10 de enero de 2022

Este descontrol que vivimos nos va a costar caro, en todos los órdenes

Lunes por la mañana en la ciudad. Cuando arranca la semana, yo mismo levanto envión por la propia fuerza de los acontecimientos. Los findes, especialmente en verano, al no haber noticias relevantes, voy a media máquina, y me dedico a hacer alguna otra cosa que considere útil. Trato de no gastar guita al pedo, porque después es demasiado tarde para lamentarse. Realmente no quiero que me pase algo así, casi siempre voy calculando según los días que resten para terminar el mes, con qué presupuesto me manejo.

Muchas veces me pongo a pensar en aquellas cosas que no son igual que antes, sin tener en cuenta que yo tampoco soy el mismo de antes. Por ejemplo, es posible que cuando era chico, me divirtiera en los corsos o carnavales, que hoy por hoy me parecen decadentes. Algo parecido sucede con la música. Para mí no es relevante que el reggaeton o el trap sean tendencia a nivel mundial, mis oídos no están ni siquiera cerca de escuchar algo semejante. Cuando algo no me interesa, la popularidad o masividad que pueda tener pasa a un segundo plano. Un ejemplo burdo es que nunca vi la multipremiada película "Titanic" (1997), y nunca tuve la menor intención de hacerlo. El argumento era trillado, era excesivamente larga, muchos espectadores salían de los cines llorando. Y la canción de Celine Dion, que era inevitable escuchar en la radio porque la repetían a toda hora, me parece una bosta. Pero esas anécdotas quederán para un próximo posteo.

Vamos al meollo del asunto: Ayer leí una nota de La Nación, que muchos dejaron pasar, no sé por qué, y en realidad calificarla de "nota" es demasiado. El título decía "Total nos vamos a contagiar todos", y reflejaba el supuesto pensamiento del común de la gente que iba a vacacionar respecto al COVID. Eso no es correcto, porque quien tiene la posibilidad de hacerlo, se está cuidando. Yo lo hago no sólo por mí y porque debo dar el ejemplo, sino por las personas que viven conmigo, por mi familia. Que la mayoría se comporte de un modo irresponsable es otra cosa, y tomar una frase en el aire para atribuirse con ella el sentir colectivo es un error. Y hacerse eco de ello desde un medio masivo, demuestra que como periodista no te importa un carajo (o quizás sí), la posición que te otorga la sociedad, laburando para un diario que se define a sí mismo como "serio". Lo más sugestivo es que, para redactar ese esperpento, el notero asegura haber recogido testimonios de personas que le manifestaron eso, pero sin apellido alguno ni ningún dato comprobable que nos garantice qué grado de veracidad tiene ese artículo. Vale decir, que lo que hicieron fue tomar "la parte como el todo". Una persona pudo haberse expresado como lo hizo, pero no es representativo. 

Por ese tipo de notas incendiarias como la que describí en el párrafo anterior, acá en Lobos las cifras de contagios seguirán aumentando. Básicamente, porque nadie está haciendo nada, excepto el personal del Hospital. A nivel municipal, sigue todo como cuando estábamos antes de la llegada de esta nueva variante. Es cierto que a todos nos cansa esta situación, y también que todos tenemos la angustia de no saber cuándo terminará esto. Pero en el "mientras tanto", lo que puedo observar es que hay una  dejadez total. Por supuesto (y esto ya lo mencioné en otra nota), que hay que continuar apelando a la responsabilidad individual. Pero eso no alcanza, ya lo sabemos, la experiencia de 2020 nos demuestra que, como ciudadanos, somos profundamente incapaces y egoístas, (hablo a nivel general), y que si el Estado no toma medidas a tiempo, vamos a retroceder lo poco que habíamos logrado avanzar. 

¿Quieren dejar que pase el verano y cerrar todo en marzo? Todo parece indicar que será así. Porque, precisamente, volviendo a ese título tendencioso, lo que se está haciendo ahora, es dejar librado al azar el rol del Estado en materia de prevención de la salud pública. Si vos vas a cualquier Hospital como el nuestro, no hace falta ver las largas colas que se forman los días que se efectúan los hisopados. Ya con los números oficiales, te das cuenta de que "algo" no está funcionando bien. Lo que (creo) están pensando a nivel ministerial, es en no romperle las b... a la gente mientras va a la playa o cualquiera sea el destino que elijan. Y acá entra a jugar también la cuestión laboral, porque si se toman medidas para restringir la circulación, teóricamente los bares y los boliches deberían cerrar, y sus dueños van a ir con el reclamo al Municipio diciendo que no pueden trabajar. Es atendible, pero estamos hablando de razones de fuerza mayor, es decir, que los motivos que invocan las autoridades sanitarias son superiores a los intereses individuales. El día que entendamos esto y lo apliquemos a lo cotidiano, las cifras de contagios y pacientes aislados disminuirán progresivamente. No será un cambio inmediato, pero sí se podrá advertir al cabo de un mes, o dos. 

Ahora, ante ese el hipotético escenario, vos tenés que reforzar y consolidar aquello que declamás desde la posición de poder que te otorga ser una autoridad pública. Si cerrás todo (o aunque más no sea de forma parcial), y los casos descienden de manera sostenida, el error está en "ir regulando". Es parecido a lo que hace una persona que tiene poca nafta en el tanque del auto, va a hacer un viaje corto y tiene que economizar para llegar adonde pretende ir, entonces de a ratos incrementa la velocidad, pero sabe que eso a su vez implica mayor consumo de combustible. Traducido, te lo explico: Todos estamos de acuerdo con que las restricciones (en el supuesto de que se apliquen), no pueden durar por tiempo indeterminado. Ahora, si ante primer informe que registra resultados alentadores vos volvés a abrir todo, ello significa -reitero- que lo que pudiste conseguir en dos meses, lo tiraste a la basura. No fue ni más ni menos que tiempo malgastado y desperdiciado para retroceder a foja cero. Y, dos años después de haber vivido lo peor,  no estamos en condiciones de seguir perdiendo el tiempo.  A ver si alguien se digna a poner los h... sobre la mesa. Punto final.  

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