29 de septiembre de 2009

Post express Vol. 1

Martes por la mañana en la ciudad. Es un día soleado, pero fresco. Durante el fin de semana quise actualizar el blog, pero distintos motivos me impidieron acercarme hasta el cyber. Hoy estoy sentado frente al monitor, y las ideas que pretendía esbozar y que concibo generalmente por la noche, antes de dormir, han esfumado de mi mente, del mismo modo que se borran todos los datos cuando se formatea un disco rígido. En estos momentos estos leyendo dos libros que hay sido una agradable sorpresa: uno de ellos es "En busca de uno mismo", del filósofo Jaime Barylko, y el otro es un ensayo histórico titulado "Argentina 1930-1960", publicado por editorial Sur, que dio nombre a la famosa revista literaria donde escribieron las plumas más notables de la Argentina. Están aquellos se regodean con las series que están disponibles en Netflix o Star+, y me parece perfecto. Yo, en cambio, ante la falta de guita para solventar ese tipo de servicios, prefiero buscar alguna novedad del mercado editorial en las bibliotecas públicas.

Tema 2: Lamentablemente, en Lobos no hay buenos comercios donde uno pueda comprar CD's. Pero tal vez, no quede otra opción que aceptar que es un formato en decadencia (desde el punto de vista comercial), porque ya no reditúa tantas ventas como a principios de los '90. Es probable que los que conservo en la actualidad, mis herederos los arrojen a la basura, o ni siquiera sepan qué carajo son.


 Para ser precisos, en la ciudad subsiste un negocio de esta naturaleza, que en lo que respecta a la mercadería, se limita a traer los lanzamientos más recientes, o lo que más vende. Esto implica que el jazz, el funk, y el soul, por citar tres géneros fundamentales para entender la música del siglo XX, están ausentes. De todos modos, es lógico suponer que si trajeran algo que realmente me interesara tanto a mí como a un grupo reducido de melómanos, no tuvieran mucha demanda. Y como ya he dicho en otras oportunidades, se ha perdido el interés en ese tipo de soportes, porque aunque no tengas un servicio de streaming, hoy podés acceder a YouTube y ver todos los clips quieras con la música correspondiente, sin pagar nada. Ya muy poca gente baja archivos de mp3 desde alguna plataforma como el Kazaa o el Ares (si es que aún existen), simplemente se escucha en el momento y listo. 

Por lo que puedo notar, venden bastante aquellas otrora estrellas adolescentes salidas de la fábrica de High School Musical o de esos engendros concebidos por Disney y que son de consumo masivo entre los niños. No obstante, pienso que deberíamos permitirnos escuchar un CD o ir a un recital sin prejuicios, a pesar de que no tengamos buenas referencias de la banda o del artista en cuestión. Hoy por hoy, la única que merece ser considerada seriamente pese a todo lo que puedan decir, es Taylor Swift, porque la mina canta y compone sus propias canciones, lo cual no es poco. Y además, lo hace con un talento que no suele verse dentro del pop convencional que supimos conocer. 

Me imagino que la única alternativa accesible para comprar música de calidad y variedad, es ir a alguna de las pocas disquerías que todavía subsisten en CABA (pero que repuntaron con el auge del vinilo), o bien comprarles desde Lobos ya sea vía Mercado Libre o en algún sitio similar. De todas maneras, creo que ya tengo suficiente material, y a menudo descubro que no los he escuchado en su totalidad. 

Por lo tanto, a menos que aparezca algo que realmente sea interesante tener, no pienso comprar más discos en el mediano plazo. Me voy a dedicar a escuchar, sin apuro, todos los que tengo, lo cual me llevará un tiempo considerable, pero es la mejor manera de darle valor a todos aquellos compacts olvidados que costó tanto esfuerzo comprar. La coyuntura indica que -hoy por hoy- tengo otras prioridades, otros gastos fijos, y ello hace que uno deba plantearse cómo y de qué forma administrar el dinero. Es algo que se aprende con el tiempo, pero sobre todo, con la necesidad. Cuando aparece una necesidad que no puede esperar (medicamentos, ropa, alimentos, etc.), no queda otra alternativa que decidir por lo imprescindible. Es, entonces, un buen momento para disfrutar de las cosas que ya tenemos y evitar la compra compulsiva o caprichosa de cualquier basura con aires de novedad.

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