29 de enero de 2022

No tienen perdón

 Sábado al mediodía en la ciudad. Cada vez más gente busca conectarse con la filosofía hiduísta, que no es una religión en sí misma, sino algunas pautas, por así llamarlas, que surjen del reiki, del yoga, de gurúes al estilo de Osho, o del mindfullness. Es así como en las redes sociales, sobre todo Facebook, hay un "copia y pega" constante de textos supuestamente motivadores que nadie sabe en realidad de dónde salieron. Pero se puede hacer el intento de ver su procedencia, tomando un párrafo, y googleándolo. A veces uno se da cuenta a simple vista de que eso que lee no es auténtico, porque no está escrito en castellano argentino o rioplatense. Por el contrario, por el estilo parecería ser mexicano, o de algún país de Centroamérica. 

Francamente, yo no reniego de quien hace eso, pero si en el perfil de esa persona lo único que se publica es ese tipo de material, todo me hace suponer que se ha convertido en una suerte de libro de autoayuda, sólo que viene con diferentes entregas diarias. Es cierto que uno puede leer uno de esos textos "inspiradores", y reflexionar acerca de cuánta razón tiene (o no) lo que dice, pero no mucho más. 

Ahora bien, si entendemos a la espiritualidad o a la conciencia plena como un modo de vida, es mucho más complejo que inculcar catecismo en las redes. Implica un cambio de comportamiento, que a menudo no suele notarse (en hechos concretos) de parte de quienes declaman esa difusa doctrina de "El arte de vivir", o como gusten llamarlo. 

Parece ser que ahora está de moda el "pastor" Dante Gebel, un argentino que fundó una iglesia en EE. UU.. y se hizo millonario con su prédica, por lo que podemos ver en los videos que se comparten y viralizan infinitas veces. No obstante, si a vos te hace sentir bien lo que éste o cualquier líder religioso diga, poco debería importarte su patrimonio. La gente está bastante cansada de que la sermoneen al pedo.

Hace un tiempo, en otra nota, comentaba que cada tanto aparecen supuestas reflexiones que se le atribuyen a Borges o a John Lennon. Cuando uno lee semejante paparruchada, no hace falta ser un profesor en Letras para comprobar que ninguno de los dos hubiera escrito jamás esas cosas. No es que me ponga a juzgar de un modo tajante, sino que no se dedicaban a eso. Nuevamente, googleando comprobás que esos textos son apócrifos, pero, ¿Para qué voy a malgastar mi tiempo haciéndole la salvedad a ese amigo virtual de que eso no es real? No tiene sentido, como tampoco lo tiene el hecho de romantizar el pasado, y decir qué mal que estamos, antes era todo diferente, se vivía mejor, y frases por el estilo. Vivimos en el tiempo que nos tocó, y punto. 

Los usos y costumbres cambian constantemente aunque no estemos de acuerdo con ellos. Todos hablan ahora de personas o de relaciones "tóxicas", pero yo diría que son ventajeras y manipuladoras para conseguir sus objetivos. Es mi manera de definirlas. Hacen uso de recursos que los ponen en un lugar donde sacar provecho sin ningún esfuerzo. Abundan en la política, pero también en la vida cotidiana. 

Hay que aprender a dejar de discutir por cosas que no conducen a nada. No importa quién tenga la razón, porque el precisamente problema es ese:  Los dos que discuten creen ser depositarios de ella, e imponer "su verdad". Lo que creo, cambiando de tema, es que si a un Gobierno que no fuera peronista le estuviera sucediendo la debacle y el descontento social que tiene el actual, ya lo hubieran prendido fuego. Dólar sin control, inflación altísima, funcionarios ineptos, el constante "tira y afloja " con el FMI que ahora parece haberse resuelto... sí, no hay dudas, a cualquier otro gobierno, ya sea radical, macrista o de coalición, lo hubieran forzado a renunciar. Sospechosamente, casi no hubo piquetes o "puebladas" contra Fernández en medio de esta incertidumbre colectiva que golpea el bolsillo. La explicación es sencilla: cooptaron a la mayoría de las organizaciones sociales que antes hacían piquetes, para que, a cambio de algún dinero, se traguen el "sapo" y no hagan quilombo. Pero el resto de la sociedad, que está al margen de todo tipo de protesta callejera hasta ahora, tarde o temprano va a salir espontáneamente a hacer cacerolazos. No me pregunten cómo ni cuándo, porque todo dependerá de hasta dónde se tensa la cuerda. Pero en algún momento va a pasar, y no quisiera estar ahí cuando suceda. 

Hay quienes sostienen que somos un "pueblo manso", pero esa mansedumbre se termina cuando no hay guita, los precios aumentan mientras tu sueldo sigue siendo igual, y los mismos que te prometieron el asado y la heladera llena, ahora deberán aplicar un ajuste, porque fue una de las condiciones exigidas por el FMI para poder negociar. Y hay que ser criteriosos, porque un "entendimiento" no es lo mismo que un "acuerdo", algo que todavía no ocurrió.

 Todo está por verse, aunque varios hechos que hemos visto durante la semana pasada demuestran una claridad contundente. Nos estamos viendo pronto. Punto final.   

23 de enero de 2022

¿"Es lo que votaron", o "Es lo que votamos"?: El arte de no hacerse cargo

La culpa siempre es del otro. Ese es el "ABC" de la idiosincrasia argenta. Excepto cuando el error de cálculo es tan grosero y evidente, que ante el repudio generalizado buscan ensayar alguna explicación que sea más o menos convincente.

El dólar se dispara hacia la estratósfera, al mejor estilo de aquel famoso discurso menemista, y nosotros asistimos impávidos ante la devaluación constante de nuestra moneda. Y es cierto lo que dicen los macristas: Cuando hubo una megadevaluación en 2018 que finalmente terminó por costarle al Gato el fin a su sueño reeleccionista, todos los medios y opinólogos, inclusive nosotros mismos, reaccionamos alarmados. El peronismo tiene la inefable virtud de que, aunque el barco se esté yendo a pique, la orquesta del Titanic siga tocando como si nada estuviera ocurriendo. Cómo decía al comienzo, hay escándalos de todo tipo, y son tan groseros y alevosos que no se necesita escarbar mucho para hallarlos. Cuando ves los spots de la publicidad oficial, que dicen: "Reconstrucción argentina", uno no puede menos que preguntarse: ¿De qué reconstrucción me hablan? La casa se estaba incendiando y ustedes quisieron apagar el fuego con nafta. Tienen suerte todavía de que el común de la gente, o el segmento de la clase media-baja, no haya salido a las calles masivamente a protestar por el desastre que están perpetrando día tras día. Tomaron a Aerolíneas o a la TV Pública como botines de guerra, con un despilfarro obsceno, cuando lo que debería primar ante una crisis es la austeridad. Bueno, eso nunca sucede en rigor de verdad, porque el "esfuerzo" se lo piden al "pueblo", no sólo a quienes los votaron sino hacia la sociedad civil en su conjunto que ellos dicen representar. Creo que está de más aclarar que no soy "gorila", de hecho no soy "anti" nada, trato de apelar a un criterio amplio. Mi voto no es cautivo bajo ningún concepto.

En resumen : Quienes hoy nos gobiernan son tan hábiles en el arte de la corrupción, y en tomar medidas desacertadas, que si lo hicieran deliberadamente no les saldría tan bien. Cada vez más presión impositiva...sobre vos y yo, no sobre las grandes empresas, el Poder Judicial, o los legisladores. Diputados y Senadores dan vergüenza por igual. Yo creo que menos de la mitad debe hace eficientemente su trabajo, a saber: presentar proyectos, debatir o discutir las modificaciones a una determinada Ley, o sancionar una nueva. 

Cuando éramos chicos, era muy frecuente que nos dijeran: "Ya vas a ver cuando venga tu padre". Parecido a lo que le están advirtiendo al Gobierno: "Ya vas a ver cuando venga el FMI". Porque cuando llega una misión o delegación del organismo, a los tipos no les podés vender ningún verso. No son boludos, de manera que si no hacés los deberes, y no les presentás un plan que sea viable y sustentable, te terminan bochando como un estudiante que no se preparó lo suficiente. 

Podríamos agregar que el peronismo, además,  es intrincado para cualquiera que lo mira de afuera y pretenda analizarlo,  porque se mueve -ideológicamente hablando- de izquierda a derecha con extraordinaria facilidad, según su conveniencia y la coyuntura de ese momento, como un jugador de fútbol polifuncional que corre a ambos laterales de la cancha. Pero más allá de eso, lo que estamos viendo ahora, es que se está haciendo un ajuste encubierto. Ellos nunca lo dirán, porque el imaginario colectivo asocia la palabra "ajuste" con Macri. Y si lo hicieran, ya no podrían argumentar: "Ah, pero Macri...". El problema es que ese enunciado ya dejó de ser útil también como rédito político, porque faro de la sociedad está orientado en otra dirección, que consiste en observar y cuestionar a quienes están ahora en la Casa Rosada. Saben muy bien que deben reducir cuanto antes el déficit fiscal, pero a su vez son conscientes de que, si no lo hacen solapadamente, comenzarían a parecerse al antecesor que tanto denuestan. Si el objetivo propuesto ha sido devaluar, lo han conseguido sin mayor esfuerzo, como expresaba al principio, y por más cepos que implementen, inevitablemente está ocurriendo.     

Por eso, cuando llegue 2023, con los números en la mano, tenemos que ver qué país nos dejaron en cuatro años de gestión. Si hay más desocupación, pobreza, indigencia, que antes de que llegaran, o no. Siempre y cuando, el INDEC no "dibuje" los números como lo hizo en su momento el kirchnerismo tardío bajo el segundo mandato de CFK. Si el electorado los sigue votando, perfecto, hagan lo que les plazca, pero después métanse la lengua donde mejor les quepa y llámense a silencio. Nos estamos viendo pronto. Punto final. 

21 de enero de 2022

Yendo de la cama al chiquero

Recordando (o "recalculando") algunos episodios que debí atravesar, podría decir que con los años terminados en "2" no me ha ido demasiado bien. Pero bueno, siempre hay una excepción, además de que no creo en la numerología y esas boludeces. Desde principios de este año estuve afrontando un cuadro depresivo, y he podido ir saliendo de ella de a poco. Tampoco podría decir que creo solamente en la ciencia, ya que es verdad que existen varios hechos que son inexplicables empíricamente, sin llegar a ser considerados paranormales. Cuando los científicos se quedan sin respuestas, surge la superstición, o los remedios caseros, o los rituales chamánicos. 

En lo que va de este año, no me ha ocurrido aún nada particularmente malo (toco madera), o al menos, nada malo que no haya vivenciado antes. Eso es una ventaja; no es novedad que en determinadas etapas tenés que afrontar situaciones que te resultan totalmente nuevas, momentos jodidos para los cuales nadie está preparado. No voy a dar ningún ejemplo para graficar esto, porque la mayoría de ustedes tendrá su propia experiencia. La historia se escribe en hojas desordenadas, dice la canción. Estoy leyendo una novela que tiene una frase más o menos así: "el dolor es un placer, porque no es envidiado por nadie, por el contrario, todos buscan sacárselo de encima". De más está decir que es una licencia literaria, porque las cosas no son tan así en la vida real. 

Uno puede no cambiar su manera de pensar, pero sí de razonar.. De lo contrario, el sujeto no evoluciona. Como suelo decir, ya no pienso igual que cuando este blog nació en 2005. Por supuesto, en esencia sigo siendo el mismo (o así me veo), pero a todos nos ocurre que hay instantes mundanos y casi irrelevantes que nos hacen ver la vida desde otra perspectiva. Ojo, porque a veces, en lugar de evolucionar, vas en sentido contrario. Te volvés viejo (lo cual es obvio e inevitable), te quejás de todo, nada te conforma, y te convertís en una persona insoportable. 

Tenemos que aprovechar el tiempo que nos queda para mutar, para no convertirnos en fósiles, para probar cosas nuevas, para arriesgarnos por algo en lo cual creemos. Puedo ser bastante cagón en muchas cosas, pero he aprendido a no esperar que alguien haga en mi lugar aquello que anhelo. Hay personas que tienen una extraordinaria capacidad para socializar. Para relacionarme con alguien, me tiene que inspirar confianza. Siempre que haya ciertas reglas, no vas a tener problemas conmigo (discusiones, peleas, y todo eso). 

No sé si les pasa, pero -por citar sólo una de las viñetas cotidianas- me resulta muy relajante cortar el pasto y poner la mente en blanco, que lo único que se escuche sea el ruido del motor de la máquina o bordeadora. Y el ya conocido olor del césped recién cortado, que después hay que recogerlo, ahí deja de ser grata la tarea. Ese viernes por la tarde me puse a repasar algunos apuntes de mi época de estudiante, porque considero que en el periodismo la capacitación debe ser constante. De todos modos, lo tomo con calma, voy a mi propio ritmo, y los domingos o días de lluvia trato de rescatar algo de ese tiempo muerto para descansar y dormir un poco más. Cuando puedo, pongo el celular en modo de silencio y me desconecto de todo. Escuché a Barry White y a Duran Duran. A su vez, actualicé la música que tengo almacenada en el teléfono y borré varios temas que estaban de relleno, o que ya me harté de escucharlas hasta nuevo aviso. Todos los que leen este blog saben que me gusta más escuchar la música en CD que en Mp3, pero cuando tengo sueño y no tengo ganas de andar revolviendo discos me pongo los auriculares y hago la cosa más sencilla con la música que seleccioné.

Hay días (no abundan), en los que todo te sale sorprendentemente bien, y lo sorprendente es que vos no hiciste nada extraordinario para lograrlo. Y también están los otros, cuando necesitás recuperar la tranquilidad perdida, pensar que el día de mañana será mejor, y ese tipo de aforismos optimistas. 

Cambio de tema: Buenos Aires debe ser una de las metrópolis que ha mostrado un antiperonismo recalcitrante y casi constante. Nunca, desde que es Ciudad Autónoma, pudo ganar las elecciones un candidato del Justicialismo. El electorado les ha sido históricamente esquivo. Pero como hablábamos con un amigo, lo que vemos en los noticieros mientras estamos almorzando o cenando, son títulos al estilo de "lo mataron delante de su familia", o "remisero fue ejecutado de cuatro balazos", no implica que Buenos Aires sea un caos. Tal vez estaría más facultado para opinar o emitir un juicio de valor una persona que reside en Capital en forma permanente, pero a mí me parece que los noticieros de TV te muestran lo peor. Las buenas noticias (si es que las hay), los gestos nobles o altruistas, no miden en puntos de rating. Pero, llega un punto en que te preguntás: "¿Qué pasa, loco, nunca hay una buena?". Clarín es otro ejemplo. Tengo muchas disidencias con el Gobierno actual, pero alguna cosa positiva siempre se puede amplificar.

El morbo, en cambio, "garpa" en términos de rating. Quizás por eso todavía me acuerdo de cómo aparecía todos los programas de mayor audiencia la "novela" del crimen de Angeles Rawson, que el portero dijo tal cosa, que se autoincriminó, que está loco, etc. Y hay mucha gente que está en su casa aplastada al pedo en un sillón o en el sofá del living  que consume eso, que ni siquiera es periodismo. Sería bueno elegir de un modo más segmentado lo que miramos por televisión, aunque yo no soy quién para decirle a nadie lo que debe mirar o cómo debe informarse. Pero si nos interesan las noticias policiales, nada mejor que buscar información certera y creíble, porque hoy en día cualquiera dice cualquier disparate. Total, para mañana la gente ya se olvidó. Así funciona la caja boba, que ahora es plana. Como la Tierra, dicen. Punto final.


18 de enero de 2022

Lo que ves es lo que hay, tan simple como eso

Martes por la noche en la ciudad. Estuve varios días sin escribir nada por aquí. No me sentía bien psicológicamente, y el probable que a algunos de ustedes eso les ocurra alguna vez. Pero además, se me volvió a romper la computadora que uso para trabajar, un problema ya recurrente. Precisamente por eso dije "se me volvió a romper" y ni falta hace entrar en detalles porque no le interesa a nadie, excepto al que sufre estos desperfectos que siempre implican gastar plata. En fin, rescato como importante es que ahora ya tengo la notebook conmigo y puedo hacer mi laburo con normalidad. Había empezado a usar provisoriamente una máquina que me prestó mi viejo, pero me vi totalmente desorientado por la distribución de los signos en el teclado, que varían según el modelo. Como todo, es cuestión de adaptarse y acostumbrarse. La logré pilotear bastante bien hasta que la reparación "técnica", digamos, estuviera concluida. 

Se respira otro aire: Desde el fin de semana hasta hoy (martes) hemos tenido la tan anhelada lluvia, que marcó el fin transitorio de la ola de calor. Durante buena parte de ese período, que se extendió por casi 15 días, me sentí profundamente mal, no sólo por el padecimiento que ello implica para cualquier persona que estuvo expuesta a 40 grados. Sino porque, además, fue un fenómeno que podría calificar de discapacitante, y digo esto con todo respeto hacia las personas discapacitadas. Me vi imposibilitado de hacer muchas cosas que formaban parte de mi rutina, y esa situación derivó en un notorio sedentarismo, ya que sólo salía de casa cuando caía la tarde o si necesitaba hacer una entrevista. Sin embargo, para ese momento del día, la temperatura solía menguar en dos o tres grados, con suerte. Se me hace difícil recapitular, pero hubo días en los que, ya por la noche, sacar la reposera al patio era un hábito que se tornaba tolerable. Cuando eso ocurría, dormía con la ventana entreabierta, con la esperanza de que entrara un poco de aire fresco que me facilitara el descanso y que, además, ventilara la habitación. 

Todo llega en algún momento, por eso ahora está diluviando. Como si El de Arriba (más conocido como "El Barba") nos dijera: "¿Me imploraban y me rogaban a mí porque querían lluvia? Acá tienen". Con un paraguas o un impermeable liviano se puede salir a la calle y no empaparse en el intento, algo que no deja de ser una buena señal. Por otra parte, este alivio hace que disminuya el consumo de electricidad. No sabemos por cuánto tiempo se extenderá, pero hay que aprovecharlo mientras dure. Hablando de duración, por más que los manuales de Geografía digan lo contrario, creo que Argentina ya tiene un clima subtropical. Lo pude comprobar hoy, porque caía un chaparrón fuerte de 10 o 15 minutos, y luego la lluvia cesaba, hasta que este fenómeno se repetía sistemáticamente. Además, los inviernos actuales no son tan fríos como los de antes. Parezco un viejo de 70 años diciendo esto, pero la verdad es que cuando iba a la Primaria, en el turno mañana, mi mamá me abrigaba como si fuera de excursión al Polo Norte. Si notan que me repito en algún enunciado que ya leyeron, tengan en cuenta que hace 17 años que escribo acá. Es inevitable, la mayor de las veces me pasa de un modo inconsciente.

En el lapso que no pude usar la notebook porque el técnico se la había llevado a revisar, traté de seguir interiorizado de las noticias regionales y locales con el celular, porque hay muchos portales similares al mío, que brindan una cobertura completa. Yo diría que el único punto flojo de mi diario son los deportes, pero fue así desde el comienzo, es una elección que hice porque no puedo estar en todos los lugares a la vez. No cubro absolutamente nada a menos que me envíen material; tampoco voy a la cancha. Pero -ahora que lo pienso bien-, hasta hace no mucho tiempo, iba a ver los partidos de basquet los viernes por la noche, de la Primera de Athletic (cuando jugaba de local).

No es novedad que ese nicho o ese segmento ha sido ocupado por páginas especializadas de acá de Lobos. Son pibes que estudiaron periodismo deportivo y que le encontraron una veta rentable. Me parece bien. Con algunos de ellos tengo buena relación, con otros no tanto. Pero, al final de cuentas, cada uno hace su juego. Claro que ver una final de la Liga Lobense, aunque sea un ignorante total, siempre me genera algo de entusiasmo, si es que hay equipos de Lobos, porque el último torneo lo ganó un equipo de Roque Pérez. ¿Ven? Tan desinformado no estoy, digamos (cuack). Nos estamos viendo pronto, ya sin hablar del clima y con otros temas que revistan mayor interés público. Punto final. 


13 de enero de 2022

¿Nada puede ser peor? El karma de vivir al Sur

Jueves por la tarde en la ciudad. Todos, alguna vez, hemos tenido la sensación de que nos sobra tiempo. Por ejemplo, en estos meses de verano, entramos en momentos que son de ocio, digamos. Pero en realidad, el tiempo nunca tiene un excedente. No es un partido de fútbol donde, si se empata el resultado, se juegan minutos extra. De hecho, es una de las pocas cosas que no se puede comprar, como la vida misma. Saber en qué destinás tu tiempo, determina tu orden de prioridades. Podríamos poner en el primer lugar al trabajo, la familia, los amigos. Digo esto cuando -por fin- puedo escribir luego de "el corte nuestro de cada día", que se extendió por casi una hora, a partir del mediodía.  

Todo cambio cultural, requiere del paso de los años para producirse y consolidarse. Seguramente, en este momento actual están ocurriendo cambios profundos que recién vamos a percibir al cabo de un determinado lapso. No hace falta ser un sociólogo para comprobarlo. La pandemia significó un giro forzoso hacia nuevos usos y costumbres, pero todavía no podemos dimensionar el impacto real porque esto no ha terminado. Desde los niños hasta los adultos, todos tuvimos que recurrir a nuevas formas de comunicarnos ante la imposibilidad del contacto físico. Esto se tradujo en el uso de aplicaciones como Zoom, o Google Meet. O las famosas "videollamadas", que se caracterizan por tener un "delay" bastante notable, que provoca un desfasaje entre la voz de la persona y sus movimientos. Por lo tanto, es sumamente difícil dar clases, o educar, utilizando ese medio. Podríamos afirmar que el mundo es cada vez menos previsible, cuando pensamos que lo hemos visto todo, que la degradación humana ha llegado a un límite, nos vuelve a sorprender. Pero no me quiero extender en esto no pretendo escribir un ensayo o una tesis, es sólo una percepción.

Hay maneras de limitar el uso del celular, que puede convertirse en una adicción casi sin que nos demos cuenta. La televisión fue perdiendo terreno en la  vida hogareña de la mano de los teléfonos móviles, las tablets, las redes sociales, Spotiy, Netflix... y podría seguir enumerando. En la Argentina de hoy, sería impensado que la gente, sobre todo las mujeres, se sienten a ver una telenovela a las 5 de la tarde mientras toman el té, ya sea porque laburan o porque ese tipo de material ha perdido interés. Todo eso ya pasó, de un modo irreversible. Los contenidos que el público busca también se fueron modificando. La música se consume de otra manera, ya no importa la calidad o la fidelidad del sonido, excepto para quienes tienen presupuesto para comprar aparatos costosos. En You Tube encontrás casi todos los recitales que alguna vez pensaste que habían quedado relegados por determinado motivo, o esa publicidad que te acordás vagamente, de una marca de vino o de una gaseosa. 

Retomando temas de mayor actualidad, creo que es una buena medida del Gobierno haber dispuesto la modalidad de trabajo a distancia para la administración pública. ¿Cuántos de nosotros, más de una vez, y sobre todo en CABA, hemos visto luces encendidas en oficinas del Estado y equipos de aire funcionando todo el día? Y uno se ha preguntado: "¿A este despilfarro quién lo paga?" Todos nosotros, obviamente. Ahora, si estas personas cumplieran eficientemente con su trabajo bajo el home office, te puedo asegurar que como el consumo innecesario lo tendrían que pagar ellos, se acabaría la joda. 

Todos nos indignamos porque la titular del PAMI se fue de vacaciones al Caribe, mientras por Twitter felicitaba a los jubilados que viajaron a "las Termas". Cinismo puro. Pero como esta mina debe ganar un sueldo de 6 cifras, no nos sorprende. Podría haber tenido el buen criterio de dejar en el país algo de su abultada remuneración, pero al parecer las playas de México son irresistibles, dicen quienes han tenido el privilegio de visitarlas. No será ni el primero ni el último funcionario que cometa tropiezos de este tipo, porque no les importa nada, como tampoco a la interventora del ENRE, que casualmente es lobense. Pero bueno, respecto a esto último, no es cuestión de hacer leña de árbol caído.  Porque en última instancia, también es responsabilidad de quienes la nombraron para ese cargo. Hay mucha incertidumbre, luego de conocerse que la inflación de 2021 superó el 50 %, apenas tres puntos por debajo de la de 2020. La diferencia es que en ese año,la parálisis fue casi total. La economía se reactivó tibiamente por un efecto rebote, que a la luz de las estadísticas no fue suficiente.

En fin, veremos cómo siguen los acontecimientos. Nos estamos viendo pronto. Punto final. 

12 de enero de 2022

Surfeando sobre la ola (de calor) que no cede

Miércoles por la tarde el Lobos. No es novedad que todos estamos padeciendo esta ola de calor, y obviamente ni mi familia, ni mis amigos, ni yo no somos la excepción. Este fenómeno se da con una intensidad tal, que no tengo registro de haber vivido antes algo así. Con que no corten la luz otra vez (ya llevamos dos o tres cortes en el año), me puedo considerar afortunado, si tenemos en cuenta que en Capital y el AMBA el servicio se interrumpe cada vez con mayor frecuencia. Uno puede entender que haya una alta demanda, y que el sistema colapse. Pero eso debe preverlo la empresa, no el cliente. ¿Se puede hacer un uso racional de la energía? Claro que sí, pero en este país nadie es solidario: El que tiene dos equipos de aire acondicionado seguramente los pone con el frío al mango, a 18 grados, y se caga en los demás. Entonces otro vecino, que apenas tiene un ventiladorcito para renovar el aire viciado, no puede menos que indignarse, por dos motivos: en primer lugar, porque por culpa de otros se quedó sin suministro. Y en segundo término, porque más allá de las explicaciones que dé la empresa (si es que le da la gana hacerlo), el daño ya está hecho, hay que salir a comprar hielo porque de lo contrario la comida en la heladera inevitablemente se echará a perder si transcurre un tiempo prolongado. Y si tenés hijos pequeños, ya no sabés cómo hacer para entretenerlos en plenas vacaciones y guardado en tu casa. 

Esto, además, afecta a las bombas que extraen el agua corriente, es decir, que ni siquiera vas a tener la posibilidad de darte una ducha que te refresque un poco. Si esta sequía continúa, el cuadro se va a agravar aún más, dado que buena parte de la energía de se genera es a través de las centrales hidroeléctricas. En Santa Fe, el Río Paraná agoniza, con una bajante sin precedentes. Hasta una laguna muy conocida para los pescadores de la zona, se evaporó por completo y el lecho se transformó en una gran palangana de tierra reseca y cuarteada. En síntesis, va a ser una semana extremadamente complicada, que no se la deseo ni a mi peor enemigo.  

Desde hace varios días que vengo sintiendo el inconfundible olor a podrido en varias calles céntricas. Una mañana, cuando salía de mi casa, sentí el hedor penetrante, y pensé lo peor: un animal muerto, o una persona muerta. Al parecer en el vecindario todos siguen vivos, de manera que eso, por suerte, no ocurrió. Lo que pasa es que, con la temperatura que tenemos, el contenido de las bolsas de residuos que se sacan a la calle para que sean recolectadas, entra en descomposición rápidamente. Sobre todo, todo aquello que sea desechos orgánicos: yerba, cáscaras de frutas o verduras, y cualquier otra cosa que a ustedes se les ocurra imaginar.

Pero bueno, hay que seguir. El primer mes de 2022 no será recordado de la mejor manera, mientras persista el calor y las deficiencias en los servicios públicos. Esto pasa, además, por promover que militantes políticos sin experiencia ocupen los organismos de control. El mercado energético no es para cualquiera, se requiere una perfil técnico, capacitación constante, y tener datos precisos de cada región del país. Por eso, si quieren fomentar el ahorro en el consumo, que sea para todos por igual, como ocurrió en los últimos años del gobierno de Alfonsín (1988 y 1989), algo que probablemente esta gente no sepa porque ni habían nacido, ni deben tener interés alguno de aprender en base a experiencias pasadas. Nos estamos viendo pronto. Punto final. 

10 de enero de 2022

Este descontrol que vivimos nos va a costar caro, en todos los órdenes

Lunes por la mañana en la ciudad. Cuando arranca la semana, yo mismo levanto envión por la propia fuerza de los acontecimientos. Los findes, especialmente en verano, al no haber noticias relevantes, voy a media máquina, y me dedico a hacer alguna otra cosa que considere útil. Trato de no gastar guita al pedo, porque después es demasiado tarde para lamentarse. Realmente no quiero que me pase algo así, casi siempre voy calculando según los días que resten para terminar el mes, con qué presupuesto me manejo.

Muchas veces me pongo a pensar en aquellas cosas que no son igual que antes, sin tener en cuenta que yo tampoco soy el mismo de antes. Por ejemplo, es posible que cuando era chico, me divirtiera en los corsos o carnavales, que hoy por hoy me parecen decadentes. Algo parecido sucede con la música. Para mí no es relevante que el reggaeton o el trap sean tendencia a nivel mundial, mis oídos no están ni siquiera cerca de escuchar algo semejante. Cuando algo no me interesa, la popularidad o masividad que pueda tener pasa a un segundo plano. Un ejemplo burdo es que nunca vi la multipremiada película "Titanic" (1997), y nunca tuve la menor intención de hacerlo. El argumento era trillado, era excesivamente larga, muchos espectadores salían de los cines llorando. Y la canción de Celine Dion, que era inevitable escuchar en la radio porque la repetían a toda hora, me parece una bosta. Pero esas anécdotas quederán para un próximo posteo.

Vamos al meollo del asunto: Ayer leí una nota de La Nación, que muchos dejaron pasar, no sé por qué, y en realidad calificarla de "nota" es demasiado. El título decía "Total nos vamos a contagiar todos", y reflejaba el supuesto pensamiento del común de la gente que iba a vacacionar respecto al COVID. Eso no es correcto, porque quien tiene la posibilidad de hacerlo, se está cuidando. Yo lo hago no sólo por mí y porque debo dar el ejemplo, sino por las personas que viven conmigo, por mi familia. Que la mayoría se comporte de un modo irresponsable es otra cosa, y tomar una frase en el aire para atribuirse con ella el sentir colectivo es un error. Y hacerse eco de ello desde un medio masivo, demuestra que como periodista no te importa un carajo (o quizás sí), la posición que te otorga la sociedad, laburando para un diario que se define a sí mismo como "serio". Lo más sugestivo es que, para redactar ese esperpento, el notero asegura haber recogido testimonios de personas que le manifestaron eso, pero sin apellido alguno ni ningún dato comprobable que nos garantice qué grado de veracidad tiene ese artículo. Vale decir, que lo que hicieron fue tomar "la parte como el todo". Una persona pudo haberse expresado como lo hizo, pero no es representativo. 

Por ese tipo de notas incendiarias como la que describí en el párrafo anterior, acá en Lobos las cifras de contagios seguirán aumentando. Básicamente, porque nadie está haciendo nada, excepto el personal del Hospital. A nivel municipal, sigue todo como cuando estábamos antes de la llegada de esta nueva variante. Es cierto que a todos nos cansa esta situación, y también que todos tenemos la angustia de no saber cuándo terminará esto. Pero en el "mientras tanto", lo que puedo observar es que hay una  dejadez total. Por supuesto (y esto ya lo mencioné en otra nota), que hay que continuar apelando a la responsabilidad individual. Pero eso no alcanza, ya lo sabemos, la experiencia de 2020 nos demuestra que, como ciudadanos, somos profundamente incapaces y egoístas, (hablo a nivel general), y que si el Estado no toma medidas a tiempo, vamos a retroceder lo poco que habíamos logrado avanzar. 

¿Quieren dejar que pase el verano y cerrar todo en marzo? Todo parece indicar que será así. Porque, precisamente, volviendo a ese título tendencioso, lo que se está haciendo ahora, es dejar librado al azar el rol del Estado en materia de prevención de la salud pública. Si vos vas a cualquier Hospital como el nuestro, no hace falta ver las largas colas que se forman los días que se efectúan los hisopados. Ya con los números oficiales, te das cuenta de que "algo" no está funcionando bien. Lo que (creo) están pensando a nivel ministerial, es en no romperle las b... a la gente mientras va a la playa o cualquiera sea el destino que elijan. Y acá entra a jugar también la cuestión laboral, porque si se toman medidas para restringir la circulación, teóricamente los bares y los boliches deberían cerrar, y sus dueños van a ir con el reclamo al Municipio diciendo que no pueden trabajar. Es atendible, pero estamos hablando de razones de fuerza mayor, es decir, que los motivos que invocan las autoridades sanitarias son superiores a los intereses individuales. El día que entendamos esto y lo apliquemos a lo cotidiano, las cifras de contagios y pacientes aislados disminuirán progresivamente. No será un cambio inmediato, pero sí se podrá advertir al cabo de un mes, o dos. 

Ahora, ante ese el hipotético escenario, vos tenés que reforzar y consolidar aquello que declamás desde la posición de poder que te otorga ser una autoridad pública. Si cerrás todo (o aunque más no sea de forma parcial), y los casos descienden de manera sostenida, el error está en "ir regulando". Es parecido a lo que hace una persona que tiene poca nafta en el tanque del auto, va a hacer un viaje corto y tiene que economizar para llegar adonde pretende ir, entonces de a ratos incrementa la velocidad, pero sabe que eso a su vez implica mayor consumo de combustible. Traducido, te lo explico: Todos estamos de acuerdo con que las restricciones (en el supuesto de que se apliquen), no pueden durar por tiempo indeterminado. Ahora, si ante primer informe que registra resultados alentadores vos volvés a abrir todo, ello significa -reitero- que lo que pudiste conseguir en dos meses, lo tiraste a la basura. No fue ni más ni menos que tiempo malgastado y desperdiciado para retroceder a foja cero. Y, dos años después de haber vivido lo peor,  no estamos en condiciones de seguir perdiendo el tiempo.  A ver si alguien se digna a poner los h... sobre la mesa. Punto final.  

7 de enero de 2022

¿El periodismo cambia al compás de la sociedad? No siempre

Marcar la cancha es -de algún modo-, marcar la diferencia. Esta aspiración puede concretarse de diversas maneras, pero el modo más obvio, (en mi rubro) es teniendo producción periodística propia. Claro que la diferencia debe advertirse muchas veces en el estilo y en el enfoque, no necesariamente en el tema a abordar. Si la opinión pública esta shockeada por un crimen aberrante, no podés publicar una nota sobre "Tom y Jerry", digamos.

 Sabemos que los meses de verano es más difícil conseguir material, porque hay mucha gente de vacaciones, sobre todo en la administración pública. Pero no es cuestión de tirar la toalla. Porque lo que está sucediendo ahora, muchas veces tenga mayor relevancia a futuro de lo que verdaderamente suponemos. El periodismo cambió notablemente en las últimas décadas. Si vos leés una nota de un diario nacional de la década del '80, incluso ya conquistada la democracia, había muchos pruritos y autocensura. Con la aparición de Internet y de los diarios digitales, la actualización de las noticias requiere mucha más rapidez. Hoy por hoy, los portales periodísticos compiten, básicamente, con la radio y la televisión. Es raro encontrar una primicia en un diario en papel que no haya sido antes difundida por un medio audiovisual. Lo que sí todavía puede ocurrir, es que se le dedique una cobertura más amplia, con columnistas o profesionales idóneos. Abundan, también, los que se atribuyen primicias de hechos tan insignificantes que a mí me daría vergüenza otorgarles esa calificación. Lo que más vende, y esto una vez me lo dijo un profesor, es: Sexo, sangre (asesinatos, etc), y dinero. Todo lo que tenga que ver con la guita a la gente le importa, si es que le afecta directamente. Como la suba de impuestos, del transporte público, colectivos, trenes, y podría seguir enumerando.

¿Qué es lo que está pasando ahora? Que el Gobierno se resiste a hacer un ajuste "al estilo Macri", y aunque todos queremos pagar lo menos posible, muchas tarifas han quedado desactualizadas. Y no digo esto con el ánimo de defender a las empresas, que prestan un servicio deficiente y no se hacen cargo de nada. Mientras sigan los cortes de luz, y por más multas que supuestamente les apliquen a las prestadoras, el humor social no está como para absorber ningún tipo de aumento. En realidad, siempre hubo falta de inversión en todos los rubros: cuando la tarifa era carísima, y también ahora. Hasta que no se solucione algo tan elemental como los cortes de luz, es imposible hablar del "soñado" Parque Industrial en Lobos. Si vos como empresario tenés maquinarias y una cadena de producción, cualquier baja de tensión o corte del suministro te termina cagando. Otro verso es el tema de la "alta demanda". Hasta un chico de 5 años sabe que durante el verano la gente usa ventiladores, aire acondicionado, o lo que fuere. Es natural que así sea, porque a nadie le agrada estar en su casa padeciendo 36° C. Ellos, el ENRE, o quienes sean, te la pueden vender como quieran, pero aunque sea, que se esmeren por utilizar argumentos válidos. Es lo mismo que criticar a un comerciante porque hay mayor demanda de helados. ¡Pero claro! Si en invierno la gente toma té o café, es obvio que cuando cambia el clima también cambian los hábitos de consumo. 

La única excepción en que un corte de luz, o de otro servicio, está justificada, es si se produce un desastre natural (tornado, lluvias intensas durante varios días, fuertes ráfagas de viento). Y hasta ahí nomás. Porque tarde o temprano, el tornado cesará y los usuarios no pueden quedarse sin luz en pleno siglo XXI. Recuerdo que acá en Lobos, hace tres o cuatro años, hubo una seguidilla de cortes que provocó un profundo malestar, y por las redes la gente lanzaba toda clase de insultos contra la empresa. Pues bien, uno de esos vecinos propuso ir al día siguiente a la oficina de EDEN a protestar y reclamar. ¿Sabés cuántas personas fueron? No más de 30 o 40. Es decir, que si todos los que se rasgaban las vestiduras por Facebook hubieran concurrido a quejarse y protestar en forma presencial, la convocatoria hubiera contado con cientos de vecinos. Parece ser que la comodidad de quedarse en casa y escribir gansadas es más fuerte que ir un día de verano al rayo del sol y poner los h... sobre la mesa. Nos estamos viendo pronto. Punto final.  

3 de enero de 2022

El día que apagaron la luz (versión 2022)

 El primer día del año transcurrió tranquilo, en parte porque no había mucho para hacer. Pero uno no puede dormirse en los laureles, ni siquiera un feriado, de manera que hice un par de notas. Me cuesta recordar un día puntual, los feriados en general me desorientan un poco. A partir del lunes, la rueda ha seguido girando, como ha ocurrido otros años. Si me fuera de vacaciones, me aburriría terriblemente, aunque Lobos no es Mar del Plata o Pinamar. Al principio, sentiría ganas de recorrer y descubrir lugares nunca antes visitados, probablemente disfrutaría de la playa... pero eso no te lleva más de dos días. Y si vas con el celular en plan de descanso, vas a estar más pendiente del aparato de lo que realmente está pasando en ese destino turístico que voluntariamente elegiste. Ojo, hasta ahora no hice mención alguna a la cuestión económica: es decir, a la guita que necesitás para un hotel o un departamento, gastos varios, y todo lo demás. Eso lo pongo en un segundo plano, porque si me propondría juntar ese dinero, quizás lo podría lograr. 

Prefiero transitar por calles ya conocidas, que me han acompañado desde mi infancia. Por este Lobos que a veces es prejuicioso e indolente, pero que nos sorprende a cada paso. Las esquinas del Centro son las mismas, pero a su vez distintas. Nada queda ya de la ciudad que conocí siendo niño, de los lugares que frecuentaba, incluso de los amigos. Han aparecido nuevos sitios, nuevas amistades, algunos que se asemejan a aquella canción de Charly García, "Piano Bar". Son como estatuas, siempre se sientan a la misma mesa y con la misma gente. En algún momento enfermarán o morirán, y esa mesa volverá a ser ocupada por un desconocido que quizás, consiga convertir a ese sector, a ese metro cuadrado, en un espacio convocante para el debate de fútbol y política, como lo hicieron sus predecesores. Tampoco quiero caer en la tentación de romantizar la vida de un pueblo como cualquier otro de la Provincia, y que sólo es importante para mí, porque vivo aquí. Sentido de pertenencia, que le dicen.

En fin, la cuestión es que, mientras estaba escribiendo esta nota, lo que pensaba redactar en ese momento se vio interrumpido por un súbito corte de luz que duró más de tres horas. Mucho no voy a decir al respecto, porque no hay demasiado para agregar. La falta de inversión de EDEN y la ola de calor..la desidia en cobrar por un servicio caro e ineficiente...en resumen, mi pensamiento es igual al de cualquier persona con sentido común que me está leyendo ahora. Termina un día largo y agotador, y lo único que quiero hacer es imaginar que mañana será distinto y que no habrá ningún contratiempo que me impida trabajar con normalidad. Nos estamos viendo pronto. Punto final. 


1 de enero de 2022

Primera nota de 2022

Primer día de 2022. Con renovadas esperanzas, todo está por verse. Básicamente, en mi caso, lo que intentaré hacer es seguir adelante como sea, consolidar lo que logré el año pasado, y ver cómo me va en esta nueva etapa. Hay cosas que he dejado definitivamente atrás, ya sea porque me cansé, me aburrí de ellas, o bien porque no dieron los resultados esperados. Una vez que conocés las preferencias de los lectores de un medio periodístico, como es mi caso, sabés hacia dónde apuntar para lograr una mayor audiencia. 

2022 no es un año electoral, por lo tanto creo que varios referentes políticos van a hacer gala de una notable parsimonia, al menos acá en Lobos, porque no hay nada en juego. Un dato no menor, es que se cumplen 40 años de la Guerra de Malvinas, y no puedo dejar de expresar mi gratitud hacia los veteranos de Lobos que mantienen viva la memoria para las futuras generaciones.

Retomando lo que estaba diciendo, cubrir periodísticamente una campaña no es fácil, y tampoco se puede dejar a todos conformes. Yo le puse un precio a mi trabajo, y el que estuvo dispuesto a pagarlo, tuvo el espacio que deseaba. Son, por lo menos, dos meses previos a la votación en los que hay que estar a full. Pese al desgaste que trae aparejado ese ritmo maratónico (y que también padecen los propios candidatos en su raid mediático), me salió bien.

Con respecto a la pandemia, es frustrante tener la sensación de que esto no se termina más, ya llevamos casi dos años así. La mayoría de nosotros no puede hacer demasiado, más que aplicarse una nueva dosis de la vacuna y adoptar las medidas de cuidado ya conocidas. Pero este “relajamiento colectivo” va a terminar mal, no hace falta ser un infectólogo para saberlo. Ahora, eso sí: Ni se les ocurra imponer nuevamente una cuarentena, porque nadie (me incluyo también), la acatará. No hay bolsillo que aguante estar con el laburo a media máquina durante dos meses. Más en mi rubro, porque todos van a caer en la volteada y es inviable cobrarle un aviso a un comercio que estuvo “parado” forzosamente.

Tanto los momentos buenos, como los malos, inevitablemente pasan. Cuando digo “pasan” no me refiero a que sucedan meramente, sino a que permanecen un tiempo indeterminado hasta que se van desdibujando. Pueden durar un mes, o un día. 

Por eso, cuando sentís que estás de buena racha, hay que aprovecharla, no es frecuente darte cuenta cuando se alinean los planetas y la suerte está a tu favor. Es bastante subjetivo, porque conozco gente que se ve pésimo y sin embargo ellos creen que están bien. Por eso, la mirada del otro me importa un carajo, al final de cuentas el que tiene que estar en paz interior y sin rendirle cuentas a nadie sos vos. Y, llegado el caso, no corresponde delegar en un tercero una responsabilidad que te compete que es absolutamente tuya y de nadie más.

Por lo general, me banco algún mal trago como lo hacemos todos. Ahora bien, cuando hay una seguidilla inexplicable de errores o de dificultades, que van cayendo como las piezas del dominó, sentís que estás a punto de explotar. De tanto reprimir lo que te venía pasando, llega un punto en que tenés que tomar una decisión: Llamalo consulta médica, caminatas, gimnasio, o como vos quieras. Cada uno con su librito. "A la vida hay que hacerle el amor", cantaba Federico Moura. Tenía razón.

Yo no puedo resolverle la vida a nadie, ni los demás pueden hacerlo conmigo, o con cualquier persona. El día que comprendamos esto, se terminarán un montón de posteos estúpidos de Facebook, la futilidad de sacar fotos a personas u objetos que no dicen nada. Gente, no necesitamos fotos para enterarnos de lo bien y radiantes que están. Cada vez uso menos las redes sociales, sólo lo hago para promocionar mis publicaciones y -de vez en cuando-, subo alguna imagen que me parece bueno compartir. Instagram, por citar un caso, me harta con la abundancia excesiva de publicidad, y aunque reportes que no querés seguir viendo un determinado aviso, al cabo de unos días vuelve a aparecer.  

Sólo me resta hacer hincapié en lo que mencioné en el otro párrafo: No importa cómo te vean los demás, sino como te ves vos. Y a menos que debas guita o hayas cometido un delito, nada tienen para reprocharte.

Solemos decir que, para que un proyecto se concrete, hay que comentarlo lo menos posible. Me parece que voy a adoptar esa metodología. Esto recién empieza y habrá un extenso trecho por recorrer.  

2021 se me hizo demasiado largo, no sé por qué. Empecé a notarlo en los últimos dos meses, cuando todo parecía desarrollarse en cámara lenta. El principal factor es que uno acepta someterse a exigencias o a compromisos que bien podría obviar o pasar por alto. 

Pude sostener el programa de tele y el diario digital, que no es poco. Ya en los primeros días de este 2022 comenzaré a hacer una "limpieza" de mis contactos en FB o Instragram, borrando de un plumazo a aquellos que a mi modo de ver no aportan nada interesante. Lo mismo voy a hacer con mi agenda del celular: acumulé tantos números sin ninguna utilidad, que no vale la pena que sigan estando. 

Y, por aunque uno diga que debemos estar preparados para lo que venga, es probable que haya situaciones que nos desborden. Se hace camino al andar, así de simple. Nos estamos viendo pronto. Punto final.


A la vuelta de la esquina

  Mitad de semana en la ciudad. No sé qué les pasará a ustedes, pero yo ya no me preocupo tanto como antes respecto a situaciones que aparen...