Sábado al mediodía en la ciudad. Cada vez más gente busca conectarse con la filosofía hiduísta, que no es una religión en sí misma, sino algunas pautas, por así llamarlas, que surjen del reiki, del yoga, de gurúes al estilo de Osho, o del mindfullness. Es así como en las redes sociales, sobre todo Facebook, hay un "copia y pega" constante de textos supuestamente motivadores que nadie sabe en realidad de dónde salieron. Pero se puede hacer el intento de ver su procedencia, tomando un párrafo, y googleándolo. A veces uno se da cuenta a simple vista de que eso que lee no es auténtico, porque no está escrito en castellano argentino o rioplatense. Por el contrario, por el estilo parecería ser mexicano, o de algún país de Centroamérica.
Francamente, yo no reniego de quien hace eso, pero si en el perfil de esa persona lo único que se publica es ese tipo de material, todo me hace suponer que se ha convertido en una suerte de libro de autoayuda, sólo que viene con diferentes entregas diarias. Es cierto que uno puede leer uno de esos textos "inspiradores", y reflexionar acerca de cuánta razón tiene (o no) lo que dice, pero no mucho más.
Ahora bien, si entendemos a la espiritualidad o a la conciencia plena como un modo de vida, es mucho más complejo que inculcar catecismo en las redes. Implica un cambio de comportamiento, que a menudo no suele notarse (en hechos concretos) de parte de quienes declaman esa difusa doctrina de "El arte de vivir", o como gusten llamarlo.
Parece ser que ahora está de moda el "pastor" Dante Gebel, un argentino que fundó una iglesia en EE. UU.. y se hizo millonario con su prédica, por lo que podemos ver en los videos que se comparten y viralizan infinitas veces. No obstante, si a vos te hace sentir bien lo que éste o cualquier líder religioso diga, poco debería importarte su patrimonio. La gente está bastante cansada de que la sermoneen al pedo.
Hace un tiempo, en otra nota, comentaba que cada tanto aparecen supuestas reflexiones que se le atribuyen a Borges o a John Lennon. Cuando uno lee semejante paparruchada, no hace falta ser un profesor en Letras para comprobar que ninguno de los dos hubiera escrito jamás esas cosas. No es que me ponga a juzgar de un modo tajante, sino que no se dedicaban a eso. Nuevamente, googleando comprobás que esos textos son apócrifos, pero, ¿Para qué voy a malgastar mi tiempo haciéndole la salvedad a ese amigo virtual de que eso no es real? No tiene sentido, como tampoco lo tiene el hecho de romantizar el pasado, y decir qué mal que estamos, antes era todo diferente, se vivía mejor, y frases por el estilo. Vivimos en el tiempo que nos tocó, y punto.
Los usos y costumbres cambian constantemente aunque no estemos de acuerdo con ellos. Todos hablan ahora de personas o de relaciones "tóxicas", pero yo diría que son ventajeras y manipuladoras para conseguir sus objetivos. Es mi manera de definirlas. Hacen uso de recursos que los ponen en un lugar donde sacar provecho sin ningún esfuerzo. Abundan en la política, pero también en la vida cotidiana.
Hay que aprender a dejar de discutir por cosas que no conducen a nada. No importa quién tenga la razón, porque el precisamente problema es ese: Los dos que discuten creen ser depositarios de ella, e imponer "su verdad". Lo que creo, cambiando de tema, es que si a un Gobierno que no fuera peronista le estuviera sucediendo la debacle y el descontento social que tiene el actual, ya lo hubieran prendido fuego. Dólar sin control, inflación altísima, funcionarios ineptos, el constante "tira y afloja " con el FMI que ahora parece haberse resuelto... sí, no hay dudas, a cualquier otro gobierno, ya sea radical, macrista o de coalición, lo hubieran forzado a renunciar. Sospechosamente, casi no hubo piquetes o "puebladas" contra Fernández en medio de esta incertidumbre colectiva que golpea el bolsillo. La explicación es sencilla: cooptaron a la mayoría de las organizaciones sociales que antes hacían piquetes, para que, a cambio de algún dinero, se traguen el "sapo" y no hagan quilombo. Pero el resto de la sociedad, que está al margen de todo tipo de protesta callejera hasta ahora, tarde o temprano va a salir espontáneamente a hacer cacerolazos. No me pregunten cómo ni cuándo, porque todo dependerá de hasta dónde se tensa la cuerda. Pero en algún momento va a pasar, y no quisiera estar ahí cuando suceda.
Hay quienes sostienen que somos un "pueblo manso", pero esa mansedumbre se termina cuando no hay guita, los precios aumentan mientras tu sueldo sigue siendo igual, y los mismos que te prometieron el asado y la heladera llena, ahora deberán aplicar un ajuste, porque fue una de las condiciones exigidas por el FMI para poder negociar. Y hay que ser criteriosos, porque un "entendimiento" no es lo mismo que un "acuerdo", algo que todavía no ocurrió.
Todo está por verse, aunque varios hechos que hemos visto durante la semana pasada demuestran una claridad contundente. Nos estamos viendo pronto. Punto final.
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