La culpa siempre es del otro. Ese es el "ABC" de la idiosincrasia argenta. Excepto cuando el error de cálculo es tan grosero y evidente, que ante el repudio generalizado buscan ensayar alguna explicación que sea más o menos convincente.
El dólar se dispara hacia la estratósfera, al mejor estilo de aquel famoso discurso menemista, y nosotros asistimos impávidos ante la devaluación constante de nuestra moneda. Y es cierto lo que dicen los macristas: Cuando hubo una megadevaluación en 2018 que finalmente terminó por costarle al Gato el fin a su sueño reeleccionista, todos los medios y opinólogos, inclusive nosotros mismos, reaccionamos alarmados. El peronismo tiene la inefable virtud de que, aunque el barco se esté yendo a pique, la orquesta del Titanic siga tocando como si nada estuviera ocurriendo. Cómo decía al comienzo, hay escándalos de todo tipo, y son tan groseros y alevosos que no se necesita escarbar mucho para hallarlos. Cuando ves los spots de la publicidad oficial, que dicen: "Reconstrucción argentina", uno no puede menos que preguntarse: ¿De qué reconstrucción me hablan? La casa se estaba incendiando y ustedes quisieron apagar el fuego con nafta. Tienen suerte todavía de que el común de la gente, o el segmento de la clase media-baja, no haya salido a las calles masivamente a protestar por el desastre que están perpetrando día tras día. Tomaron a Aerolíneas o a la TV Pública como botines de guerra, con un despilfarro obsceno, cuando lo que debería primar ante una crisis es la austeridad. Bueno, eso nunca sucede en rigor de verdad, porque el "esfuerzo" se lo piden al "pueblo", no sólo a quienes los votaron sino hacia la sociedad civil en su conjunto que ellos dicen representar. Creo que está de más aclarar que no soy "gorila", de hecho no soy "anti" nada, trato de apelar a un criterio amplio. Mi voto no es cautivo bajo ningún concepto.
En resumen : Quienes hoy nos gobiernan son tan hábiles en el arte de la corrupción, y en tomar medidas desacertadas, que si lo hicieran deliberadamente no les saldría tan bien. Cada vez más presión impositiva...sobre vos y yo, no sobre las grandes empresas, el Poder Judicial, o los legisladores. Diputados y Senadores dan vergüenza por igual. Yo creo que menos de la mitad debe hace eficientemente su trabajo, a saber: presentar proyectos, debatir o discutir las modificaciones a una determinada Ley, o sancionar una nueva.
Cuando éramos chicos, era muy frecuente que nos dijeran: "Ya vas a ver cuando venga tu padre". Parecido a lo que le están advirtiendo al Gobierno: "Ya vas a ver cuando venga el FMI". Porque cuando llega una misión o delegación del organismo, a los tipos no les podés vender ningún verso. No son boludos, de manera que si no hacés los deberes, y no les presentás un plan que sea viable y sustentable, te terminan bochando como un estudiante que no se preparó lo suficiente.
Podríamos agregar que el peronismo, además, es intrincado para cualquiera que lo mira de afuera y pretenda analizarlo, porque se mueve -ideológicamente hablando- de izquierda a derecha con extraordinaria facilidad, según su conveniencia y la coyuntura de ese momento, como un jugador de fútbol polifuncional que corre a ambos laterales de la cancha. Pero más allá de eso, lo que estamos viendo ahora, es que se está haciendo un ajuste encubierto. Ellos nunca lo dirán, porque el imaginario colectivo asocia la palabra "ajuste" con Macri. Y si lo hicieran, ya no podrían argumentar: "Ah, pero Macri...". El problema es que ese enunciado ya dejó de ser útil también como rédito político, porque faro de la sociedad está orientado en otra dirección, que consiste en observar y cuestionar a quienes están ahora en la Casa Rosada. Saben muy bien que deben reducir cuanto antes el déficit fiscal, pero a su vez son conscientes de que, si no lo hacen solapadamente, comenzarían a parecerse al antecesor que tanto denuestan. Si el objetivo propuesto ha sido devaluar, lo han conseguido sin mayor esfuerzo, como expresaba al principio, y por más cepos que implementen, inevitablemente está ocurriendo.
Por eso, cuando llegue 2023, con los números en la mano, tenemos que ver qué país nos dejaron en cuatro años de gestión. Si hay más desocupación, pobreza, indigencia, que antes de que llegaran, o no. Siempre y cuando, el INDEC no "dibuje" los números como lo hizo en su momento el kirchnerismo tardío bajo el segundo mandato de CFK. Si el electorado los sigue votando, perfecto, hagan lo que les plazca, pero después métanse la lengua donde mejor les quepa y llámense a silencio. Nos estamos viendo pronto. Punto final.
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