30 de septiembre de 2009

Ultimo post de un mes complicado...

Bueno, amigos, aquí me tienen, redactando el último texto de un mes en el cual tuve que cambiar mis tiempos y mi modo de escribir, por los motivos que ustedes ya conocen. Ya no puedo lanzar un post al cyberespacio desde la comodidad de mi casa a la hora que yo quiera. Debo atenerme a los horarios, usos y costumbres del cyber. De todas maneras, ya estoy cansado de quejarme de esto, y supongo que a los usuarios de Lobos que padecen el mismo problema también les debe estar cansando leer sobre la incompetencia de Speedy. Me pregunto si debemos resignarnos y esperar, o si nos queda alternativa para que todo vuelva a la normalidad.
Mi premisa ha sido siempre no abandonar el blog, y durante septiembre pude escribir esporádicamente, no con la frecuencia que yo quisiera. Me temo que esto seguirá así durante los próximos meses, porque un comunicado que dfundió la empresa no brinda una perspectiva muy alentadora.
Esto me hace reflexionar sobre algo mucho más abarcativo, como es nuestra capacidad para adaptarnos a distintas situaciones que se nos presentan. A veces uno busca excusas para quejarse, o se toma demasiado en serio problemas que (al menos en mi caso) no ponen en juego aspectos realmente importantes de la vida, como la salud. Me cuesta decir esto, porque no soy precisamente una persona tranquila, pero es tiempo serenarnos, sin claudicar en nuestros objetivos pero sin ahogarse en un vaso de agua. Aunque por momentos quedemos sumergidos.

29 de septiembre de 2009

Post express Vol. 1

Martes por la mañana en la ciudad. Es un día soleado, pero fresco. Durante el fin de semana quise actualizar el blog, pero distintos motivos me impidieron acercarme hasta el cyber. Hoy estoy sentado frente al monitor, y las ideas que pretendía esbozar y que concibo generalmente por la noche, antes de dormir, han esfumado de mi mente, del mismo modo que se borran todos los datos cuando se formatea un disco rígido. En estos momentos estos leyendo dos libros que hay sido una agradable sorpresa: uno de ellos es "En busca de uno mismo", del filósofo Jaime Barylko, y el otro es un ensayo histórico titulado "Argentina 1930-1960", publicado por editorial Sur, que dio nombre a la famosa revista literaria donde escribieron las plumas más notables de la Argentina. Están aquellos se regodean con las series que están disponibles en Netflix o Star+, y me parece perfecto. Yo, en cambio, ante la falta de guita para solventar ese tipo de servicios, prefiero buscar alguna novedad del mercado editorial en las bibliotecas públicas.

Tema 2: Lamentablemente, en Lobos no hay buenos comercios donde uno pueda comprar CD's. Pero tal vez, no quede otra opción que aceptar que es un formato en decadencia (desde el punto de vista comercial), porque ya no reditúa tantas ventas como a principios de los '90. Es probable que los que conservo en la actualidad, mis herederos los arrojen a la basura, o ni siquiera sepan qué carajo son.


 Para ser precisos, en la ciudad subsiste un negocio de esta naturaleza, que en lo que respecta a la mercadería, se limita a traer los lanzamientos más recientes, o lo que más vende. Esto implica que el jazz, el funk, y el soul, por citar tres géneros fundamentales para entender la música del siglo XX, están ausentes. De todos modos, es lógico suponer que si trajeran algo que realmente me interesara tanto a mí como a un grupo reducido de melómanos, no tuvieran mucha demanda. Y como ya he dicho en otras oportunidades, se ha perdido el interés en ese tipo de soportes, porque aunque no tengas un servicio de streaming, hoy podés acceder a YouTube y ver todos los clips quieras con la música correspondiente, sin pagar nada. Ya muy poca gente baja archivos de mp3 desde alguna plataforma como el Kazaa o el Ares (si es que aún existen), simplemente se escucha en el momento y listo. 

Por lo que puedo notar, venden bastante aquellas otrora estrellas adolescentes salidas de la fábrica de High School Musical o de esos engendros concebidos por Disney y que son de consumo masivo entre los niños. No obstante, pienso que deberíamos permitirnos escuchar un CD o ir a un recital sin prejuicios, a pesar de que no tengamos buenas referencias de la banda o del artista en cuestión. Hoy por hoy, la única que merece ser considerada seriamente pese a todo lo que puedan decir, es Taylor Swift, porque la mina canta y compone sus propias canciones, lo cual no es poco. Y además, lo hace con un talento que no suele verse dentro del pop convencional que supimos conocer. 

Me imagino que la única alternativa accesible para comprar música de calidad y variedad, es ir a alguna de las pocas disquerías que todavía subsisten en CABA (pero que repuntaron con el auge del vinilo), o bien comprarles desde Lobos ya sea vía Mercado Libre o en algún sitio similar. De todas maneras, creo que ya tengo suficiente material, y a menudo descubro que no los he escuchado en su totalidad. 

Por lo tanto, a menos que aparezca algo que realmente sea interesante tener, no pienso comprar más discos en el mediano plazo. Me voy a dedicar a escuchar, sin apuro, todos los que tengo, lo cual me llevará un tiempo considerable, pero es la mejor manera de darle valor a todos aquellos compacts olvidados que costó tanto esfuerzo comprar. La coyuntura indica que -hoy por hoy- tengo otras prioridades, otros gastos fijos, y ello hace que uno deba plantearse cómo y de qué forma administrar el dinero. Es algo que se aprende con el tiempo, pero sobre todo, con la necesidad. Cuando aparece una necesidad que no puede esperar (medicamentos, ropa, alimentos, etc.), no queda otra alternativa que decidir por lo imprescindible. Es, entonces, un buen momento para disfrutar de las cosas que ya tenemos y evitar la compra compulsiva o caprichosa de cualquier basura con aires de novedad.

24 de septiembre de 2009

Cambio de hábitos


Hasta no hace mucho tiempo, me había acostumbrado a boludear por Internet, a buscar información sobre bandas que me interesaban, a chatear con amigos en el Messenger, y la mayoría de las cosas que la gente suele hacer. Ahora, que por los motivos que ustedes ya saben me encuentro con el servicio limitado, me he dado cuenta de que debo aprovechar cada minuto al máximo. En un cyber, uno paga de acuerdo con el tiempo que permanece conectado, o usando la PC. De manera que me concentro en mantener actualizado el blog, echarle un vistazo a los mails, una pasada fugaz por Messenger o Facebook... y eso es todo. Sin embargo, no está mal que esta situación me haya forzado a hacer un uso racional de Internet. Les aclaro que en mi casa, nunca permanecía mucho tiempo conectado, por ahí estaba 15 minutos y luego apagaba la PC para conectarme dos o tres horas después. Ahora, resulta más complicado hacer eso. Extraño esa comodidad, el hecho de no tener que salir de mi casa si quería revisar los mails o entrar a algún sitio en la privacidad de mi domicilio.

Cambiando de tema: durante toda la semana, los medios de comunicación se regodearon hablando, justamente sobre la futura "Ley de Medios". Ya he expresado mi opinión, si es que a alguien le interesa conocerla. Pero más allá de eso, es evidente que la sociedad esta hastiada. Es como una olla a presión, en cualquier momento algo va a estallar, y de la peor manera. Esta saturación maliciosa de información (tanto de los que están a favor como de los que están en contra) nos tiene cansados a todos y desvía la atención de otros temas que merecen difusión. Sólo espero que tengamos la sensatez de darnos cuenta cuándo nos están tomando por boludos, manipulándonos como marionetas, antes de que sea demasiado tarde para lamentos.

23 de septiembre de 2009

La vida y los cambios de una etapa

A veces me pongo a pensar cómo era yo cuando inicié este blog, en 2005. Digo esto porque observo que otras personas han cambiado, y a veces se hace una apología del cambio, del movimiento. Creo que uno debe cambiar solamente cuando no se siente a gusto en la situación en que está. Por ejemplo, si te cansaste de trabajar por unas pocas monedas, si estás harto de ver siempre las mismas caras, o quizás simplemente querés "cambiar de aire".
Este año, todos los textos que ustedes pueden ver aquí han sido escritos por mí. No ha habido colaboraciones o aportes de terceros, y además he aumentado la cantidad de "posts" por mes. No lo tomo como un sacrificio o como un trabajo, me siento bien haciéndolo. El día en que ya no tenga motivación para seguir escribiendo, dejaré el blog en "stand by", lo cerraré, o lo que sea.

Hoy (miércoles), si todo sale bien, iré al gimnasio. Es interesante observar a la gente que concurre allí. Muchos van para tonificar su cuerpo y sentirse mejor, otros sólo buscan "levantar kilos". Sumar cada vez más kilos, tanto en los distintos aparatos que componen el gimnasio como en las pesas o mancuernas. Algunos van vestidos como si fueran a competir en el Mundial de Fisicoculturismo, con muñequeras, rodilleras, zapatillas especiales, y accesorios caros. Otros van simplemente con ropa cómoda para hacer ejercicio, tal es mi caso. Cuando voy al gimnasio, trato de concentrarme en mi rutina y de no complicarme la vida para aumentar el peso de un determinado ejercicio. Si considero que lo puedo hacer, mucho mejor, pero no me desvela. Me gusta la sensación de cansancio luego de haber hecho algo por mí. Correr 15 ó 20 minutos en una cinta, es algo bueno para olvidarse por un momento de las preocupaciones cotidianas. En fin, cada uno llega con un objetivo definido y se dedica a cultivar ese propósito. Lo importante es no dejar de ir, siempre que tus recursos económicos lo permitan. Para ello se requiere un mínimo de voluntad, y quizás por eso el gimnasio me sirve como manera de medir mi capacidad de asumir un compromiso con una actividad fija.

22 de septiembre de 2009

De vuelta al teclado!!!

Es incréíble, pero me encuentro en el mismo lugar (más precisamente, el cyber de la la Cooperativa Eléctrica de Carboni, en la calle Perón) y en la misma situación de cuando redacté mi último post. Incluso hasta el clima se ha confabulado para que se trate de un "deja vu", de un paisaje repetido. Ayer, Día de la Primavera, tanto el Parque como las plazas y todos los espacios verdes de la ciudad lucieron colmados de adolescentes. Fue una jornada espectacular, con cielo totalmente despejado, a pleno sol, un día que de algún modo define el clima de la primavera. Pero hoy, nuevamente el frío y la lluvia recrudecieron. No sé por cuánto tiempo esto seguirá así. Intenté dormir una siesta por la tarde, y si bien descansé un poco, creo que no logré dormitar demasiado.

A pesar de que todavía faltan más de dos meses, trato de plantearme objetivos para el 2010. Eso no significa que descuide el momento presente, pero quiero buscar la manera de hacer algo diferente dentro de mis posibilidades. Este blog me brinda la posibilidad de expresarme, y muchas veces hay cosas que las digo mejor por escrito que verbalmente. Me interesa mantener actualizado este espacio, ya no por los posibles lectores, sino por mí. Es una forma de sentirme vivo, como ir al gimnasio, u otras cosas que considero que me hacen bien. Creo que todos tenemos que buscar esos pequeños espacios que nos provocan placer, de lo contrario la vida nos resultará tediosa y aburrida.
Es común escuchar a personas que dicen: "no me arrepiento de nada". Me parece una afirmación demasiado soberbia. Creo que todos tenemos cosas que no volveríamos a hacer y de las cuales estamos arrepentidos. Yo me arrepiento de haber hecho sufrir injustamente a otras personas con mis actitudes, por ejemplo, pero -aunque no lo parezca- trato de corregir esas actitudes, y de no vivir con la culpa de lo que uno hizo mal, o de lo que salió mal. Porque en la vida, cada minuto cuenta, y el tiempo que perdés es tiempo que no vuelve.

18 de septiembre de 2009

La lluvia del viernes y sus avatares

Segundo post del día. La lluvia me sorprendió con una súbita intensidad y llegué al cyber con la ropa un poco mojada, dado que no tomé la precaución de traer conmigo un paraguas. Sin embargo, pienso que es lo mejor, porque siempre termino olvidándomelo en algún lado, y no me haría mucha gracia tomar conciencia de que dejé el paraguas en el cyber cuando estoy de regreso en casa.
Ayer (jueves) fue un día tan nublado y lluvioso como hoy, con la diferencia de que me sumí en el tedio, la melancolía y el aburrimiento. Hoy me propuse salir a recorrer las calles como sea, no importa si me mojo un poco en el intento (como efectivamente sucedió). Si bien me gusta relajarme en mi habitación leyendo un libro o escuchando radio, no puedo permanecer demasiadas horas "encerrado" en un lugar. No se trata de una fobia ni nada semejante, simplemente me molesta, me fastidia. Un paseo de unas pocas cuadras puede resultar muy gratificante para despejarse un poco, y es algo que recomiendo hacer a la personas que se sienten agobiadas por la rutina. Si tienen la posibilidad de ir a un lugar con espacios verdes, como una plaza o un parque, mucho mejor. Mientras le doy forma a este texto, la empleada del cyber ignora por completo a los clientes y se dedica a ver "Telenoche". Aunque no estoy escribiendo nada demasiado serio o profundo, me cuesta concentrarme con "ruido". Trato de buscar momentos adecuados para escribir, en los que haya silencio, o -por lo menos- sonidos tenues que no me saquen del foco de la atención, como es, en este caso redactar un post.
Sólo me queda decirles que cuando me encuentre en la comodidad de mi casa y el servicio de Speedy se haya normalizado, escribiré un post que seguramente podré modelar sin la presión del tiempo que va corriendo y que me indica el monto a pagar por el uso de la PC. Nos vemos, gente!!!!!!!!!!!

A mis queridos lectores

¿Por qué estoy acá, frente al teclado y el monitor? En principio, porque me siento a gusto escribiendo por placer y sin presiones. Lo hago a mi tiempo. El pésimo servicio que viene brindando Speedy en los últimos días limitó seriamente mis posibilidades de renovar el contenido de este espacio. De hecho, en estos momentos me encuentro en un cyber que tiene otro proveedor de Internet. Quisiera redactar un "post" más extenso luego de estos días en que estuvimos incomunicados, pero el tiempo apremia, y me parecía oportuno hacerles saber que no pude actualizar el blog con la frecuencia que yo desearía hacerlo. De todas maneras, si la situación se mantiene más allá de lo razonable, tengan la seguridad de que continuaré dándole para adelante a este proyecto llamado "CULTURA LOBOS" desde cualquier lugar que me lo permita. 

Hoy es un viernes gris y con llovizna. Mientras redacto estas líneas, pienso cuánto tiempo hace que no voy a la Laguna. No la contemplé cuando estaba agonizante, quizá porque me daba pena verla en esas condiciones y además carecía de todo atractivo. Sólo vi fotos del espejo de agua reducido a su mínima expresión. Ahora, todo parece indicar que está recuperando su caudal normal y que paulatinamente va atrayendo a los pescadores que (por razones obvias) habían buscado otros destinos. Es un buen momento para cambiar un poco de aire y hacerme un viajecito en colectivo hasta la entrañable Villa Logüercio.

En fin, más allá de las contingencias climáticas a las que ya hice referencia promediando este texto, les deseo un buen fin de semana y estén muy atentos a lo que sucede la semana próxima con la Ley de Medios "K". En realidad, no estoy muy de acuerdo en llamarla de ese modo, porque se emplea con una carga peyorativa que no personalmente no comparto. Denominar "K" a una Ley por el mero hecho de que alude al gobierno que la impulsó, es algo tendencioso. 

Por supuesto, quienes me conocen y han leído mis textos anteriores saben que este proyecto de Ley no goza de mi simpatía, pero no porque lo hayan propiciado los Kirchner, sino porque constituye una aberración para todo aquel que tome conciencia de las consecuencias que puede traer en caso de resultar aprobado.

Hay muchos fuegos de artificio, demasiado espejismos en el desierto que son alentados por funcionarios leales al Gobierno. La lucha contra los monopolios es un fin plausible, pero se ha tomado como un mero pretexto para pulverizar al Grupo Clarín, con el cual la Casa Rosada ya tiene una guerra declarada que está a la vista de todos. Quién iba a pensar que la buena relación que supieron construir Néstor y Magnetto, por mera conveniencia de ambas partes, iba a terminar en un divorcio salvaje. El poder de ser influyente para la opinión pública sigue siendo, aun hoy, el mayor capital de los medios masivos. Nos estaremos viendo pronto. Punto final.


15 de septiembre de 2009

Cuando la hazaña tiene una explicación


Ganarle al número uno del mundo.
Hacerlo morder el polvo de la derrota en el Abierto de Estados Unidos, el torneo más importante, ante 23.000 personas que demuestran con sus vítores y aplausos un evidente favoritismo por el rival. Eso, y mucho más, hizo Juan Martín del Potro anoche, en Nueva York. Le llevó más de 4 horas vencer al suizo Roger Federer, y seguramente le habrá llevado mucho más tiempo prepararse mentalmente para este partido. Como suele suceder, hasta anoche, del Potro, era considerado una joven promesa, un gran jugador, pero a criterio de algunos, todavía "no le había ganado a nadie", o "no había conseguido ningún título importante". Aunque con algunos matices, me reconozco pronunciando frases parecidas con respecto a del Potro, aunque como los lectores saben el foco de mi indignación son los futbolistas, tal es el caso de Messi, quien se cansa de hacer goles y jugadas extraordinarias en el Barcelona y en la Selección muestra un nivel mediocre. Volvamos al tenis: de Juan Martín del Potro se dijeron muchas cosas, sobre todo luego de la derrota argentina en la final de la Copa Davis. Fue víctima de los comentarios mordaces y maliciosos de David Nalbandian en los vestuarios, cuando la debacle del equipo de ambos integraban ya era un hecho consumado. Del Potro guardó silencio luego de que la intimidad del fracaso tomó estado público, mientras Nalbandian evadía responsabilidades porque consideraba que con ganar el partido de singles su tarea ya estaba cumplida. Hoy, Nalbandian está en una meseta de su carrera, reveló con aquellas declaraciones su lado más soberbio y mezquino, mientras del Potro obtiene a los 20 años el Grand Slam que todo tenista desea ganar, y que su ocasional agresor está lejos de alcanzar. 

Sin embargo, debo recordar que Clerc y Vilas no se hablaban ni se soportaban, quizás por el ego de ambos. Pese a ello, estas leyendas del tenis llevaron a la Argentina a la final de la Davis, en 1981. 

Pero me estoy yendo de tema: A miles de kilómetros de distancia, viví el partido minuto a minuto, con muchos nervios, y debo confesar que no le tenía demasiada fe a Del Potro. En realidad, no les tengo fe a los tenistas argentinos cuando deben disputar instancias decisivas, como una final. Hoy, el partido ya entró en la historia y Juan Martín del Potro, es un legítimo campeón del último Grand Slam del año. Mientras la Selección de Fútbol naufraga en el mar de su propia impotencia y de la hoguera de las vanidades, un deporte individual, como el tenis, nos demuestra una vez más el valor del sacrificio y del esfuerzo. No quiero hacer demagogia ni caer en lugares comunes, pero ojalá muchos, cada uno desde su profesión o desde el lugar que ocupen, sigan el ejemplo de Del Potro.

13 de septiembre de 2009

Domingo multimedia, o algo parecido

Domingo por la noche. Hace instantes terminé de cenar y estoy tratando de retomar el ritmo de actualización del blog. Hoy fue un día tranquilo, quizás demasiado para mi gusto. Anoche no salí a ningún bar o boliche, y creo que es el primer fin de semana en varios meses que decido permanecer en casa. Dentro de los discos de reciente aparición que están disponibles en el mercado, recomiendo escuchar: cualquiera de Norah Jones; "Fearless" (de Taylor Swift); y algunos temas -no lo escuché lo suficiente como para recomendar el CD completo- del último álbum de Gustavo Cerati, "Fuerza Natural". 

 En cuanto a películas, estoy viendo nuevamente "Manhattan", de Woody Allen, film intenso al cual le dediqué un nota el año pasado, si no me falla la memoria, porque es un filme que siempre quise ver y es bastante difícil de conseguir, al menos en Lobos. Con el tiempo -y esto puede ser extensivo a cualquier largometraje- uno empieza a encontrar "perlitas" que al ver la película por primera vez pasaron desapercibidas, como así también algunos momentos flojos que el espectador primerizo, acaso llevado por el entusiasmo o la excitación, no tuvo demasiado en cuenta. La experiencia me dice que las películas de Woody Allen no se pueden ver en compañía de cualquier persona, no porque haya nada obsceno o vulgar en su filmografía, sino porque el humor que subyace en la mayoría de los diálogos de Allen está lejos de la típica comedia de Hollywood y no es aceptado o entendido por todo el mundo. El humor judío de Nueva York es muy particular, tenés ejemplos como el propio Allen o Jerry Seinfeld. Pero eso lo dejaremos para una próxima nota. Punto final.

Cambiando de tema, hoy me entretuve un rato viendo uno de los partidos por las semifinales del US Open, uno de los torneos de Gran Slam, en el cual Juan Martín del Potro, verdadero orgullo argento, demolió al otrora invencible Rafael Nadal. Se conjugaron dos factores para que sellar un triunfo tan contundente: Del Potro está puliendo su juego y sacó todo su temple después de que sus "compañeros" le endilgaron la responsabilidad por el fracaso del año pasado en la Copa Davis. Nadal, por su parte, no está en su mejor momento y comete errores inexplicables para un jugador de su jerarquía. Ojalá que Del Potro llegue a la final con la tranquilidad y concentración que requiere esa instancia decisiva y que no se deje intimidar por la presión que le meterá durante todo el partido el suizo Roger Federer.

12 de septiembre de 2009

En la oscuridad del auto, a plena luz del día


Quienes como yo recorren las calles de Lobos, seguramente habrán notado un incremento de los autos con vidrios polarizados. ¿Cuál es el motivo por el cual una persona decide tonalizar los cristales de un vehículo? ¿Tan importante se cree como para que el resto de los automovilistas y peatones que circulan por la calle no lo reconozcan? A menudo me sucede que alguien a bordo de un auto con vidrios oscuros me saluda, y yo lo ignoro por completo. Primero, porque no tengo la menor idea de quién es. Y segundo, porque si quiere saludar a sus amigos y/o conocidos, no tiene sentido que haya decidido implementar esa absurda forma de ocultarse. Desde hace años existe una legislación bastante clara al respecto, que determina con exactitud qué grado de opacidad pueden tener los cristales. Ahora bien, cada municipio debe contar con un aparato, que no creo que resulte demasiado costoso, para determinar quienes se encuentran en infracción, es decir, quienes tienen los vidrios más oscuros de lo permitido. Más allá de lo que establece la ley, como conducta social me parece lamentable, y propia de los individuos conocidos como "piojos resucitados". Si vos sos un empresario, y podés ser posible víctima de un robo, un secuestro, o cualquier delito que ponga en riesgo tu integridad física, me parece razonable. Pero si tenés un auto "tunning", te has dedicado con esmero a deformar prolijamente su carrocería con todo tipo de accesorios inútiles para convertir un auto de calle en un auto de competición y te querés hacer el vivo en el Centro un sábado a la noche... es un momento propicio para que pienses cuáles son tus prioridades, porque probablemente invertista mucha guita para hacer de un Fiat Uno el prototipo de una nave espacial y luego te camuflás en medio de los decibeles del stereo que te destrozan los tímpanos y los infaltables vidrios polarizados. ¡Comprate una limusina y listo!

Levantando la puntería

Esta mañana, mate de por medio, sentí ganas de redactar algo relacionado con la actualidad que, por distintos motivos la fui postergando. Hubo días en que la inspiración no golpeaba a mi puerta, y hubo otros en los cuales tenía un par de ideas interesantes, pero no sabía de qué manera darles forma. Retomo un punto que desarrollé en un "post" anterior, y que tiene que ver con nuestra percepción de los días. Es tan obvio como cierto decir que hay días que parecen eternos. La aguja del reloj no avanza, todo parece prolongarse más de lo normal y finalmente uno desea que ese día termine de una vez, porque si además de todo lo expuesto durante la jornada hubo algún problema, los ecos de ese tropiezo, de ese fracaso, resuenan en nuestra mente hasta cuando nos acostamos a dormir. Por otra parte, los días buenos siempre pasan rápido. Para mí, un día bueno es aquel en que no tenemos discusiones o rencillas de ningún tipo, en que todo sale tal como lo habíamos planeado, o un trámite burocrático se resuelve con insólita celeridad. A veces trato de expresar esto con cuidado, porque para mucha gente cada día resulta crucial y decisivo: hay personas que aguardan la noticia del trasplante de un órgano vital, entonces uno se siente un boludo por el concepto que tiene de lo "malo" y lo "bueno" para un día cualquiera. La persona que espera que le llegue la fecha para jubilarse, la pareja que ya ha decidido un día para casarse, en fin, se trata, sin dudas, de acontecimientos demasiado relevantes como para incluirlos en la modesta lista que esbocé al comienzo de este texto.
La mayoría de las personas le tiene miedo al fracaso. Y se han escrito infinidad de libros de autoayuda con el objetivo de mitigar o desterrar ese temor. Me parece absurdo. El miedo al fracaso es natural, siempre que no se lo eleve a los niveles de lo patológico. Si todos pudiéramos sacarnos los miedos y los dolores del alma que tenemos encima, los psicólogos se quedarían sin trabajo y deberían dedicarse a vender turrones en el tren.

8 de septiembre de 2009

Maldito resfrío y reflexiones sobre la ingenuidad argentina

Acabo de comprobar, con gran malestar, que me he resfriado. Ya desde el domingo no andaba del todo bien, pero lo atribuí a la resaca de una noche de distensión, con todo lo que ello implica. Sin embargo, hoy es martes y ya he usado durante las últimas horas innumerables pañuelos para sacar de mi nariz ese viscoso aditamento que caracteriza a los cuadros gripales en general. Primero pensé que tenía un brote de alergia, lo cual no es extraño en mi organismo: los ojos irritados y llorosos, la nariz congestionada. Pero tomé un antialérgico y no hubo resultados positivos. Por si todo esto fuera poco, hoy es uno de los días más horribles y desoladores en lo que va del mes: frío, nublado, y más inestable que la Argentina misma. Puede que mañana amanezca con un sol radiante, como también cabe la posibilidad de que llueva varias horas seguidas, y con distinta intensidad, que es lo peor.
En fin, dejemos las quejas de lado y concentrémonos en otros asuntos: todo esto me ha hecho pensar, inevitablemente, en la adulteración de medicamentos. Hay gente que parece sorprendida por las últimas investigaciones periodísticas, como si se tratara de algo nuevo. En la Argentina, todo, absolutamente todo, es susceptible de ser falsificado y adulterado. Por supuesto, no es lo mismo un DVD trucho que un medicamento trucho, porque las consecuencias para el consumidor de ambos productos son muy diferentes. Los laboratorios en general, incluso aquellos que venden medicamentos legítimos, son inescrupulosos y cuentan con la complicidad de médicos que son sobornados de distintas formas para recetar fármacos del laboratorio en cuestión. Por eso, uno de los pocos aciertos de esta gestión es haber posibilitado el acceso a los denominados "genéricos", es decir, que se recete la droga (por ejemplo, Clonazepam) y que cada persona pueda decidir el nombre o marca comercial del medicamento en cuestión, de acuerdo con su presupuesto o con la confianza que deposite en un determinado laboratorio. A veces parecemos chicos, nos mostramos sorprendidos por cosas que ya sabíamos que ocurrían desde hace años, lo que sucede es que se incrementa el morbo y la indignación cuando nos enteramos que remedios supuestamente adulterados estaban destinados para pacientes oncológicos o con HIV. Existe toda una mafia detrás de esto, que evidentemente maneja mucho dinero, dado que si esta actividad ilícita no les hubiera resultado rentable se dedicarían a otra cosa. En lugar de escandalizarnos, de poner el grito en el cielo, de decir "como puede ser", etc, etc., sería bueno que hiciéramos algo. Si me preguntan, no sé qué acción concreta podemos llevar a cabo, pero lo mínimo que podemos hacer es comprar los medicamentos en farmacias de confianza y que los mismos sean producidos por laboratorios que reúnan idénticas condiciones. A veces, es preferible terminar pagando unos pesos más y no consumir una supuesta droga que termina siendo un placebo, una pastilla de almidón o de algún excipiente similar que no te va a aliviar en absoluto los síntomas de tu enfermedad.

Reflexiones matinales sobre nada


Ayer tenía ganas de redactar un nuevo post, pero no pude hacerlo porque una persona de mi familia estaba usando la computadora y mis reflexiones no eran tan urgentes como para ir a un cyber e intentar publicarlas. El mes pasado fue el más productivo desde que comencé con el blog, en cuanto a cantidad de textos. A su vez, este año ya ha superado a todos los anteriores en la cantidad de "posts" publicados. Les confieso que me aterra la posibilidad de que "Blogger" (el sitio que nos provee de este espacio) desaparezca de un día para otro y se lleve consigo todo lo que cada usuario ha escrito durante todo este tiempo. Un texto en una pantalla parece algo muy etéreo, muy despersonalizado. Si está impreso, al menos puedo tocar el papel, de algún modo adquiere cierto aire de perdurabilidad. Por supuesto, uno no escribe textos literarios cuya pérdida sería irreparable, pero tampoco es cuestión de que una tarea que a uno le insumió cierto tiempo se vea desperdiciada si ese post se pierde en la burbuja de la Web.

De a poco estoy volviendo a escuchar música en mis ratos libres, indagando también en la radio a ver si aparece algún programa interesante en el dial. Van varios días de lluvia y cielo nublado (creo que una semana como mínimo), y ya comienza a molestar esa melancólica pesadez, esas gotas que brotan de las nubes para provocarnos malhumor y tedio en un mismo acto.


Por lo general, me siento más a gusto actualizando el blog por las noches, cuando ya hay algunas ideas que empiezan a decantarse; ahora lo estoy haciendo por la mañana y he comprobado que el tono de los textos es otro, no son ni mejores ni peores, simplemente sucede que el día hace poco que empezó para mí y no todavía no tengo ganas de renegar ni de meterme de lleno en la actualidad política.

A veces quedo conforme con el modo en que redacté un post, y en otras ocasiones busco modelarlo de distintas maneras, sin resultado. Algunos comienzan flojos y luego toman envión; a otros les falta el "remate" final, la frase para poner el punto y pasar al texto siguiente. Es que no escribo de un modo metódico, si anotara previamente en un papel algunas ideas que pretendo desarrollar, quizás el resultado sería mejor, pero veremos cómo lo puedo encauzar para que no resulte un proceso demasiado engorroso. Hoy es martes, y quiero disfrutar este día a pleno, sin discutir con nadie y sin preocuparme por cosas que no valen la pena. Les aconsejo proceder de la misma forma, para vivir un poco mejor. Estamos en contacto!

6 de septiembre de 2009

Filosofía barata sobre el fútbol

Incapaz de acceder (al menos por ahora) a grandes logros o satisfacciones, uno se va conformando con pequeñas boludeces, viñetas cotidianas que en definitiva constituyen buena parte de nuestras vidas.
Un buen ejemplo de lo expuesto más arriba, es el partido de Argentina y Brasil por las Eliminatorias del Mundial. Como los lectores saben, el fútbol no me apasiona, pero la remota posibilidad de ganarle a Brasil siempre tiene un sabor especial. El resultado demuestra que eso no ocurrió, que volvimos a perder, y que el nivel del equipo es alarmante, si tenemos en cuenta la calidad individual de los jugadores que lo componen.
Ver un partido de fútbol por TV puede ser un ejercicio interesante incluso para quienes no gustan de ese deporte. Observar cómo la gente se enfervoriza o grita un gol a la pantalla con el rostro desencajado, aunque se trata de algo habitual, no deja de llamarme la atención. La decepción por la derrota también se percibe en el ánimo popular, y quizás sea el momento de reconocer (de una vez por todas) que la Selección hace tiempo que no ofrece un buen juego. Por otra parte, si pretendemos que nuestra felicidad dependa del desempeño de un equipo (sea cual fuere), estamos perdidos.
Volviendo al comienzo del texto, si tomamos al partido como una "pequeña boludez" dentro del día, que nos puede prodigar un momento grato o no, nuestro enfoque cambia. La vida se construye en base a pequeñas cosas. Los lugares de privilegio, los honores, los premios, la gloria, están reservados para unos pocos, que a veces ni siquiera son merecedores de ocupar esa posición. Pero la vida es injusta, y no tiene ningún sentido renegar contra quienes ocupan esos espacios que creemos que nos merecemos. Escuchar un disco, comer un asado, leer un libro, también entran en la categoría de "pequeñas boludeces cotidianas" que mencioné. Incluso, podemos considerarnos privilegiados, porque hay mucha gente que no tiene tiempo ni dinero para esos momentos de distensión.
Este post no es una "oda al conformismo"; es simplemente un llamado a poner cada cosa en su lugar y en su justa dimensión. Para mí, el único acontecimiento histórico que ocurrió en la Argentina este 2009 fue la muerte de Alfonsín, un hombre que a su modo, como pudo, nos hizo vivir en democracia y nos enseñó a no descalificar ni agraviar al otro. Un partido de fútbol, aunque sea la final de la Copa del Mundo, quedará en la historia de las crónicas deportivas pero no le cambiará la vida a ninguno de nosotros.
Por último: estoy con bronca por haber perdido contra Brasil, no lo voy a disimular, pero yo tengo que seguir viviendo, y ni Messi ni Kaká me van a pagar los gastos que ello implica. Así que, el partido se jugó, se perdió, y a otra cosa. Mañana será otro día.

4 de septiembre de 2009

Volviendo a casa, en un viernes gris

Luego de un paréntesis que se extendió más allá de lo previsto, emprendo la actualización del blog, en un viernes lluvioso y con esas ráfagas de viento que hacen que el paraguas se dé vuelta en el medio del vendaval mientras vas pisando los charcos de la vereda. Quienes no tienen que cumplir con un compromiso laboral fijo, a menudo aprovechan este tipo de días, en los cuales no dan ganas de salir, para hacer una limpieza u ordenar papeles y documentos que están distribuidos al azar en distintos cajones. A quienes son lectores de este blog y suelen frecuentarlo, les cuento que estoy seleccionando algunos textos de los más de 300 que están publicados aquí, para que sean impresos en un libro. Para ello, deberé reunir el dinero que insume el diseño y la impresión de una tirada mínima de ejemplares. El problema es que, probablemente, si llego a juntar la plata que figura en el presupuesto que me enviaron, para ese momento el costo ya habrá aumentado. Un amigo que sigue de cerca el negocio editorial me anticipó que es probable que eso suceda. La tinta y el papel, elementos esenciales para confeccionar un libro, aumentan periódicamente como consecuencia de la inflación. En fin, el primer paso será seleccionar los textos que deseo publicar y ver cuántas páginas impresas se necesitan para poder reunirlos en un libro. De ahí saldrá el costo definitivo que una eventual publicación. A mayor cantidad de páginas, mayor será el costo, obviamente.
Mucha agua ha corrido bajo el puente desde que comencé a escribir aquí, y quienes lean mis primeros "posts" de 2005 seguramente adviertan contradicciones con mi modo de pensar actual. Yo cambié, quizás, porque el país también ha cambiado, y no es el mismo de 2005. Hace 4 años la Argentina no era precisamente un paraíso, pero no se percibía el grado de intolerancia que nos define hoy, y que a veces nos cuesta ver en su real dimensión porque estamos metidos en el chiquero. Un visitante extranjero, o el corresponsal de un diario que proviene de un país donde los conflictos se resuelven de otra manera, podrá emitir un juicio de valor más cercano a lo que realmente nos pasa. El campo y los medios de comunicación son los dos blancos preferidos del Gobierno, que parece regodearse de ese estado de alteración permanente que nos termina enfermando, porque el tiempo pasa y nada sucede, nada se soluciona.
Tema 2: En estos días se está debatiendo en el Congreso la Ley de Medios (que pretende sustituir a la Ley de Radiodifusión). Más allá de los puntos oscuros del proyecto, lo más condenable de esta futura ley no son sus artículos ambiguos y difusos, sino el hecho de que ha sido concebida para perjudicar directamente al Grupo Clarín, en lugar de haber sido redactada en función de los intereses de todos los medios, tanto aquellos que pertenecen a un grupo como los que son independientes. Además, es probable que si este proyecto se convierte el Ley, pasemos de los multimedios de oposición a una rápida proliferación de multimedios oficialistas o "K", que van a destinar diarios, radios y canales de TV al servicio de "la causa" que defiende este Gobierno y que nadie sabe bien cuál es. Es una pena, indudablemente, porque una Ley de esta importancia merecía un debate en serio y casi todos estaban de acuerdo en modificarla, pero no hubo consulta alguna a los responsables de los medios. Y si la hubo, fue para un sector privilegiado y no para quienes desde nuestro humilde espacio trabajamos con recursos limitados.

1 de septiembre de 2009

Un comienzo prometedor

Buen comienzo de mes. No se trató de nada especial, es cierto, pero cuando encarás una nueva instancia sin sobresaltos, no es poco. Hoy caminé bastante, entre trámites, cobranzas, y mandados que siempre hay que hacer para que la casa tenga todo lo necesario con un bolsillo que no es muy holgado. En las primeras horas de la tarde entré en una especie de sopor, realmente sentía mucho sueño, lo cual era comprensible porque anoche había dormido pésimo y hoy me levanté temprano. Sin embargo, ahora que estoy próximo a finalizar el día, esa somnolencia ha menguado. Lo que sí siento es el cuerpo cansado por la caminata. A veces pienso que sería una buena idea poner en condiciones mi vieja bicicleta y comenzar a pedalear por el parque o por calles con poco tránsito, pero si no lo he hecho hasta ahora es porque me conozco y sé que el entusiasmo por las cosas se me va rápidamente. Me imagino feliz con la bicicleta durante una semana, y luego... de vuelta al galpón donde se guardan todas las porquerías viejas.

Por algún motivo, me cuesta hacerme la idea de que el mes comenzó un martes. Ello hace que esta semana se me antoje más "corta" que las anteriores. Ya veremos cómo evolucionan los acontecimientos en el correr de los días. Porque la vida es una batalla que se libra desde lo cotidiano. Por supuesto que encontrás satisfacciones y motivos para sonreír, pero hay que pelearla. Hay que juntar fuerzas de donde sea y prepararse para afrontar lo que venga, dentro de lo que sea previsible, porque a todos hay hechos que nos descolocan por completo. Quizás estoy exagerando, pero nadie va a hacer las cosas por vos, eso te lo puedo asegurar. O aprendés a nadar, o te tapa el agua. Nos estamos viendo en breve.


A la vuelta de la esquina

  Mitad de semana en la ciudad. No sé qué les pasará a ustedes, pero yo ya no me preocupo tanto como antes respecto a situaciones que aparen...