Se terminó el fin de semana, y como suele suceder cuando cae la noche y uno llega a esa instancia, hay que ir poniéndole garra al lunes, planificando el trabajo que quedó pendiente y buscando información que despierte interés. A medida que nos acerquemos a las elecciones, será más difícil esquivar la coyuntura política. Tampoco es eso lo que pretendo, sino no hastiar a los lectores con nombres y listas hasta que hagan propuestas concretas. Sabemos que, lo que llamamos propuestas, no son más que simples enunciados de buenas intenciones. Pero es lo que hay. Siempre he dicho que yo voto candidatos, no partidos. Si hay un candidato que me represente o que pienso que puede ser un buen legislador, no me interesa en qué lista va.
Se están desarrollando los Juegos Olímpicos en Tokio, y por la diferencia horaria no he visto casi ninguna competencia. Hasta el momento han pasado totalmente desapercibidos para mí. Pero por lo que pude ver, la actuación de la delegación argentina es decepcionante. Mucho no se podía esperar, tratándose de los deportistas de un país que nunca le dio bola al amateurismo. En un año común, la atención pública está centrada en un puñado de disciplinas: fútbol, tenis, basquet, rugby... y no se me ocurre mucho más. Así nos va. Seguramente la mayoría de las medallas se las repartirán entre EE. UU. y China. También suena raro decir "Tokio 2020", porque es como si ya hubiera ocurrido, pero el año pasado la pandemia obligó a suspenderlos y en consecuencia se mantuvo el nombre original. Los últimos JJ. OO. que seguí bastante desde la pantalla fueron los de Londres 2012. Realmente todo fue espectacular en cuanto a la organización, las ceremonias de apertura y de cierre...y los atletas argentinos lograron hacerse de algunas medallas. Qué se yo, hay momentos en que tengo la sensación de que éste es un año raro, más aún que 2020. Tengo la impresión de que está todo "atado con alambre", y que como país no salimos más adelante, aunque pasen 30 años. Un análisis pesimista, lo reconozco, pero no hay muchos incentivos como para cambiar de opinión, excepto (como dije antes) el avance notable en la vacunación, que es digno de destacar. Para agosto, todos los inscriptos tendrán al menos la primera dosis. O eso es lo que se estima oficialmente.
Ayer domingo, vi otra canallada de Clarín, esta vez en tapa. Una nota que titulaba "Vuelve el trueque, como en 2001". Cuando la leías, era evidente que no se habían esmerado mucho, porque era sólo una página, que incluía dos o tres fotos. Concretamente, analizaban el fenómeno del trueque desde un solo lugar, que era Laferrere y otras localidades de La Matanza. Con algunos ejemplos medios burdos, como gente que ofrecía una remera nueva a cambio de dos botellas de aceite. Esa "nota" no es casual, como tampoco lo es que haya salido publicada un domingo, el día que más lectores tienen. Son ellos, la gente de Clarín, los que pretenden un retroceso al 2001, no nosotros. Porque hacer lo que hicieron, ni siquiera es periodismo de investigación. Es ir a un lugar y entrevistar a la gente que la está pasando mal, usándola para trazar una conclusión antojadiza a nivel macro. Y que el tipo que lee diga: "Che, qué mal que estamos, ¿Viste que volvió el trueque?". No estoy cuestionando que los testimonios o los casos que mencionaron no sean reales, lo que critico es la intencionalidad miserable que tienen. No vamos a volver a 2001, aunque sea el íntimo deseo de los señores de Clarín. Pasaron 20 años ya y muchas cosas cambiaron. Durante el macrismo es probable que el trueque se haya dado con mayor asiduidad, pero en ese lapso de 4 años nada dijeron al respecto. Sin embargo, lo hacen ahora. Nada me sorprende ya a esta altura, a decir verdad, pero no deja de ser una falta de respeto al sentido común. Y si yo leo un medio, no me gusta que subestimen mi inteligencia. Quizás haya personas que sí, que prefiere que le den todo masticado así se evitan el trabajo de pensar. Bueno, no me indigno más al pedo. Nos estamos viendo pronto. Punto final.
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