Jueves por la mañana. Un día asquerosamente húmedo en la ciudad. Me levanté, y vi por la ventana las calles mojadas. Descarté rápidamente la hipótesis de la lluvia, porque ayer el pronóstico indicaba para este día temperaturas inusualmente altas, que en un determinado momento treparon a 22°C. Toda una invitación para enfermarse, digamos. Salí vestido con una campera de invierno, y a medida que avanzaba la mañana ya el abrigo me empezaba a molestar. Llegué a casa pasado el mediodía, no veía la hora de darme una ducha. Almorcé, esperé un rato y me duché, eso me relajó bastante. A veces pienso que perdemos demasiado tiempo conjeturando "lo que hubiera sido pero no fue". Por supuesto que no tiene el menor sentido, pero todos en alguna oportunidad, sobre todo si algo no sale como esperábamos, hemos hecho ese razonamiento. La única ventaja que le veo es evitar cometer el mismo error, que no es poco. Un hecho X debería haber salido bien, pero no fue así, y ya es tarde para remediarlo. Casi siempre, es tarde para todo. Hasta para pedir disculpas. Pedir perdón está bien como una regla de cortesía, pero el daño ya está hecho.
Cambio de tema. Una vez, un señor mayor me dijo: "Vos los ves que se pelean, pero después de las elecciones se juntan todos de nuevo". Se refería, obviamente, a los políticos. Tuve ocasión de comprobar la veracidad de ello varias veces, aquí en Lobos. Gente que, en teoría, no se podían ni ver, que hablaban pestes uno del otro, y un día cualquiera, en un bar céntrico (es decir que ni siquiera les interesaba disimularlo), los ves juntos. Al principio me provocaba sorpresa, luego comprendí que funciona así, salvo unos pocos que todavía tienen principios y prefieren mantenerse al margen de la disputa electoral para no "transar" con el enemigo. Casi nadie resiste un archivo acá. Por eso, si alguien habla mal de mí, primero debería fijarse si no tiene un muerto en el placard. De todas maneras, ni siquiera me molesto en desmentir rumores, excepto que se metan con mi familia. Esa es la delgada línea que no voy a permitir que la vaya a cruzar nadie. Como todos tienen el culo sucio, no tienen argumentos para criticar lo que hace el resto. Como dice el Evangelio, no podés mirar la paja en el ojo ajeno e ignorar la viga en el propio. Increíble que el versículo de un texto escrito hace casi 2.000 años suene tan actual.
Tema tres: El oficialismo local se despertó de la siesta, picó en punta y activó el "modo campaña". Esto, en resumidas cuentas, se traduce en lo siguiente: inauguraciones por doquier, anuncios grandilocuentes, lanzamientos de proyectos o planes que transcurridos los comicios terminarán archivados en un cajón, asistencialismo feroz e innecesario (por supuesto, a cambio de votos), y no es casualidad que un conocido me haya dicho una vez: "Aprovechá ahora que están en campaña, después no te dan bola". Es así, amigos, no voy a descubrir nada nuevo. Ahora, si un determinado partido (oficialista u opositor) te ofrece "algo" (mercadería, chapas, materiales de construcción, o lo que fuera), desde luego aceptalos, pero no los votes -es el consejo de un boludo- porque ese recurso demuestra la bajeza y el pésimo concepto que tienen del electorado, como si fuéramos simios a quienes domestican repartiendo bananas en una feria de circo. En fin, cada uno sabe lo que hace, y por qué. Que tengan un buen finde. Punto final.
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