13 de enero de 2022

¿Nada puede ser peor? El karma de vivir al Sur

Jueves por la tarde en la ciudad. Todos, alguna vez, hemos tenido la sensación de que nos sobra tiempo. Por ejemplo, en estos meses de verano, entramos en momentos que son de ocio, digamos. Pero en realidad, el tiempo nunca tiene un excedente. No es un partido de fútbol donde, si se empata el resultado, se juegan minutos extra. De hecho, es una de las pocas cosas que no se puede comprar, como la vida misma. Saber en qué destinás tu tiempo, determina tu orden de prioridades. Podríamos poner en el primer lugar al trabajo, la familia, los amigos. Digo esto cuando -por fin- puedo escribir luego de "el corte nuestro de cada día", que se extendió por casi una hora, a partir del mediodía.  

Todo cambio cultural, requiere del paso de los años para producirse y consolidarse. Seguramente, en este momento actual están ocurriendo cambios profundos que recién vamos a percibir al cabo de un determinado lapso. No hace falta ser un sociólogo para comprobarlo. La pandemia significó un giro forzoso hacia nuevos usos y costumbres, pero todavía no podemos dimensionar el impacto real porque esto no ha terminado. Desde los niños hasta los adultos, todos tuvimos que recurrir a nuevas formas de comunicarnos ante la imposibilidad del contacto físico. Esto se tradujo en el uso de aplicaciones como Zoom, o Google Meet. O las famosas "videollamadas", que se caracterizan por tener un "delay" bastante notable, que provoca un desfasaje entre la voz de la persona y sus movimientos. Por lo tanto, es sumamente difícil dar clases, o educar, utilizando ese medio. Podríamos afirmar que el mundo es cada vez menos previsible, cuando pensamos que lo hemos visto todo, que la degradación humana ha llegado a un límite, nos vuelve a sorprender. Pero no me quiero extender en esto no pretendo escribir un ensayo o una tesis, es sólo una percepción.

Hay maneras de limitar el uso del celular, que puede convertirse en una adicción casi sin que nos demos cuenta. La televisión fue perdiendo terreno en la  vida hogareña de la mano de los teléfonos móviles, las tablets, las redes sociales, Spotiy, Netflix... y podría seguir enumerando. En la Argentina de hoy, sería impensado que la gente, sobre todo las mujeres, se sienten a ver una telenovela a las 5 de la tarde mientras toman el té, ya sea porque laburan o porque ese tipo de material ha perdido interés. Todo eso ya pasó, de un modo irreversible. Los contenidos que el público busca también se fueron modificando. La música se consume de otra manera, ya no importa la calidad o la fidelidad del sonido, excepto para quienes tienen presupuesto para comprar aparatos costosos. En You Tube encontrás casi todos los recitales que alguna vez pensaste que habían quedado relegados por determinado motivo, o esa publicidad que te acordás vagamente, de una marca de vino o de una gaseosa. 

Retomando temas de mayor actualidad, creo que es una buena medida del Gobierno haber dispuesto la modalidad de trabajo a distancia para la administración pública. ¿Cuántos de nosotros, más de una vez, y sobre todo en CABA, hemos visto luces encendidas en oficinas del Estado y equipos de aire funcionando todo el día? Y uno se ha preguntado: "¿A este despilfarro quién lo paga?" Todos nosotros, obviamente. Ahora, si estas personas cumplieran eficientemente con su trabajo bajo el home office, te puedo asegurar que como el consumo innecesario lo tendrían que pagar ellos, se acabaría la joda. 

Todos nos indignamos porque la titular del PAMI se fue de vacaciones al Caribe, mientras por Twitter felicitaba a los jubilados que viajaron a "las Termas". Cinismo puro. Pero como esta mina debe ganar un sueldo de 6 cifras, no nos sorprende. Podría haber tenido el buen criterio de dejar en el país algo de su abultada remuneración, pero al parecer las playas de México son irresistibles, dicen quienes han tenido el privilegio de visitarlas. No será ni el primero ni el último funcionario que cometa tropiezos de este tipo, porque no les importa nada, como tampoco a la interventora del ENRE, que casualmente es lobense. Pero bueno, respecto a esto último, no es cuestión de hacer leña de árbol caído.  Porque en última instancia, también es responsabilidad de quienes la nombraron para ese cargo. Hay mucha incertidumbre, luego de conocerse que la inflación de 2021 superó el 50 %, apenas tres puntos por debajo de la de 2020. La diferencia es que en ese año,la parálisis fue casi total. La economía se reactivó tibiamente por un efecto rebote, que a la luz de las estadísticas no fue suficiente.

En fin, veremos cómo siguen los acontecimientos. Nos estamos viendo pronto. Punto final. 

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