Jueves inusualmente frío en Lobos. Podemos concluir que una cuarentena "temprana" fue eficaz sólo para amortiguar el impacto inicial del virus, y para preparar el sistema de salud. Ahora bien, con el transcurso de los meses vemos que no se ha logrado disminuir la cantidad de contagios a nivel país, sino que por el contrario se han incrementado. Por eso ya es momento de comenzar una apertura como el Gobierno lo viene haciendo, pero que debería priorizar ciertos rubros. No puedo entender que sea prioritario el fútbol profesional y no el turismo interno, que ayudaría a varias ciudades que hoy la están pasando realmente mal porque no reciben visitantes. Siempre insisto que no es fácil estar en los zapatos del Presidente, pero hay decisiones que son una cuestión de sentido común. El fútbol puede esperar todo el tiempo que sea necesario, no le va a cambiar la vida a nadie. La vuelta a clases, como mencioné en otra nota, está más pensada como una forma de sociabilización de los chicos más que para aprender algo nuevo.
En los primeros meses de la cuarentena, la mayoría de la gente hizo un esfuerzo muy grande para acatarla, lo cual es difícil en un país que está acostumbrado a la ilegalidad. Lo que vemos ahora es que hay un hartazgo generalizado, y una sensación de que todo este tiempo de aislamiento no sirvió demasiado. Durante varios meses nos quedamos en casa, trabajando a distancia, o interactuando por las redes sociales. Hoy eso está agotado, al igual que el agotamiento que tiene cualquier persona después de casi 7 meses. La esperanza de que la vacuna esté disponible es incierta, como toda esperanza. Pese a todo, creo que logramos bastante durante estos meses. No pensar así nos dejaría la sensación de que ha sido tiempo perdido, el cual no se va a recuperar porque los cumpleaños no vuelve, los muertos que no se pudieron velar tampoco volverán. Debo decir que a veces tengo el mismo desconcierto que ustedes, los lectores: no sé qué pensar, me parece una pesadilla estar viviendo esto y nunca imaginé algo parecido. También es cierto que hay gente que venía llevando una vida casi igual antes de la pandemia y por lo tanto no notó grandes cambios. Se extraña el beso, el abrazo, estrechar la mano. Las mateadas, los asados, y muchas cosas más.
Este verano será crucial, ya que la mayoría de los argentinos descree de la eficacia de la cuarentena, y el calor nos lleva a hábitos que son propios de la temporada estival: salir más a la noche, hacer pileta, o ir a la playa aquellos que tengan recursos para hacerlo. Lo más urgente es generar puestos de trabajo y buscar reducir el índice de pobreza. No es nada fácil, pero se supone que tenemos dirigentes idóneos y que pueden hacerlo, si no estamos en el horno. Punto final.
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