21 de octubre de 2009

Resistiendo hasta el final


Desde que comencé a crear y escribir en este blog, en junio de 2005, nunca se me cruzó por la mente la idea de dejarlo. Sí es cierto, y lo podrán notar quienes siguen las crónicas que uno publica desde aquí, que hubo meses en los que mantuve este espacio un poco "abandonado". Me refiero a que no lo actualizaba con la frecuencia que hubiera querido, en función a lo yo pretendo construir. Lentamente fui encontrándole la forma a lo que iba haciendo, tomándome el tiempo necesario para decir lo que quería, y sin caer en obviedades. 

A veces no tengo ganas de escribir nada, pero aprendí que antes de expresar cualquier pavada, es mejor esperar el tiempo necesario para que surja algo mejor. La idea siempre ha sido que el hecho de comunicarme por este medio resulte placentero, de lo contrario no tiene sentido "torturarse" redactando una nota que excede la actualidad. 

A menudo escucho a mucha gente hablar de literatura como si fuera algo abstracto, o a lo cual sólo tienen acceso las personas que tienen una biblioteca de nogal y fuman tabaco con una pipa sentados en un sillón de terciopelo. La literatura se construye de un modo muy diferente, y lo que yo hago se sustenta con esa línea de pensamiento. Es decir: esto que estoy redactando puede ser considerado un texto literario o no, pero ha habido un proceso de elaboración y análisis previo. 

En mi caso, insisto, no escribo lo primero que me viene a la mente. De hecho, no creo que ningún escritor serio lo haga, salvo que cultive alguna veta literaria surrealista que le dé mayor margen para ese "fluir del pensamiento", al estilo de Marcel Proust o André Breton. 

Yo sostuve la continuidad de este blog incluso cuando no tuve Internet en mi casa y debí volver a los cybers para actualizarlo. Yo defiendo lo que hago. En principio, porque si no lo hago yo, nadie lo va a hacer por mí. Y creo que todos deberíamos actuar del mismo modo en cada cosa que hagamos, si realmente consideramos que tiene valor. Y aquí cabe hacer una salvedad: no importa si para los demás tiene valor, mientras que para vos resulte significativo. Por eso, reitero: defendamos todo aquello que hagamos y que nos insuma un esfuerzo intelectual, porque estamos rodeados de idiotas que critican sin hacer nada. Y bien sabemos que, hagas lo que hagas, igual te van a criticar.

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