Afortunadamente, luego de haberme aplicado la primera dosis de la vacuna no tuve efectos adversos graves. Por la noche, sentí mucho frío, pese a que me había puesto todas las frazadas que ustedes se puedan imaginar. Eran las 2 de la madrugada y decidí acostarme vestido, lo cual al parecer funcionó porque me desperté a las 11 de la mañana de domingo. Hace años que no me despiertaba tan tarde, pero por suerte, al ser domingo, no tenía demasiado para hacer. El resto del día transcurrió con normalidad. De vez en cuando me tomaba un paracetamol, pero nada más. Fiebre no tuve. Irritación de garganta sí, pero no puedo atribuirlo a la vacuna, quizás me fumé un cigarrillo y me provocó ese ardor. Ahora debo ingresar en la página de "Vacunate", un código para garantizarme la segunda dosis. Lo intenté varias veces, pero siempre me dice que no es válido. La persona que lo anotó en el cartón, no lo hizo con demasiada prolijidad, y la combinación de números y letras (o letras que pueden ser números, como la "O"), es inevitable. Pero ya le voy a encontrar la vuelta.
Lo que está pasando, es que hay una brecha muy grande entre quienes recibieron la primera y la segunda dosis, también están quienes se niegan a vacunarse por distintos motivos, tal vez duden de su eficacia. Ha habido casos de personas inmunizadas que pese a ello igual contrajeron el virus, pero son los menos. Todavía falta mucho para conseguir que una cifra aceptable de la población esté vacunada, y alcanzar la famosa "inmunidad de rebaño". En fin, no soy especialista en el tema, lo que digo es lo que leo en los medios.
Creo que hay que inocularse por una responsabilidad social, más allá de tu pensamiento individual sobre la Sputnik V, la AstraZeneca, o lo que fuere. La gente que rompe las bolas con la vacuna de Pfizer, muchas veces habla sin saber, yo de ninguna manera, aunque tuviera la guita, viajaría a EE. UU. para vacunarme allá. Dejémonos de joder, esto demuestra la idiosincrasia propia de cierto sector de la sociedad, que siempre supone que lo que viene de afuera es mejor. Y si se quedaron varados, que se jodan, la próxima vez que se les ocurra hacer una gansada semejante, lo pensarán mejor. No es momento de hacer turismo, hasta que todo esto pase, si es que alguna vez se termina. El año pasado, Tokio suspendió los Juegos Olímpicos (el evento deportivo más importante a nivel mundial), y recién se podrá realizar este año, con determinadas medidas de seguridad. Y un grupúsculo de argentinos que se creen nuevos ricos se queja porque no pueden ir a Miami? Esta gente es la que peor nos representa, a diferencia de los albañiles, plomeros, carpinteros, talleristas, periodistas, docentes, y todos lo que laburamos acá y nos bancamos las cosas. Los argentinos tenemos una pésima imagen en el Exterior, precisamente porque quienes tienen la posibilidad de viajar son arrogantes y desconsiderados. Se creen con derecho a todo. Y la vida, en líneas generales, es un subibaja: Hoy podés sentir que alcanzaste tu objetivo máximo, pero al cabo de un tiempo eso no te conformará del todo y vas a buscar algo más, otra meta a superar.
Conclusión: No todos pueden ser creativos, no todos pueden reinventarse o diversificarse. En principio, porque dedicaste casi toda tu vida a uno o dos empleos, no más que eso. Y no está mal que así sea, son los de afuera, los que no te conocen, los que por lo general vienen con propuestas o exigencias insólitas. Ese es el verdadero problema. Punto final.
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