos ejecutivos. Eso siempre le resta interés, sin embargo la composición de las Cámaras de Diputados y Senadores define la aprobación o no de una Ley, por lo cual tampoco me parece poca cosa. 

Tema dos: La noticia no descansa, la noticia no espera. Pero una primicia sirve como material periodístico según de qué se trate. Si es una gansada, aunque hayas sido el primer medio en publicarlo, no aporta demasiado. Lo que más me gusta hacer, ustedes lo saben, son las entrevistas. El "mano a mano" con alguna autoridad política, el dirigente en una institución, un vecino de a pie, o lo que fuere. No siempre se puede rescatar algo interesante, ello depende de la voluntad de hablar que tenga el entrevistado y de su apertura hacia temas considerados polémicos. Y por supuesto, del oficio que tenga el periodista. 

Disfrutar de las pequeñas cosas en silencio forma parte de la belleza de la vida, están solamente vos y tus pensamientos en ese momento. Hacer una pausa cuando es necesario, conocerte lo suficiente como para evitar que tu mente se agote.  Calentás la pava, preparás la yerba para el mate, y dedicás un tiempo para vos. Eso es algo que el ritmo de vida frenético, y enfermante, no nos permite hacer. Buscar en el dial una radio medio perdida, que quizás la escuchan un puñado de personas porque solamente pasa jazz, y detenerse a escuchar. Hurgar en los cajones viejas fotos, pero no con un ánimo de nostalgia, sino para recordar quiénes fuimos y quiénes somos. Ver quiénes siguen con nosotros con la fidelidad de siempre y ver a los que aparecían sólo para "la foto" también es un ejercicio interesante. Nos estamos viendo pronto, en este intento por decodificar y entender los que nos pasa. Punto final.

27 de octubre de 2020

Mozo, marche un Café Doble para televisión

La semana comenzó tranquila, justo el lunes nos tocó una tarde espectacular, si lo comparamos con las aciagas jornadas de sábado y domingo. Cuesta arrancar, pero cuando querés acordar ya es viernes otra vez, de manera que es un buen consejo darle valor al tiempo. Hoy es martes, cumplí con la rutina de grabar el programa semanal para RSO/Lobos Digital, que ya es un clásico de los miércoles: "Café Doble". En esta jornada en el estudio tuvimos varios percances, debido al programa (de edición) que se colgaba sin dar ninguna respuesta, lo cual hizo que la paciencia mía y la del entrevistado  comenzaran a agotarse. Finalmente decidimos grabar tal como lo veníamos haciendo pero con la cámara grabando en vivo para tener una copia de seguridad por si acaso. En fin, lo concreto es que el invitado de esta semana es el ilustrador, escritor y músico Juan Manuel Videla, orgullo lobense. No todo el mundo puede destacarse en tantas vertientes de arte.

Comenzamos a desandar la charla luego de sucesivos cortes que se produjeron, y ni siquiera sé si salió bien el resultado final, hasta que lo vea mañana como el resto de los televidentes. Pues bien, lo que puedo adelantar es que Juan Manuel, un vecino al cual aprecio, tocó dos temas en vivo, una suerte de "Mini Unplugged" que para mi gusto personal estuvo muy bien logrado. Hablamos un poco de todo, sin descuidar el hilo conductor que es lo inusual que un lobense logre ser multifacético teniendo una familia a cargo, un trabajo, y por ende el tiempo y esfuerzo que ello insume.

Considero que en la vida no hay que ser ingrato, porque en este blog yo puedo recomendar libros, películas, o hablar de cualquier gilada, no obstante lo cual son meras semblanzas para escapar de la monotonía. Pero estoy convencido de que ser feliz es un derecho, y nadie nos lo debe arrebatar. Ni los políticos, ni la gente tóxica, ni nadie. Y si uno rema contra la corriente y pese a ello es feliz, hay que seguirla remando, y seguir dándole para adelante. El periodismo en Lobos está acotado a determinados temas o situaciones, pero siempre se le puede dar una vuelta de tuerca a las cosas. A veces uno llega tan "fundido" del trabajo que redacta casi mecánicamente, pero todos tenemos mucho para dar. Hay gente con gran talento, que merece ser reconocida y tener su lugar. Es hora de que los viejos que posan su culo en las asambleas de las comisiones, dejen su lugar a los chicos que tienen ideas, que piensan y razonan de un modo diferente. Me quedo con esto último para pensarlo. Punto final.

25 de octubre de 2020

Cuatro domingos y ninguna flor

La situación que vive el país es de tal gravedad, que bien podríamos afirmar que se trata de la peor crisis del siglo XXI. El equipo económico del Gobierno no encuentra la manera de controlar el apetito por el dólar, pero no sólo eso: en estos últimos 7 meses se perdieron 3 millones de puestos de trabajo, la pobreza alcanza el 40 %, no hay inversiones de ningún tipo, y tampoco dio resultado hasta ahora la cuarentena que se implementó. La nafta aumentó tres veces en los últimos meses, el precio de los alimentos se disparó aunque muchos no guarden relación con el dólar. Frutas y verduras, esenciales para una alimentación saludable, están carísimas. En Mar del Plata y otras ciudades balnearias, los operadores turísticos ya anunciaron que habrá un incremento del 30 % o más en el valor de los alquileres. Son unos HDP, casi se quedan si temporada por la pandemia, y ahora que sí pueden hacerlo, quieren "pelar" al visitante con cifras exorbitantes. 
Si vos me decís "2021 va a ser mejor", yo te preguntaría si es una expresión de deseo o si te basás en algún dato concreto. Por supuesto que todos confiamos en que un nuevo ciclo será distinto, aunque no haya motivos razonables. Pero esto se va a agudizar cada vez más, por el desconcierto que demuestra el Gobierno ante un escenario donde se creía que los mercados iban a ser amigos y solidarios. Son tan inoperantes e inútiles como todos los que estuvieron antes, porque recurren a las misma recetas que ya demostraron su fracaso. Tienen la suerte de que los sindicalistas pusieron "violín en bolsa" y no han hecho ningún paro o movilización. Claro está que cuando gobierna un peronista que posa con Moyano para las fotos, eso no suele ocurrir.   
Supongamos que vos tenés una casa que es propiedad de tus padres, desocupada, y te vas a vivir allí, porque querés tener tu propio espacio o las razones que fueren. Es cierto, te ahorrás el alquiler, pero tenés que pagar el Inmobiliario, luz, gas, agua, TV, Internet (esencial para mi laburo), tasas municipales... sin hablar de comer. No hay bolsillo que resista. Hacés números y ves que no te dan. Eso es lo que me pasó a mí todas las veces que intenté mudarme. 

La devaluación no se va a producir, sino que ya es un hecho. El billete de 5.000 tienen que ponerlo en circulación cuanto antes, nadie se va a escandalizar por reconocer que la plata no vale nada. Todos lo sabemos cuando hacemos las compras cotidianas. Lo más irónico es que desde que nací, hace 41 años, no conocí un solo momento de prosperidad en la Argentina. Parecía haberlo cada tanto, pero era el viento de cola que soplaba a favor, como el primer alfonsinismo y la falsa estabilidad del menemismo. Quizás los que hayan crecido en el primer gobierno de Yrigoyen y en el de Perón puedan decir algo distinto, si queda alguno vivo. Este neo-kirchnerismo que nos gobierna da la errónea impresión de ser más moderado, recordando aquella proclama de "volveremos mejores". No es así, volvieron con las mismas mañas y vicios de su fundador, ensanchando la grieta de una sociedad empobrecida. Y no me vengan a decir que esto es culpa de la pandemia, porque si estuviera otro, peronista o no, tendría que haber enfrentado los mismos problemas. Qué gratis es hablar, qué fácil es decir que CABA es "opulenta" cuando tenés un piso en Puerto Madero. Lo peor de todo es que están jugando con fuego y no se dan cuenta, porque el tiempo y la paciencia de la gente se agotan. Esto no se puede sostener indefinidamente, y no hablo sólo de la cuarentena, que ya demostró su ineficacia. No soy anticuarentena, ni antivacuna, anti nada. 

Pienso que la mejor manera de resolver esto es consiguiendo una mayor participación como actores sociales, que tampoco es desobediencia civil. Por lo general, votamos cada dos años y eso es todo. Que nos escuchen como pueblo aunque no quieran hacerlo. Todavía seguimos utilizando términos del siglo XIX como "oligarquía" o "burguesía", que quedan muy bien en los pseudointelectuales de turno. Hagan lo que tengan que hacer, pero déjense de joder, porque nadie nos va a rescatar del naufragio. Punto final.



22 de octubre de 2020

Elogios inesperados

La incertidumbre genera miedo, por lo cual podemos concluir que vivimos en el país del miedo. Esta sensación se experimenta de distintos modos: miedo a no llegar a fin de mes, a perder el trabajo, a contagiarse de COVID... El temor nos paraliza y nos impide avanzar, porque sentimos que se cierne ante nosotros una amenaza invisible que nos va a joder la vida. 

En estas líneas, me gustaría hacer un "elogio de la queja", que es similar a hacer catarsis. Si nos tragáramos la bronca de todos los episodios desagradables que nos toca atravesar a diario, viviríamos mortificados y llenos de rencor. Muchas veces la queja no está dirigida a una persona concreta, sino a la clase política, a la economía, o a otros motivos más triviales. El tema es que si vos direccionás la queja hacia alguien que no es responsable de ella (por ejemplo, un amigo), puede ser agobiante para quien te está escuchando. Por lo tanto, si bien lo mejor es no guardarse nada, hay que dosificarlo. El reclamo es algo diferente: es más formal, y está dirigido hacia una empresa o una institución. En cambio, la queja suele presentarse como una mezcla de lamento, impotencia, indignación... pueden sumar ustedes otros términos si se sienten identificados. 

Pero, claro, llega un momento en que indagás acerca de lo que te pasa, por qué te sentiste estafado, ofendido, o indignado. Lamento decirles que tropezaremos varias veces con la misma piedra, pero lo que sí podemos intentar es cambiar la forma de reaccionar cuando nos vuelva a ocurrir. Y por supuesto, lo más obvio: evitar un nuevo tropezón. Todos nos hemos "bloqueado" en alguna oportunidad, sin saber cómo actuar. Y le pedís a otro que decida por vos, entonces si se lo estás pidiendo, no te podés quejar después de los resultados, porque vos elegiste delegar un problema tuyo en un tercero. 

Dejá de desperdiciar horas en las redes sociales, nadie se salva con eso. Hacé terapia si la necesitás. Andá al gimnasio o salí a correr. Escuchá música. Evitá la exposición innecesaria a los noticieros. Dejá de alarmarte por los muertos del COVID a nivel país que para la tele son sólo números. Si todavía tenés un aparato de DVD, empezá a ver películas y olvidate de Netflix. No le des bola al dólar si no tenés para comprar o vender. Si sos creyente o te atrae la espiritualidad, leé la Biblia. Caso contrario, seguramente habrá cualquier otro libro en tu casa al que nunca le prestaste mucha atención. Si encontraste lo que te hace feliz, aunque sea una boludez, repetilo porque sos un privilegiado: mucha gente se pasa la vida en esa búsqueda. Cuidate por vos mismo y por los demás, pero no te vuelvas paranoico. 

Toda esta suerte de "sugerencias" que acabo de enumerar, yo las estoy tratando de implementar. Cuando la gente me dice que le gustó mi programa de tele o alguna nota que escribí, me hace sentir bien, pero nunca me la creí. Me falta mucho por aprender, y les aseguro que el proceso de aprendizaje es más largo que cualquier pandemia posible, porque nunca termina. Dura el mismo tiempo que tu ciclo vital. Mi única aspiración es que, cuando envejezca, no deba ir a un asilo o en un geriátrico y pueda seguir viviendo en mi casa, con la ayuda de una persona que se encargue de la limpieza si fuera necesario. Pero todavía faltan algunas décadas para que ello ocurra. Si vos me estás leyendo y sos una persona mayor, estimulá tu cerebro y tu lucidez mental (no es tan fácil como parece). Es posible que sufras el abandono de tus propios hijos y familiares, a quienes vos criaste y educaste. Pero cada caso es distinto, es un tema que daría para largo  Nos estamos viendo pronto. Punto final. 

20 de octubre de 2020

Arriesgarse a lo complejo en lugar de recurrir al facilismo

Martes por la noche en la ciudad. Hoy fue un día bastante productivo: grabé un nuevo programa de entrevistas que se verá por RSO, y por suerte ya tengo en agenda varios invitados. Otras veces he tenido que negociar contrarreloj, ya sea la participación de algún referente político o de otra índole. Pero por ahora, como viene la mano, me voy a focalizar más en lo cultural, aunque no rinda tanto en términos de rating. La meta principal es que la persona que vaya al estudio se sienta a gusto, y que ello redunde en una charla cómoda y distendida. La televisión ha sido un gran desafío para mí, por más que sea un modesto canal de cable. Los tiempos no son los mismos de la prensa escrita, obviamente, y más de una vez hay que "redondear" o ir cerrando un reportaje para que no sea demasiado extenso. 

Trabajé muchos años en gráfica, y me he encontrado con todo tipo de gente, tanto los que hablan mucho como los que te contestan con monosílabos. Pero vos tenés que entregar al responsable del diario una nota prolija y bien redactada, como corresponde. En este oficio vas aprendiendo algunos trucos o "secretos" a medida que desandás el camino. Recuerdo el primer programa de tele, en mayo del año pasado: salió malísimo para mi gusto, gesticulaba demasiado, inevitablemente no podía contener los nervios. Hoy por hoy, siento que mejoré bastante, y agradezco a las autoridades del canal que hayan confiado en mí. 

Estoy en una edad en la cual puedo explotar todo mi potencial, más allá de todos los factores que me juegan en contra. Intento hacer un buen laburo por respeto a la audiencia, ya sea al lector o al televidente. No hay que insultar la inteligencia de nadie, pero uno debe saber que las cosas no siempre salen como quisiera, por ello no hay que exigirse por demás. Simplemente dar lo mejor; el resto vendrá por añadidura. Las nuevas generaciones que están haciendo periodismo se enfrentarán a un escenario distinto, dominado por las redes sociales y la virtualidad. Cuando yo empecé, todavía usaba la vieja máquina de escribir Olivetti. Esto no es mejor ni peor, simplemente diferente. Yo uso las redes lo justo y necesario, para promocionar el contenido de mi página, o subir alguna foto que me gusta, no mucho más. Pero es un poco la ley de la selva, adaptarse o morir. En este momento excepcional como es la pandemia, FB y Twitter adquirieron un protagonismo superlativo. Por no mencionar a Instagram, que es el mayor objeto de deseo, el "chiche nuevo" para muchos dinosaurios como yo que recién lo estamos descubriendo. 

Lo que va a perdurar, es la palabra escrita. Sí, es verdad aquello de que "una imagen vale más que mil palabras", pero una foto sin texto que te ubique en tiempo y espacio carece de sentido. Quizás por eso, a modo de hobby, me gusta fotografiar lo cotidiano, lo obvio, que de tan transitado no es tenido en cuenta para la mirada de los otros en la vida pueblerina. Punto final. 


18 de octubre de 2020

No es momento de proyectar, sino de decidir sobre la marcha

Los seres humanos tenemos una tendencia natural a proyectar, a hacer planes para un mediano o corto plazo. Lo que ha ocurrido este año, es que si vos te trazaste un anhelo o una meta antes de marzo, difícilmente lo hayas podido concretar, por la situación de todos conocemos. En lo personal, yo me había inscripto para un curso en el Centro de Formación Profesional, pero entre que no designaban al instructor y el panorama de la pandemia se iba complicando, quedó todo en la nada. Tampoco ninguna autoridad o directivo llamó por teléfono para decirme si la cursada se podía hacer de manera virtual, dado que me había anotado en la carrera de Diseño de Página Web.

Recapitulando, podríamos afirmar que estas expectativas no cumplidas vienen dando con frecuencia, lo he notado con muchas personas que estuve hablando en los últimos meses. A decir verdad,  ya no dan ganas (o al menos en mi caso), de proyectar nada, sobre todo cuando el momento presente está lleno de incertidumbre o problemas que hay que resolver sobre la marcha, por lo cual no hay indicios de que esto vaya a cambiar. Y si lo querés hacer, tiene que haber una base firme: nadie puede pensar en comprarse una casa si no tiene los ingresos suficientes o si les cuesta llegar a fin de mes. No podés jugar a la ruleta del casino si no tenés las fichas, digamos. Sin embargo, para no caer en el pesimismo y en la abulia, creemos en un futuro (impreciso, sin fijarnos plazos) donde podremos hacer determinadas cosas para revertir la realidad actual que nos fastidia y nos hastía. Lo imprevisible del presente hace que, paradójicamente, el futuro parezca menos incierto, porque nos aferramos a él.  Antes de acostarnos a dormir la mayoría de nosotros trazamos una reseña de lo que debemos hacer al día siguiente, y ese es el milagro de estar vivo. Creo mucho en ese refrán que dice: “Nadie se muere en la víspera”. Llegará el día, inexorablemente, pero hasta que eso no ocurra me mentalizo todos los días por dar lo mejor. Por supuesto, no siempre lo consigo, porque hay hechos o personas que me indignan y me hacer perder la paciencia. Todos los días tenemos que lidiar con diferentes grupos de estúpidos de toda calaña. No es que yo sea brillante, pero no presumo de algo que no soy, trato de no joder al prójimo, ni hago alarde de mis logros. Aunque a veces esto último es bueno para levantar la autoestima y el amor propio.

Por ello, debemos dejar que la vida nos sorprenda con noticias gratas en lo posible, pero no bajar la guardia. Trabajar a conciencia e ir estableciendo prioridades es una buena manera de que lo que está por venir no nos encuentre tan desprotegidos. Este 2020 ha sido una enorme frustración, no sólo para mí sino para el común de los argentinos. Dejando de lado la pandemia, no puedo decir qué hubiera sucedido, mi forma de pensar no hubiera cambiado demasiado, pero sí me quedaron varios eventos y actividades suspendidas. Por no mencionar la baja en la recaudación de avisos publicitarios, que es mi principal fuente de ingresos. Quizás todo esto ya lo he dicho antes, pero estoy haciendo una suerte de "racconto", una síntesis de cómo yo y muchos lobenses nos fuimos habituando a un modo de vivir que no es normal, por más que se hable de "nueva normalidad". Si la gente va de vacaciones, los contagios se multiplicarán, pese a que la actividad turística está en un punto muerto y muchos empresarios del rubro necesitan trabajar. No me imagino un verano con la playa repleta en Mar del Plata, por lo que estuve leyendo en varios medios, la Provincia está diseñando protocolos para tratar de regular el turismo interno. Una playa llena de veraneantes tiene el mismo riesgo de contagio que una noche en el boliche, no lo sé, porque éste es un lugar cerrado. No faltará mucho para ver cómo sigue esta historia. Punto final por ahora. 


16 de octubre de 2020

Una historia de lealtades y traiciones

Viernes por la noche en la ciudad. Créanme que nada sería más de mi agrado que publicar noticias alentadoras y positivas, pero debo decir que no abundan. Es increíble pensar que todavía seguimos debatiendo el regreso a clases en Lobos, y por lo que pude advertir en las redes sociales la gente se dice de todo, se putean entre ellos, chicanean con comentarios que no vienen al caso. Como siempre digo, detrás de una pantalla o un monitor todos somos "guapos", pero cuando confrontás personalmente a muchos de esos reaccionarios, se quedan sin argumentos. Por otra parte, los gremios docentes con representación en Lobos expresaron su rechazo al reinicio escolar. 

Asimismo, el análisis "macro" que yo modestamente hago es el siguiente: el Gobierno tiene que dejar de jugar a las escondidas y definir qué va a hacer con el IFE. En las condiciones actuales, con números preocupantes de desempleo y pobreza, considero necesario que continúe. No seamos tan obtusos de lanzar proclamas de poco nivel intelectual, respecto a que la gente se gasta la guita en comprarse esto o aquello. Detrás de cada necesidad, hay un derecho, decía Eva Perón. Y aunque no soy peronista, es una de las frases que siempre tengo presente. 

El Estado debe brindar una ayuda social urgente, porque precisamente estamos ante una emergencia. Es evidente que el Gobierno no sabe qué hacer, un ejemplo claro es que debió recurrir a la vieja receta de subir las tasas de interés de los plazos fijos para desalentar que la gente se vuelque al dólar. Esta película ya la vimos tantas veces, por Dios! Y la gente que tiene unos años más que yo ha pasado por todas las crisis habidas y por haber. Pero como les comentaba en una nota anterior, no todas las crisis tuvieron el mismo origen o las mismas causas. Algunas se debieron a factores externos, pero son las menos. La gran mayoría han sido causas de pésimas decisiones políticas y de "tapar parches" sin pensar nunca en arribar a una solución definitiva. Vi la entrevista que concedió Macri y aunque está en las antípodas de mi pensamiento, me parece bien que haya hecho una autocrítica. Quizás debió hacerlo antes. Y volviendo al tema del IFE, no veo mal que en el futuro se les pida a los beneficiarios una contraprestación laboral a cambio del otorgamiento del beneficio. Está claro que los tiempos no dan para que sea implementado este año. 

El 17 de octubre es considerado por la liturgia peronista como el Día de la Lealtad, y vemos hoy que los dirigentes que dicen pertenecer a esa fuerza política están lejos de actuar con lealtad a los principios que dieron origen al movimiento justicialista. Casi diría está de más señalarlo, pero lo que sucedió hace 75 años en totalmente distinto a la realidad actual. A TODOS los políticos, de cualquier ideología, la ciudadanía les pide coherencia, comprometerse, ser consecuentes con su actos. El tiempo pasa y cada vez estamos más lejos de que eso suceda, te das cuenta de las contradicciones y del doble discurso porque muy pocos resisten un archivo. Punto final, y nos estaremos viendo pronto.

15 de octubre de 2020

Cuando la cuarentena nos hace perder la paciencia

Jueves inusualmente frío en Lobos. Podemos concluir que una cuarentena "temprana" fue eficaz sólo para amortiguar el impacto inicial del virus, y para preparar el sistema de salud. Ahora bien, con el transcurso de los meses vemos que no se ha logrado disminuir la cantidad de contagios a nivel país, sino que por el contrario se han incrementado. Por eso ya es momento de comenzar una apertura como el Gobierno lo viene haciendo, pero que debería priorizar ciertos rubros. No puedo entender que sea prioritario el fútbol profesional y no el turismo interno, que ayudaría a varias ciudades que hoy la están pasando realmente mal porque no reciben visitantes. Siempre insisto que no es fácil estar en los zapatos del Presidente, pero hay decisiones que son una cuestión de sentido común. El fútbol puede esperar todo el tiempo que sea necesario, no le va a cambiar la vida a nadie. La vuelta a clases, como mencioné en otra nota, está más pensada como una forma de sociabilización de los chicos más que para aprender algo nuevo. 

En los primeros meses de la cuarentena, la mayoría de la gente hizo un esfuerzo muy grande para acatarla, lo cual es difícil en un país que está acostumbrado a la ilegalidad. Lo que vemos ahora es que hay un hartazgo generalizado, y una sensación de que todo este tiempo de aislamiento no sirvió demasiado. Durante varios meses nos quedamos en casa, trabajando a distancia, o interactuando por las redes sociales. Hoy eso está agotado, al igual que el agotamiento que tiene cualquier persona después de casi 7 meses. La esperanza de que la vacuna esté disponible es incierta, como toda esperanza. Pese a todo, creo que logramos bastante durante estos meses. No pensar así nos dejaría la sensación de que ha sido tiempo perdido, el cual no se va a recuperar porque los cumpleaños no vuelve, los muertos que no se pudieron velar tampoco volverán. Debo decir que a veces tengo el mismo desconcierto que ustedes, los lectores: no sé qué pensar, me parece una pesadilla estar viviendo esto y nunca imaginé algo parecido. También es cierto que hay gente que venía llevando una vida casi igual antes de la pandemia y por lo tanto no notó grandes cambios. Se extraña el beso, el abrazo, estrechar la mano. Las mateadas, los asados, y muchas cosas más. 

Este verano será crucial, ya que la mayoría de los argentinos descree de la eficacia de la cuarentena, y el calor nos lleva a hábitos que son propios de la temporada estival: salir más a la noche, hacer pileta, o ir a la playa aquellos que tengan recursos para hacerlo. Lo más urgente es generar puestos de trabajo y buscar reducir el índice de pobreza. No es nada fácil, pero se supone que tenemos dirigentes idóneos y que pueden hacerlo, si no estamos en el horno. Punto final. 


13 de octubre de 2020

A subirse al bote salvavidas antes del naufragio

Comenzó la semana y reanudamos "oficialmente" la actividad, un ejercicio que es valioso más allá de la retribución económica. Todos necesitamos trabajar y necesitamos de una rutina, de lo contrario andaríamos todo el día como bola sin manija, sin tener bien en claro qué es lo que queremos hacer. Durante el verano, en mi rubro, se registra una merma de clientes dispuestos a hacer publicidad, algo que uno va previendo en la medida de lo posible. Lo que ha pasado este año, es que las bajas se fueron dando antes a causa de la pandemia, por lo cual todo me hace pensar que el tramo final de 2020 será duro de sobrellevar. No es bueno anticiparse a los hechos, pero teniendo las cartas sobre la mesa podés planificar mejor. No será la primera ni la última vez que me he tenido que ajustar el bolsillo, conforme a los avatares que son propios de la Argentina. Tampoco están dadas las condiciones para irse de vacaciones a ningún lado: viajar en un medio de transporte público es demasiado engorroso y para ir a un lugar donde todos los comercios y atractivos turísticos cerrados, no le encuentro demasiado sentido. Hay que arreglarse con lo que cada uno tiene, que quizás sea una manera de volver a las fuentes. Lo más importante es que no nos quede esa sensación de tiempo desperdiciado, o tiempo perdido.

 Con el diario del lunes, es fácil pensar que podrías haber hecho mejor tal o cual cosa, pero muchas veces las decisiones se toman en base a la coyuntura de ese momento, porque no pueden esperar. Estuve leyendo en varios portales de Internet, que hay una tendencia a comprar bienes durables o semidurables, como motos o bicicletas, para hacer algo con los pesos que cada vez valen menos. Eso, claro está, si tenés un excedente que te permita hacerlo. Los hábitos de consumo están cambiando y se van reacomodando, no es posible comparar esta crisis a la de 2001 o de 2002, ya que tuvieron distintas causas. Sí podemos tomar los números de pobreza,  desocupación, y caída del PBI, pero a esta altura de poco importa. Estoy en desacuerdo con el modo en que el Gobierno manejó la crisis sanitaria, pero probablemente si hubieran estado en el poder otros funcionarios, también nos estaríamos quejando. Como somos un país subdesarrollado, la recuperación demandará más tiempo. Todo sabemos que hay comercios e industrias que ya bajaron la persiana para siempre porque no pudieron resistir más de 200 días sin actividad o trabajando a media máquina: por ende, más gente sin laburo. 

El que siempre tuvo plata no va a sentir demasiado todo este vendaval, porque la guita la invertirá en los bancos, o comprando dólares, no lo sé. Los que vivimos el día a día nos encontramos ante un escenario diferente. Pronto la clase media dejará de existir, tengo esa impresión. Habrá pobres, ricos, y gente con un poco más de plata que los denominados "pobres", pero sin llegar a ser considerados como clase media. 

"Sentir" la Argentina, significa que te duele o te afecta lo que pasa en el país, (aunque más de una vez putees y digas que te querés ir), que sufrís cuando ves que la gente se desespera por llevarse la última botella de aceite de un supermercado, o cuando un grupo de indigentes carnea una vaca en el medio de la ruta, eso es ser realmente un argentino. Porque nuestro ADN está hecho de contradicciones y de enfrentamientos que a la vista está que no condujeron a ningún lado. Pero yo presiento que el origen de esta falsa dialéctica viene desde mucho antes, desde nuestra infancia. Quizá nuestro destino nunca fue la grandeza, como nos quisieron hacer creer en la escuela desde que tuvimos uso de razón. Somos un país pobre del Tercer Mundo, uno más entre un centenar, por más que algunos se crean europeos porque sus abuelos vinieron a este país hace 60 años. Ya todo terminó, el país es otro, los años de opulencia y despilfarro (si es que los hubo) pasaron, y si no pudimos sacar provecho de los años de posguerra para consolidarnos como potencia mundial, mala suerte. La oportunidad la perdimos, y lo más saludable sería aceptar ese destino que refleja una alarmante disociación entre lo que quisimos ser (ilusión) y lo que somos (realidad). Punto final.





11 de octubre de 2020

El séptimo día de la semana siempre deja (demasiado) espacio para pensar

Los domingos suele invadirnos una sensación de melancolía. Es un día en el cual disponemos de más tiempo libre pero, paradójicamente, no sabemos qué hacer con él. Cuando salía a los boliches el sábado a la noche, el día posterior dormía hasta tarde y me recuperaba un poco. Pero hace bastante que no salgo a ningún local de diversión nocturna, incluso desde antes de la pandemia. Fui perdiendo interés por estar en un lugar escuchando música que no me gusta y teniendo que pagar demasiado para tomar algo en la barra. Si sumás el costo de la entrada, bebidas, remís o auto particular, entre otros etcéteras, con esa guita te comprás la carne para el asado del domingo. 

Nosotros analizamos la realidad en función a múltiples variables, que no son para todos iguales. Y tratamos de pensar lo que más nos conviene hacer. Hay quienes ponen por encima el bienestar económico, otros priorizan los vínculos. Pienso que en este momento, los lazos de familia o de amistad son los que más valor tienen, porque nos sostienen ante una coyuntura inusitada. 

Dediqué buena parte del fin de semana a ponerme al día con la lectura, tengo suficientes libros sin terminar como para pensar en comprar nuevos. Siempre sale alguna colección que venden en los kioscos con buenos títulos y a buen precio, creo que ya salieron dos de Stephen King, por ejemplo. Comencé a leer una novela de Claudia Piñeiro, una escritora que le gustaba mucho a mi hermano pero que yo no había frecuentado hasta ahora. Los findes "XL" no tienen mucha razón de ser en el contexto actual, ya que no hay posibilidad de hacer turismo alguno, ni plata suficiente. Lo que resta del año transcurrirá con la vorágine habitual de querer hacer todo "ya", esa ansiedad por quemar los últimos cartuchos y que el 2020 no sea definitivamente un año perdido. Tiene todos los méritos para serlo, puesto que la vida para muchos de nosotros se ha vuelto una mierda, con burocracia y trabas por doquier, para cualquier trámite que ya desde antes era engorroso. Por suerte no tengo deudas, si así fuera mi preocupación aumentaría notablemente. 

Cada vez analizo con más convicción la idea de buscarme un laburo extra. Le di 20 años de mi vida al periodismo, y lo seguiré haciendo, pero quizás no como un trabajo excluyente. Soy mi propio jefe, no laburo en relación de dependencia, y esa es una ventaja que perdería de acceder a otro tipo de empleo. Pero bueno, si nos quedamos en la comodidad de lo que ya conseguimos, no hay incentivos ni entusiasmo, entrás en una chatura que te va limitando progresivamente casi sin que te des cuenta. Y acá no entra el juego ni el dólar, ni la especulación, eso dejalo para los otros. Vos pensá en lo que podés dar para sentirte mejor con las cartas que te tocaron en el mazo. A los 41 años, es lógico que mis aspiraciones no sean  las mismas que a los 30. Me exprimo más, me exijo más, aunque los resultados no estén a la vista. Cuando tenía 30 trabajaba incansablemente también, pero no sólo cambié yo, sino el país y la situación a nivel global. Ya no querés ni necesitás las mismas cosas. Tu mente decodifica lo que pasa de un modo distinto. Te podés volver más racional o más loco, el tema es que puedas estar el sintonía con el pulso que marca la sociedad, para ser hijo del tiempo en que te tocó vivir.

 Las generaciones que vengan después probablemente se enfrentarán a problemas que nosotros nunca tuvimos o ni siquiera  conocimos. Pero cuidado, porque un día cualquiera te despertás y ves cómo 20 años te cayeron encima: te mirás al espejo del botiquín y el resultado puede ser desolador. Envejecer es todo un arte, que requiere sabiduría y no pretender hacer todo lo que no hiciste en su momento cuando eras más joven. Punto final. 


10 de octubre de 2020

Apostar a todo o nada

Sin lugar a dudas, hay que tener tranquilidad y templanza para afrontar la crisis que estamos viviendo. En ningún otro país vecino se le da tanta importancia al valor del dólar como acá. Pero siempre viene bien para que los empresarios aprovechen a remarcar los precios, sin ningún justificativo ya que muchos productos no tienen insumos importados. Mientras tanto, hoy llegó el anuncio del Gobernador Kicillof autorizando la vuelta a clases en Lobos, entre otros distritos. Hay que ver cómo se implementa esto, si realmente tiene sentido hacerlo. Podemos pensar en los chicos del último año de la Secundaria, y en tal caso será una función más de sociabilización que de impartir contenidos pedagógicos. Aun así, puede traer efectos positivos a nivel vincular entre los alumnos, que quizás por la pandemia no han podido verse casi en ningún momento del Ciclo Lectivo. Es que la cuarentena arrasó con todo: hoy no podemos tomar real dimensión de eso porque todavía estamos sumidos en ella, pero tal vez el año que viene vamos a tomar conciencia de cómo nos afectó en todos los órdenes. Ojo, no estoy diciendo que esté mal o bien continuar como estamos, sino claramente trastocó nuestros hábitos, costumbres, y volviendo a lo que decía al comienzo, generó una recesión y una crisis sin precedentes. 

Muchas veces la gente que va a la agencia de Quiniela se ilusiona con el hecho de que puede ganar más de lo que apostó. En realidad, es bastante obvio lo que acabo de decir: ¿Acaso alguien juega para perder? Pues sí: hay gente que juega para perder. Parece increíble, pero hace todo lo posible para que le vaya mal en la vida. Y peor aún, en muchos casos hacen daño a sus seres queridos, que se sienten preocupados por esa situación.

 Jugar para perder es no tener esperanza en nada. Es no tener razón para creer en algo, llamalo Dios o como te guste. Es pensar que todo el mundo está en contra tuyo y que el dueño de la verdad sos vos. En líneas generales, cuanto menos esperás de los demás, más estás fortaleciendo tu independencia. 

 Jugar para perder, es autodestructivo. Pensás que ya no vale la pena luchar por nada, y que con lo que hiciste es suficiente y probablemente sea demasiado poco. Es posible que hayas concretado muchos logros, pero si no te sentís satisfecho por lo que conseguiste, estás jugando para perder.

 Jugar para perder, es esperar que alguien, un "salvador" o un líder mesiánico, venga a golpearte la puerta de tu casa para decirte qué tenés que hacer con tu vida. Eso nunca va a ocurrir. Vos sos quien tenés que decidir. Seguramente no tendrás muchas opciones, y te encontrarás entre la espada y la pared. Pero vas a tener que elegir. Porque la vida consiste en tomar decisiones todo el tiempo.

Por último, jugar para perder te lleva a perder el entusiasmo por las cosas que antes te gustaba hacer. Ver una película, tomar una cerveza, leer un libro o lo que sea. Tenés que saber que vos estás siendo tu propio enemigo si no actuás de una vez, porque nadie lo va a a hacer por vos. Al principio te va a costar empezar de nuevo, pero tenés dos opciones (en circunstancias normales): o salís a la calle a ver cómo está la ciudad, o te quedás encerrado entre cuatro paredes. Pese al confinamiento que todos hemos tenido que atravesar, mirarse el ombligo no es muy provechoso. El tiempo pasa demasiado rápido como para esperar que llegue una "oportunidad". Seguramente has tenido varias y te lamentás de no haberlas aprovechado, pero la vida siempre da revancha. Es falso que el tren pasa sólo una vez. Sólo tenés que estar más atento la próxima, y asumir los riesgos. Punto final. 


8 de octubre de 2020

¿Basada en una historia real? Crónica de una "película" que tuvo buenos guionistas

Esta semana, el tema excluyente y que alcanzó una repercusión mediática inusitada, fueron los presuntos sobreprecios en el Consejo Escolar. De más está decir que la relación entre quienes integran este cuerpo colegiado está prácticamente rota: de un lado están los cuatro que fueron blanco de la denuncia de Mariana Cosso, y del otro está la propia Cosso y la consejera de la oposición, Guillermina Gaitón. A mi modo de ver, el tema está agotado, a menos que la Provincia decida seguir avanzando y se haga una auditoría de las contrataciones o licitaciones. Es probable que ni la propia denunciante imaginara el impacto mediático que iba a tener la nota que fue publicada en un semanario y que generó especulaciones y opiniones de todo tipo. Sabemos que la política está metida en todo, pero con los fondos públicos nos tenemos que dejar de joder (planteo utópico). Hay explicaciones tan inverosímiles para lo sucedido, que uno se pregunta si esta gente realmente está preparada para el cargo que ostenta. Cuando se intenta relativizar un hecho sobre el cual los argumentos no convencieron a nadie (me refiero a los 4 consejeros que hablaron con la prensa), estamos en problemas. Reitero, por si hiciera falta, que no me caben dudas de que son personas de bien, y por ese mismo motivo, reconocer que hubo una irregularidad hubiera sido un gesto que los enaltece. 

Mientras tanto, los partes de prensa que envía el Equipo Intersectorial registran una cifra sospechosamente baja de casos positivos. Digo esto, porque no veo que la conducta de la sociedad lobense haya cambiado de un modo notable, de un mes a esta parte. Se repite como un mantra, en el resumen diario que recibimos, que hay "2 fallecidos por otras causas". Esto me parece un engaño: esos dos pacientes contrajeron COVID, que tuvieran una patología de base es harina de otro costal, y por ende, murieron de Coronavirus, pero para la gente que envía diariamente los comunicados, estas víctimas continúan en un limbo. Es lo mismo que una persona que tiene HIV, si por su deficiencia inmunológica tuvo una neumonía y falleció, el diagnóstico es que murió de SIDA, esa es la cruda realidad. A modo de ejemplo, en los '80 los músicos Federico Moura o Miguel Abuelo murieron de Sida, a consecuencia de un cuadro que les mermó las defensas naturales del organismo ante cualquier virus. 

Contabilizar solamente a los residentes en Lobos según conste el domicilio en el DNI, también es polémico. Hubo casos de pacientes de nuestra ciudad que fallecieron en otros distritos, y mi criterio es que deberían ser considerados en las estadísticas y en el informe que nos envían a los medios todos los días. 

Lo bueno es que la sociedad en general, no es testigo pasiva de lo que se informa oficialmente. Participa, critica, cuestiona. Cuando publicamos un parte de prensa policial y no consta la identidad de los delincuentes, debo decir que los periodistas somos los primeros en reclamar que se haga público el nombre de esos sujetos, pero hay lectores que no saben esto y que nos reclaman (no siempre en términos respetuosos), por esa omisión que no es responsabilidad nuestra. Para finalizar, hay muchos "trolls" en Lobos que operan en las redes sociales, gente a la que seguramente "alguien" le otorga una retribución para estar todo el tiempo con la computadora o el celular defendiendo al oficialismo. Digo esto porque no es casualidad que siempre sean los mismos, o que utilicen perfiles truchos en Facebook o Instagram. Esto ya lo he mencionado en otra nota, pero no está de más tenerlo en cuenta, porque desde el anonimato somos todos guapos y publicamos cualquier difamación. Cuando lográs identificar a algunos de estos empleados tipo call center y los confrontás, lo más probable es que se queden sin argumentos. Punto final, nos encontraremos pronto. 








7 de octubre de 2020

Mitad de semana, haciendo una pausa para volver a continuar

Por fin me puedo sentar a escribir luego de unos días bastante intensos, con mucho trabajo, lo cual hizo que cada jornada laboral me rindiera más. Esto es como una gimnasia, si transcurre un tiempo sin ejercitar tu oficio, a la “máquina” le va a costar más funcionar. Como lector de medios nacionales, no me gusta que me den todo masticado y que no permitan hacer mi propio análisis. Por ese motivo, en mi rol de periodista trato de evitar que eso suceda con la audiencia de mi diario. Muchas veces uno da por sentado hechos previos que el lector no tiene por qué conocer, y también ocurre que en otros casos la nota se vuelve redundante y llena de lugares comunes y no van a ninguna parte. Hay que aprender a tener autocrítica cuando las cosas no salen bien antes de buscar chivos expiatorios. Lo que me he dado cuenta es que muchas personas solamente leen el título de la noticia, y hacer comentarios en base a ello sin tomarse la molestia de leer el resto del texto. Por eso aprendemos a titular con “gancho”, para lograr captar la atención, pero sin caer en el fango de lo bizarro al estilo Crónica TV.

La realidad nos exige nuevos desafíos en el devenir de la vida pueblerino. En Lobos han ocurrido homicidios, femicidios, violaciones y otros crímenes aberrantes en los últimos años. Quizás algunos delitos sexuales venían sucediendo antes pero no se denunciaban, todo se ocultaba porque no había una condena social ante esos abusos. 

El periodismo se va adecuando a los hechos que debe cubrir e informar. No es lo mismo asumir ese rol ahora, que hace 30 años. Y el avance de la tecnología que se potenció con la pandemia, exige rapidez, casi diría inmediatez. Por eso se incrementan las transmisiones en vivo. Pero cuando hay que sentarse a redactar, no todos los que filman con un celular lo pueden hacer ya que no cuentan con la formación necesaria para poner en palabras lo que sí pudieron replicar en imágenes. 

Desde hace bastante tiempo, dejé de pensar en el lunes como un día pesado, largo y aburrido. Es, simplemente, el comienzo de la semana, que transcurre rápidamente, de hecho me suena increíble que hoy ya sea miércoles. Yo adapto mi rutina según la coyuntura o lo que deba hacer en ese momento. Muchas veces me toca trabajar sábado y domingo, de manera que para mí es casi una continuidad. Creo que también tiene que ver con la percepción que tenemos del tiempo.. Por supuesto, es cierto que todos estamos cansados de más de 200 días de cuarentena. Eso se nota no sólo en el trajín cotidiano, sino en todo lo que concierne a nuestra vida familiar, la situación económica, la plata que no alcanza, los trámites engorrosos e interminables... Pero forma parte de la vida misma, estamos en una etapa de transición en la cual Internet se está afianzando cada vez más, la mayoría de los reclamos por los servicios públicos se deben canalizar por ahí, y vaya uno a saber cuándo te dan una respuesta. Recibís en tu celular llamados ofertándote créditos, planes para comprar un auto, y seguramente tu número y mucha información personal la consiguen de bases de datos, que se compran y se venden. Pese a ello, hay delincuentes que siguen estafando a jubilados acá en Lobos haciéndose pasar por empleados de ANSES. En ingenio argento para la mentira y el engaño es algo que nunca parece agotarse. Punto final. 



 


6 de octubre de 2020

El "naranjagate", algo nunca visto en Lobos

 Este martes tuvo lugar una conferencia de prensa de algunos consejeros escolares de Lobos. El motivo excluyente fue desmentir o quitarle veracidad a los dichos de otra consejera, Mariana Cosso, respecto a sobreprecios en determinados productos que se entregan en los bolsones a las familias. La verdad es que coincido con el colega Gustavo Timo, en que fue vergonzoso presenciar durante casi 30 minutos una sucesión de explicaciones acerca de cómo es el proceso de licitación, cuántos proveedores participan, como si los periodistas fuéramos niños y no lo conociéramos. También es verdad que estos funcionarios educativos, al parecer, no tenían la intención de que estuvieran todos los medios. Varios nos enteramos por otros compañeros de trabajo que sí habían sido invitados al convite. Si hay sobreprecios en el valor de un kilo de naranjas, ni qué pensar de otro tipo de comestibles. Esto no es nuevo, hace años que personas ligadas a este cuerpo colegiado y que piden reserva de su identidad vienen dando cuenta de estas irregularidades. Tampoco se dio el nombre o razón social de los proveedores que abastecen al Consejo para armar los tan mentados bolsones. 

Y si se ningunea a alguien porque prefiere trabajar a distancia, como es el caso de Cosso, estamos en el horno. En tiempos de pandemia, es perfectamente legal hacerlo, y de hecho en varios organismos del Estado hace tiempo se está implementando. 

Me molesta cuando se subestima al periodismo, y se piensa que no tenemos espíritu crítico, o que vamos a escuchar pasivamente y sin pregunta alguna los argumentos que nos pretendan dar. Que no están dirigidos a nosotros, sino a la sociedad. Pusieron énfasis en que fueron elegidos por el voto y que se les paga un sueldo. Pues bien, que honren el cargo para el cual fueron electos. Escuché dos o tres veces el audio de la conferencia, que como mencionaba antes dura más de media hora, y no hallé nada esclarecedor respecto a esta polémica. Una de las consejeras que habló dijo no conocer los precios de las frutas porque "yo no compro", pero lo más grave, es que cuando dijo que por cuestiones estacionales, frutas y verduras pueden variar su precio. Eso lo sabemos todos, lo sabe el ama de casa que va a con el changuito a hacer las compras y los mandados, no hace falta ponerse frente a un micrófono para afirmarlo. Pero, insisto, en que se desconoce el rol del periodismo. Nosotros nos dirigimos a la opinión pública en base a lo que los funcionarios dicen o hacen. Y podemos emitir un juicio de valor si lo creemos necesario, siempre tomando en cuenta esas declaraciones que no son de carácter privado ya que se convoca a la prensa para tal fin. 

Esto es más profundo que pensar cuánto vale un kilo de naranjas y cuánto se pagó por ello. Sepan que la gente no es necia y aunque hablen horas intentando justificar un determinado procedimiento, generan confusión y zozobra entre quienes están viendo o leyendo lo que dicen. Estuvo todo muy guionado, casi en un tono didáctico, cuando el interés de la audiencia por saber lo que está pasando, está en otro lado. Conozco personalmente a muchos de los consejeros actuales y los considero buenas personas, pero reitero que me pareció lamentable presenciar una rueda de prensa en la cual, con sólo hacer una pregunta, quedaban en offside. Veremos qué derivaciones tiene este episodio en el futuro. Punto final. 


5 de octubre de 2020

Luchemos para que nadie controle nuestra manera de pensar

La semana comenzó casi sin sobresaltos; como todos los días cumplo en publicar el informe de COVID en Lobos, pero no es una noticia en sí misma, porque no es una información que yo conseguí, como es el caso de una entrevista. Creo que, aunque haya habido distintas versiones, se están limitando los hisopados y ello hace que los casos positivos que se detectan sean menores. Lamentablemente, la política también está metida en la salud, y no lo digo sólo por estos comunicados que recibimos los medios. Hay mucho desprecio por la vida de parte de intendentes y funcionarios de varios municipios. Mar del Plata es un ejemplo de ello. Es la ciudad con mayor porcentaje de desocupación del país, y restando un par de meses para lo que sería el comienzo de la temporada turística, todo parece indicar que será imposible llevarla a cabo en un distrito que retrocedió a Fase 3 y que cada vez aparece más complicado económicamente. Por este motivo, ha crecido la demanda para construir o instalar piletas entre familias que cuentan con algo de dinero para hacerlo y que se prevén que las "vacaciones" las pasarán en casa. O en su defecto, hay muchas consultas para alquilar quintas por día o por fin de semana, una tendencia que se viene afianzando en los últimos años pero que a la luz de los hechos, probablemente registre un incremento importante. 

Estoy convencido de que debemos "soltar" todas la emociones negativas que fuimos acumulando en los últimos meses para dar paso a un equipaje más liviano. Vivir no es una carga: en un privilegio, casi un regalo, en un mundo donde predomina la sordidez y la muerte. Aceptar una situación no implica rendirse o claudicar. Por ejemplo, aceptar que debo usar barbijo o encerrarme en casa de ser necesario, no va en contra de los principios de nadie, es una medida sanitaria, que cuando llegue el verano se hará más arduo de sostener. Entonces vos ves por la tele que el Presidente de EE. UU. tiene COVID, que los médicos le inyectaron un cóctel de drogas, y que están acelerando su recuperación lo más pronto posible porque el tipo está en campaña para la reelección. De más está decir que sus asesores y funcionarios también se contagiaron, pero no son protagonistas de esta historia, deberán arreglárselas solos porque a la mayoría de los lectores no les interesa que se recuperen o no. En todos los actos proselitistas, Trump tenía la actitud desafiante de no promover el distanciamiento social ni tampoco de usar tapabocas, se creía inmune a todo. Es la segunda vez (en tiempos recientes) que un Presidente yanqui debe ser hospitalizado; la anterior había sido en 1981 cuando a Reagan lo cagaron a balazos en un intento de asesinato, con tanta buena suerte que zafó. 

La naturaleza del ser humano es imposible de controlar, ni siquiera pueden hacerlo la CIA, la NSA, y todos los organismos de inteligencia existentes que nos monitorean segundo a segundo y controlan nuestros datos. Las redes sociales, que se muestran amigables, recopilan datos de los usuarios y los venden a las empresas que de esa manera conocen tus preferencias políticas, tus gustos musicales o de cualquier índole. Por supuesto, esto no es nuevo. Pero el carácter invasivo de estas plataformas ha ido aumentando. Ya nadie se sorprende cuando usa el buscador de Google y a los pocos minutos le aparece en el celular una noticia relacionada sobre el producto o la persona que estaba buscando. 

A veces cuesta expresar una idea sin ofender a nadie. Por eso, a menudo, uno se "autocensura". De hecho, hay cosas que me gustaría decir para agitar un poco las aguas. Si hay que confrontar por algo que merece la pena, lo hago.

Tengo mis convicciones y trato de defenderlas, pero no tengo ganas de perder tiempo en una discusión en la cual mi interlocutor se considera el dueño de la verdad. Mis opiniones sobre este Gobierno podrán irritar a algunos, pero francamente no puedo evitar indignarme cuando percibo cómo vamos perdiendo la capacidad de reacción y nos acostumbramos a que el caos sea lo normal, a que la ilegalidad se convierta en un modo de vivir, y tantos otros incisos que sería largo mencionar.

Voy y vengo por distintos temas: Lo mejor es fijar nuestra atención en lo perdurable, en aquello que resiste el paso del tiempo. Hay cosas que envejecen sabiamente, del mismo modo que algunas personas. Los años les sientan bien, y no se produce esa desagradable sensación de estar contemplando a un testimonio de otra época. El libro lleva cientos de años en la civilización humana y todo parece indicar que seguirá existiendo a pesar de los nuevos formatos que se han creado para la lectura de textos. Y aunque la comparación no sea del todo certera, hay personas que resisten la mortalidad inherente a la condición humana. Perduran más allá de la finitud propia de los seres vivos, porque hay un legado, un recuerdo y una expresión de gratitud. No hace falta ser un prócer para acceder a esa transcendencia, que quizás a muchos poco les importa porque no estarán en este mundo para recibir elogios y homenajes. Punto final.


3 de octubre de 2020

Hay que romper con la era del hielo

Sábado en la era del hielo en Lobos, con el termómetro bastante bajo cuando faltan dos meses para quemar los cartuchos de 2020. Ya habrá tiempo para mirar hacia atrás y ver todo lo que hemos hecho, o no, durante este período. Estoy en la lucha por verme y sentirme mejor, una aspiración que casi todos tenemos, pero que en mi caso le otorgo mayor énfasis cada vez que voy a pesarme y compruebo que tengo sobrepeso. Comer rápido y mal conduce a que la balanza dispare su aguja como un velocímetro. Te das cuenta cuando ves fotos de hace 5 o más años, que lucías este suéter o esa camisa que ahora no hay manera de que quepa en tu anatomía. Hay algunos medicamentos que te provocan aumento del apetito, pero uno opta por tomarlos ya que para algo te los recetaron. Quizás la relación costo-beneficio no sea tan inocua. 

Mis metas, en el corto plazo, son terminar el año pudiendo otorgarle más contenido al diario digital, y cumplir con todos los gastos que demanda. Estoy un poco más tranquilo dado que pude hacer el pago de lo que se denomina "hosting": esto es, el costo para que la página esté en el cyberespacio, en ese universo virtual. Procuré pagarlo lo antes posible porque su valor estaba directamente vinculado al dólar, y ya sabemos lo que ocurre cuando tenemos una economía dependiente de una moneda extranjera. Ahora sólo resta abonar el registro de dominio (en este caso, Lobos 24), que es la "marca" o el nombre comercial que debe renovarse todos los años. Con los impuestos estoy al día, al menos hasta ahora. Como a toda persona adulta, me cuesta adaptarme a lo nuevo, que actualmente se centra en Instagram y en el streaming (reproducir contenido en vivo o en tiempo real). Pero todo se aprende, ya le voy a buscar la vuelta. 

Con respecto a las noticias de alcance nacional, he tratado de leer lo estrictamente necesario, dedicándole unos minutos por día a dicha tarea. Siendo periodista, no es el ejemplo más aconsejable. Pero últimamente estamos saturados de información que nos intoxica, y ni siquiera es relevante. Lo que debemos hacer es priorizar nuestra salud mental por encima de todo, es muy probable que te enfermes si te "colgás" de cada hecho de actualidad porque los medios lo repiten infinitas veces al día. La condición de periodista me permite entender cómo funcionan los medios y qué intereses persiguen, por qué se oculta algo o por qué se le otorga un espacio destacado a una estupidez. Como espectador, no quiero que me manipulen o que intenten direccionar mi forma de pensar,  con la lógica de que a la audiencia se la puede arriar como si fuera ganado. 

Por lo general, he sido crítico de todos los gobiernos, tanto locales como nacionales. Nunca he sido incondicional, porque eso significaría apoyar una gestión política sin la posibilidad de disentir, ser chupamedias del poder de turno. No se puede avalar aquello que carece de fundamento o justificación, sea cual fuere el partido político. Cualquier gobierno que, en un futuro hipotético, se plantee seriamente combatir la pobreza y la marginalidad, contará con mi simpatía. Estar atravesando una pandemia no es pretexto para permitir la inmoralidad de que exista un 40 % de pobres en la Argentina. Punto final. 




2 de octubre de 2020

El 2020: desunidos y dominados

Es normal (y un tanto necesario), comenzar un nuevo ciclo con expectativas renovadas. Podemos cargar pilas para lo que viene, imaginar posibles escenarios, pero sin ceder a la tentación de hacer futurología sin sentido. Durante el transcurso de cada día, al menos algo bueno acontece. Pero el árbol nos impide ver el bosque, o nuestra mirada es demasiado estrecha.

Sin embargo, la realidad nos pega un cachetazo todos los días. No es un secreto para nadie que la economía argentina está al borde del colapso, y en rigor de verdad lo ha estado muchas veces a lo largo de nuestra historia. Pero esta crisis en particular pone en evidencia la incapacidad del Presidente y de todo su gabinete. ¿Qué le vas a hablar a la gente de la "heladera llena" o de poder comer un asado cuando más del 40 % de la población está sumido en la pobreza? ¿Alguien da alguna respuesta ante el aumento del 20 % en los medicamentos como consecuencia de la megadevaluación del peso y la posición dominante de los laboratorios donde se producen los remedios? Ya se le está acabando a "Alberto" el cheque en blanco que le dio la ciudadanía no sólo cuando fue electo, sino cuando decidió implementar la cuarentena el 20 de marzo.

De la pobreza a la miseria (o indigencia), no hay más que un paso o una cuestión meramente discursiva. No va a impactar en forma significativa haber bajado las retenciones a la soja en un 3 %. El Gobierno necesita que entren dólares, de manera que tuvo que guardar para otra ocasión el discurso de barricada contra el campo/oligarquía/burguesía o como gusten denominarlo, y agachar la cabeza para una situación que es más grave de lo que nos quieren hacer creer. Se destruyeron miles de puestos de trabajo. No hay funciones de teatro, cine, ni espectáculos deportivos (todo ello no me interesa en lo personal, pero mueve guita). Los que tenían una canchita de fútbol 5 se están fundiendo. Ni siquiera los "telos" o hoteles alojamiento pueden trabajar, cuando a tanta gente le hace falta una alegría (cuack). El Presidente dice que de no haber tomado las medidas que ellos creen acertadas, la pobreza hubiera sido aún mayor. Esa estupidez no es un consuelo para nadie. La gente se está cagando de hambre, y no es de ahora. Con Macri tuvimos cuatro años de recesión y destrucción del empleo, aumentos sistemáticos de tarifas y de combustibles. Esta gente que hoy nos gobierna, no llegó al poder por méritos propios, sino por la incompetencia e ineptitud de sus antecesores.

El peronismo históricamente ha tenido como banderas la defensa de los desposeídos y de los trabajadores, pero eso se dio entre 1945 y 1955, todo lo que vino después, con o sin Perón, fue gobernar para pagar la deuda que dejó el ñato que estuvo antes en la Casa Rosada además de otros propósitos inconfesables. La Argentina es como un bosque subtropical: el que llega, hace un desmonte, queda la tierra arrasada y pretende empezar desde cero, lo cual es imposible. Puedo rescatar como acertadas las ayudas de emergencia que se canalizaron mediante ANSES, como el IFE, el ATP, y otras cuyo nombre no recuerdo (además de la Tarjeta Alimentar que no corre por cuenta de ese organismo). Esta gente que se jactaba de tener un plan contra el hambre, se encuentra ante la paradoja de que los argentinos estamos más hambreados que antes. Demás está decir que todos los insumos importados subieron considerablemente, y no hablo de relojes, joyas o autos de lujo: hablo de aquello que necesitamos para laburar, desde una notebook hasta un pendrive.

 Señores, no pongan más a la pandemia como excusa para justificar su propia ineptitud, son impresentables, porque precisamente en medio de una emergencia sanitaria siguen alimentando la grieta, entre peronchos y gorilas, como hace 60 años. Parece que el reloj de arena les dejó de funcionar. Punto final. 





 

 

aumento

A la vuelta de la esquina

  Mitad de semana en la ciudad. No sé qué les pasará a ustedes, pero yo ya no me preocupo tanto como antes respecto a situaciones que aparen...